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5. Ensayo y
Presentación![]() Oratoria es el arte de hablar en público con elegancia para persuadir, convencer, educar o informar a un auditorio. Se dan principios básicos de la comunicación, la pedagogía y la homilética para presentar discursos, conferencias, seminarios y sermones. 13.
Ensayo
Toda intervención pública exige una preparación
adecuada, no se puede dejar nada al azar. La diferencia puede ser entre un discurso discreto y un
gran discurso. La regla fundamental es ensayar, ensayar y ensayar. Ensayar con seriedad permite llegar a dominar la
actuación que se va a realizar, lo que contribuye a aumentar la
autoconfianza y a reducir la tensión típica de los días previos a
la intervención. Ensayar no significa simplemente repasar mentalmente el
texto dos horas antes de la intervención. Ensayar implica: Leer el discurso en voz alta, cuantas veces sean
necesarias, hasta llegar a familiarizarse con él. Exponer el discurso, recreando en todo lo posible las
condiciones en las que se va a desarrollar la intervención (de
memoria, con apoyo de notas, utilizando pizarra, con proyección de
transparencia, con micrófono...). Practicar la voz, los silencios, las miradas, los
movimientos, las manos, los gestos de la cara, etc. Ser capaz de mostrar serenidad, transmitir entusiasmo,
saber enfatizar, mostrarse convincente, etc. En definitiva, se ensaya no sólo para dominar el texto
(evitar poder quedarse con la mente en blanco), sino con vista a
sacarle todo su jugo, de conseguir conectar con el público, de
motivarlo, de entusiasmarlo, etc. Hay que ensayar incluso aunque se pretenda improvisar
el discurso. Tan sólo el dominio del mismo permitirá realizar una
buena improvisación. Resulta muy útil grabarse en video y analizar con
sentido crítico la actuación: Permite detectar fallos y poder corregirlos. También resulta interesante ensayar con público: Convencer a algún familiar o amigo para que esté
presente en algún ensayo y que realice un análisis crítico, señalando
aquello que haya ido bien y aquello otro que necesite ser mejorado. Se debería realizar un último ensayo (el ensayo
general) en el lugar en el que se va a celebrar el acto, y si es
posible con participación del equipo técnico de luz y sonido. El objetivo es familiarizarse con el entorno y
coordinar todos los aspectos de la intervención. Se ensayará hasta el día anterior al acto. El día de la actuación es preferible descansar, ya
que un ensayo de última hora, sin tiempo para corregir fallos, tan
sólo sirve para aumentar el estado de nerviosismo. 14.
Día del acto El día del acto el orador debe procurar encontrarse en
plena forma. La noche anterior debe dormir las horas necesarias. Hay
que llegar al discurso fresco, con la mente despejada, al 100% de
capacidad. Debe ser un día relajado. Hay que evitar actividades que resulten cansadas o que
puedan generar nerviosismo. Hay que procurar tener una agenda despejada: nada de
numerosas reuniones, comités, presentación de resultados, comida
de trabajo, etc. Uno llegaría al acto prácticamente "deshecho".
Se comentó en la lección anterior que el día de la
intervención no se debe ensayar. En las horas previas al discurso es conveniente estar
relajado, como mucho se puede echar un vistazo rápido al guión o a
las notas de apoyo. Es conveniente comer varias horas antes de la
intervención, con el fin de realizar tranquilamente la digestión. La comida debe ser ligera, que no produzca pesadez. Se debe evitar abusar del café (aumenta el nerviosismo)
o del alcohol (aturde), ni tampoco se tomarán pastillas
tranquilizantes (adormecen). Cualquiera de estas sustancias puede
provocar reacciones inesperadas una vez en el escenario. También se deben evitar, si es posible,
desplazamientos fuera de la ciudad, no vaya a ser que atascos de última
hora, averías del coche..., puedan dar lugar a situaciones de
infarto. Si la intervención tiene lugar en una localidad
distante es preferible desplazarse el día anterior con el fin de
amanecer ya en dicho lugar y poder descansar hasta el momento de la
intervención. Si se viaja el mismo día pueden surgir imprevistos de
difícil solución (el avión se retrasa, se pierde el tren, el
coche no funciona, etc.). Si no hay más remedio, se viajará con tiempo
suficiente (nada de apurar hasta el último momento) y si se puede,
se evitará conducir (produce cansancio). Es conveniente acercarse al lugar del acto con tiempo
de sobra, evitando prisas de última hora (no se encuentra taxi, la
calle está atascada, etc.). Uno puede emplear estos minutos en comprobar que todo
está en orden (atril, proyector, micrófono, luces, etc.). Por último, señalar que puede resultar muy
beneficioso realizar unas horas antes de la intervención alguna
actividad física (correr, jugar al tenis, etc.), ya que contribuye
a quemar energías y a calmar los nervios. 15.
Presentación Lo oportuno es que la persona responsable de conducir
el acto sea quien se encargue de presentar al orador, aportando
algunos datos básicos de su biografía. Dicha presentación, siendo, como es de esperar,
halagadora, no debe caer en exageraciones que le resten credibilidad.
"Tengo el gusto de presentarles a D. Gumersindo
Bisoñez, auténtico experto en la materia, una eminencia mundial de
reconocido prestigio, un faro que ilumina la senda del progreso,
ejemplo preclaro del saber hacer, un profesional como la copa de un
pino, amigo de sus amigos, defensor de las causas justas...y bla,
bla, bla". En la presentación se debe facilitar únicamente
aquella información sobre el orador que tenga relación con el tema
que se va a tratar, lo que ayudará al público a situarse. Por ejemplo, si se va a hablar sobre transplantes de órganos
resulta oportuno comentar la posible experiencia que tenga el orador
en este terreno, y no limitarse simplemente a decir que es médico. Si el orador ha recibido premios significativos,
reconocimientos, etc. que tengan relación con la materia a abordar,
es conveniente ofrecer esta información para que el público pueda
tener una valoración más exacta de la persona que les va a hablar.
Una vez que el orador toma la palabra, empezará
agradeciendo al presentador de forma sencilla sus palabras de elogio,
dirigiéndole la mirada. Por ejemplo: "muchas gracias, D. Roberto, por esas
palabras tan cordiales de bienvenida". Se debe evitar la falsa modestia: "gracias por
esas palabras tan inmerecidas". A continuación, se saludará al público, tratando de
abarcar con la mirada toda la sala (si se saluda sin dirigir la
mirada, mientras se ordenan las notas de apoyo, resultará un saludo
muy frío y meramente protocolario). Hay que evitar un comportamiento muy típico que
consiste en subir al estrado y tomarse un tiempo (que resulta una
eternidad) en organizar las notas, el micrófono, beber agua, etc.,
sin haber previamente saludado (resulta poco elegante). Si nadie introduce al orador, él mismo tendrá que
hacerlo. Tras saludar al público, uno se presentará aportando
algunos datos básicos de su biografía (no se trata de leer el
Curriculum Viate). Por ejemplo, si uno va a hablar de política
internacional, resulta oportuno decir que es profesor de dicha
materia en tal universidad, o que es miembro del comité de asuntos
exteriores de tal partido político, etc., lo que no vendría al
caso es decir, por ejemplo, que es socio fundador de la peña
sevillista "Biri-Biri". Lo que uno no hará es mencionar los posibles diplomas,
condecoraciones o títulos que haya recibido, ya que puede resultar
pretencioso (disponiendo al público en contra). "Soy profesor emérito del Real e Ilustre Colegio
de Arquitectos de Málaga, premio extraordinario fin de carrera, número
uno de mi promoción, condecorado con la Gran Cruz de Segismundo,
distintivo azul, por mis valiosas contribuciones científicas, y bla,
bla, bla". No hay que olvidar que el público premia la humildad y aborrece la ostentación. |
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