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11. Hechos 13 Hechos Apostólicos es un estudio de la Edad Apostólica de la iglesia cristiana temprana. Es la continuación milagrosa de la obra de Jesús en el primer siglo, a través de la obra del Espíritu Santo y su iglesia. Presenta el ministerio de Pedro, de los doce apóstoles y de Pablo de Tarso, en su cumplimiento de la Gran Comisión desde el Día de Pentecostés hasta llevar el evangelio a Roma, el capital del mundo. 22. CAPITULO 9: APARTADME A BERNABÉ
Y A SAULO
PARTE
2 LA
EXTENSIÓN DEL MINISTERIO DE CRISTO Léase
Hechos 12:25-13:12. Preguntas
de Preparación 1.
¿Cuál es el significado de la última sección del libro de Hechos? 2.
¿Cómo empezó la obra misionera entre los gentiles? 3.
¿En qué forma se manifestó el poder del Espíritu Santo? Introducción Con
esta lección entramos al estudio de la segunda sección del libro
de Hechos, según lo divide Lucas en Hechos 1:8. Ya
hemos visto cómo se extendió el evangelio, primero en Jerusalén y
después en Judea y en Samaria. Ahora Lucas presenta la difusión
del evangelio hasta lo último de la tierra. 1.
El Retorno Desde Jerusalén La
iglesia de Antioquia había escogido a Bernabé y a Saulo para
llevar a Jerusalén el dinero que había recogido para ayudar en
este tiempo de hambre. Estos debían entregar el dinero a los
ancianos. Era el año 46 d.C., unos años después de que Pedro
fuera librado de la cárcel y después de la muerte de Hero-des. La
iglesia de Antioquia había recolectado ese dinero con todo tiempo
para estar en condición de proporcionar la ayuda necesaria a los
cristianos de Jerusalén. Por
lo que leemos en Hechos 11:30, descubrimos un cambio que se había
hecho en la iglesia de Jerusalén. En el principio, los únicos
oficiales de de la iglesia habían sido los apóstoles. Luego, se
eligió a los diáconos para encargarse de la obra caritativa
entre las viudas. Ahora en este pasaje leemos acerca de los ancianos,
los cuales aparecen gobernando a la iglesia. El gobierno en la
iglesia se fue desarrollando según las necesidades que presentó el
crecimiento del número de los cristianos. Por este tiempo la
iglesia de Jerusalén ya estaba completamente separada de las
sinagogas judías. Después
de cumplir con su misión, Bernabé y Saulo regresaron a Antioquia.
Llevaron con ellos a Juan Marcos, e sobrino de Bernabé. La madre de
Juan Marcos había sido una creyente por mucho tiempo, puesto que
había sido la casa de ella donde se reunieron los discípulos para
orar cuando Pedro fue librado de la cárcel. Juan Marcos fue
probablemente el joven mencionado en Marcos 14:51, 52, que huyó
en la oscuridad dejando su sábana en manos de los que vinieron a
prender a Jesús. Se supone además —y esto sin forma de
comprobarlo— que el Aposento Alto, donde Jesús instituyó la
Santa Cena, estaba en la misma casa de la madre de Marcos. 2.
Llamados por el Espíritu Ya
para estas fechas, la iglesia de "Antioquia" tenía varios
"profetas" y "maestros". Estos trabajaron juntos
en la iglesia, ministrando la Palabra de Dios. Creemos, por el hecho
de que ellos ayunaron, o sea, se limitaron en su comida y su bebida
a fin de poder concentrarse en las cosas de Dios, que estas personas
estaban dedicadas totalmente a este ministerio. Así ayunando y
ministrando, el Espíritu Santo les dijo: "Apartadme a Bernabé
y a Saulo para la obra a que los he llamado" (13:2). Quizá el
Espíritu haya hablado a uno de los "profetas", y éste a
su vez dio el mensaje a los demás. Este
llamamiento especial de Bernabé y Saulo fue motivo de más ayuno y
oración. Después los profetas y maestros impusieron las manos
sobre los dos que estaban saliendo de entre ellos, dando a conocer
de esta forma que la iglesia de Antioquia estaba enviando a Bernabé
y a Saulo como representantes suyos. Aunque la iglesia los enviaba,
de hecho era el Espíritu Santo el que les había escogido y el que
les había hecho el llamamiento. El Espíritu Santo obra
generalmente a través de la iglesia de Cristo. 3.
El Nuevo Trabajo Bernabé
y Saulo sabían exactamente lo que tenían que hacer. El mismo Espíritu
que les había llamado, les guió en su camino. Fueron primero a
Seleucia, el puerto de Antioquia, donde embarcaron para ir a la
isla de Chipre, la tierra natal de Bernabé. El
evangelio no era desconocido en la isla de Chipre. La misma dispersión
de los discípulos que llevó el evangelio a Antioquia, lo hizo
llegar a Chipre (11:19). De hecho, los discípulos que primero
predicaron a los gentiles en Antioquia, eran hombres de Chipre y de
Cirene (v. 20). Sin embargo, seguramente restaba mucho por hacer
en esta isla, y Bernabé y Saulo predicaron el evangelio ahí, desde
una punta de la isla hasta la otra. Bernabé
y Saulo, al principio de su ministerio, siguieron el plan que Pablo
explicó más tarde en palabras de Romanos 1:16 "al judío
primeramente". Así, fueron a la sinagoga en Salamina y
predicaron a los judíos que ahí adoraban a Dios. Aunque no existe
ninguna indicación de qué fue lo que ellos predicaron, seguramente
su mensaje era el mismo que se encuentra en otros capítulos de
Hechos. Relataron la historia de Jesús, dando énfasis a su muerte
y resurrección, y mostraron que todo ello era el cumplimiento del
Antiguo Testamento. Juan Marcos iba con ellos como ayudante, y debió
haberles sido de gran utilidad. Ya que él había vivido en Jerusalén
precisamente durante los días de la crucifixión y la resurrección
de Jesús, Marcos estaba capacitado para darles muchos detalles
acerca de Jesús, por su propia experiencia. 4.
Elimás el Mago Cruzando
la isla de oriente a poniente, este grupo misionero llegó a la
ciudad de Pafos, en la que radicaba el procónsul romano. Su
nombre era Sergio Paulo, y éste llamó a Bernabé y a Saulo porque
quería escuchar la predicación de ellos. Quedó muy impresionado
con el evangelio de Cristo. Esto molestó a Elimas, un mago judío
agregado a la corte del procónsul. Sabiendo que si Sergio Paulo
llegaba a aceptar el evangelio, su propia influencia como mago sería
afectada, Elimas intentó apartar al procónsul de la fe. Hasta
aquí Bernabé había sido el líder del grupo. Pero ahora Saulo se
enfrenta a Elimas, y le acusa de estorbar la obra del Señor. Siendo
Elimas un judío, conocía el Antiguo Testamento y conocía al Dios
vivo y verdadero, pero había aceptado una religión falsa. Pablo le
dice: "Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra tí,
y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo" (13:11).
Pablo sabía por propia experiencia, que la ceguera física podría
conducir a una luz espiritual. Pablo fue guiado por Dios cuando dijo
ésto ya que inmediatamente sus palabras se cumplieron. El procónsul
quedó maravillado. Una manifestación de tal poder de Dios le
transformó de un simple oyente impresionado, a un creyente
confirmado. El intento de Satanás de estorbar la obra de los
misioneros, se tornó en una victoria maravillosa para el evangelio
de Cristo.
23. CAPITULO 10: NOS VOLVEMOS A LOS
GENTILES Léase
Hechos 13:13-52. Preguntas
de Preparación 1.
¿Qué cambios hubo
cuando los
misioneros salieron
de Chipre? 2.
¿Cómo presentó Pablo a Jesús a los judíos de Antioquia de
Pisidia? 3.
¿Cuál fue el resultado del ministerio en Antioquia? Introducción Después
de la conversión de Sergio Paulo, los misioneros dieron un paso
atrevido. En Chipre el evangelio había sido predicado antes de la
llegada de ellos, pero ahora salieron de Chipre para entrar a una
región donde nunca antes había sido predicado el evangelio. 1.
Perge Los
misioneros navegaron unos 300 kilómetros al norte de Chipre, hasta
llegar al Asia Menor (hoy Turquía), y arribaron a Perge. Este
primer paso de su viaje llama la atención por varias razones. Corno
ya señalamos, estaban entrando a una región completamente nueva
para el evangelio, además la dirección de la obra comienza a
pasar de Bernabé a Pablo; donde antes decía Lucas, "Bernabé
y Saulo", ahora lo cambia para poner primero el nombre de
Pablo, y después los de sus compañeros. Fue
en Perge donde Juan Marcos dejó a los misioneros y regresó a
Jerusalén. No sabemos por qué lo haya hecho, pero según Hechos
15:28, vemos que Pablo lo tomó como un abandono. Parece
que los misioneros no predicaron en Perge, sino mas bien continuaron
hasta Antioquia de Pisidia, donde empezaron sus labores evangelísticas
en Asia Menor. 2.
La Sinagoga en Antioquia Siendo
la misma costumbre establecida desde Chipre, Pablo y Bernabé fueron
primero a la sinagoga, en el día de reposo. La sinagoga tenía un
orden de culto bastante flexible. Era la costumbre de que, después
de la lectura de las Escrituras, el que presidía invitara a
cualquier judío visitante a que diera unas palabras de exhortación.
A esta invitación Pablo respondió inmediatamente, predicando
tanto a los judíos como a los gentiles "temerosos de Dios". El
sermón que predicó Pablo en esta ocasión, es muy semejante al
que predicó Pedro en el día de Pentecostés. Es muy posible que
esta forma la usaran los apóstoles al predicar a los judíos.
Primeramente hacían un repaso de los grandes acontecimientos del
Antiguo Testamento, en los cuales resaltaban la salvación de Dios;
la elección de Israel; el éxodo de Egipto; la instalación de
Israel en Canaán y la provisión de los gobernantes, culminando
con la persona de David. De este pensamiento Pablo brincó
directamente a Jesús, el hijo de David, el Salvador prometido por
Dios. El fue Aquél cuya senda preparó Juan el Bautista. No
obstante haber sido rechazado por los gobernantes judíos y muerto
en el madero, Dios lo levantó de entre los muertos y lo presentó
vivo a los discípulos. Entonces Pablo procedió a demostrar que
todo esto concordaba con las profecías del Antiguo Testamento.
Por medio de la muerte y la resurrección de Cristo, los hombres podían
ser justificados de todo pecado; lo cual no era posible por medio de
la ley de Moisés. Al
estar predicando Pablo, es muy posible que se haya fijado que había
algunos que no querían aceptar el mensaje cristiano, ya que concluyó
con una amonestación de los profetas sobre los peligros que acarrea
la incredulidad. Pero por lo general, Pablo obtuvo una respuesta
excelente. Muchos, tanto judíos como griegos, le rodearon a él y a
Bernabé, ansiosos de aprender más acerca de Jesús. Hubo un deseo
general de que Pablo y Bernabé predicaron otra vez el siguiente sábado. 3.
El Siguiente Día de Reposo Durante
la semana se extendió por toda Antioquia el nuevo mensaje. Al
llegar el día de reposo, los judíos se sorprendieron al ver en la
sinagoga un número impresionante de gentiles. Podríamos decir
que los judíos se debían haber regocijado; pero debemos recordar
que los celos son una reacción muy fácil de provocar. En este día
de reposo, los judíos no permanecieron quietos mientras predicó
Pablo. Le contradijeron y hablaron en contra del evangelio cristiano.
Ante esta resistencia, Pablo y Bernabé contestaron con audacia y
valor. "A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase
primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os
juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los
gentiles" (13:46). Cumplieron con su promesa, y los gentiles
recibieron con gozo el mensaje de la gracia de Dios. Aquéllos que
Dios había escogido en Antioquia para recibir la vida eterna,
respondieron en fe (creyeron) (v. 48). No solamente creyeron ellos
en Cristo, sino que también salieron a difundir el mensaje en toda
esa región. El
hecho de que los gentiles aceptaron el evangelio, causó mucho enojo
entre los judíos. Estos gentiles se habían interesado en el judaísmo,
en su mayor parte. Habían sido una esperanza de que llegasen a
ser prosélitos y miembros de la sinagoga. Ahora, eran arrebatados
por unos predicadores ambulantes. Por lo tanto, los judíos
provocaron una persecución en contra de Pablo y Bernabé, hasta que
fueron echados de la ciudad. Seguramente los nuevos creyentes
resintieron de alguna manera esta persecución, mas no se
desanimaron por ello. Dice el v.52: "estaban llenos de gozo y
del Espíritu Santo".
24. Comentario
a Hechos de los Apóstoles Este
capítulo nos lleva a otro paso importante en el progreso del
Evangelio. Hasta este momento, era llevado a nuevos lugares por
aquellos que se dispersaban. Pero no había nadie que se entregara
específicamente a la labor de ir a nuevos lugares para comenzar y
organizar asambleas nuevas. El
envío de Bernabé y Saulo (13:1-3) "Había
entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y
maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene,
Manaén el que se había criado junto con Heredes el tetrarca, y
Saulo. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu
Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he
llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las
manos y los despidieron". Al
llegar este momento. Dios había suscitado en la creciente iglesia
de Antioquía otros además de Bernabé y Saulo, para que ayudaran
en el ministerio. Aquí se les llama profetas y maestros. Como
profetas, eran usados por el Espíritu para dar edificación,
exhortación y consolación o ánimo. Como maestros, recibieron
dones del Espíritu Santo que les permitirían enseñar con eficacia
la Palabra de Dios. Entre
ellos estaba Simón o Simeón, llamado Niger. Este nombre era común
en hebreo; Niger significa negro. Algunos escritores creen que era
hijo de un judío casado con una mujer de color. Otros especulan que
puede haber sido Simón el Cireneo, el que llevó la cruz (Marcos
15:21; Lucas 23:26). Aquí no se dice que fuera de Cierne, pero ya
que los primeros testigos de Antioquía contaban entre ellos con
hombres de Cierne, resulta posible. De
Lucio, el siguiente profeta o maestro, sí se dice categóricamente
que era de Cierne (en el norte de África, al oeste de Egipto).
Posiblemente fuera uno de aquellos que llegaron primero con el
Evangelio a Antioquía (Hechos 11:20). Menean
(una forma griega de Méname, "consolador"), el otro
profeta o maestro, se había criado junto con Heredes el Tetrarca (Herodes
Antipaz, el que mató a Juan el Bautista). Literalmente,
se le llama "hermano de leche o de crianza", y tenía
aproximadamente la misma edad que Herodes. Creció en palacio, y
algunos creen que también se convirtió en cortesano o funcionario
de este Herodes. Debe haber recibido la influencia de Juan el
Bautista. Posteriormente había sido salvo. También es posible que
estuviera entre los que se hallaban presentes en el día de
Pentecostés, cuando se derramó el Espíritu por primera vez. Estos,
junto con la congregación, estaban ministrando al Señor en un
culto público (como lo indica el texto griego). También estaban
ayunando. El ayuno no había sido muy enfatizado por Jesús.
Mientras estuviera Él con sus discípulos, eran como amigos o
ayudantes del novio en una fiesta, y no se podía esperar de ellos
que ayunaran (Lucas 5:34). Sin embargo, hay muchos pasajes que
muestran que el ayuno tiene su lugar. Es evidente que los dirigentes,
y probablemente toda la congregación con ellos, habían dejado de
lado todas las demás cosas por un tiempo para adorar, orar y alabar. Durante
el culto, el Espíritu Santo habló y les ordenó (a toda la iglesia)
que le apartaran (separaran para él) a Bernabé y a Saulo para la
obra a la que (ya) los había llamado. El griego es imperativo aquí,
e incluye una partícula que expresa una exigencia u orden fuerte. No se
nos dice la forma exacta en que el Espíritu Santo dio aquel mensaje.
Quizá fuera con lenguas e interpretación. Parece más probable que
fuera un mensaje dado en profecía para la Iglesia, probablemente un
mensaje dado por uno de los otros tres profetas y maestros nombrados
en el versículo primero. Sin embargo, esto no constituye base
alguna para la llamada "profecía directiva". No tenía el
propósito de darles órdenes a Bernabé y a Saulo. El tiempo
perfecto griego que se usa aquí, significa que hay una acción del
pasado que tiene resultados en el presente. Esto nos muestra que ya
el Espíritu Santo había tratado personalmente con ambos, tanto
Bernabé como Saulo. Pero ellos no estaban sirviendo sólo al Señor,
sino también a la Iglesia. Tenían responsabilidades concretas en
el ministerio a la Iglesia que estaba en Antioquía. Por esto era
necesario que la Iglesia estuviera dispuesta a dejarlos ir. Por lo
tanto, el mensaje del Espíritu iba dirigido a toda la asamblea, y
no a ningún individuo. Todos
siguieron ayunando y orando después de esto. Más tarde (1
Corintios 14:29), Pablo diría que las profecías deben ser juzgadas
por otros miembros del Cuerpo. Siempre es sabio no apresurarnos
hasta saber con claridad que el mensaje viene del Señor. La
asamblea también debe haber orado por la bendición de Dios sobre
este nuevo ministerio. Después, los despidieron (literalmente, los
liberaron; esto es, de sus obligaciones en Antioquía, de manera que
tuvieron permiso de ellos para partir). Se ve con claridad que toda
la iglesia estuvo comprometida en esto y que estuvo de acuerdo con
sus dirigentes. La
evangelización de Chipre (13:4-13) "Ellos,
entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia,
y de allí navegaron a Chipre. Y llegados a Salamina, anunciaban la
palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a
Juan de ayudante. Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos,
hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús,
que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este,
llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios". Pero
les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre),
procurando ' apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que
también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los
ojos, dijo: ¡0h, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del
diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los
caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor
está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún
tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y
andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces
el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de
la doctrina del Señor. Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros
arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos,
volvió a Jerusalén. El
versículo 4 hace notar que Bernabé y Saulo habían sido enviados
por el Espíritu Santo. La Iglesia les dio su bendición y los dejó
ir. De esta forma, tanto el Espíritu Santo como la Iglesia estaban
interesados en su ida. Esto es un buen ejemplo para nosotros, y
debería ser el modelo normal para el envío de misioneros. Su
primer viaje misionero los llevó a la isla de Chipre, situada a
unos 160 kilómetros en dirección sudoeste, después a las ciudades
de tierra firme situadas en la parte sur de la provincia romana de
la Galacia, y por último, de vuelta a Antioquía, donde rindieron
informe ante la iglesia madre (Hechos 14:26, 27). Comenzaron
su viaje, llevando a Juan (Marcos) como ayudante (sirviente,
asistente), descendiendo desde Antioquía hasta Seleucia, que era su
puerto sobre el Mediterráneo. Allí tomaron una embarcación para
dirigirse a Chipre. La Biblia no dice por qué tomaron este rumbo.
Pero, puesto que el Espíritu Santo era el que los enviaba, podemos
tener la seguridad de que seguía dirigiéndolos. También podemos
ver sabiduría en el hecho de que el Espíritu Santo los llevara
primero a Chipre, donde había crecido Bernabé (Hechos 4:36), y
donde él conocía a la gente y las costumbres. En
Salamina, situada en el extremo oriental de la isla, se aprovecharon
de las oportunidades que les daban a los rabinos visitantes las
sinagogas para que predicaran. Saulo tenía siempre la costumbre de
dirigirse primero a los judíos, porque ellos tenían las Escrituras,
las promesas y el fondo cultural necesario para comprender el
Evangelio (Romanos 1:16; 3:2; 9:4, 5). Después
de proclamar la palabra de Dios (el Evangelio) allí, atravesaron
toda la isla, hasta que llegaron a Pafos, en su extremo occidental.
Saulo cambió su método después de salir de Chipre. Después
de esto, en lugar de tratar de cubrir todo el territorio, iban a las
ciudades clave para establecer iglesias en ellas. Estas asambleas se
convertían en centros desde los cuales el Cuerpo local podía
difundir el Evangelio por las regiones circundantes. En
Pafos, hallaron a un judío llamado Barjesús, quien era mago y
falso profeta. Esto quiere decir que proclamaba falsamente que era
profeta. Como Simón el mago en Samaria, practicaba su magia para
engañar a la gente y adquirir poder sobre ella. Saulo
y Bernabé encontraron a este hombre con el procónsul (el
gobernador nombrado por el Senado romano). 4 Este hombre, Sergio
Paulo, era prudente (inteligente, sensitivo y educado), y llamó a
Bernabé y a Saulo, porque ansiaba oír la Palabra de Dios. Entonces
el mago, llamado ahora por una interpretación griega de su nombre,
Elimas, se les resistía, y trataba por todos los medios de apartar
(torcer, alejar) al procónsul de la fe. Esto quiere decir que
Bernabé y Saulo le presentaron la fe, todo el contenido del
Evangelio al procónsul, y que él lo estaba aceptando. Entonces
Elimas trató de retener su influencia sobre el procónsul, a base
de distorsionar y pervertir lo que Bernabé y Saulo estaban enseñándole.
Pero Saulo recibió una plenitud nueva y especial del Espíritu
Santo (de la misma manera que Pedro, cuando se enfrentó al Sanedrín
en Hechos 4:8). En
este momento, Lucas señala también que Saulo tenía otro nombre:
Pablo, un nombre romano. Esto es significativo, porque en el resto
del libro de los Hechos, lo llamará siempre Pablo. También en sus
epístolas, él se llama siempre Pablo. Por supuesto, el uso de su
nombre romano cuadra bien con su ministerio dirigido primariamente a
los gentiles. Con
esta nueva plenitud especial del Espíritu, el Señor le dio también
a Pablo la dirección del viaje misionero. En el versículo 13, en
lugar de "Bernabé y Saulo", leemos "Pablo y sus
compañeros". Esto está de acuerdo también con la profecía
recibida por Ananías después de la conversión de Pablo. (Vea
Hechos 9:15.) Lo
que hizo Pablo a continuación no fue idea suya, sino un impulso
recibido directamente del Espíritu. Fijando los ojos en Elimas, se
dirigió a él llamándole "lleno de todo engaño" (sutileza,
doblez, mentira) "y de toda maldad" (perversión, ausencia
de escrúpulos, facilidad total para hacer el mal, fraude), "hijo
del diablo, enemigo de toda justicia". Después,
le hizo una pregunta retórica que en realidad era una afirmación
de que Elimas estaba decidido a no cesar de trastornar (torcer,
distorsionar) los caminos rectos del Señor (el camino de la salvación,
y los planes de Dios para el creyente). Por este motivo, declaró
que la mano (el poder) del Señor estaría (por fin) contra él (esto
es, en juicio). Sería totalmente ciego por algún tiempo, o sea,
hasta que a Dios le pareciera bien dejarle ver de nuevo. (Probablemente
la intención de esto fuera darle una oportunidad de arrepentimiento
a Elimas.) Inmediatamente
cayeron sobre él oscuridad y tinieblas, y andando alrededor,
buscaba quien le condujese de la mano. Según se ve, todos se
apartaban de él, y pasó un mal rato tratando de encontrar a
alguien que quisiera guiarlo. El
procónsul, tan pronto como vio lo sucedido, creyó. Pero no se
maravilló (asombró, pasmó) tanto por el juicio que había caído
sobre Elimas, sino por la doctrina (enseñanza) del Señor; este
suceso hizo llegar hasta su interior la verdad sobre Jesús, la cruz
y la resurrección, así como el resto del Evangelio que le habían
presentado. Como hemos visto. Lucas condensa con frecuencia su
narración, y no nos lo dice todo todas las veces. Pero podemos
tener la seguridad de que, como creyente, este hombre fue bautizado
tanto en agua como en el Espíritu Santo, con la evidencia de hablar
en otras lenguas. Desde
Pafos, Pablo y sus compañeros zarparon con rumbo a Perge de
Panfilia (distrito situado en la costa sur del Asia Menor). Bernabé
seguía estando con Pablo, por supuesto. Pero, como "hijo de
consolación" que era, pasó sin oposición alguna a un plano
secundario, y sostuvo a Pablo como nuevo líder del grupo. Podemos
estar seguros de que reconocía que esa era la decisión del Espíritu
Santo, y que Pablo era guiado de forma especial por El. En
Perge, Juan Marcos se apartó de ellos (desertó) y regresó a
Jerusalén. Más tarde (Hechos 15:38) se insinúa que Marcos los había
dejado en la estacada, cuando lo necesitaban de verdad. Quizá el
trabajo se hiciera más difícil al encontrarse en una región de
tierra firme que no les era familiar. Algunos han sugerido que,
puesto que Marcos pertenecía a una familia rica donde había
sirvientes, decidió irse a su casa, donde la vida le sería más fácil.
Otros sugieren que se marchó porque le disgustó que su primo
Bernabé ya no fuera el jefe del grupo. Cualquiera que fuera la razón.
Pablo lo vio como un fallo casi inexcusable por parte de Marcos. La
predicación en Antioquía de Pisidia (13:14-41) "Ellos,
pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la
sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y después de la lectura
de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron
a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación
para el pueblo, hablad. Desde
Perge, se dirigieron a Antioquía de Pisidia. Como de costumbre,
fueron primero a la sinagoga. Se nombró a algún otro para que
leyera las porciones escogidas de la Ley (el Pentateuco) y de (uno
de los) profetas. Después, los principales (dirigentes o ancianos)
de la sinagoga mandaron alguien a ellos (porque se hallaban sentados
al fondo de la sinagoga) y les pidieron cortésmente que dieran una
palabra de exhortación (aliento o ánimo). Entonces Pablo se puso
de pie, hizo señal de silencio con la mano y les pidió a los
israelitas y a los que temían a Dios que lo escucharan. Aquí
podemos ver que había gentiles interesados en la audiencia de la
sinagoga. Como
se mencionara anteriormente, muchos gentiles estaban cansados de la
inmoralidad y la idolatría de la religiosidad pagana. Estaban
hambrientos de algo mejor y se sentían atraídos por las sinagogas
y por la adoración del único Dios verdadero, el cual, a diferencia
de sus dioses paganos, es santo. No obstante, muchos de ellos no se
convertían en prosélitos plenamente, para lo que tendrían que
aceptar la circuncisión, bautizarse ellos mismos y cumplir otros
ritos. Algunos rabíes no les daban mucho aliento para que lo
hicieran, porque no les prometían la salvación si se hacían judíos.
Sólo solían decir que sus hijos serían contados como judíos, y
se hallarían bajo las bendiciones del pacto. Pero aun así, estos
gentiles llegaban a oír la Palabra y a aprender más acerca del
Dios de Israel. El
sermón de Pablo en Antioquía de Pisidia aparece muy detalladamente.
Lucas lo reproduce aquí como ejemplo del tipo de predicación que
hacía Pablo en las sinagogas judías. Sin embargo, no da con tanto
detalle otros sermones posteriores. Cuando Pablo comenzó, se dirigió
tanto a judíos como a gentiles de la audiencia, y los reconoció a
todos como "hermanos", teniendo presentes a ambos grupos a
través de todo el sermón. La
primera parte del sermón (13:17-25) es una revisión de la historia
de Israel, a partir del momento en que Dios escoge a Israel, y su
liberación de Egipto, hasta que escoge a David. Todo esto era muy
conocido para su audiencia, y les demostraba que Pablo conocía las
Escrituras. A
diferencia de Esteban, Pablo no insistió en los fallos de Israel.
Al contrario; habló de la elección de Dios (para sus propios
planes y para su servicio) y la forma en que exaltó a los
israelitas mientras permanecían como extranjeros en Egipto. Dios
confirmó esta elección sacándolos de Egipto con brazo levantado
(con gran poder; vea Éxodo 6:1, 6; Salmo 136:11, 12). Es decir.
Dios aumentó su número durante los tiempos de persecución y los
protegió de las plagas, Entonces,
Pablo sólo mencionó que Dios soportó las malas maneras del pueblo
durante cuarenta años en el desierto. Después, resumió rápidamente
la conquista de Josué y la época de los Jueces, al igual que el
reinado de Saúl. Las siete naciones del versículo 19 son las
tribus de cananeos y de otros pueblos que se hallaban en Palestina.
(Vea Deuteronomio 7:1.) Los cuatrocientos cincuenta años (número
redondo) del versículo 20, hacen referencia no sólo a la época
del libro de los Jueces, sino a todo el tiempo que transcurrió
desde que entraron a la tierra hasta el principio del reinado de
David. Llega
el momento culminante de este relato histórico cuando Pablo dice
que Dios le dio testimonio a David de que él era un hombre conforme
a su corazón, quien haría todo lo que El quisiera. (Vea 1 Samuel
13:14; Salmo 89:20.) La intención y el deseo de cumplir
completamente la voluntad de Dios es, por supuesto, lo que hizo de
David un varón conforme al corazón divino. Ahora
bien, los que escuchaban a Pablo conocían la promesa hecha por Dios
a David (2 Samuel 7:12; Salmo 89:29-34). También conocían las
profecías de que Dios le levantaría una simiente más grande que
todas a David (Isaías 9:6, 7; 11:1-5), así como la profecía de
que le daría el trono de David a aquel "cuyo es el derecho"
(Ezequiel 21:27). Ahora Pablo declara que Dios había cumplido su
promesa y de la descendencia de David le levantó un Salvador a
Israel: Jesús (Mateo 1:21). Pablo
sigue identificando a Jesús como Aquel del que dijo Juan el
Bautista que era el que había de venir. El ministerio de Juan el
Bautista era muy conocido entre los judíos de todas partes: también
conocían bien que él había negado ser el que habría de venir, el
Mesías y Salvador prometido. Por tanto, el testimonio de Juan a
favor de Jesús era importante. El que Juan hubiera dicho que no era
digno de desatar el calzado (las sandalias) de sus pies, un servicio
tan típico de los esclavos, indica cuan por encima de él
consideraba Juan a Jesús. La
segunda parte del sermón (13:26-37) trata sobre la muerte y la
resurrección de Jesús y el testimonio tanto de los apóstoles como
de las Escrituras. En el
versículo 16, Pablo hace notar que este mensaje de salvación les
era enviado personalmente (por medio de los que habían sido
enviados por el Señor Jesús), y no sólo a los judíos presentes,
sino también a los gentiles que temían a Dios. Entonces
Pablo muestra que la muerte de Jesús fue el cumplimiento de la
Palabra profética de Dios, y que fue llevada a cabo por los
habitantes de Jerusalén y sus gobernantes. Es
importante notar aquí que Pablo no les echó la culpa de la muerte
de Jesús a todos los judíos, sino sólo a aquellos de Jerusalén
que estuvieron realmente comprometidos. También reconoce que lo
hicieron porque no conocían a Jesús, ni las palabras de los
profetas que se leían cada día de reposo (en sus sinagogas). La
palabra griega usada aquí, algunas veces significa ignorancia
culpable, o ignorancia deliberada de la verdad. Puesto que ellos sí
conocían estas profecías, lo que está diciendo aquí es que las
ignoraron voluntariamente. Pablo
dice también que no hallaron en él causa, motivo digno de muerte,
y sin embargo le pidieron a Pilato que matara a Jesús. Pero después
de que las profecías de la muerte de Cristo se hubieron cumplido,
los habitantes de Jerusalén lo quitaron del madero (la cruz;
compare con Deuteronomio 21:23 y Calatas 3:13) y lo pusieron en el
sepulcro. (Los que realmente hicieron esto fueron Nicodemo y José
de Arimatea: Juan 19:38, 39.) Después, Dios levantó a Jesús de
entre los muertos. Sus discípulos, galileos que habían subido con
El a Jerusalén, fueron testigos de esto. Estas
eran las buenas nuevas que Pablo y Bernabé les traían. La promesa
hecha a los padres del Antiguo Testamento se había cumplido ahora
para sus hijos, al levantar Dios a Jesús de entre los muertos.
Pablo confirmó esto citando el Salmo 2:7, donde "Yo te he
engendrado hoy" significa "Estoy declarando hoy que yo te
he engendrado, o sea, que soy tu padre". Esto le fue declarado
a uno que ya era hijo de rey. Hoy en día la mayoría cree que era
una fórmula por la cual un rey hacía declaración pública de que
en aquel momento específico estaba levantando a su hijo para que
compartiera el trono como rey, en plan de asociado e igual. Siendo
así, en el Salmo se refiere a que Dios declara que Jesús es su
Hijo. Dios hizo esto primero cuando Jesús comenzó su ministerio y
envió su Espíritu sobre El (Lucas 3:22). Después lo hizo de
manera menos inequívoca aún cuando levantó a Jesús de entre los
muertos. Como dice Romanos 1:3, 4, Jesús, "que era del linaje
de David según la carne", "fue declarado Hijo de Dios con
poder, según el Espíritu de santidad (o, por medio del Espíritu
Santo), por la resurrección de los muertos". Puesto que aun
aquí. Lucas está resumiendo un sermón que fue predicado en un
largo tiempo, es probable que Pablo les explicara estas cosas más
completamente a los que lo escuchaban. A
continuación, siguió señalando citas de las Escrituras. Mencionó
en primer lugar Isaías 55:3, que hace referencia a las
misericordias fieles de David, en un pasaje que habla de perdón y
de salvación. Entonces, dedujo que estas misericordias incluían el
Salmo 16:10, que dice que Dios no permitirá que (dará a) su Santo
vea corrupción (destrucción o disolución del cuerpo). Además,
David, después de servir a su propia generación en la voluntad de
Dios, murió y su cuerpo sí vio corrupción. En contraste con él,
aquél a quien Dios levantó (Jesús) no vio corrupción. (Compare
con Hechos 2:29. Pablo veía la misma verdad que Pedro, pero la
presentó en una forma algo distinta. Se ve claramente que Pablo
predicaba el mismo Evangelio que los otros apóstoles. Vea Gálatas
1:8, 9; 2:2, 9; 1 Corintios 15:11.) La
parte final de este sermón (13:38-41) es una exhortación: "Por
medio de él se os anuncia perdón de pecados." También por
medio de Él todos los creyentes son justificados (hechos justos,
declarados inocentes, tratados como si nunca hubieran pecado; y por
tanto, liberados de la culpa y el castigo de su pecado). Los
pecadores son perdonados y liberados hasta de la culpa de todas
aquellas cosas para las cuales la Ley de Moisés no podía ofrecer
justificación (o no podía considerar a nadie como justo)." Termina
el sermón de Pablo con una advertencia en la que utiliza un
lenguaje tomado de Habacuc 1:5 (en la versión griega de los Setenta).
Quería que los que lo escuchaban estuvieran atentos, no fuera a ser
que cayera sobre ellos un juicio mayor aún que el que sufrieron los
rebeldes a los que hablaba Habacuc. Se
vuelven a los gentiles (13:42-49) "Cuando
salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les
rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas.
Despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos
piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes habiéndoles, les
persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios. A
medida que iban saliendo de la sinagoga, los que allí estaban pedían
que les hablasen de estas cosas en el siguiente día de reposo. Después,
un buen número de ellos, compuesto tanto por judíos como por prosélitos
(convertidos al judaísmo) piadosos (temerosos de Dios), siguió a
Pablo y Bernabé. Ellos les hablaron durante algún tiempo, y los
persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios. Esto quiere
decir que habían creído en la gracia de Dios que trae salvación y
la habían aceptado, y los estaban animando a continuar en ella. Los
gentiles temerosos de Dios pasaron la noticia con tanta eficiencia,
que al día de reposo siguiente, casi toda la ciudad se reunió para
oír la Palabra de Dios (el Evangelio). Al ver la muchedumbre se
llenaron de celos los judíos y comenzaron a hablar contra lo que
Pablo decía. Hasta blasfemaron (no de Dios, sino de Pablo). Es
decir: usaron un lenguaje abusivo contra él. Esto quiere decir que
estaban temerosos de perder su influencia sobre aquellos gentiles
que habían estado buscando sus enseñanzas. También podría
significar que tenían un celo por el judaísmo en el que no había
lugar de bendición para los gentiles que no se hicieran judíos
primero. La
reacción de Pablo y Bernabé fue hablar valiente y libremente,
diciendo que era necesario (esto es, necesario para cumplir con el
plan de Dios) que la Palabra de Dios les fuera hablada primero a
"ustedes, judíos". Pero, ya que los judíos la habían
desechado con burla (rechazado) y por tanto, se habían juzgado a
ellos mismos indignos de vida eterna (con su conducta), "he aquí"
que los dos apóstoles se volvían (en aquel momento) a los
gentiles. ("He aquí" señala que esta vuelta hacia los
gentiles era algo inesperado y sorprendente para los judíos.) La
vuelta hacia los gentiles no era en realidad una idea original de
los apóstoles. Era más bien un gesto obediente a la Palabra profética
dada en Isaías 49:6; con respecto al Mesías, el siervo de Dios. (Vea
también Isaías 42:6; Lucas 2:30-32. Cristo y su Cuerpo, la Iglesia,
los creyentes, participan en la obra de llevar la luz del Evangelio
al mundo.) Al oír
esto, los gentiles se regocijaron y glorificaron la Palabra del Señor.
"Y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna."
Esto podría sonar como si la Biblia estuviera enseñando una
predestinación arbitraria en este momento. No obstante, no se dice
que fuera Dios quien los "ordenara". La palabra "ordenados"
puede significar aquí "decididos". Esto es, aquellos
gentiles aceptaron la verdad de vida eterna por medio de Jesús, y
no permitieron que la contradicción de los judíos los apartara de
ella. La consecuencia fue que la Palabra del Señor se difundió por
toda aquella provincia. La
expulsión de Pablo y Bernabé (13:50-52) "Pero
los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los
principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y
Bernabé, y los expulsaron de sus límites. Ellos entonces,
sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. Y
los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo". Los
judíos que no habían creído se dedicaron entonces a instigar a
mujeres piadosas (devotas, temerosas de Dios) de posición honorable
en la sociedad y a los hombres más importantes en el gobierno de la
ciudad. Por medio de ellos, los judíos inconversos levantaron una
persecución hasta el punto de que Pablo y Bernabé fueron
expulsados del distrito. (Vea 1 Tesalonicenses 2:15, 16.) En
respuesta, Pablo y Bernabé se limitaron a sacudir el polvo de sus
pies como testimonio en contra de ellos (compare con Mateo 10:14;
Marcos 6:11; Lucas 9:5; 10:11). Después, siguieron hasta Iconio
(ciudad frigia situada en la zona sur de la provincia romana de la
Galacia). Sin
embargo, los perseguidores no destruyeron la iglesia de Antioquía
de Pisidia. Los que la componían eran verdaderos discípulos del Señor
y estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo. (Compare con Mateo
5:11, 12; Romanos 14:17; 15:13.) Una vez más vemos que los Hechos
no nos lo dicen todo siempre. Aunque Lucas no lo menciona aquí,
podemos tener la seguridad de que estos creyentes también fueron
bautizados en agua y en el Espíritu Santo.
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