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40. Sanidad Interior Consejería Pastoral presenta los elementos básicos del arte de aconsejar y define el lugar que esta actividad tiene dentro del ministerio pastoral. Considera los principios bíblicos y las bases psicológicas que sostienen a la consultoría pastoral. Examina casos reales tomados de la experiencia profesional de personas que pasan por dificultades vitales. Ofrece una guía de cómo dar orientación de manera sencilla y eficaz. Capítulo 10 Clasificación de la Consejería Ps. Fernando Alexis Jimenez
Cuando
hemos avanzado en el conocimiento del ser humano aunque, tal como lo
explican las Escrituras quien nos conoce
tal como somos es Dios (Salmo 139:2, 4), pasamos a una nueva fase en
el proceso de preparación: la clasificación
de la Consejería Pastoral. Esta
clasificación nos indica cuales son las diferentes opciones por las
que podemos inclinarnos, de acuerdo con el caso específico que
estemos tratando. ¿Cuáles son esas clases de Consejería
disponibles? Orientación
espiritual La
esencia de la Consejería Pastoral es brindar una orientación
espiritual. No podemos desconocer que, si bien en nuestros
procedimientos pueden existir elementos que tocan las fronteras de
la psico-terapia, nuestro principal cimiento
es el Señor Jesucristo y la orientación que brindamos se encuentra
respaldada en las Escrituras. Por
ese motivo cuando alguien viene en procure de ayuda, debemos
aterrizarlo hacia cual será nuestro direccionamiento:
espiritual. Cuando sentamos bases dejando clara nuestra inclinación,
se ahorra mucho camino porque hay quienes vienen pidiendo consejo
pero no tienen el propósito de reconocer que en algunas de sus actitudes
se encierra el pecado y que el mismo debe ser corregido, conforme lo
espera Dios de nosotros. Aconsejando
en un ambiente informal Generalmente
para ofrecer aconsejamiento acudimos a la oficina o quizá, el
templo. No está mal. Sin embargo es recomendable
que la conversación -en lo posible- la sostengamos en un ambiente
informal que bien podría ser en un
parque, una cafetería cercana o quizá mientras se toma un helado.
¿Se pueden tomar allí notas? Por supuesto. ¿Que
ventajas ofrece un ambiente informal? Fundamentalmente que se rompe
el hielo que en muy buena parte de los casos lleva a que las
personas se sientan intimidadas de hablar, porque están en un
ambiente eclesial o en la frialdad
de cuatro paredes. ¿Que
hay si el Consejero no tiene facilidad de prestar sus servicios en
un ambiente informal? Puede hacerlo, por supuesto,
en su lugar de trabajo pero siempre ofreciendo al aconsejado interés
en sus palabras, un tono amistoso, una sonrisa amplia y el grado de
confianza para que entienda que está hablando con un amigo. Brindando
apoyo Quien
está frente a nosotros, en procura de una orientación con
fundamento en las Escrituras, es alguien que necesita
apoyo. No que hagamos caer el mundo en contra suya, haciéndole
sentir culpable, sino por el contrario, que le mostremos el
camino a seguir para su restablecimiento personal y espiritual. A
este género de Consejería Pastoral pareciera referirse el apóstol
Pablo cuando escribió: "Jesucristo murió por nosotros,
para que, ya sea sigamos despiertos o que nos durmamos con el sueño
de la muerte vivamos juntamente
con el. Por eso, anímense y fortalezcanse unos a otros, tal como yo
lo estoy hacienda" (1 Tesalonicenses 5:10, 11. Versión
Popular). Otro
autor sagrado recomendó: "...anímense unos a otros cada
día, mientras dura ese "hoy" de que habla la Escritura,
para que ninguno de ustedes sea engañado por el pecado y su corazón
se vuelva rebelde"(Hebreos 3.
13. Versión Popular). Sobre
esta base, en los momentos de crisis de alguien que pide ayuda,
nuestra función es brindarle apoyo. Puede constituir
una de las primeras fases del aconsejamiento con el propósito de
que encuentre sosiego y manifieste apertura
para la búsqueda de soluciones, con el poder de Dios. Confrontando
al aconsejado con la realidad Un
dicho popular en Latinoamérica y que grafica lo que deseamos
ilustrar, se refiere a que adoptar la posición del avestruz que esconde la cabeza en la arena, no resuelve los problemas;
por el contrario, es confrontándolos como encontramos las soluciones. En
la Consejería Pastoral esta fase es esencial. Pongo un ejemplo.
Llegó a la oficina alguien que argumentaba, toda su familia era un
problema. Tenía cheques con la esposa y cada uno de sus cuatro
hijos. Una evaluación del caso demostró que era aquel hermano en
la fe y no sus allegados, quien representaba el problema. El paso a
seguir fue confrontarlo con la
realidad de cara a proseguir con la alternativa para resolver la
situación. iRecuerda
el incidente de Jesús y la mujer samaritana que relata el capítulo
cuatro del evangelio de Juan? Ayudarle a encontrar el camino
correcto implicó que el Maestro la condujera a reconocer su situación:
"Jesus le dijo:--Ve a llamar
a tu marido y vuelve acá. La mujer le contesto:—No tengo marido.
Jesus le dijo:—Bien dices que no tienes
marido porque has tenido cinco maridos, y el que ahora tienes no es
tu marido. Es cierto (o que has dicho.
Al oir esto, la mujer le dijo:--Señor, ya veo que eres un profeta."
(Juan 4:16-19. Versión Popular). ¿Por
que la necesidad de confrontar a alguien? Porque quizá el último
en percatarse de sus errores, es quien incurre en ellos como lo
anota la Biblia: "¿Quien se da cuenta de sus propios
errores? ¡Perdona, Señor, mis faltas ocultas!"
(Salmo 19:12. Versión Popular). Nuestra
labor se encamina entonces a que, si se trata de un pecado, el
aconsejado afronte la situación en la que ha incurrido,
la confiese a Dios y, por último, cambie de actitudes. Hasta
tanto se admira el yerro, no se podrá avanzar en el proceso de
cambio y crecimiento personal y espiritual. Ahora,
usted como Consejero no debe presionar la decisión de quien tiene
enfrente; su función es orientar y señalar el camino, no impulsar
a alguien para que obre de tal o cual manera. Igualmente debe estar
preparado para que se produzca una reacción de enojo o de
resistencia a su consejo; no obstante debe proseguir con prudencia
porque su labor
es mostrar la senda. Ofreciendo
una alternativa a través de la educación En
cierta ocasión y ante el interrogate de decenas de personas que
reconocieron delante de Pedro sus errores y pecados,
el les orientó sobre que camino tomar: "Por eso, vuélvanse
ustedes a Dios y conviértanse, para que el les
borre sus pecados, y el Señor les mande tiempos de alivio, enviándoles
a Jesús, a quien desde el
principio había
escogido como Mesías para ustedes" (Hechos 3:19, 20. Versión
Popular). Nuestra
función en la Consejería Pastoral esta orientada a educar a quien
consulta. Es probable que tal persona este acudiendo a muchas actitudes, aprendidas en la mayor parte de los casos,
que resultan ineficaces. Al educarle, lo que hacemos es llevarle a tomar conciencia de que sus acciones y
reacciones están desencadenando problemas. En
esencia es una tarea de re-aprendizaje. ¿De que se trata?
Fundamentalmente de que, aquellos que piden una orientación,
aprendan nuevas formas de pensar y de actuar, conforme lo enseñan
las Escrituras, con el propósito de modelar
sanamente su comportamiento. No se trata de alienar mentalmente sino
de llevar a la senda apropiada. Y tal
tarea comienza cambiando nuestra forma de pensar, como lo recomienda
el apóstol Pablo: "... piensen en todo lo verdadero, en
todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro,
en todo lo agradable, en todo
lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo
lo que merece alabanza" (Filipenses 4:8.
Versión Popular). Si
los pensamientos que albergamos en nuestro ser son sanos, nuestra
conducta igualmente será sana. La
terapia de grupo Cerramos
las opciones de aconsejamiento pastoral con las terapias de grupo.
Son apropiadas para personas inmersas en
la farmaco dependencia, matrimonios en crisis o grupos de jóvenes. El
mejor ejemplo de su eficacia lo ofrecen los resultados que arroja
para los Alcohólicos Anonimos. Por afíos han utilizado
este método y ha demostrado validez. Usted como Consejero no esta llamado a encasillarse con un solo método. Utilice el que considere ajustado a las circunstancias. Capítulo 11 Hacia la Sanidad Interior El
apóstol Pablo escribió en el primer siglo de nuestra era a los
cristianos de Tesalónica: "Y el mismo Dios de paz os
santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y
cuerpo, sean guardados irreprensibles para la
venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el
cual también lo hará"
(1 Tesalonicenses 5:23, 24). Cuando
leemos cuidadosamente el texto encontramos que el propósito eterno
de Dios ha sido el que mantengamos equilibrio
en nuestro ser. Cuando haya alguna descompensación, Dios mismo sera
nuestro ayudador para subsanarla. Sobre
esta base entendemos que la Sanidad Interior es uno de los
maravillosos planes que El tiene para nosotros, Conoce
nuestros sufrimientos, expectativas y temores. iEn
que áreas se produce la Sanidad Interior? Cuando
alguien por factores externos e incluso generacionales, evidencia
algún grado de desequilibrio, es necesario que
experimente en su vida la Sanidad Interior en la cual Jesucristo,
como nuestro Señor y guiador, juega un papel fundamental.
La sanidad se opera en tres áreas: 1.-
Área Sicológica. 2.-
Área Espiritual 3.-
Área Física La
sumatoria de estas tres áreas constituyen el ser en su integralidad
que es como lo describe el apóstol Pablo: espíritu,
alma (gr. Sique) y cuerpo. Area
Sicológica Aunque
la Psicología ha hecho avances de significación en el tratamiento
de alguien que enfrenta algún grado de afección
en su Psiquis, solamente Jesucristo puede obrar una sanidad plena e
integral. Jesucristo
dijo: "Venid a mi todos los que estaís trabajados y
cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28).
Con
este simil estaba explicando que temores, delirios, inquietudes y
traumas, entre otros, debemos entregárselos
a El para que ministre la sanidad en nuestro ser. Los
sicólogos ayudan hasta cierto punto, pero no pueden obrar
plenamente hasta en la parte más íntima de una persona. Cristo si,
porque El mismo estuvo desde antes de que todo existiera y fue
participe de nuestra creación. El es
quien puede sanarnos realmente. Área
Espiritual El
Señor Jesús dijo: "El Espíritu del Señor esta sobre mi,
por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los
pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a
pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en
libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.
Hoy se ha cumplido esta
Escritura delante de vosotros" (Lucas 4:18-21). Estas
palabras son sumamente reveladoras. Nos muestran al amado Hijo de
Dios en su propósito divino de liberarnos de
toda atadura, entre ellas las de carácter espiritual. El
proceso comienza cuando reconocemos, comprendemos y asumimos el perdón
que El logró en la cruz de todos nuestros
pecados. Todo lo que hicimos en el pasado queda absolutamente
borrado. Delante de nosotros se abren las páginas en blanco de una
nueva vida. Si
Dios nos perdonó por el sacrificio redentor de Jesus, ¿por que
seguir atormentándonos por el ayer? No tiene sentido. Asumir
que El ya ganó el perdón (gr. Soso que significa perdón, salvación)
para nosotros, nos libera del sentimiento de culpa que arrastran
decenas de personas en todo el mundo. Área Física Cuando
leemos los evangelios hallamos que lo primero que hacía el Señor
Jesús era sanar a las personas. Una vez se producía
su sanidad física o emocional, venía la conversión. ¿Extraño?
Es posible que si, desde nuestra lógica pero no desde la
perspectiva de Dios. Para el un ser humano era importante en su
totalidad, no solo en un área específica. Dios
entonces planeo desde la eternidad nuestra sanidad física,
espiritual y sicológica. El nos acompaña en el proceso.
Su obrar es perfecto y no dejará nada a medio camino. Es
probable que a estas alturas del Capítulo se pregunte, igual es la
diferencia entre la asistencia que se brinda con principios
sicológicos y la ayuda a través de la Consejería Pastoral? En
esencia medían dos aspectos diversos. El primero,
que la orientación se fundamenta en pautas que traza la Biblia, y
el segundo, que se atiende las personas poniendo
particular énfasis en la oración. ¿Para que orar? Para que se
abran las puertas al trato del Señor Jesús con quien busca ser
sano en su mundo interior. ¿Por
que se producen las heridas en el alma? Una
respuesta directa podría estar encaminada a clarificar que es
producto de las necesidades humanas fundamentales que no se lograron
satisfacer desde la propia niñez. Es en la infancia cuando se
produce la consolidación
progresiva de un ser humano y muchos traumas tienen orígen en esa
etapa del crecimiento. A
continuación describimos algunas de las necesidades fundamentales: Protección.
Todo infante tiene la necesidad de experimentar la seguridad que se
deriva de padres que protegen, abrigan,
cubren y se convierten en una especie de muro entre el nino y el
mundo alrededor. Ahora bien, es necesario tener en cuenta que
protección no puede confundirse con sobreprotección, que es el
otro extremo, fruto de
padres que no permiten que el niño asuma sus propios mecanismos de
defensa y asimilación de lo que ocurren en su entorno. Elogio.
Un niño a quien se le reconocen sus pequeños logros, será en un
futuro alguien que reconozca los logros de los
demás. Al pequeño le enriquece el reconocimiento a sus ejecutorias,
por insignificantes que parezcan. Perdón.
Cuando a un infante se le perdona -aunque se le haga notar los
errores que cometió- sera en el futuro alguien
dispuesto al perdón, comprensivo y tolerante. Nadie perdona mas que
aquel que ha sido perdonado. En esta área
se presentan muchas dificultades y sinnúmero de personas arrastran
por años un complejo de culpa producto de
que antes que ayuda al incurrir en cualquier falla, se les cuestionó
e hizo sentir que no tenian perdón alguno. Amor.
Este elemento ocupa un lugar preponderante. El primer contacto del
niño con el amor se produce a través de sus padres. Ellos deben
manifestarlo de tal manera que sus hijos aprendan a sentirlo. Quien
recibe amor, puede dar amor;
nadie que no ha sido amado puede tener un corazón amoroso, a menos
por supuesto que haya permitido que el Señor Jesucristo entre en su
corazón como Salvador personal. Hay
otras dos necesidades que enumeraremos también: el abrigo y la
confianza. ¿Que
ocurre cuando en un ser no se satisfacen estos factores? Se generan
las condiciones para dos complejos que es de
cuidado. 1.- Complejo de Inferioridad. 2.-
Complejo de Superioridad. Alguien
con estos complejos tendrá marcadas tendencies a aislarse de los
demás o tal vez, buscar llamar la atención;
ser susceptibles, evidenciar una actitud posesiva; ser
perfeccionistas, inclinarse a criticar todo cuanto hacen
los demás o a encontrar supuestos errores en sus semejantes que son
justamente los defectos de comportamiento
que el mismo arrastra. El
Consejero Pastoral debe tener sumo cuidado en las entrevistas que
sostiene con quien viene en procura de orientación,
con el fin de ir identificando el perfil y los aspectos a tratar con
ayuda de Dios y los principios que hallamos
en las Escrituras. Jimenez, Fernando Alexis, Manual de Consejería Pastoral, Ministerio de Evangelismo y Misiones "Heraldos de Vida", Usado con permiso. |
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