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Administración Pastoral presenta cómo proveer cuidado pastoral a una congregación local, usando las habilidades de liderazgo y administración para manejar la organización y las finanzas organizacionales sin reproche y desarrollar una mayordomía fiel. Demuestra el hacer decisiones en grupo, el desarrollo de equipos, reclutamiento de voluntarios e intervención de problemas para que el conflicto sea un paso positivo en el crecimiento de la iglesia.  Más enseña cómo ofrecer cuidado pastoral apropiado para individuos y familias en tiempos de conflicto, crisis, celebración y duelo de una forma profesional y ética.  

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La vida personal del pastor

Orientación

Cuando se discute el tema del pastor como persona, a menudo, se plantean dos opiniones opuestas. Algunos, deshumanizan al pastor al colocarlo sobre un pedestal de 10 pies de altura. Para ellos, el pastor no tiene sentimientos personales, intereses o deseos, aparte de ser el esclavo o asalariado de la iglesia local. El pastor es una “persona santa” que no vive en el mismo nivel del resto de la gente.

Al otro lado de la balanza, está la gente que ve a los pastores como maquinadores, codiciosos y manipuladores del rebaño. “El público en general espera que el pastor sea diferente, especial, que supere los obstáculos en los que la gente ordinaria se tropieza. Cuando los pastores caen, especialmente los pastores que pretenden vivir en función de un estándar sobrehumano, la tendencia es que los escépticos digan: “Ves, te lo dije” y, en el caso de los creyentes sencillos, se sienten traicionados o hasta llegan a abandonar su compromiso con Cristo porque sus apreciados ejemplos se han desmoronado totalmente”.

Sin embargo, la confusión no se limita a los laicos. Los pastores también pueden desilusionarse. Uno de ellos contó de cuando estuvo en su primera iglesia en una pequeña comunidad, después de haber estudiado cuatro años en la universidad y tres años en el seminario. La gente no lo entendía a él y él no los comprendía a ellos ni a sí mismo. La presión empezó a aumentar porque la congregación estaba insatisfecha. Él sintió que no podía llenar las expectativas de ellos. Todo fue tan diferente de lo que se imaginó que, simplemente, un día se fue—de su pastorado, de su denominación y, hasta de Dios, por un tiempo. En esta última sesión de estudios, vamos a mirar la humanidad del ministerio al examinar las cuatro relaciones que afectan al pastor más profundamente: la iglesia, consigo mismo, su familia y Dios.

Objetivos de aprendizaje

Al terminar la lección, los estudiantes podrán:

• Comprender cómo un pastor se relaciona con la iglesia que ministra.

• Comprender cómo enfrentar los problemas personales.

• Comprender la responsabilidad de mantener un matrimonio y familia saludable.

• Aprender a mantener esa pasión por el ministerio.

El pastor y su relación con la iglesia

La mayoría de los ministros adquieren mucho de su identidad personal de su rol como pastores. Éste es un llamado de Dios y ellos han respondido con obediencia. Hay una gran realización en llegar a estar involucrados, personalmente, en las vidas de las personas, verlos crecer y madurar en Cristo. El trabajo pastoral puede tener consecuencias eternas para el rebaño. Usted llega a estar muy cerca de la gente al caminar con ellos en medio de crisis y tiempos de regocijo. La vida pastoral debe lidiar, también, con presiones congregacionales. Aquí se mencionan algunas:

1. Las expectativas no realistas

Las personas pueden sentir que sus problemas, intereses o proyectos deberían ser el objetivo primario del pastor. En ocasiones, un pastor puede sentir como que tiene 50 o 100 jefes, dependiendo del número de personas en la iglesia, y cada uno tratando de decirle lo que debe hacer. Si todas estas expectativas fueran puestas en una lista, no habría suficientes horas en una semana para que una persona las pueda realizar.

2. La necesidad de ser bueno en todo

Aún cuando a todos los cristianos, pastores incluidos, se les han concedido dones espirituales, ninguno ha recibido todos los dones. Los dones concedidos nos permiten sentirnos muy a gusto trabajando en aquellas áreas relacionadas con nuestras fortalezas. Pero ¿qué hacer respecto a aquellas responsabilidades para las que no tenemos dones y nos entusiasman poco? Un pastor expresó que se sentía con los dones para predicar y enseñar. En cambio, la administración, era su reto. El pensó que si se organizaba mejor y leía unos cuantos libros más, le empezaría a gustar. Finalmente, llegó a la conclusión que podría llegar a ser administrador promedio, pero jamás un gran administrador.

3. El temor que sobre él recae toda la responsabilidad

Cuando algo sale mal en la iglesia, el pastor es el primero en ser acusado. La mayoría de los pastores pueden asumir sin problema la responsabilidad por aquello que, realmente, les concierne. En cambio, es difícil sentir las flechas de ardor de la crítica cuando los pastores saben que no son responsables o tienen poco control sobre la situación. Sus palabras pueden ser

citadas erróneamente, puede ser malinterpretado y malentendido por los miembros de la congregación. Algunas veces los ataques son directos y frontales. Otras veces son ataques indirectos y sutiles por medio de rumores e insinuaciones. Todos los ataques injustos son dolorosos.

4. La inseguridad del trabajo

Los pastores sirven al placer de aquellos que son servidos. Aquellos que son su apoyo más fuerte pueden volverse contra usted respecto a una situación difícil o diferencia de opinión. Cuando los conflictos se desarrollan en una iglesia local, generalmente, es más fácil para el liderazgo sugerir la contratación de un nuevo pastor, en vez de pedirles a los miembros descontentos de la iglesia que se vayan. Ser forzado a dejar una iglesia afecta el currículum y se torna difícil vivir con ello. Aún la sola amenaza de dificultad en una iglesia local, puede crear un sentido de inseguridad y ansiedad en el pastor y su familia.

5. ¿Qué pasa cuando una familia se va de la iglesia?

Pocos de nosotros podemos manejar adecuadamente el rechazo. Cuando una persona o familia deja la iglesia por algo menos que una buena razón, los pastores tienden a tomar eso muy personalmente. ¿Fallamos en no brindarles suficiente atención? ¡Seguro que no les gustó la predicación! ¡Tal vez nuestros programas no se ajustaron a sus necesidades familiares! Es difícil ser objetivo cuando usted ha dado su tiempo y energía para ministrarles. La verdad es que la gente cambia de iglesia por varias razones que no tienen nada que ver con el pastor. Por el contrario, puede que usted haya sido la razón por la que ellos se han quedado tanto tiempo en la congregación. No obstante, esto puede dejar a un pastor herido y confundido, especialmente si la familia no expresa una razón para el cambio.

Discusión en Grupos Pequeños

¿Qué puede hacer un pastor para enfrentar cada una de esas presiones en la iglesia?

¿Cómo respondería, personalmente, a presiones que parecen ser injustas o actos de mala fe?

La relación del pastor consigo mismo

El antiguo dicho tiene razón -si no te cuidas, nadie más lo va a hacer por ti. Hay cosas que usted puede hacer para prepararse respecto a todo lo que trae el ministerio:

Sea usted mismo

Puede que las expectativas de la iglesia no sean tan elevadas como las que usted tiene sobre sí mismo. “Las expectativas generales que observamos en los obreros ministeriales son: 1. Ser incansables; 2. Superar cualquier ofensa; 3. Ser excelentes en cualquier tarea; 4. Ser emocionalmente autosuficientes; 5. Estar libre de necesidades materiales; 6. Ser espiritualmente perfectos”. Dios envió un Mesías al mundo, y usted no es el segundo. Pablo nos dio un consejo importante en Romanos 12:3: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”. En las palabras del canta-autor Billi Joel, “Solo eres humano”.

Tome precauciones contra el agotamiento

El agotamiento viene como resultado de trabajar muchas horas, lidiando con numerosas presiones, tratando de alcanzar demasiadas expectativas, lo que resulta en fatiga física, mental, emocional, y espiritual. Si el agotamiento no es atendido, un pastor puede desarrollar serios problemas físicos y, finalmente, abandonar el ministerio.

El profeta Elías, en 1 Reyes 19, había derrotado a un total de 850 profetas de Baal y Asera en el Monte Carmelo. Entonces oró hasta que Dios cortó una sequía de alcance nacional, antes de alcanzar la montaña ante la tormenta que se avecinaba. La Reina Jezabel dio a conocer una amenaza de muerte contra Elías por la derrota de sus falsos profetas. Elías huyó hacia el desierto hasta que ya no pudo correr más, entonces le pidió a Dios que le quitara la vida. Dios lo restauró al ponerlo a dormir, despertándole para comer y, luego, dándole más descanso.

Aún cuando los asuntos son más complicados en relación al tiempo que tenemos aquí para tratarlos, hay algunas cosas que usted puede hacer para prevenir el agotamiento total.

Tome vacaciones

En Génesis, Dios creó un Sabbat (Día de descanso) cada siete días, para que los humanos pudieran renovarse. Como los domingos son los días más demandantes para un pastor, es importante encontrar un tiempo de Sabbat en otro día de la semana. Éste es un día de descanso donde se libera de las cargas y hace cosas que le renuevan -ejercicio, reír a

carcajadas, descansar, lo que sea que le dé fuerzas para los siete días venideros. Use todo el tiempo de vacaciones que se le otorga. Usted y su familia necesitan estar lejos de las presiones de la iglesia. Cuando no toma vacaciones no solo se priva usted mismo de relajarse, sino que también priva a su familia de un cambio de ritmo, y a su iglesia que necesita a un pastor renovado.

Aprenda a delegar

Moisés tuvo que aprender de su suegro Jetro, la importancia de permitir a otras personas asumir algunas responsabilidades. Algunas veces nuestras falsas expectativas personales nos limitan de facilitar ministerios a otros.

Pase un tiempo a solas con Dios

Aún cuando Jesús invirtió la mayoría de su energía ayudando a la gente, muy a menudo se apartó, incluso de sus discípulos, para pasar un tiempo en oración con el Padre. Jesús volvía al ministerio renovado. Varios pastores están tomando un día al mes para apartarse y orar. Algunas iglesias han reconocido la importancia de conceder un sabático a su pastor como forma de renovarlo espiritual, física, y emocionalmente 

Busque apoyo

Un grupo de pastores cercanos pueden ayudarle a lidiar con las presiones y frustraciones del ministerio antes de que se vuelvan abrumadores.

Para dialogar en Grupos Pequeños

¿Cómo podemos identificar algunas de las expectativas no realistas que ponemos sobre nosotros mismos?

¿Qué está haciendo o planea hacer, para protegerse del agotamiento ministerial?

La relación del pastor con su cónyuge y familia

Pocas personas en la iglesia van a chequear con regularidad si está pasando tiempo con su familia. A menos que incluya a su familia en la agenda semanal, hay suficientes demandas de parte de la iglesia para consumir todo su tiempo disponible. Sí, es posible dedicar tiempo tanto a su familia como al ministerio.

Dedique a su familia el tiempo necesario.

Esto se torna en un desafío cuando los hijos están involucrados en las actividades escolares y si el cónyuge tiene su propio empleo. Programar un tiempo para la pareja y la familia debe ser una prioridad. Anote esos tiempos en su agenda antes de que aparezcan otras demandas. Luego, si alguien quiere una cita durante ese tiempo, puede simplemente decir que ya está apartado o separado.

Cuide su matrimonio

Una pareja ministerial puede llegar a estar tan involucrada en hacer crecer la iglesia que su propia relación matrimonial puede ser afectada. Algunas veces, los votos matrimoniales pueden estar en conflicto con los votos de la ordenación, en consecuencia, la pareja puede sentir como si el matrimonio fuera con la iglesia. Idealmente, el ministerio es un trabajo en equipo. Entonces, aproveche las oportunidades para construir su relación al estar y trabajar juntos. Pero, el matrimonio debería ser algo más que un equipo ministerial de etiqueta. Trate de encontrar un tiempo cuando pueda estar con su pareja, lejos de los hijos y de la iglesia, aún si eso significa a alguien para que cuide de los hijos.

Haga que sus hijos sientan que son importantes

Una de las ventajas de la agenda del pastor es la flexibilidad. Porque, en realidad, es usted quien arma la agenda y puede planear, por adelantado, estar en esos partidos de fútbol y en las actividades escolares de sus hijos. No caiga en la trampa de decir que concede “calidad” de tiempo cuando, la verdad es que no lo da. Los hijos necesitan “cantidad” de tiempo también. Una forma de hacer esto es dejar su trabajo en la oficina y no llevarlo a casa. Asegúrese de que los tiempos de comidas sean momentos enfocados en la familia sin interrupciones de llamadas telefónicas. Cuando mire hacia atrás, se va a dar cuenta de que sus hijos estuvieron en casa muy poco tiempo. No se deje atrapar de tal manera por el trabajo de la iglesia que pierda las oportunidades de disfrutar cada momento de la vida de sus hijos.

Muestre las ventajas de ser una familia pastoral

Es fácil pensar en los sacrificios del pastorado y dejar que su familia desarrolle una actitud negativa hacia la iglesia. Por qué no mostrar los aspectos positivos de vivir en la casa pastoral. Bruce Peterson cuenta de su hija, cuando estuvo lista para ir a la universidad, y reflexionando sobre el hecho de vivir en la casa pastoral. Ella dijo: “Tuvimos la oportunidad de comer con superintendentes generales, superintendentes distritales, evangelistas, misioneros, invitados especiales y músicos. Ninguno de los otros chicos en la iglesia tuvo esa oportunidad”. Generalmente, la familia es tomada en cuenta cuando la iglesia reconoce al pastor con regalos de Navidad y en otras ocasiones. Puede que tengan la oportunidad de viajar para reuniones y campamentos o para estar con sus padres cuando celebran bodas. Cuando quiera que aproveche para resaltar algún aspecto del ministerio, déjeles saber a sus hijos que esa es otra ventaja de ser parte de la familia pastoral. Permítales ver eso como un privilegio y no como un castigo.

No critique a la iglesia delante de sus hijos

Tenga cuidado de cómo usted y su cónyuge hablan acerca de la iglesia delante de los hijos. Ellos tienen la tendencia de escuchar lo que se dice y repetirlo en ocasiones inapropiadas. La forma en que usted enfrenta la crítica les muestra un modelo de cómo lidiar con el conflicto. Kent Hughes dice: “Cuando los hijos se dan cuenta de que algo está mal (por ejemplo, cuando la gente descontenta se va de la iglesia), hable acerca de eso en un nivel que ellos puedan entender y sin rencor o disgusto. A medida que nuestros hijos maduran, podrán mantener las cosas en perspectiva”.

Discusión en Grupos Pequeños

En su opinión, dentro del ministerio, ¿cuál es la causa principal del estrés en la familia pastoral?

¿Cuál es el papel que su familia debe jugar en la iglesia?

 ¿Qué es lo que desea que su esposa haga en el ministerio?

 ¿Deber ser su esposa una asistente sin sueldo?

¿Qué pasa si su esposa no hace nada en la iglesia excepto el asistir a los cultos?

¿Qué puede hacer para lograr que sus hijos tengan una actitud positiva hacia la iglesia?

El pastor y su llamamiento al ministerio

Cada pastor empieza el ministerio con un manojo de grandes ideales. Nos imaginamos un grupo de personas que nos aman y nos quieren seguir mientras les guiamos a ser personas santas. Imaginamos a las personas escuchando atentamente cada palabra que pronunciamos y considerando diligentemente cada consejo que les damos. Nuestra congregación ideal es unida, motivada, y dispuesta a trabajar unánime para construir el Reino. El trabajo de pastor es colmado de gozo y satisfacción todos los días.

Después de estar en el ministerio pastoral por un tiempo, es fácil tornarse cínico y desilusionado. Hemos fallado en nuestros propios estándares para el ministerio. La iglesia tampoco está rindiendo lo esperado. En vez de estar unidos parecen fragmentados. Varios están muy ocupados en otras cosas y el trabajo de la iglesia queda sin hacerse. Lo más desalentador es que hay gente que no nos quiere y no está dispuesta a seguir nuestro liderazgo. En este proceso el corazón del pastor puede tornarse duro e insensible. Podemos encontrarnos a nosotros mismos como el personaje de Mago de Oz -un hombre de hojalata sin corazón. ¿Cómo llegamos a convertirnos en simples empleados que llevan a cabo sus responsabilidades sin preocupación y sin compasión?

Estar en el ministerio es algo que brota del corazón, es una compasión profunda por la gente de adentro y fuera de la iglesia. Si no le gusta la gente, no llegue a ser pastor. Esta empresa de tener un corazón pastoral es muy costosa. Algunas veces la gente no va a responder a sus propuestas relevantes. Al abrir sus brazos a otros se vuelve vulnerable a ser herido uno mismo. Jesús conoció el dolor del rechazo. Desde la cruz Él oró que aquellos que lo habían crucificado sean perdonados porque no sabían lo que hacían. Pablo nos da un ejemplo hermoso de su propio corazón pastoral en las palabras que dirige a la iglesia en Tesalónica.

El apóstol nos hace saber que el corazón pastoral debe tener cualidades femeninas y masculinas.

El corazón del pastor es como el corazón de una madre

Pablo nos muestra esta cualidad femenina en los vv 7- 9—una madre cuidando a su niño se daba a sí misma para el bienestar de su hijo. Pablo le recuerda a la iglesia que él y sus colegas dieron de ellos mismos sin querer nada a cambio por el bien de la iglesia como cuerpo. Los pastores necesitan estar nutriendo a los dispensadores o repartidores de la gracia de Dios. Predicando y orando son algunas de las maneras en que un pastor da de comer y nutre a su rebaño.

El corazón del pastor es como el corazón de un padre

En los vv 10-12, él muestra el lado masculino refiriéndose a su ministerio lidiando con la iglesia: “También sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros” (v 11). Pablo ve este aspecto del ministerio como dispensando misericordia a través del ánimo, de la afirmación e instrucción. Aunque no siempre es fácil, un padre ayuda a sus hijos a crecer y a madurar para que lleguen a ser adultos responsables. El corazón pastoral siempre está enfocado en la tarea de “perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:12-13).

El corazón pastoral está lleno de compasión

Como el pastor de ovejas en Lucas 15, el genuino pastor va a buscar, con una preocupación profunda, a la oveja perdida. La compasión siempre tiene espacio para la interrupción. Algunas veces nos obliga a cambiar nuestros planes para ayudar a alguien que necesita ayuda inmediata. Vamos a condolernos cuando veamos los estragos que el pecado puede ocasionar en la vida de una persona.

El corazón pastoral está lleno de empatía

La empatía es tratar de sentir el dolor o la herida de otra persona. No es lástima. Más bien, significa estar al lado de otra persona, así como el Consolador camina al lado nuestro, para darnos ayuda, apoyo, y entendimiento. Es un ministerio encarnacional, que llega a hacer visible a Jesús a la persona que necesita de Él.

Mantenga ensanchando y creciendo su corazón pastoral. No deje que el corazón se encoja y endurezca. Conservamos nuestro corazón para el ministerio cuando dedicamos tiempo a la gente.

Discusión en Grupos Pequeños

¿Por qué, a veces, es tan difícil tener un corazón de pastor?

¿Cómo debemos mantener el equilibrio, por un lado, para estar a solas con Dios en un tiempo devocional, y por el otro lado, estar con la gente y velar por sus necesidades?

Puntualice el Final  

Llegamos al final de esta discusión sobre el cuidado pastoral. Debería estar alerta al hecho de que apenas hemos tocado superficialmente varios temas en nuestras sesiones de clases. Para que usted sea eficaz como pastor, debe estar comprometido a un aprendizaje de toda la vida y afilar sus herramientas pastorales. No se va a percatar de algunas de sus necesidades hasta que las empiece a enfrentar en el pastorado. Tome clases, lea libros, hable con otros pastores, haga todo lo que sea posible para lograr ser el pastor eficaz que Dios quiere que sea.

Departamento de Desarrollo Ministerial de la Iglesia del Nazareno, Kansas City, MO USA. Todos los derechos reservados., Usado con permiso. 

 
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