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10. Hechos Apostólicos 12 Hechos Apostólicos es un estudio de la Edad Apostólica de la iglesia cristiana temprana. Es la continuación milagrosa de la obra de Jesús en el primer siglo, a través de la obra del Espíritu Santo y su iglesia. Presenta el ministerio de Pedro, de los doce apóstoles y de Pablo de Tarso, en su cumplimiento de la Gran Comisión desde el Día de Pentecostés hasta llevar el evangelio a Roma, el capital del mundo 20. CAPITULO 8: LIBRADO
DE LA MANO DE HERODES
Léase
Hechos 12:1-24. Preguntas
de Preparación 1.
¿Por qué Heredes comenzó a perseguir a los apóstoles? 2.
¿En qué forma fue rescatado Pedro de la cárcel? 3.
¿Cómo fue castigado Herodes? Introducción Los
capítulos 8 al 12 es la segunda parte de las tres, en que se divide
el libro de los Hechos. Trata de la extensión del evangelio en
Judea y Samaria. Presentan el período de transición de una iglesia
cristiana de judíos a una iglesia cristiana de gentiles. Ya hemos
visto cómo el evangelio alcanzó a los samaritanos, a un prosélito
etíope, a un centurión romano, y a los gentiles de Antioquia. A
primera vista puede parecer que esta lección no contribuye en nada
a esta transición, pero en realidad, sí lo hace. Aunque aquí no
se relata ninguna mayor extensión del evangelio, sin embargo vemos
cómo fueron debilitándose los lazos que unían a los cristianos
judíos, con la antigua religión judaica. 1.
La Persecución Aquella
persecución que tuvo su principio en el martirio de Esteban y
terminó con la conversión de Saulo, fue sucedida por una época de
paz. Pero en el año 44 d.C., Herodes Agripa I, que era el rey sobre
toda la tierra de Palestina, inició una nueva persecución de los
cristianos. Esta segunda persecución fue diferente a la primera.
En aquella, aunque los cristianos helenistas habían tenido que huir,
los apóstoles habían podido permanecer en Jerusalén. Ahora en
esta persecución iniciada por Herodes, los apóstoles eran el
blanco principal. Jacobo, hijo de Zebedeo, fue capturado por Herodes
y decapitado. "Y viendo que esto había agradado a los judíos,
procedió a prender también a Pedro" (12:3). ¿Por
qué agradó a los judíos esta ejecución? Anteriormente vimos que
el pueblo judío respetaba mucho a los cristianos. Sin embargo, con
el paso de los años, la gente se fue olvidando de los milagros de
aquellos primeros días después de Pentecostés. Luego al llegarse
a conocer las noticias de que Pedro realmente había comido con los
gentiles, los judíos se volvieron más y más en contra de los
cristianos. Pedro
fue encarcelado, bajo fuerte guardia de los soldados romanos.
Durante la noche, que supuestamente iba a ser su última aquí en la
tierra, Pedro fue despertado por el toque y la voz de una persona. A
su lado estaba un ángel. Siguiendo sus instrucciones, Pedro siguió
al ángel pasando por las rejas de la cárcel hasta salir a la calle.
Pedro sintió que todo era un sueño, pero luego al desaparecer el
ángel, se dio cuenta de que en verdad estaba libre.
Inmediatamente se presentó en la casa donde los cristianos estaban
orando por él, para demostrarles que Dios les había contestado sus
oraciones. Luego salió de la ciudad buscando un lugar más seguro.
Es interesante recordar que anteriormente, cuando los discípulos
fueron sacados de la cárcel y se les dijo que fueran de nuevo a
predicar en el templo (Hechos 5), lo hicieron. Pero ahora, Pedro no
puso en peligro su vida innecesariamente quedándose en Jerusalén.
Ya que Dios no ordenó nada en contra, Pedro hizo uso de su sentido
común y salió de la ciudad. 2.
Herodes Al
descubrirse la huida de Pedro, Herodes descargó toda su furia
contra la guardia. Sin duda el rey pensó que había habido alguna
cooperación interior que ayudó a Pedro a escapar. Se llevó a la
guardia a ser castigada, probablemente con el mismo castigo que
Herodes había planeado para Pedro. Lucas
nos relata la muerte de Herodes. Este rey no solamente había alzado
su mano contra la iglesia de Dios, sino también le había
blasfemado. Ciertos embajadores de Tiro y de Sidón le habían
aclamado como un dios, pues estaban ansiosos de ganar su favor.
Herodes aceptó esta aclamación sin hacer nada para detenerla o
negarla. Dios pues le castigó y Herodes murió no mucho después. La forma en que murió Herodes es confirmada por el historiador judío
Josefo, quién da más detalles que Lucas, pero, en esencia, cuenta
lo mismo. Lucas añade una cosa que Josefo no dice. Lucas
correctamente señala que la muerte de Herodes era el castigo divino
por su impiedad. Al ponerse este relato al lado del de la libertad
de Pedro de la cárcel, vemos claramente cómo Dios salva a su
pueblo y cómo también castiga a sus enemigos.
21. Comentario
a Hechos de los Apóstoles La
conversión de Cornelio y la difusión del Evangelio entre los
gentiles de Antioquía le dio una nueva dirección a la Iglesia.
Como hemos visto en el capítulo 11, los judíos creyentes de
Jerusalén le presentaron su apoyo y le infundieron alientos a este
nuevo desarrollo de la obra. Aunque ellos siguieran teniendo cuidado
en observar las leyes y las costumbres de los judíos, los
gobernantes y dirigentes deben haberse dado cuenta de lo que estaba
sucediendo fuera de Jerusalén. Durante
algún tiempo no había existido persecución alguna para los
creyentes en Jerusalén. En realidad, la persecución nunca fue
constante en los tiempos de la Iglesia primitiva, ni bajo los
romanos más tarde. Pero los dirigentes judíos de Jerusalén
siempre consideraron a la Iglesia como una amenaza. También conocían
muy bien el ministerio de los apóstoles, y veían cómo muchos
miles los seguían y se convertían al Señor. Herodes
mata a Jacobo (Santiago) (12:1, 2) En aquel mismo tiempo el rey Heredes echó mano a algunos
de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano
de Juan. Desde
el año 6 d.C. hasta el 41, Judea fue gobernada por procuradores
enviados por el emperador romano. Estos hombres nunca fueron
populares. Pilato especialmente, había levantado la cólera de los
líderes judíos de muchas maneras. Hasta había tomado dinero del
tesoro del Templo para construir un acueducto para Jerusalén. En el
año 41 d.C., el emperador unió la Judea al territorio del rey
Heredes Agripa I, quien es el rey Heredes de este capítulo. Este
Heredes era un nieto del idumeo (edomita) Heredes el Grande y de su
esposa Mariamne, princesa judía de la familia asmonea (macabea).
Por ser Heredes Agripa I amigo de los emperadores romanos. Gayo lo
hizo rey de parte de Siria en el año 37 d.C. Después, en el año
39 d.C., le dio también Galilea y Perea, después de enviar al
exilio a Heredes Antipas, el Heredes que había matado a Juan el
Bautista. (Heredes Antipas era tío de Heredes Agripa I.) Cuando
Heredes Agripa I se convirtió en rey de Judea y Jerusalén, hizo
todo lo que estuvo en su mano para ganarse y asegurarse el favor de
los judíos. A diferencia de la mayoría de los Heredes, practicaba
fielmente las formalidades de la religión judía. Es evidente que
él también había visto y oído lo suficiente de parte de los
dirigentes judíos para conocer sus temores y frustraciones con
respecto a los apóstoles y a la Iglesia. Sin duda, oiría cómo el
Sanedrín había amenazado a los apóstoles, y cómo ellos habían
seguido predicando a Jesús. Fue
entonces, en algún momento de los primeros tiempos de su reinado,
cuando decidió tomar las medidas necesarias para demostrar que era
rey y que podía hacer más que limitarse a amenazar. Así fue como
echó mano (arrestó) a algunos de la Iglesia con la intención de
maltratarlos. Entre ellos se hallaba el apóstol Jacobo, o Santiago,
hermano de Juan e hijo de Zebedeo. Los dos hermanos y Pedro habían
constituido el círculo íntimo de Jesús entre sus discípulos
mientras El ministraba en la tierra. Lucas no nos da detalles, pero
no parece que se haya hecho juicio alguno. A Jacobo no se le dio
oportunidad ni de dar testimonio de su fe. Heredes simplemente lo
hizo matar (asesinar) con una espada. ! Herodes
arresta a Pedro (12:3-6) Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió
a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin
levadura. Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole
a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen;
y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. Así que
Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin
cesar oración a Dios por él. Y cuando Herodes le iba a sacar,
aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados,
sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta
custodiaban la cárcel. El
asesinato de Jacobo agradó (complació, fue bien aceptado) a los
dirigentes judíos y a sus amigos. Nunca habían olvidado la forma
en que los apóstoles los habían desafiado. Además, puesto que la
mayoría de estos dirigentes eran saduceos, no les gustaban las enseñanzas
de los cristianos. Querían que se les frenara. Cuando
Herodes vio lo complacidos que estaban, procedió a arrestar a
Pedro, que era el más lanzado de todos los apóstoles. Pero este
arresto tuvo lugar durante los siete días de la fiesta del pan sin
levadura. Estos días iban unidos a la fiesta de la Pascua en
aquellos tiempos, y los ocho días recibían el nombre de Pascua (comenzaban
con el 14 de Misan, que en nuestro calendario varía entre marzo y
abril). Nuestra versión traduce correctamente "los días de
los panes sin levadura", mientras que otras, como la versión
King James (del rey Jaime) inglesa traducen la palabra pascha,
versión aramea del hebreo pesakh, como "pascua".
Sin embargo, lo que se quiere significar es la combinación de la
pascua y de los panes ázimos o sin levadura. No se
nos dice por qué Herodes decidió esperar hasta que pasaran los días
de pascua para presentar a Pedro 2 ante el pueblo. Los líderes judíos
no dudaron en hacer matar a Jesús durante aquellas mismas fiestas.
Posiblemente Heredes quisiera demostrarles lo estrictamente que
guardaba la pascua. También es posible que haya querido esperar
hasta que la mayoría de la multitud regresara a sus hogares, por
temor a que hubiera algún motín que no fuera capaz de controlar.
Otros sugieren que quería tener toda la atención del pueblo para
la exhibición que quería hacer. Cualquiera que fuera la razón.
Heredes puso en prisión a Pedro bajo fuerte vigilancia, entregándolo
a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno. Mientras
tanto, la Iglesia oraba continua y ardientemente a Dios a favor de
Pedro. Podemos estar seguros de que oraba para que tuviera fortaleza
y pudiera dar testimonio, además de orar por su liberación. La
noche anterior al día en que Herodes pensaba sacarlo para hacerle
juicio, sentenciarlo y ejecutarlo, Pedro se hallaba profundamente
dormido. Debe haber puesto su situación en manos del Señor; aun
cuando esperaba tener que enfrentarse a la ejecución al día
siguiente, pudo dormir pacíficamente. Tenía a Cristo consigo.
Morir hubiera significado solamente estar más cerca de El aún.
(Compare con Filipenses 1:21.) Los primeros creyentes estaban tan
llenos del Señor, que no temían a la muerte. Ciertamente,
la situación de Pedro parecía sin esperanza en lo natural. Dos
cadenas lo ataban a los dos soldados que dormían uno a cada lado de
él; frente a la puerta había guardas que vigilaban la prisión.
Seguramente Heredes habría conocido la forma en que los apóstoles
habían escapado de la prisión anteriormente, y por eso no quería
correr riesgos. Un ángel
rescata a Pedro (12:7-19) "Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y
una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado,
le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le
cayeron de las manos. Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las
sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme.
Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacia
el ángel, sino que pensaba que veía una visión. Habiendo pasado
la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que
daba a la dudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos,
pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. Entonces
Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el
Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes,
y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. De
pronto, se presentó un ángel del Señor ante Pedro. Una luz
resplandeció en la prisión; posiblemente surgiera de la persona
del ángel, o quizá fuera una manifestación distinta, para que
Pedro pudiera ver lo que tenía que hacer. Entonces el ángel lo tocó
fuertemente en un costado, lo despertó y le dijo que se levantara
pronto. (El verbo griego no significa que el ángel lo haya
levantado, sino simplemente que lo despertó.) Al mismo tiempo, las
cadenas cayeron de sus muñecas. Después
de obedecer la orden del ángel de ceñirse la túnica con el cinturón,
ponerse las sandalias y envolverse en su manto, lo siguió y
salieron. Sin embargo, durante todo este tiempo, él no sabía
realmente que era cierto lo que estaba sucediendo. Pensaba que
estaba viendo un sueño o una visión. Tampoco los guardas estaban
conscientes de lo que estaba sucediendo, ni veían al ángel. Después
de pasar por dos puertas con sus guardas (lo cual es señal de que
Pedro estaba en la prisión más interior), la gran puerta de hierro
que daba a la ciudad (a la calle) se abrió sola. Entonces, después
de que el ángel lo guiara por una de las estrechas calles (probablemente
a todo lo largo de una de ellas), se apartó de él súbitamente (y
desapareció). Hasta
que el ángel no se hubo ido, y Pedro se encontró solo en la calle,
no recuperó la conciencia, ni se dio cuenta de que el Señor había
enviado realmente a su ángel para rescatarlo del poder de Heredes y
de lo que el pueblo judío estaba esperando. Esto es, de la
esperanza de que Heredes le hiciera lo que ya le había hecho al apóstol
Jacobo. Después
de darse cuenta de todo esto, Pedro se dirigió a la casa de María,
la madre de Juan Marcos. (Marcos era un nombre latino añadido.) Allí,
había un considerable número de creyentes reunidos en oración.
Notemos que después de varios días, todavía seguían orando día
y noche por Pedro. La oración fiel era una de las señales de la
Iglesia primitiva. La
casa de la madre de Marcos era grande y tenía un pasillo que iba
desde la calle hasta el interior de la casa, donde se hallaban
reunidos los creyentes. El hecho de que una joven esclava. Rodé (en
griego, "rosal"), saliera a la puerta cuando Pedro llamó,
nos muestra que también era una casa rica. Es evidente que servía
de ordinario como lugar de reunión para un gran grupo de creyentes.
Pedro sabía que encontraría gente allí. Sin duda sentía que tenía
una relación especial con este grupo, porque Marcos se había
convertido bajo su ministerio, y había recibido de él un
entrenamiento especial. (Vea 1 Pedro 5:13, donde Pedro llama a
Marcos "mi hijo", en el sentido de "mi estudiante".) Cuando
Pedro tocó a la pesada puerta de entrada del patio (esto es, la
entrada al pasillo que conducía al patio interior de la casa). Rodé
contestó. El sonido de la familiar voz de Pedro la llenó de un
regocijo tal, que en su emoción no abrió la puerta. En cambio,
corrió adentro y les anunció la presencia de Pedro a los creyentes
que estaban reunidos. Ellos
le dijeron que estaba loca, absolutamente enajenada. Pero ella siguió
afirmando categóricamente que así era. Algunos judíos tenían la
tradición de que un ángel guardián podía tomar la forma de una
persona. No hay fundamento bíblico alguno en absoluto para una enseñanza
así, pero Lucas relata lo que dijeron en ese momento, para
demostrar que pensaban que Pedro ya estaba muerto. Aunque oraban día
y noche por su libertad, no podían creer que se había producido
realmente. Habían
pasado varios años desde la ocasión anterior en que los apóstoles
habían sido liberados de la prisión. Pero no era sólo el tiempo
transcurrido lo que había embotado su fe. La sacudida de la muerte
de Jacobo les hacía preguntarse si quizá el Señor no permitiría
que Pedro fuera asesinado también. Jesús le había indicado a
Pedro que tendría muerte de mártir cuando fuera anciano (Juan
21:18, 19). Sin embargo. Jesús no dijo qué edad tendría, y Pedro
era mayor que los demás apóstoles en edad. En
realidad, la Biblia no da explicación de por qué Dios dejó que
mataran a Jacobo en este momento, y sin embargo rescató a Pedro.
Podemos estar seguros de que en su divina sabiduría. El sabía que
el trabajo de Jacobo estaba terminado, y Pedro todavía hacía falta
sobre la tierra. ¡Dios hace bien todas las cosas! Mientras
seguía toda esta discusión en el grupo de oración, Pedro seguía
de pie afuera, llamando a la puerta. Probablemente no llamara muy
alto, para no despertar al vecindario, no fuera a ser que alguien
diera la alarma. Pero finalmente abrieron la puerta, y al verlo se
quedaron todos atónitos y asombrados. Según
se ve, comenzaron a gritar de emoción. Pero Pedro les hizo señal
con la mano de que guardaran silencio y les relató cómo el Señor
lo había sacado de la prisión. Después les dijo que informaran de
todo aquello a Jacobo (el hermano de Jesús) y a los hermanos; esto
es, a los principales creyentes asociados a Jacobo, posiblemente
ancianos de grupos que se reunían en otras casas. No hay duda de
que se estaban llevando a cabo otras reuniones de oración bajo la
dirección de Jacobo y de los demás ancianos de la Iglesia. Jacobo
les daría a los demás la noticia de la liberación de Pedro. Entonces
Pedro, sabiendo que al amanecer los hombres de Herodes comenzarían
a buscarlo, se fue a otro lugar (fuera de Jerusalén). No le dijo a
nadie a dónde iba, para que pudieran decir con honradez que no sabían
dónde se hallaba. De
este relato deducimos también que el lugar de liderazgo dado a
Jacobo era cada vez más importante. Quizá se debiera en parte al
hecho de que fuera hermano de Jesús. Pero Jesús tenía otros
hermanos; no hay evidencia de que ninguno de ellos llamara la atención
sobre su parentesco con Jesús, o de que trataran de sacarle partido
en forma alguna. Tanto Jacobo como Judas en sus epístolas se
refieren a sí mismos dándose simplemente el título de siervos (esclavos)
del Señor Jesús. Jacobo siguió siendo uno de los principales
ancianos de la Iglesia en Jerusalén, hasta que fue apedreado a
muerte en el año 61 d.C., poco después de la muerte de Festo. Esto
estremeció a la mayoría de los judíos en Jerusalén, porque aun
los que no habían aceptado a Cristo tenían a Jacobo en gran honor,
y agradecían su mucha oración por el pueblo. Sí
da la impresión de que, después de aparecérsele Jesús a Jacobo
(1 Corintios 15:7), éste ganó a sus demás hermanos para el Señor,
y entonces todos ellos recibieron enseñanza de los apóstoles.
Desde aquel momento, se entregaron a la oración y a servir a los
demás. Especialmente Jacobo parece haber crecido espiritualmente a
pasos agigantados. Una tradición posterior afirma que tenía
callosidades como las de los camellos en sus rodillas, y que hizo
hoyos en un piso de piedra arrodillándose continuamente en el mismo
lugar. Todos están de acuerdo en que la oración y los dones del
Espíritu hicieron de él un líder espiritual. Al
amanecer, no fue poco el alboroto que hubo entre los soldados,
mientras trataban de averiguar qué había sido de Pedro. Aunque
Heredes hizo que se le buscara cuidadosamente, no se le halló por
ninguna parte. Entonces Herodes llamó a los guardas para un
interrogatorio previo, pero no les hizo un juicio formal. En cambio,
hizo que se los llevaran y los ejecutaran sumariamente. (La ley
romana castigaba a un guarda con el mismo castigo que el prisionero
escapado hubiera recibido.) Después
de aquello, probablemente enojado, molesto y desanimado, Herodes
salió de Judea (esto es, de Jerusalén) y se fue a la otra capital
de la provincia, que estaba en la costa del mar (Cesarea), donde se
quedó. Sentía que había sido deshonrado en Jerusalén, y nunca
regresó a la ciudad. La
muerte de Herodes (12:20-24) "Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón;
pero ellos vinieron de acuerdo ante él, y sobornado Blasto, que era
camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era
abastecido por el del rey. Y un día señalado, Herodes, vestido de
ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. Y el pueblo
aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! Al momento un ángel
del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró
comido de gusanos. Pero la palabra del Señor crecía y se
multiplicaba". En
aquellos momentos, y probablemente por algún tiempo ya, Herodes
estaba sumamente furioso con Tiro y Sidón, prácticamente a punto
de hacer estallar la guerra, aunque no se hubiera permitido que esto
sucediera entre dos provincias o dependencias romanas. Para tratar
de tranquilizarlo, los dirigentes de Tiro y Sidón se reunieron, se
pusieron de acuerdo y fueron ante Herodes. Pero primero, hicieron
amistad con Blasto, el camarero mayor del rey, quien era uno de los
consejeros y confidentes de Herodes. Usando su influencia, pidieron
paz para ellos. Tenían una buena razón: Tiro y Sidón se hallan en
una estrecha faja de tierra entre las montañas y el mar, y tenían
muy poca zona cultivable; debido a esto, dependían de Palestina en
cuanto a sus alimentos. (Vea 1 Reyes 5:11; Esdras 3:7; Ezequiel
27:17.) También se indica que Bernabé y Saulo se hallaban en
Jerusalén en aquellos momentos, con la colecta que habían traído
para aliviar el hambre. Es posible que esta hambre hubiera estado
afectando a Tiro y a Sidón también, de manera que han de haber
estado desesperados por compartir los alimentos producidos en
Palestina. Herodes
respondió positivamente, y los líderes, sin duda acompañados por
numerosas personas de Tiro y de Sidón, se reunieron en Cesarea en
un día señalado. El anfiteatro abierto de estilo griego, situado
junto al mar Mediterráneo en las ruinas de la antigua Cesarea, es aún
una maravilla de buena acústica. Es probable que la multitud se
reuniera allí. Entonces apareció Herodes en el escenario con sus
ropas reales. Según el historiador judío Josefo, el ropaje
exterior era de plata (adornado con plata, o tejido con verdaderos
hilos de plata). Josefo añade también que los rayos del sol se
reflejaban en el manto de plata de Herodes. Después
de sentarse en un trono elevado, Herodes comenzó una arenga (un
discurso) a la multitud de Tiro y Sidón reunida. Aquellas personas
hablaban griego y habían adoptado la cultura y la idolatría de los
griegos. En respuesta al discurso de Herodes, comenzaron a gritar:
"¡Voz de Dios (de un dios), y no de hombre!" Herodes no
se opuso a esto, ni le dio al verdadero Dios gloria alguna.
Inmediatamente, un ángel del Señor lo hirió. Fue comido por
gusanos y murió (expiró). Josefo añade que Herodes estuvo cinco días
con dolores de agonía en el abdomen. Esto está de acuerdo con el
texto, que sólo dice que fue herido de inmediato, y no que muriera
en aquel mismo lugar. Esto sucedió en el año 44 d.C. Después de
aquello, los emperadores romanos volvieron a nombrar procuradores
para gobernar la Judea. Nada de esto fue obstáculo para el continuo
crecimiento de la Iglesia o para la difusión del Evangelio en
Palestina. A pesar de la muerte de Jacobo, el arresto de Pedro, la
actitud de Herodes y su muerte, "la palabra del Señor crecía
y se multiplicaba". Bernabé
y Saulo regresan a Antioquía (12:25) "Y Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron
de Jerusalén, llevando también consigo a Juan, el que tenía por
sobrenombre Marcos". Parece
posible que Bernabé y Saulo estuvieran en Jerusalén al menos
durante las fiestas de Pascua, cuando estos sucesos tuvieron lugar.
Otros, puesto que Josefo señala que el hambre tuvo lugar en el año
46 d.C., dos años después de la muerte de Herodes, sugieren que la
visita de Pablo y Bernabé no fue hasta esa fecha. Aunque
la fecha no sea cierta, se ve claramente que Saulo y Bernabé
cumplieron con su ministerio y les entregaron la ayuda a los
ancianos de Jerusalén. Después, regresaron a Antioquía, llevando
consigo a Juan Marcos para que los ayudara en el ministerio de la
Iglesia en Antioquía. Colosenses 4:10 nos dice que Marcos era
"sobrino" (literalmente, primo) de Bernabé. La mención
de Marcos y del regreso a Antioquía les sirve de introducción a
los sucesos del capítulo 13.
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