Oratoria
es el arte de
hablar en público con elegancia para persuadir, convencer, educar o
informar a un auditorio. Se
dan principios básicos de la comunicación, la pedagogía y la
homilética para presentar discursos, conferencias, seminarios y sermones.
9.
PREPARANDO EL MENSAJE
¿Cómo comienza uno a preparar un mensaje? ¿De
dónde viene el mensaje? Estas son preguntas importantes, y a
la vez difíciles de contestar, porque hay muchos métodos que se
pueden usar para el inicio de un mensaje. Casi cada predicador
tiene su propio sistema de preparar mensajes y el estudiante debe
desarrollar su propio método.
En esta lección veremos algunas ideas y sugerencias
que pueden ayudar al predicador en preparar sus mensajes.
Tenga
un objetivo. Cada mensaje debe tener un propósito.
Sin una meta, el predicador no puede empezar la preparación de
un mensaje. Conocer bien las necesidades de su congregación
le ayudará al predicador en establecer el objetivo de su
mensaje.
Busque
una porción bíblica que corresponda al objetivo que quiere
lograr. La Biblia es una fuente inagotable de recursos
para mensajes que hablen a las necesidades de los hombres.
Tenga
un corazón abierto a la dirección del Espíritu Santo.
Este es el factor más importante en la preparación de un
mensaje. El Espíritu Santo nos ayuda a descubrir las
verdades eternas de la Biblia y nos enseña cómo aplicarlas a
las vidas de nuestros oyentes.
10.
PREPARANDO EL MENSAJE (CONCLUSIÓN)
En esta lección estaremos viendo otras sugerencias
para la preparación de mensajes.
1. LA ORACIÓN
Debemos recordar que somos representantes de Dios ante
el pueblo. Ellos esperan oír un mensaje de Dios. No
podemos presentar este mensaje sin la unción del Espíritu Santo, y
solamente por la oración podemos tener esa unción.
2. EL ESTUDIO
Juntamente con la oración viene el estudio. Las
dos cosas se completan entre sí. El que sólo ora y no
estudia no podrá presentar un mensaje claro y entendible, y el que
sólo estudia y no ora dará un mensaje vacío y sin poder.
3. EL BOSQUEJO
Para recordar los pensamientos y para poder presentar
el mensaje en forma más fácil de entender, es necesario hacer un
bosquejo. El bosquejo es como el esqueleto del mensaje.
Será responsabilidad del predicador revestirlo con la “carne”
que dará alimento espiritual a sus oyentes.
11.
EL TEMA DEL MENSAJE
Es
de mucha importancia tener un tema que uno conoce bien. El
predicador que procura predicar sobre un tema que él mismo no
entiende tendrá un fracaso.
Se
debe escoger un tema que la congregación entenderá.
Siempre debemos procurar predicar al nivel de nuestros oyentes,
usando palabras que ellos entienden, y sobre un tema que ellos
podrán apreciar.
El
tema debe ser de valor espiritual. Se puede desarrollar
otros temas interesantes como de la historia, la ciencia u otros
asuntos. Pero eso no es predicar a Cristo ni la Biblia.
Debemos predicar sobre las cosas que edifiquen a nuestros
oyentes en su vida espiritual, tal como las grandes doctrinas y
la aplicación práctica de éstas a la vida diaria.
El
tema debe coincidir con el blanco u objetivo del mensaje.
No debemos predicar sólo por predicar. Toda predicación
debe tener como fin conmover a los oyentes y estimularles a
alguna acción espiritual.
No
escoja un tema que no esté de acuerdo con su propia experiencia.
Si uno no está viviendo santamente, no debe predicar de la
santidad. No se puede predicar de la victoria completa si
uno mismo vive en derrota.
El
tema debe ser apropiado al tiempo, al lugar y a los oyentes.
No es apropiado predicar mensaje evangelístico a un grupo de
creyentes, ni es aconsejable predicar sobre el crecimiento en la
vida cristiana a un auditorio de inconversos.
12.
LAS VENTAJAS DE TENER UN TEXTO
El texto es la porción o parte de la Palabra de Dios
en que se basa el mensaje. Hay varias ventajas de tener un texto.
Guarda
al predicador cerca de la Biblia. No hay mucho peligro de
olvidar o despreciar la palabra si se acostumbra explicar
pasajes o porciones de ella con cuidado.
Ayuda
al predicador a evitar que su mente se distraiga y que vague por
otros rumbos. El predicador debe seguir el hilo del texto
y preguntarse si no está divagando.
Despierta
interés en la congregación. Si se escoge bien el texto
sirve de estímulo a los oyentes.
Gana
la confianza de la congregación. Los oyentes saben que el
predicador va a proclamar la Palabra de Dios y no sus propias
opiniones.
Da
autoridad y valor al predicador en proclamar su mensaje.
Ya sabe que “así dice Jehová” no tiene por qué temer.
A la vez, el pueblo está deseoso de oír un mensaje con
autoridad divina.
13.
CÓMO ESCOGER TEXTOS
En esta lección queremos dar algunas indicaciones
sobre el texto y cómo escogerlo.
Busque
la dirección del Espíritu Santo. Si vivimos
continuamente bajo la influencia y el poder del Espíritu Santo
no será difícil obtener esta dirección.
Lea
la Biblia con constancia. La Biblia es la mina del
predicador. Cuando algún pensamiento, ilustración o
argumento le impresiona, debe apuntarlo en un cuaderno. A
veces al leer las Escrituras, un cierto texto o pasaje le llama
la atención y aun un bosquejo se presenta. Hay que
apuntar tales pensamientos y algún día le servirán.
Esté
al tanto de las necesidades de su congregación; sus necesidades
físicas, mentales, morales y espirituales. El predicador
que toma en cuenta las necesidades de su congregación les
ayudará con sus mensajes.
Lea
otros libros buenos. Hay que leerlos, no para copiar, sino
para recibir inspiración. Estos libros sirven como tónico
para la mente y el corazón. El estudio de las biografías
de grandes predicadores, misioneros y reformadores es una grande
inspiración al predicador.
14.
PRECAUCIONES ACERCA DE ESCOGER UN TEXTO
Hay ciertas precauciones que el predicador debe tomar
al escoger el texto para su mensaje.
No
debe escoger texto demasiado difíciles. Hay algunos
textos que son oscuros, profundos y difíciles de interpretar.
El predicador no debe meterse a las aguas profundas si no está
seguro que sabe nadar bien. Es
preferible usar textos que son claros y entendibles.
Se
debe evitar la controversia. No es aconsejable usar el púlpito
para la polémica. Nunca debemos usarlo como un fuerte de
donde atacar a los enemigos. Debe evitar usar textos
controvertibles, porque será fácil caer en el error de estar
predicando nuestras propias opiniones.
Hay
que tener cuidado si se usa textos del libro de Job, Cantares o
Eclesiastés. Se debe considerar el objeto del libro y el
carácter de la persona que habla.
Nunca
debe usarse como texto una parte de un pasaje que solo expresa
una parte de la verdad. Ejemplo: “No hay Dios”, Salmo
14:1 “Todo hombre es mentiroso”, Salmo 116:11
15.
INTERPRETANDO EL TEXTO
Queremos ahora considerar algunas reglas para la
interpretación correcta del texto.
Hay
que averiguar si el lenguaje del texto es literal o figurativo.
Vea Juan 2:19, 21, 22. En este pasaje las palabras
“templo” y “cuerpo” se referían literalmente al cuerpo
físico de Cristo. Vea Mateo 26:26. En este pasaje
la palabra “cuerpo” se usa no en forma literal sino
figurativa. Las palabras “lavando” y “lavar” son
usadas literalmente. En la historia de Naamán (2°. Reyes
5) se usa en el sentido literal, mientras en 1a. Corintios 6:11
la palabra “lavados” se usa figurativamente.
Siempre debemos tomar la Biblia en sentido literal a menos que
el contexto, los pasajes paralelos o el mismo texto muestren que
el lenguaje es figurativo. Creemos que la Biblia dice lo
que quiere decir. Averiguar lo que la Biblia dice requiere
estudio esmerado.
Hay
que averiguar el sentido de las palabras dado por lo diferentes
escritores de la Biblia. Todos no dan el mismo sentido a
la misma palabra.
Ejemplo: La palabra “fe” –en Gálatas 1:23; 1a.
Timoteo 3:9; 4:1 y Hechos 24:24 quiere decir el Evangelio de lo
cual fe en Cristo es la gran doctrina. En
Hechos 17:31 y Hebreos 11:1 quiere decir prueba o evidencia.
Hay
que considerar las circunstancias del escritor y de las personas
a quienes fue escrito. ¿Bajo que condiciones fueron
escritas las palabras? ¿Qué era el carácter del pueblo
a quien fue escrito?
Ejemplo:
En 1a. Corintios 3:1-3, Pablo se dirige a la situación que
existía en la Iglesia de Corinto. No podemos aplicar
estos versículos universalmente a todas las iglesias ni a todas
las personas en este tiempo. Por cierto se aplican a
ciertos casos hoy, pero reconocemos que también hay iglesias
espirituales.
Hay
que considerar la enseñanza de toda la Escritura en conjunto.
Ningún texto debe ser interpretado aparte de lo que toda la
Biblia enseña. Se entiende mejor la Escritura comparándola
consigo misma. Los hombres piadosos de todas las edades
han sentido la necesidad de leer reverentemente la palabra de
Dios comparando Escritura con Escritura.
Ejemplo: Si en base de Romanos 5:1-11 uno enseña que la
justificación por la fe nos libra de la necesidad de la
santidad, no es bien interpretado, porque contradice las otras
enseñanzas de la Biblia, tales como 1a. Tesalonicenses
4:3 y Hebreos 12:14.
Un
conocimiento de las costumbres del pueblo a quien la Biblia fue
escrita es una gran ayuda en interpretarla correctamente.
Ejemplo: En Juan 13:14 Jesús dijo a sus discípulos,
“vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los
otros”. Para entender este versículo tenemos que saber
algo de las circunstancias y de la cultura de los judíos.
Los judíos siempre mandaban a sus siervos a lavar los pies de
sus huéspedes. Era trabajo de mozo. Jesús lo hizo
y mandó a sus discípulos que lo hicieran. Aquí la
interpretación importante es la lección de humildad y servicio.
16.
LAS FUENTES DE INTERPRETACIÓN DEL TEXTO
Existen fuentes de interpretación que pueden ayudar
al predicador en la preparación de su mensaje. En
esta lección vamos a ver algunas de éstas.
El
contexto del pasaje: El contexto, es, sencillamente, lo
que va con el texto; lo que viene antes y lo sigue después.
Por eso es muy importante estudiar todo el pasaje para ver en
que circunstancias se dijo las palabras del texto, y que es su
verdadero sentido.
El
uso de pasajes paralelos. Se debe usar diligencia en
comparar textos paralelos, pasajes en que el asunto es el mismo,
equivalente o semejante. Compárense Marcos 8:36 con Lucas
9:25 y Mateo 21:1-11 con Marcos 11:1-11. Muchas veces
descubrimos nuevos detalles en el relato al leer la misma
historia en los diferentes evangelios.
El
texto mismo. Hay que averiguar exactamente lo que quiere
decir la Biblia en el texto. Para esto hay que leer
cuidadosamente varias veces, observando la puntuación, las
tildes, etc.
Otros
libros de estudios tales como los medios disponibles para la
buena interpretación del texto, pero no olvidemos que la Biblia
misma es su mejor comentario.