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41. Heridads / Obstáculos Consejería Pastoral presenta los elementos básicos del arte de aconsejar y define el lugar que esta actividad tiene dentro del ministerio pastoral. Considera los principios bíblicos y las bases psicológicas que sostienen a la consultoría pastoral. Examina casos reales tomados de la experiencia profesional de personas que pasan por dificultades vitales. Ofrece una guía de cómo dar orientación de manera sencilla y eficaz. Capítulo 12 Heridas del alma que aun no han sanado, ¿qué producen? Las heridas de nuestra alma y corazón, que todavía no sanan, nos impiden crecer en los planos personal y espíritual Ps. Fernando Alexis Jimenez
Sinnumero de personas gozan de capacitación académica e incluso ministerial; pese a ello permanecen estancadas. No dan un paso ni adelante ni atrás. ¿La razón? Dentro guardan conflictos sin resolver, que marcaron sus existencias y que se constituyen en obstáculos enormes para dar pasos sólidos hacia su desarrollo. ¿Cuales
son algunas de esas heridas? Entre las heridas que estudiaremos
figuran: La
auto aceptación. iHa
meditado en el impedimento que representa para hombres y mujeres el
hecho de no aceptarse tal como son? Hay
quienes se miran al espejo e inmediatamente se sobresaltan e incluso
rechazan porque no comparten el que tengan una nariz de tal o cual
forma, que tengan unos kilos de más, que en el rostro muestren
presencia de acné, porque son bajitos o tal vez muy altos. Hay
algo dentro que no les gusta y por años arrastran esa inconformidad
hasta tal punto que se rechazan a si mismo y
mentalmente, cuando analizan sus actividades, se culpan porque
"no sirvo para nada", "con este cuerpo, ¿que más
podría lograr?" Y buen número de apreciaciones erradas que
tomaría mucho tiempo y espacio enumerar. Una
actitud crítica y rechazo Con
frecuencia muchos infantes son el bianco de las críticas de sus
padres. Por alguna circunstancia, hay algo en los chicos que no
satisface plenamente las expectativas de sus progenitores y lo
expresan sin tener en cuenta que cada palabra
encierra un poderoso mensaje que se guarda en el inconsciente de
cada menor. También
encontramos el caso de madres embarazadas que rechazan el ser que
mueva dentro y manifiestan rabia, antes
que amor a la pequeña vida que se está gestando. Una
vez avanzan en su proceso de crecimiento, comienzan a aflorar las
consecuencias de la actitud crítica y el rechazo
del que fueron victimas. Sus reacciones hacia sus semejantes
reflejan todo lo que guardan en su existencia, que
fue grabado con letras indelibles por los gestos y palabras de sus
padres. Inseguridad Cuando
un menor, adolescente o joven no encuentra seguridad en sus padres,
desarrolla en su ser un estado de inseguridad
que le impide avanzar con pasos firmes en cualquier proyecto o
empresa. Las relaciones sentimentales e
interpersonales se ven afectadas. Por
el contrario, quienes se edifican en un ambiente seguro y gozan de
la aceptación de sus progenitores, desarrollan
en su vida tal seguridad y pueden brindar a su semejante aceptación,
aprobación y comprensión. Carencia
de auto perdón Dentro
de las heridas del alma que persisten y que se convierten en obstáculos,
ocupa un sitial importante, el sentimiento
de culpa y falta de perdón que cargan a sus espaldas quienes
obraron de alguna manera en el pasado y reconocen que no estuvo bien. Un
ejemplo es la mujer que cometió un aborto. Con el paso de los años
el sentimiento de culpa se torna más pesado y
se rechaza por considerar que "no debí; obrar así". No
se perdonan a si mismos y por tanto, así se les explique que
Dios ya les perdonó cuando se arrepintieron, no aceptan
esta realidad. Sentimientos
de odio y resentimiento Cuando
la persona toma conciencia del daño que le causaron desde la niñez,
tiende a desarrollar en su corazón el resentimiento
y odio hacia sus padres, familiares, personas cercanas y -en las
etapas posteriores- compañeros de trabajo
o aquellos con quienes en hechos aislados tuvo una relación
sentimental. ¿Como
avanzar en el proceso de Sanidad Interior? El
primer paso sin duda, es reconocer que muchos de nuestros
pensamientos y actitudes no estan bien, y son el fruto
de hechos traumáticos que nos acompañan desde la niñez,
adolescencia, etapa joven o la adultez. Admitir que hay
un desequilibrio es el mayor reto. El
segundo reviste igualmente mucha importancia. Consiste en elaborar
una lista con haciendo recuento de las escenas,
palabras e incidentes que marcaron nuestra vida. Allí cabe incluir
también los aspectos que no nos gustan de
nosotros mismos. Un
tercer paso es aceptar que nuestro Padre es un Dios de perdón, el
cual se hizo realidad en la obra sacrificial del Señor
Jesús en la cruz. Allí nos perdonó todas las culpas. Gracias
a esa misericordia inmerecida, es necesario pedirle a Aquel que todo
lo puede que nos ayude a comprender, aceptar
y embargarnos de su amor ilimitado. Solo así, cuando abrimos el
corazón a su mover poderoso, podremos perdonar
también a otros. Recordemos
que si bien es cierto no podemos viajar en el tiempo hacia los
instantes en que ocurrieron hechos traumáticos
en nuestra vida, con el propósito de resolver los conflictos que se
generaron, si podemos entregar todos esos sentimientos y emociones -todavía
sin sanar—en manos del Señor Jesucristo para quien no hay tiempo
porque El
es eterno. Cuando lo hacemos, es posible que haya Sanidad Interior. Una
forma práctica es llevar todo el odio, resentimiento, temor, celos,
inseguridad y otras heridas, en oración al amado
Hijo de Dios. Siéntalo allí, a su lado, de que manera toma en sus
manos todas sus frustraciones y dolor. No
olvide que El dijo: "Venid a mi todos los que estaís
trabajados y cargados, y yo os hare descansar," (Mateo 11:28} Nuestro
amado Salvador espera que usted le entregue todo cuanto ha guardado
en su corazón. Una vez lo deposite todo
en Sus manos, pídale allí en oración que comience a sanar todo su
ser. El lo hará, sin duda, porque nos ama y quiere
lo mejor para nosotros ya que dijo: "...yo he venido para
que tengan vida, y para que la tenjan en abundancia."
(Juan 10:10 b.) Cristo
Jesus llevó nuestros pecados pero tambien nuestras enfermedades y
traumas hasta la cruz. Y allí nos hizo libres.
Ese es un principio que debemos grabar en el corazón de quienes
vienen en busca de orientación y Consejería.
Y, por supuesto, ayudarles en su proceso de sanidad...
Capítulo 13 Obstáculos para la Sanidad Interior El
proceso de Sanidad Interior -que personalmente considero el mas
eficaz sin que, por supuesto, tenga nada en contra de la psicología
como disciplina psicoterapeútica-, puede enfrentar algunos obstáculos
que es necesario, de un lado
identificar, y de otro, corregir. Los
impedimentos están representados en la imagen errada que pudieramos
tener de Dios como autoridad suprema, temor
a reconocer que tenemos un problema, echar la culpa a los demás por
los desequilibrios emocionales que experimentamos,
e incluso, la ansiedad que despierta hacer un examen interior para
descubrir que hay guardado desde nuestra niñez, adolescencia y período
juvenil, que está afectando nuestro presente. 1
.-Una imagen errada de Dios Cuando
niños quizá tuvimos un padre intolerante, carente de amor y de
ternura, despiadado y que todo error lo relacionaba
con un fuerte castigo y, además, que no escuchaba cuando queriamos
hablarle. Es
el primer contacto que tenemos con una figura paterna y de autoridad,
que en la juventud e incluso edad adulta, homologamos
con Dios. Es
probable que consideremos que El es castigador, que no podemos
llegar a su santa presencia, que está pendiente de
pillarnos en una falla para traernos dolor, que no nos ama y además,
no comprende ni los problemas ni nuestras expectativas. Esa
es la asociación de ideas que hacen millares de personas en todo el
mundo. Para ellos Dios es muy lejano. Si
esa es la situación de la persona a quien usted aconseja, sin duda
el proceso de Sanidad Interior se encontrará boicoteado
y es fundamental que le guiemos para que cambie su imagen del Padre. La
tarea que le asiste como Consejero es tomar el tiempo suficiente,
acompañado de textos bíblicos, para mostrarle las
caracteristicas amorosas del Dios en el que hemos creído, quien es
precisamente el Sanador del ser en su totalidad. 2.-
Temor a decir la verdad Una
mujer había practicado el aborto. Se deshizo de su criatura en
gestación a los cuatro meses. ¿Sabe
que impedía el que avanzáramos en el proceso de Sanidad Interior?
El temor de esta jóven a decir la verdad. Creía
que su pecado era tan terrible, que sin duda yo jamás habría oido
algo así. La concepción que tenía la llevaba además,
a tratar -por supuesto, algo imposible—de Dios. "No puedo
decírselo a El porque me castigaría", repetía una
y otra vez. Igual
ha ocurrido, por ejemplo, con un ejecutivo de una agencia de seguros,
casado y con dos hijos, que tenía un enorme
temor de confesar que era homosexual. Carlos
José, otra persona a quien brindamos apoyo a través de la Consejería
Pastoral, se negaba a contar que—tres años
atrás y mientras ejercía como sicario-habrá dado muerte a dos
personas. Estas
personas inconscientemente levantaban muros que impedían dar pasos
sólidos hacia la Sanidad Interior. ¿Que
paso se siguió? Darle confianza a cada uno de ellos para que
comprendiera que, quien perdona los pecados y nos
ayuda sobrenaturalmente a sanar las heridas del alma, es el Señor
Jesucristo. El
es nuestro amigo, quiere ayudarnos y nos guía en el camino para ser
libres. 3.-
¿Quién fue el culpable? Un
tercer obstáculo está representado en el temor de admitir que quizá
fueron sus hermanos, padres, familiares cercanos,
vecinos o compañeros de estudio o de trabajo, quienes provocaron
-en muchos casos sin proponérselo--, una
situación traumática que golpea todavía sus vidas. Reconocer
que nos hicieron daños no es culpar. Es, por el contrario, mirar
dentro de nuestro ser en procura de encontrar
donde está el asunto que nos causa dolor para proceder a arrojarlo
de nuestra alma para alcanzar la libertad
que el Señor Jesucristo quiere para nosotros. Temor
a lo desconocido Cuando
estamos brindando orientación a través de la Consejería Pastoral
y al conocer que como cristianos pediremos
al Señor Jesús que nos ayude en el proceso de Sanidad Interior, es
probable que nos pregunte: "¿Que puede
ocurrirme?". Es
algo apenas previsible. Todos los seres humanos, en mayor o menor
medida, enfrentamos el temor a lo desconocido. A
su manera, creen que tienen el control de todo, aunque por supuesto,
están equivocados. Esta
es la razón por la que haya quienes, en medio de sus crisis o
situación traumática, sientan relativa comodidad. Simplemente
ya se acostumbraron al sufrimiento y prefieren seguir sujetos a el,
que abrir las puertas al mover de Cristo en su corazón. La realidad
es que temen encontrarse con "sorpresas" al
auscultar su ser interior. Una
vez descubrimos que el aconsejado está atravesando por una situación
así, es necesario con paciencia, comprensión
y seguridad, despejar todas sus inquietudes. En particular enfatizar
en el hecho de que solo un auto examen—con
ayuda de Dios -permitirá dejar atrás el sufrimiento producto de
situaciones traumáticas del pasado, y ser libres. Recuerde
que generalmente todo ser humano es producto de una cadena de
sucesos que marcaron su existencia. Ya menos
que se produzca la Sanidad Interior, la cadena proseguirá y
golpeara a nuestros hijos, nietos y toda la generación
que se desprenda de nosotros... En
su condición de Consejero cristiano, el reto que tiene es enorme,
pero debe asumirlo. Aquel a quien brinda acompañamiento
debe dejar de lado los temores, encontrar seguridad y abrir su corazón
a avanzar en los siguientes pasos... Jimenez, Fernando Alexis, Manual de Consejería Pastoral, Ministerio de Evangelismo y Misiones "Heraldos de Vida", Usado con permiso. |
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