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25.
Cuidando Administración Pastoral presenta cómo proveer cuidado pastoral a una congregación local, usando las habilidades de liderazgo y administración para manejar la organización y las finanzas organizacionales sin reproche y desarrollar una mayordomía fiel. Demuestra el hacer decisiones en grupo, el desarrollo de equipos, reclutamiento de voluntarios e intervención de problemas para que el conflicto sea un paso positivo en el crecimiento de la iglesia. Más enseña cómo ofrecer cuidado pastoral apropiado para individuos y familias en tiempos de conflicto, crisis, celebración y duelo de una forma profesional y ética. El
cuidado pastoral por medio de los laicos
Orientación El Dr. George Hunter III, enfatiza en su libro Church
or the Unchurched (Una iglesia para los que no asisten ninguna),
que una de las características de las iglesias que son
efectivas en el ministerio es una disposición para tener la mayor
parte del cuidado astoral hecho por los laicos. El señala: La mayoría de la gente, en la mayoría de las iglesias,
no pueden recibir cuidado pastoral continuo de su pastor; atención
en una crisis si, pero cuidado continuo no. Los cristianos también
necesitan cuidado cuando todo va bien, al igual que cuando les va
mal, pero la abarcante descripción de trabajo del pastor actual,
hace imposible que el pastor sea el capellán personal de todos los
miembros. Pocas iglesias tienen, o pueden pagar, o pueden encontrar
suficientes pastores ordenados y un equipo pastoral para todos los
que necesitan ayuda. Cada iglesia tiene suficientes personas en la
membresía de la iglesia con las habilidades y dones espirituales apropiados para “pastorear un rebaño”. Estamos
aprendiendo que muchos laicos, con el adecuado entrenamiento, pueden
hacer el 90 por ciento de lo que un pastor ordenado puede hacer. ¿Cómo responde a la observación de Hunter de que un
pastor no tiene suficiente tiempo para proveer cuidado pastoral
adecuado? ¿Es esto un señalamiento hacia los pastores
profesionales de haber fallado en lo concerniente a, realmente, tomar en serio su rol de ser buenos pastores
del rebaño? ¿Es esto un señalamiento de que los pastores están
muy distantes de sus rebaños? ¿Piensa que los laicos entrenados pueden hacer,
literalmente, el 90 por ciento del cuidado pastoral? Objetivos de aprendizaje Al finalizar esta lección, los alumnos: • Comprenderán la necesidad de que los laicos se
involucren en el ministerio del cuidado pastoral. • Identificarán las cualidades necesarias para el
ministerio eficaz del pastoral laico. • Verán la forma para que el laico pueda ministrar
dentro y fuera de la iglesia. • Buscarán las oportunidades para el entrenamiento
de los laicos para que tengan un ministerio eficaz. Clérigos y Laicos El Nuevo Testamento no hizo una distinción clara entre
los clérigos y los laicos. En 1 Pedro 2:9 leemos, “Pero vosotros
sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que
los llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Martín Lutero y
los otros reformadores hicieron un fuerte énfasis en el sacerdocio
de los creyentes. Esto significa que cada creyente es un ministro en
la iglesia de Jesucristo. El apóstol Pablo instruyó a la iglesia
en Efesios 4:12 que el rol del pastor/maestro es “perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo”. Los cristianos adultos tienen una ocupación y un
llamado. Una ocupación es lo que una persona hace para “vivir”.
Generalmente trabajamos en una ocupación por dinero para proveer a
nuestras necesidades y a las de nuestra familia. Una persona
puede ser “un carnicero, un panadero, un fabricante de candeleros”,
en palabras de una conocida canción infantil. La ocupación puede
que tenga relación con la tecnología de punta, como es el caso de
un ingeniero de sistemas o un ingeniero aeroespacial. Puede que sea
un trabajo relacionado con ayudar a la gente, como es la enfermería
y la docencia. Nuestra ocupación puede ser una manera por medio de
la cual mostramos el amor de Jesús a la gente que no lo conoce. Pero cada cristiano, también, es parte del sacerdocio
de todos los creyentes. Eso significa que todos tenemos un segundo
trabajo -un sentido de llamado que podría ser asumido como una
segunda vocación. Ser parte del cuerpo de Cristo significa que cada
uno de nosotros tiene la responsabilidad de llevar a cabo el trabajo
de Jesús aquí en la tierra. Nosotros, como miembros de la Iglesia
de Cristo, venimos a ser sus manos, sus pies, su voz, es como si Jesús
mismo estuviera aquí, en la Tierra, cuidando a la gente. El Nuevo
Testamento usa la frase “el uno al otro” más de 50 veces para
enfatizar la responsabilidad que todos los cristianos tienen de
comfortar y confrontar, de edificar y animar a otros creyentes. En
nuestra próxima clase enfocaremos en el asunto de equipar a esta
representación terrenal del cuerpo de Cristo para el servicio. La
presente lección enfocará en los esfuerzos de ayudar a la gente
por parte de los laicos en la congregación. Aún cuando, en la actualidad, la mayoría de
cristianos no cuestionan el asunto del sacerdocio de los creyentes
muchos, en cambio, todavía plantean la pregunta de si el
involucramiento de los laicos en el cuidado pastoral no estará
cruzando el límite e invadiendo el campo sagrado del clérigo
profesional. Algunos pastores no se sienten seguros de entregar la
responsabilidad del cuidado de la membresía a los laicos de la
iglesia. Puede que a estos pastores les preocupe el hecho de que no
vayan a ser calificados muy bien, si ceden los roles tradicionales
del cuidado pastoral a otros. Así mismo, muchos laicos temen asumir
la responsabilidad de cuidar a otros ya que, ellos mismos, no tienen
el entrenamiento apropiado. Algunos preguntarían, “¿Por qué
nosotros tenemos que asumir el cuidado pastoral? No es acaso para
eso que se le paga al pastor?” No obstante, el Nuevo Testamento señala
claramente que todos tenemos que cuidarnos, unos a otros, en el
cuerpo de Cristo. Es la mejor manera de que el amor de Dios sea
compartido con gente que lo necesita. El cuidado pastoral es
simplemente el cuidado personal que mostramos a otros en el nombre
de Jesús. Generalmente, esto se lleva a cabo en el marco de una
relación compasiva que enfoca en las necesidades de las personas
que están recibiendo el cuidado. Cualidades de los laicos que proveen
cuidado pastoral Compasión Probablemente, la mejor ilustración de esta cualidad
se encuentra en la parábola de Jesús sobre “El pastor y la oveja
perdida” de Lucas 15. Aunque 99 ovejas estaban a salvo, la
preocupación del pastor estaba en aquella oveja que se encontraba
afuera en la tormenta, expuesta a la rudeza del clima, en peligro de
ser atacada por animales salvajes, y careciendo de las habilidades
para poder encontrar su camino de regreso al rebaño. El pastor
busca a la oveja hasta encontrarla, la pone sobre sus hombros, y se
regocija con sus amigos por haberla rescatado. La compasión no debería ser confundida con la
manipulación de la persona que está siendo ayudada. Un compasivo
vigilante de pájaros puede ver a un pájaro herido y pasar mucho
tiempo ayudándolo para que se recupere. Pero el logro más valioso
sería poder soltar al pájaro para que vuelva a ser una criatura
independiente otra vez. De la misma manera, la meta de alguien que
ayuda a la gente no es controlarlas como si fueran marionetas sino,
más bien, se debe cortar esas cuerdas para que la persona se sienta
liberada de todo lo que le estaba estorbando. ¿Cómo podemos reconocer a la gente con la habilidad
especial para ser compasivos? ¿Cómo pueden los consejeros laicos cuidarse de la
tentación de convertirse en padres omniscientes (o «sabelotodo»)
con todas las respuestas para los otros? ¿Cómo pueden los consejeros laicos ser compasivos sin
ser controladores? Involucramiento El sacerdote y el levita, citados en la parábola del
Buen Samaritano en Lucas 10, han sufrido en la consideración de los
predicadores a través de las edades, que los han etiquetado como
gente indolente. La verdad era que estos dos hombres se enfrentaron
con un dilema difícil. Allí estaba un hombre herido que
posiblemente estaba muerto. ¿Podían ellos arriesgarse a tocar un
cuerpo muerto y ser eliminados del servicio religioso hasta que
fueran ceremonialmente limpios? El asunto para ellos puede no haber
sido una cuestión de compasión sino, más bien, una cuestión de
involucramiento. Los cristianos que proveen cuidado pastoral están
dispuestos a dar el paso de actuar por la persona en necesidad. Hay
riesgos en tomar una acción. El gesto de ayuda puede ser rechazado.
Puede que sea malentendido por la persona necesitada o por los que
están del lado de los observadores. Puede que la persona ayudada
tome las acciones de ayuda al punto que la haga dependiente de quien le brinda ayuda. Pero,
generalmente, los que brindan cuidado pastoral no prestan atención
a los riesgos ya que la necesidad es enorme. El asunto de involucrarse para ayudar a otros ¿está
tornándose menos popular hoy? Si es así, ¿cuáles son las razones
por las que la gente evita este tipo de involucramiento? Afirmando Imagínese a un hombre parado en una intersección con
un cartel que dice, “Trabajo por comida.” Una persona
compasiva puede que piense, “Pobre hombre, parado allí sin
trabajo. ¿Me pregunto si le estará doliendo el estómago?” Una persona
involucrada puede que baje la ventana de su auto y le de un poco
de plata para su comida. Un afirmador puede que vea la
dignidad y valor del hombre y lo lleve a un lugar donde podría
encontrar trabajo. En Juan 9, Jesús y sus discípulos vieron a un
hombre que había nacido ciego. Sus discípulos le preguntaron,
“Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido
ciego?” “No es que pecó éste, ni sus padres,” dijo Jesús
“sino para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Jn
9:2-3). Los que ayudan a la gente ven el valor increíble de
cada persona que ha sido creada en la imagen de Dios. La Madre
Teresa de Calcuta, le enseñó al mundo que hasta el más pobre de
los pobres, que agonizaba en las calles de la ciudad, merecía ser
tratado con amor y dignidad en sus horas finales. Jesús se acercó
a los leprosos, a las prostitutas y a los recolectores de impuestos
con el mismo respeto que Él brindaba a los ricos y poderosos y a
los religiosos de su tiempo. Nosotros necesitamos respetar a la
gente como creación de Dios, amados y aceptados por Él. ¿Cómo aprendemos a ver más allá de lo externo en
una persona y hasta lo más profundo de su corazón? ¿Es imposible para la mayoría de la gente ser como la
Madre Teresa? ¿Qué debería hacer para tornarse una persona que
afirma más a otros? Consolador En los comienzos del desarrollo de la iglesia, Lucas
nos introduce a una persona tan discretamente que es fácil pasarla
por alto. En Hechos 4:36-37, José, un levita de Chipre, a quien los
apóstoles llamaban Bernabé (que significa «Hijo de consolación»),
vendió un terreno de su propiedad y llevó el dinero y lo puso a
los pies de los apóstoles. Hay muchas personas que se ganan apodos
o sobrenombres por características físicas o personales que
dominan tanto su imagen, que ensombrecen el nombre real de la
persona. Este José animaba tanto a la gente que la misma gente
empezó a llamarlo “Hijo de consolación” o “Bernabé”, en
vez del nombre que sus padres le habían puesto. Cuando empezó su
primer viaje misionero con Pablo, en Hechos 13, él simplemente es
llamado Bernabé. Él animó a un pariente, Juan Marcos, a viajar
con el grupo. Marcos abandonó el grupo prematuramente dejando sobre
sí una sombra de fracaso. Sin embargo, cuando Pablo empezó a
hablar sobre un segundo viaje, fue Bernabé quien insistió en que
se le diera a Juan Marcos una segunda oportunidad. Bernabé estaba
tan firmemente convencido de que Juan Marcos necesitaba apoyo, que
estuvo dispuesto a no viajar con Pablo para poder ayudar a su primo. Los que ayudan a la gente están allí para mantener
vivos los espíritus de aquellos que ni siquiera creen en ellos
mismos o que están convencidos de que su destino es el fracaso. Las
palabras “Confío en tí” de los labios de un consejero amigo
pueden hacer la diferencia entre darse por vencidos o intentar una
vez más. La disposición o el tipo de personalidad ¿afecta la
habilidad de la persona para ser un consolador? Determinación Al comienzo del relato que Marcos hace sobre el
ministerio de Jesús, se registra un evento que cambió dramáticamente
la vida de cinco hombres. Jesús estaba sanando dentro de una casa
en la villa de Capernaúm rodeado por multitudes curiosas. Cuatro
hombres llevaron a un paralítico en una camilla hacia la casa. Al
no poder acercarse a la puerta se subieron al techo e hicieron un
hueco lo suficientemente grande como para poder bajar a su amigo.
Cuando Jesús vio la fe de ellos, le dijo al paralítico, “Hijo, tus
pecados son perdonados” (Mar 2:5). El hombre fue perdonado y después
sanado por la determinación de sus cuatro amigos. Una actitud de
determinación puede hacer la diferencia cuando otros pueden estar
tentados a darse por vencidos. El pastor del relato de Lucas 15 buscó
a la oveja perdida hasta que la encontró. Los cristianos que se
preocupan por otros van a ir un kilómetro más para ayudar a una
persona que está herida. Eso es determinación. Los cristianos que brindan cuidado pastoral ¿cómo
pueden saber cuándo seguir tratando y cuándo parar? Autenticidad En Juan 1 encontramos varios relatos acerca de Jesús
llamando a varios personas para que lo sigan y sean sus discípulos.
Después de que Felipe recibió su llamado, fue a contarle a su
amigo Natanael. Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba,
dijo de él “¡Aquí está un verdadero israelita, en quien no hay
engaño!” (Juan 1:47). Ser auténtico, verdadero o genuino
significa que somos lo mismo por adentro que por fuera. “En términos
pastorales, ser genuino implica ofrecerse como personas con
limitaciones y falencias, redimidas por la gracia y el amor de Dios,
llamados y equipados para ayudar a otros en el nombre del Único que
sigue trabajando redentoramente a favor de ellos y de nosotros”. Cuando somos transparentes con aquellos que están en
necesidad, transmitimos la actitud de genuina compasión. Al
abrirnos a otros poco a poco encontramos que los mecanismos de
defensa y resistencia que la gente usa hacia nosotros, para su
propia protección, van desapareciendo. El nivel de confianza
aumenta cuando estamos dispuestos a ser vulnerables. La autenticidad
consiste en ser uno mismo, con imperfecciones y todo. ¿Cuánto debería compartir acerca de sí mismo en un
esfuerzo para que otros le conozcan? ¿Es posible revelar demasiado acerca de uno mismo? Ser
Positivo A menudo, la gente necesitada ha perdido cualquier tipo
de esperanza de que haya una solución para el problema que
enfrentan. Ellos necesitan a alguien que tenga fe porque ellos
mismos no la tienen. Hebreos 11:1 dice, “Es, pues, la fe la
certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
Cuando la gente está pendiente de un hilo, necesita de alguien que
se ponga al lado suyo y que le ayude a sostenerse. Las personas de
actitud positiva que se preocupan por otros, no desean alimentar falsas esperanzas respecto a
lo que no va a ocurrir. Ellos no desean ignorar el dolor real que la
persona está experimentando. Pero, por otro lado, cuando alguien
que provee cuidado pastoral muestra una actitud positiva, el efecto
resultante puede ser que se prende una chispa de esperanza en el
corazón de la persona desesperanzada. El cambio positivo puede
suceder cuando las personas necesitadas pueden levantar sus ojos
sobre las circunstancias para confiar en un Dios que ofrece
esperanza y cambio. El Salmo 121:1-2, dice “Alzaré mis mis ojos a
los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de
Jehová, que hizo los cielos y la tierra”. ¿Cómo es posible mantenerse positivo cuando la
situación parece sin esperanza, y uno mismo no se siente positivo? La participación del pastor laico 1. Cuidado Pastoral para los atribulados. 2. Cuidado Pastoral para los enfermos. 3. Cuidado Pastoral para los ancianos. 4. Cuidado Pastoral para los cristianos. 5. Cuidado Pastoral para los no creyentes. 6. Cuidado Pastoral en la comunidad. Formación de Laicos para el Cuidado
Pastoral Si bien es factible que un pastor asesore y entrene
individualmente a algún miembro de la iglesia para que llegue a ser
un consejero pastoral efectivo, la forma más adecuada para el
desarrollo de laicos en este campo es implementar una clase para el
entrenamiento al respecto. Hay varios asuntos que deben ser
abordados: 1.
Clases abiertas o restringidas Algunas iglesias simplemente han anunciado clases de
entrenamiento que están disponibles para cualquiera que esté
interesado. Otras, tienen procesos largos, como entrevistas
personales y exámenes psicológicos, para determinar quién sería
más eficaz después del entrenamiento. Una razón para llevar
adelante un entrenamiento, sólo por invitación, es que alguna
gente con problemas personales serios van a buscar entrenamiento
para encontrar ayuda. Una manera de lidiar con este problema, es
anunciar que un programa de cuidado pastoral laico está iniciándose,
pero todos necesitan ser aprobados por medio de una entrevista. Esto
eliminaría a aquellos que no son aptos y no deberían ser parte del
entrenamiento. Si aquellos que son entrenados van a ser
“certificados” por la iglesia local, es esencial un cierto nivel
de compromiso con el proceso de entrenamiento. Al finalizar el
entrenamiento, todos los entrenados necesitan decidir si su
involucramiento contínuo va a ser formal (como parte del equipo de
cuidado pastoral de la iglesia) o informal (respondiendo a las
necesidades tal como se vayan presentando en la vida normal). 3.
Cursos de entrenamiento Se pueden tener clases de entrenamiento durante el
tiempo de la escuela dominical o en un día entre semana. También
es posible entrenar a la gente en un retiro de fin de semana con
sesiones continuadas. Las sesiones pueden durar una hora por 10 o 12
semanas, o tener menos sesiones de dos o tres horas de duración. Es ventajoso tener algún tipo de experiencia reciente,
como visitar una casa de cuidado para ancianos o el hospital local.
Capellanes o enfermeras locales pueden conectar a los estudiantes
con gente necesitada de ayuda. Una graduación de reconocimiento con
una ceremonia de nombramiento es una forma apropiada para dar
a conocer a la congregación que estas personas han sido entrenadas
y están siendo nombradas para cumplir su ministerio. 4.
Materiales de Entrenamiento Gary
R. Collins, How to Be a People Helper ( Leroy
Howe, A Pastor in Every Pew: Equipping Laity for Pastoral Care.
(Un pastor en cada banca: Equipando a los laicos
para el cuidado pastoral) Valley Forge: Judson Press, 2000.
Este es un libro excelente con 20 capítulos que ofrece una
visión panorámica en consejería de laicos y un manual de
entrenamiento de 10 sesiones llamado “Un programa para
pastores laicos”. Este es un recurso excelente. Howard W. Stone, The Caring Church: A Guide for Lay
Pastoral Care (La iglesia que cuida: Una guía para el cuidado
pastoral). Minneapolis: Fortress Press, 1991. El libro de
Stone, aunque breve, tiene ocho sesiones para entrenamiento y
un apéndice titulado “Culto para comisionar a laicos que
brindan cuidado pastoral”. También se pueden usar el material del Seminario Reina
Valera (www.seminarioabierto.com),
especialmente las materias de Ministerio Pastoral y de Consejería
Cristiana. 5.
Líderes laicos Para que el cuidado pastoral laico funcione bien en una
iglesia local, debería haber una estructura de líderes laicos para
coordinar actividades para laicos bajo la supervisión del liderazgo
del pastor. Un laico habilitado y respaldado, puede multiplicar el
ministerio de cuidado pastoral de la iglesia local, muy por encima
de una aproximación al cuidado pastoral dominada por los clérigos 6.
Oportunidades para Cuidado Pastoral Transcultural (Misionero) Gary Collins observa que la gente que llega de otra
cultura experimenta un ciclo de reacciones de 5 etapas. Primero, hay
una aceptación entusiasta en la que todo se ve maravilloso.
Segundo, vienen sentimientos de duda y reserva cuando la
realidad empieza a enfrentarse y esto no puede ser utopía. Luego,
vienen sentimientos de resentimiento y crítica cuando la
nueva cultura parece inferior a la de procedencia. La cuarta etapa
se da cuando la persona se va ajustando a la nueva cultura y
va adoptando un punto de vista más objetivo sobre ella. Finalmente,
viene la etapa de adaptación y evaluación ya que la persona
alcanza el nivel de confianza y aceptación con la nueva cultura. Los laicos pueden tener dones
especiales y estar interesados en cruzar las barreras culturales
para compartir el amor de Jesús. Aunque haya diferencias de idioma
y costumbres, el amor tiene una manera de conectar a la gente. Poder
ayudar en las necesidades físicas, emocionales, y espirituales es,
casi siempre, el primer paso para ayudar a la gente a adaptarse a
una nueva cultura. 7.
Adevertencia para el cuidado pastoral por laicos • Confidencialidad: La tradición del «secreto del confesionario» ha sido
parte de la iglesia cristiana a través de los siglos. Cuando un
individuo comparte una confidencia con una persona que representa a
la iglesia, sea laico o clérigo, esa persona tiene el derecho de
asumir que sus palabras van a ser mantenidas confidencialmente. Un
laico que provee cuidado pastoral, legalmente, tendría las mismas
restricciones que un clérigo. Hay dos excepciones a este principio:
cuando una persona está expresando la intención de querer hacerse
daño a sí mismo o querer hacer daño a otra persona. En el caso de
una amenaza de suicidio, el consejero debe adoptar medidas para
tratar de proteger al aconsejado de infringirse daño. Si la amenaza
es contra la vida o seguridad de otra persona, el consejero debe
actuar para proteger a esa persona, en todo lo que sea posible. • Ayudantes no capacitados: Las iglesias deben asegurarse de no asignar al
ministerio del cuidado pastoral a personas que pueden ser manipuladas, emocionalmente inestables, o
chismosas. Aquellos que van a proveer cuidado pastoral necesitan entender sus limitaciones y
no ir más allá de su entrenamiento y destrezas. • Agotamiento del laico: En una congregación, existen aquellos que demandan más
atención de lo que una persona puede dar. Ambos, el pastor y los líderes
laicos deben estar alertas a las señales de agotamiento físico y
emocional. Parte de la solución es tener, cada mes, reuniones de
apoyo para los que proveen cuidado pastoral, de manera que puedan
compartir sus necesidades personales. También, el grupo puede
asumir, como tal, la guía y la ayuda a aquellas personas que son crónicamente
dependientes y que pueden debilitar las fuerzas de un solo consejero. • Contactos o referencias: Así como los clérigos necesitan desarrollar
una red de profesionales que ayudan a la comunidad, los consejeros
laicos deben tener acceso a esa red o establecer su propio
sistema que les permita derivar a una persona para ser ayudada por
el recurso más idóneo. El objetivo de todo cuidado pastoral es
proveer ayuda para las necesidades ya sea dentro o fuera de la
iglesia El
MINISTERIO DE LA IGLESIA “La
Iglesia que conecta: El Ministerio” 1
PEDRO 2:4-10 por
David Busic En muchas iglesias de hoy hay una barrera. Es una pared
difícil de traspasar. Varios trataron de hacerlo, pero fracasaron.
No es exclusivamente un problema de Kansas City. Ya sea que viva en
New York, San Francisco u Omaha, esa pared está en cada iglesia. Esa pared se llama barrera ministerial. Y los
problemas que presentan son: Cada uno de los cristianos son llamados
por Dios para estar en el ministerio; sin embargo, en gran parte de
las iglesias, el 20% de las personas están haciendo el 80% del
ministerio. La pregunta es: ¿por qué han fallado tantas iglesias
para motivar al 80% de sus miembros para que estén involucrados en
alguna forma de ministerio? No creo que la primera razón sea verdad. Creo
que la vasta mayoría de los cristianos no quieren marcar una
diferencia para Dios. Sin embargo, esa barrera ministerial está allí,
porque se a difundido un mito que por más de 1,500 años ha
influenciado la forma de nuestro trabajo en la iglesia. Cuando
examinamos ese mito, vemos que no tiene una base bíblica, sin
embargo su mensaje subliminal y dominante sobre la iglesia ha hecho
que mucha gente crea que en ese mito. EL MITO ES EL SIGUIENTE: El ministerio es sólo para
los “pastores” . Y por supuesto, de acuerdo a ese mito,
“pastor” sólo significa “ministros ordenados”. Los pastores
son los profesionales y los laicos los no profesionales. Cómo hemos
llegado a esa conclusión, para mi es un misterio. El tema del ministerio de los laicos no es nada nuevo.
Es tan antiguo como el mensaje del evangelio. De hecho, durante los
primeros 300 años de historia de la iglesia, ella no tenía
pastores. Estaba formada de creyentes que entendieron que ellos eran
los apóstoles enviados por el Cristo viviente para cumplir con una
misión. Puesto que muchos creyentes tenían diferentes ministerios,
se esperaba que cada cristiano use su don espiritual para el
ministerio. Y cuando lo hicieron, la iglesia creció, se expandieron
como un incendio por todo el Imperio Romano, literalmente pusieron
al mundo “de cabeza”. Sin embargo, con el tiempo, el ministerio se
profesionalizó. Los no profesionales o laicos, fueron relegados a
un estado de segunda clase que los privaron del ministerio pastoral.
Fue una herejía que dividió a los cristianos en dos clases -el
clero o “los pastores”, y el laicado, los que no “son pastores”. Bruce Larson dijo lo siguiente en uno de sus escritos:
“Con el crecimiento fenomenal de la iglesia primitiva, tanto numérica
como en su influencia en la sociedad, emergieron dos tipos de
cristianos, líderes y espectadores. Los espectadores se suponía
que debían aprender la verdadera doctrina, orar, cantar, escuchar
sermones y pagar las responsabilidades financieras. Pero ¿por qué
la iglesia no hace algo al respecto? El problema es que el concepto
IGLESIA es sinónimo con el clero”. Esa fue la herejía contra la cual lucharon Martín
Lutero, un monje alemán, y los otros reformadores del siglo XVI.
Esa forma de pensamiento fue la causa para que la iglesia practique
un sacerdotalismo teológico. Ese es un concepto teológico, pero tiene una definición
sencilla. Básicamente significa que el clero de la iglesia, los
pastores, oficialmente llegó a pertenecer a una clase especial que
se ha situado entre Dios y el laicado, y que Dios podía hablar a
través de la Biblia a la gente por medio de la interpretación de
los pastores, y entonces el pueblo podía responder a Dios por medio
de la confesión a los sacerdotes. Martín Lutero dijo: “¡Esperen un momento! Eso no es
bíblico. La Biblia enseña el sacerdocio de TODOS los creyentes”.
Y es así que un aspecto fundamental de la Reforma fue retornar al
plan bíblico del “sacerdocio de todos los creyentes”, cuya enseñanza
fundamental es que todos los cristianos potencialmente son iguales
tanto en su comunión con Dios y el ministerio PARA Dios. Eso significa que el llamado de Dios a una persona no
es la prerrogativa de una clase especial. Dios no pide que el
trabajo ministerial sea de unos cuantos y nos deje libres al resto
de nosotros. Las iglesias evangélicas están de acuerdo que cada
creyente es un sacerdote o pastor. Creemos eso: “Y él mismo
constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio” (Ef 4:11-12). Y todavía lo creemos teóricamente, pero no lo ponemos
en práctica. La práctica de esta teoría nuestra está a cientos
de kilómetros de distancia. Racionalmente creemos que lo que dice
el NT es verdad. Pero muy dentro de nosotros todavía creemos que el
pastor/predicador/evangelista probablemente están más cerca de
Dios que el laico. Si no cree que eso es verdad, piense en nuestras
conversaciones. Decimos que EL es el pastor, y lo que
él o ella hacen es EL ministerio pastoral. Decimos cosas
como las siguientes: ¿Conoces AL pastor de mi iglesia? ¿Escuchaste
que David está yendo al seminario para preparaste para... EL
ministerio pastoral?” De hecho, cuando un pastor deja la iglesia para
continuar con otra vocación decimos: El o ella dejaron EL
ministerio”. Es por eso que muchos de los letreros de las
iglesias dicen: “Primera Iglesia/ tiempo de adoración 10:45 a.m./
PASTOR: John Smith”. ¿Por qué hacemos eso? Porque muchas
personas creen que cuando decimos “el pastor”, significa una
persona a sueldo, y cuando decimos “el ministerio”, nos
referimos a lo que hace un pastor. Pero hermanos y hermanas, cada vez que nos referimos a
una persona que ha sido ordenada para el ministerio como EL
pastor y lo que hace él como EL ministerio, estamos
poniendo un clavo más al ataúd del sacerdocio de los creyentes. 1
Pedro 2 es un pasaje que habla del sacerdocio de todos los creyentes.
Estas son palabras que nos dicen la forma en que la iglesia habitada
por el Espíritu Santo tiene que ministrar dentro del reino de Dios. Pedro dice que nuestra vida en Cristo es como una casa
en construcción. Pero no es una casa común y corriente. Las casas
donde nosotros vivimos fueron construidas con materiales que no
tienen vida, madera, ladrillos, bloques de cemento. Pero la casa que
Dios está construyendo es una casa espiritual que está viva y
activa. Y Jesús es la piedra angular de esa casa. La piedra angular de una casa es más importante que
los cimientos. La piedra angular de la casa de Dios es Jesucristo.
Él es el principio y el fin de la casa espiritual de Dios. Entonces,
si Jesucristo es la piedra angular de esta casa espiritual viva, ¿quiénes
son las otras piedras que forman parte de la estructura de la casa?
¿Los pastores profesionales? No. ¡Pedro dice que somos nosotros!
¡Nosotros somos las piedras de la casa de Dios! Cuando venimos a Cristo, llegamos a ser las piedras
vivientes de la casa espiritual que Dios está construyendo. Y
cuando habla de “piedras” no significa que se refiere a
cualquier piedra que se encuentre en el campo. Está hablando de
piedras que están listas para ser usadas en la construcción.
Y todos nosotros, los que somos cristianos, formamos las paredes
de la casa espiritual de Dios. Como sabemos, en el Antiguo Testamento, el lugar donde
habitaba la presencia de Dios era el Templo. Pero en el Nuevo
Testamento, todo cambia, y ahora el lugar donde habita Dios es ¡dentro
de cada creyente! El apóstol Pablo dijo a la iglesia de Corinto: “¿Acaso
no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios está
en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá
a él, porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”
(1 Cor. 3:16-17). Pablo estaba diciendo que el Nuevo templo de Dios, el
Nuevo lugar donde Dios habita, ¡somos nosotros! Por eso, cuando
decimos lo siguiente: “Señor es bueno estar hoy en tu casa”, no
somos totalmente bíblicos porque eso significa que todavía estamos
en el Antiguo Testamento. ¡Somos templo de Dios! ¡Somos el pueblo de Dios! Usted
y yo somos el pueblo elegido del Dios todopoderoso. ¡Nosotros somos
su rebaño! ¡Cuán grande privilegio! Pero es también una responsabilidad!
Porque la razón principal por la que estamos siendo edificados para
ser una casa espiritual, es para que lleguemos a ser un sacerdocio
santo separados para el santo propósito de Dios. ¡Somos un
sacerdocio SANTO! Pero también somos un sacerdocio REAL.
Lo que significa que somos un sacerdocio que pertenece a un Rey que
nos da autoridad para ser sus embajadores en el mundo. Ahora es necesario hacer aquí un alto y platearnos una
pregunta: ¿qué significa ser un sacerdote? Creo que es una
pregunta importante. Si Dios nos está llamando a todos para
que seamos sacerdotes, entonces, ¿qué significa ser un sacerdote?
En el Antiguo Testamento, los sacerdotes eran los mediadores
entre Dios y el pueblo. Eran los canales de comunicación de
Dios y a Dios para el resto de la comunidad. Ellos tenían el privilegio de servir en la misma
presencia de un Dios santo, y de “estar muy cerca” de Él cuando
uno se atrevía hacerlo. Ellos eran el grupo selecto que podían
entrar en el templo y ofrecer sacrificios a favor del pueblo, y sólo
el sumo sacerdote podía ir más allá de la cortina para estar en
el lugar santísimo, y eso una vez al año, para presentar un
sacrificio por los pecados del pueblo. Pero cuando Jesús murió en la cruz y pagó por
nuestros pecados, una sola vez y por todos, fue abierto para el
pueblo la entrada a la presencia de Dios. El velo que una vez separó
el lugar santo del santísimo, lo sagrado de lo secular, ¡había
sido partido por la mitad -cortado de arriba para abajo! Por su
sacrificio, Jesús llegó a ser nuestro gran Sumo Sacerdote, y la
entrada a Dios ya no era el privilegio de unos pocos, sino que ha
sido extendido a todos los que creen en Él. ¡Somos el Nuevo sacerdocio! Y eso significa que tu y yo fuimos apartados como
pueblo de Dios para anunciar las obras poderosas de Dios, para
declarar Su Gloria, y para proclamar el milagro de la redención a
través de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. ¡Esa es
la razón para la existencia del pueblo de Dios! Usted tiene
un llamamiento sacerdotal en sus relaciones interpersonales
cotidianas. Usted es
un canal entre Dios y el mundo que Él creó. Usted ha
sido llamado para ser embajador del amor reconciliador de Dios Usted ha
sido llamado para interceder ante Dios por las necesidades y
preocupaciones de su pueblo. Y usted ha sido llamado para ofrecer sacrificios
espirituales con los dones que Dios le ha dado. ¿Por qué? ¡Porque usted es un sacerdote santo! Pero, ¿sabe lo qué estoy descubriendo? Estoy viendo
que el “sacerdocio de los creyentes” y el llamado al ministerio
para muchas personas no es tan atractivo, porque suena como más
trabajo, y muchos de nosotros ya hicimos todo lo que pudimos
hacer. Parece que eso implicará más responsabilidad y la
mayoría de nosotros ya estamos tan ocupados que a momentos parece
que la carga es muy pesada. Recuerdo lo que Bárbara Brown Taylor escribió acerca
de una mujer que escuchó una de sus conferencias sobre el tema del
ministerio de los laicos como la principal esperanza de Dios para el
mundo. La respuesta de esa mujer fue: “Lo siento, pero no quiero
ser tan importante”. El comentario de Bárbara fue: “Comprendo lo que ella
dijo. Al igual que muchos de aquellos que se sientan a su lado en la
iglesia, escuchó la invitación al ministerio como una invitación
para trabajar más, para dirigir la Clase de Nuevos Miembros
o para cocinar la cena para alguien que le dieron de alta en el
hospital. O escuchó ese llamado al ministerio como una invitación
para ser- más generosa, más llena de amor y espiritual.
Nadie le presentó la idea de que su ministerio puede involucrar lo
que ella es y hacer solo lo que ella ya está haciendo,
con una diferencia, que comprenda que es una hija de Dios en lo que
ella es y lo ya esté haciendo”. Anteriormente mencioné a Martín Lutero. Respecto al
ministerio él hizo una clara distinción entre lo que es vocación cristiana
y un oficio cristiano. Los oficios son lo que nosotros hacemos para ganarnos
el pan de cada día, maestro, contador, ama de casa, etc. Delante de
Dios ninguno de esos oficios es más importante que el otro. En
nuestros oficios ejercitamos la diversidad de nuestros talentos,
haciendo nuestro papel mientras pasamos por este mundo. Nuestra vocación cristiana es diferente a nuestra
profesión. Mientras que nuestras profesiones son diferentes, como
cristianos nuestra vocación es la misma. Fuimos llamados para ser
sacerdotes santos y hacer el ministerio de Cristo en el mundo. Ya
seas médico o una persona que trabaja en las oficinas del correo,
allí debes compartir a Cristo. Es decir, cualquiera que sean
nuestros oficios (plural) en el mundo, nuestra vocación
común (singular) es servir a Dios a través de esos oficios. Tenemos que aprender a ver lo que Dios ve en nosotros.
Si creemos que nuestro sacerdocio es divinamente ordenado, entonces estamos
viendo la mano de Dios que está trabajando en el mundo y
también estamos viendo nuestras propias manos como
imprescindibles para ese trabajo. Y no importa si esas manos están cambiando pañales o
cambiando el aceite del auto o revisando la contabilidad de la
empresa… esas son las manos de Dios que las hizo suyas el momento
que nos salvó, para que cumplamos su voluntad en la tierra. ¡Ese es un llamado santo! Y muchos de ustedes lo han
toman con seriedad. Muchos han dicho: “Señor, toma mi vida y úsala
para tu Gloria. Quiero dedicar mi vida en otros. Iré a donde me
digas que vaya y haré lo que tu me digas que haga, no importa cuál
sea el costo... incluso mi vida, si ese es mi llamado”. ¡Tenemos un propósito en el mundo! ¡Somos un santo y
real sacerdocio! Pero no es el sacerdocio del creyente. Es el
sacerdocio de todos los creyentes. Somos piedras vivientes
unidas el uno al lado del otro. Nuestros oficios pueden ser
diferentes, pero nuestra vocación es la misma. Y lo hacemos juntos. Puntualice el final George Hunter habla acerca de un incidente en la vida
de Rick Warren, pastor de Saddleback Community Church (Iglesia
Comunitaria de Saddleback). Uno de los miembros fundadores sufrió
un ataque al corazón y Rick Warren fue a la sala de emergencia del
hospital. Al presentarse expresó: “Soy el Pastor Rick, y estoy
aquí para ver a Walt Stevens”. La enfermera hizo un gesto de sorpresa y preguntó: “¿Cuántos pastores
tiene esta iglesia? Lo siento, pero no lo puede ver. Demasiados
pastores lo han visto”. Después de que la enfermera se fue,
Warren de todas maneras corrió hacia la habitación. Al entrar, el
paciente le dijo, “¿Qué haces aquí? ¡Realmente, debo estar muy
enfermo! ¡Ya me han visitado cinco pastores laicos!”. Después de
hacer una breve oración, Rick Warren salió de la habitación
diciendo, “Esa es la forma en la cual Dios quería que la iglesia
funcionara. Dios nunca pretendió que un “pastor estrella” lo
haga todo. . . Dios trabaja a través de los laicos, y ellos tienen
el derecho de saber que Dios está trabajando en sus vidas”. Repaso Asignación de Tareas Reflexione sobre sus actitudes o reacciones respecto a
los laicos llevando a cabo el cuidado pastoral en la iglesia. ¿Cuáles
son algunas maneras en que puede apoyar a los laicos a involucrarse
en ministerios de cuidado pastoral? Estudiar Hechos 6 (especialmente vv. 1-7). Escribir un
ensayo de 2 a 3 páginas reflexionando sobre la necesidad de la
iglesia primitiva mencionada en el pasaje y cómo se respondió a
esa necesidad. ¿Cuál fue lo relevante de las cualidades requeridas
para los que fueron seleccionados como a servidores de la gente? ¿Cuál
fue el resultado de este cambio de estrategia? ¿Cuáles son algunas
de las implicaciones para la iglesia actual? Próxima lección En la próxima lección vamos a tratar sobre el rol de
los laicos en la provisión del cuidado pastoral. |
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