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2. Estilo de la intervención![]() Oratoria es el arte de hablar en público con elegancia para persuadir, convencer, educar o informar a un auditorio. Se dan principios básicos de la comunicación, la pedagogía y la homilética para presentar discursos, conferencias, seminarios y sermones. 4.
Estilo de la intervención
Cuando se habla en público, el estilo de la intervención
va a depender de diversos factores, entre ellos los que se señalaron
en la lección anterior. Es decir, en función del motivo de la intervención,
del objetivo que se pretende conseguir, del público asistente,
etc., el discurso tendrá un estilo determinado. Un mismo tema se puede presentar de maneras muy
diferente (por ejemplo, la presentación de los resultados de una
empresa variará según se trate de rendir cuentas ante los
accionistas o de felicitar a los empleados por los objetivos
conseguidos). No se puede pretender hablar en público siempre de la
misma manera: hay que ajustar el estilo de la intervención a las
características de cada ocasión, ya que si no se hiciera la
actuación podría resultar en un enorme fracaso (con independencia
de que uno sea un experto en la materia). Las características que definen el estilo de una
intervención son numerosas: Formal o informal Serio o desenfadado Sobrio o entusiasta Cercano o distante Riguroso o generalista Monólogo o participativo Con apoyo visual (proyector) o no Etc. Ejemplos: Discurso en un acto oficial: será un discurso formal,
sobrio y riguroso. Presentación de un proyecto técnico: será un
discurso muy técnico y preciso, el estilo puede ser más informal y
cercano, se utilizará apoyo visual, posibilidad de preguntar, etc. Discurso de inaguración de las fiestas locales:
informal (aunque no por ello menos preparado), entusiasta, divertido
(con anécdotas, toques de humor, ironía, etc.), cercano, etc. Palabras improvisadas en un banquete de boda: informal,
familiar, entrañable, breve, etc. El orador buscará darle a su intervención aquella
orientación con la que pueda lograr el mayor impacto posible con el
público. Si no se tiene claro cual es el enfoque apropiado, habría
que hablar con los organizadores del acto o con alguna persona
experta para conocer su opinión. En caso de duda es preferible adoptar la opción más
conservadora: resulta menos llamativo hablar de manera formal en un
acto informal, que hablar de manera informal en un acto formal. La forma de vestir también puede venir determinada por
el tipo de acto (no es lo mismo intervenir en el Congreso de los
Diputados que en un meeting político). Si no se cuidan todos estos detalles, puede suceder que
el orador no consiga captar la atención del público, quien se irá
con la impresión de que el discurso ha estado completamente fuera
de lugar. Una última observación: Un toque de humor, sabiamente administrado, no está reñido
con la seriedad ni con el rigor (además, ayuda a acercarse a la
audiencia). 5.
Público Cuando se habla en público lo primero que hay que
buscar es captar su interés y atención, con vistas a que la
comunicación resulte efectiva. Hablar a un público que no muestra interés es perder
el tiempo. Si el público asiste al acto es porque le interesa,
porque espera obtener algo (aprender, conocer otros puntos de vista,
pasar un rato agradable, etc.), por lo que hay que intentar no
defraudarle. No hay que ver al público como al enemigo. Hay que preparar el discurso en función del público
que se espera que asista: Tratando un tema que le interese (si el orador tiene la
opción de poder elegir). Utilizando un lenguaje apropiado, comprensible; no se
deben utilizar términos que le resulten extraños (no es lo mismo
dirigirse a universitarios que a un grupo de jubilados). Un mismo tema se puede abordar de manera diferente en
función del público objetivo. Una presentación sobre el buen comportamiento del paro
en España será diferente si se realiza en el Congreso de los
Diputados o si tiene lugar en un meeting político (en el primer
caso será una presentación más formal, distante y sobria,
mientras que en el segundo caso puede ser más informal y apasionada).
Aunque hasta el momento de la intervención no se tendrá
una idea exacta del público asistente, habría que hablar
previamente con los organizadores del acto para que indiquen qué
tipo de público se espera que asista. Un aspecto que conviene tener en cuenta es si se trata
de un grupo homogéneo (por ejemplo, alumnos de la facultad de
derecho) o no (por ejemplo, el público de las fiestas locales), ya
que el discurso deberá ir dirigido a todos ellos. No se deben utilizar términos o expresiones que parte
del público no conozca, ni entrar en unos niveles de detalle que a
una parte del público pueda no interesarle, o que sencillamente no
sea capaz de entender. También hay que informarse del número previsto de
asistentes: No es lo mismo dirigirse a 10 que a 300 personas. Esto
influirá en la capacidad de interactuar (preguntar, debatir, etc),
en la necesidad o no de utilizar micrófono, en los posibles medios
de apoyo (pizarra, proyectores, etc.). Si el público es numeroso habrá que hablar más alto
(con independencia de que se utilice micrófono), aspecto que se
tendrá en cuenta en los ensayos. Con pocos asistentes el estilo
puede ser más informal, más cercano, frente a un estilo más
formal cuando la audiencia es numerosa. Hay que tener en cuenta el posible conocimiento que pueda tener el público sobre el tema que se va a abordar, ya que esto determinará hasta que nivel se podrá profundizar, o que vocabulario, más o menos técnico, se podrá utilizar. Un aspecto que también influirá en el discurso es si
el orador conoce ya al público (ha participado en ocasiones
anteriores, trabaja en la empresa, vive en el pueblo, etc.) ya qué
esto podría permitirle darle a su discurso un toque de mayor cercanía,
más informal. Hay que tratar de anticipar si el público va a estar
de acuerdo o no con la tesis que se va a exponer y en el caso de que
se prevean discrepancias, intentar conocer las razones de las mismas.
En la exposición de puede hacer referencia a otros
posibles puntos de vista, tratarlos con rigurosidad y respeto,
aunque indicando que no se coincide con ellos. También hay que considerar las preguntas más
probables que el público pueda plantear, lo que permitirá llevar
preparadas las respuestas. 6.
Lugar de la intervención El lugar de la intervención también determina en gran
medida el tipo de discurso: El lugar imprime al acto su propia identidad, dándole
una nota de mayor o menor formalidad: No es lo mismo intervenir en una pequeña sala de
junta, en un auditorio, o desde el balcón del ayuntamiento. El orador debe conocer el lugar en el que va a hablar y
tenerlo en cuenta a la hora de ensayar. Conocer sus dimensiones, si podrá contar con
proyectores, pizarras, etc.; si el estrado tiene una dimensión
suficiente para poder moverse por él; si tendrá también la
posibilidad de moverse entre el público (por ejemplo, en un aula
universitaria), etc. Lo ideal sería, además de conocerlo, realizar allí
el último ensayo general, el día previo al acto. Esto le permitiría familiarizarse con el sitio, lo que
también contribuye en cierta medida a calmar un poco los nervios. Si uno no tiene posibilidad de visitar el local, al
menos debería ponerse en contacto con los organizadores del acto
para que le informen sobre sus características. Lo que no se debe hacer es no conocer el lugar donde se
va a hablar hasta el momento de la intervención, no vaya a haber
sorpresas de última hora de difícil solución: No dispone de proyector para mostrar las transparencias
que se habían preparado, no hay un atril donde colocar las fichas
de apoyo, el estrado es demasiado pequeño, etc. Se trata, en definitiva, de evitar cualquier imprevisto que pueda perjudicar la intervención. |
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