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22. El Mesías
Ora Por Usted![]() Vida Espiritual ilumina la manera práctica de incorporar la espiritualidad a la vida personal y el ministerio. Se estudia el poder de la oración ilustrada a través de las Escrituras como base de una vida verdaderamente victoriosa en comunión con la voluntad de Dios. EL MESIAS ORA POR USTED por Ray C.
Stedman
Esta es la gran oración que pronunció Jesús
antes de ir al Huerto de Getsemaní. Jesús deja a sus discípulos
después de haber pasado por el huerto, la traición, el juicio ante
Pilato y la cruz, y entonces dio la impresión de que les estaba
abandonando, por lo que ellos se sintieron asustados, indefensos,
solos e incapaces de entender lo que estaba sucediendo. No podían
acertar a comprender que lo que estaba haciendo nuestro Señor era
sencillamente introducir una más elevada y mejor relación con
ellos. ¿No nos sentimos nosotros de ese modo?
Dios nos coloca en una situación de cambio y nos sentimos asustados
por ello y nos preguntamos si no estaremos perdiendo todo aquello
que nos resultaba querido del pasado, a penas conscientes de que lo
que Dios está haciendo es guiándonos a una relación más elevada,
mas nueva y mucho más profunda. Al igual que sus discípulos, nos
sentimos asustados y atemorizados. Al encontrarme con estas palabras mi
inquietud es saber transmitir a los corazones de los lectores algo
acerca de la poderosa realidad de estas peticiones de Jesús, algo
del intenso sentido práctico de lo que está diciendo. Me temo que
escucharemos estas palabras, como si fuese preciosa poesía o un
drama conmovedor y que, fascinados por su semejanza y belleza, no
nos demos cuenta de que Jesús está aquí prácticamente orando por
nosotros, puesto que lo que ora a favor de sus discípulos también
lo hace a nuestro favor. Me temo que no alcancemos a ver tras la
belleza de estas palabras las terribles y gloriosas realidades. Esta
oración debiera llegar al fondo de nuestro ser como si nos hubiesen
pegado un puñetazo en la barbilla o, quizás, como cuando una mano
nos agarra cuando estamos a punto de caernos por tercera vez, cuando
lo cierto es que estas palabras deberían al mismo tiempo hacer que
seamos más sobrios y servirnos de consuelo. No se trata de palabras
blandas y bonitas, pronunciadas en una enorme catedral. Son palabras
reales, terrenales, conmovedoras, pronunciadas en el campo de
batalla en el que nuestro Señor se está enfrentando con la vida
tal y como es y, por ello, deberían de despertar en nuestro
interior esa nota de realidad. Lo primero que nos llama la atención es la
súplica que hace Jesús a favor de sus discípulos diciendo:
"Padre santo, guárdalos (Juan 17:11b). Más adelante dijo:
"No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del
maligno. (Juan 17:15a). Este es el tema de su oración: que sean
guardados. ¿Por qué? Hay tantas cosas por las que yo
oraría si estuviese en su lugar (si algún hombre pudiese estar en
su lugar). Son las cosas por las que normalmente oramos unos por
otros. ¿Por qué no pidió Jesús en oración: "úsalos o
fortalécelos o enséñales o guíales? Eso sería lo que nosotros
pediríamos unos por otros en oración, pero cuando llega a este
punto, en el que está a punto de dejarles, quiere resumir en una
breve frase todo cuanto representa el anhelo de su corazón para
ellos, resumiéndolo de esta manera sencilla: guárdalos. Al meditar en ello, me encontré con que es
exactamente lo mismo que yo pido en oración cuando me dispongo a
dejar a mi familia o cuando estoy alejado de ella. Cuando estoy con
mis seres queridos puedo orar por ellos de modo más concreto, pero
cuando estoy alejado me doy cuenta de que estoy continuamente
diciendo en oración: "Señor, guárdales, guárdales. Todo esto pone de manifiesto el hecho,
enfatizado para nosotros aquí en esta oración de Jesús, de que la
relación es lo más importante. Quiénes somos es mucho menos
importante que lo que hacemos y nuestro Señor, consciente de ello,
resume todas estas peticiones en una con las palabras "guárdales,
Padre, guárdales. Las personas con las que nos relacionamos
determinan lo que somos, de modo que su oración es para que nuestra
relación con el Padre permanezca intacta, porque entonces todo
cuanto pueda desear se convertirá en eso. De modo que ora diciendo:
"guárdalos. Esto es algo que pronuncia en vista del
peligro que prevé, destacado para nosotros brevemente en los versículos
14 y 15: "Yo les he dado tu palabra, y el mundo
los aborreció; porque no son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo. No ruego que los quites del mundo, como tampoco yo soy del
mundo. (Juan 17:14-15) Nuestro Señor vio con toda claridad la
naturaleza de la vida, tal y como es, la naturaleza de la realidad.
Se da perfecta cuenta de que los cristianos, los creyentes, se
enfrentan con un mundo hostil, tras el cual está un ser siniestro
de increíble sutileza, al que llamamos el demonio. Nosotros no le
vemos, nos sería de ayuda si así fuese pues podríamos tratar
mucho más fácilmente con él si se hiciese visible, pero
desgraciadamente no lo hace. Se mantiene oculto tras el telón y,
por ello, ha creado el mito de que ni siquiera existe, pero a los
ojos de Jesús, que veía las cosas tal y como eran, el demonio era
un ser muy real. Se da cuenta de que, como seres humanos que somos,
sencillamente no vemos al demonio, sino que lo que vemos es su
apariencia, a la que Jesús llama "el mundo. Los creyentes han tenido que luchar con
este problema "del mundo durante los veinte siglos de la era
cristiana y se han preguntado lo que esto significaba. Algunos han cometido la equivocación de
creer que es el mundo de la naturaleza y que los creyentes no deben
tener nada que ver con él y con disfrutar de la belleza natural, la
gloria de las montañas, el mar y el mundo de la vida natural, pero
no hay duda alguna de que esto no es cierto. Otros se han preguntado si se refiere al
mundo de las relaciones naturales, a nuestra vida familiar, a la
alegría de la vida en familia, los amigos, el hogar, los padres y
los hijos, así como la relación entre ellos. No, ese no es
"el mundo acerca del cual nos advierte nuestro Señor. El mundo, en el sentido peyorativo, en que
se usa aquí la palabra, es sobre todo las conclusiones básicas a
las que llegan los hombres y mujeres que viven sin Dios. En otras
palabras, la filosofía subyacente de la vida que aplican los
hombres al enfrentarse con la vida, ese es el mundo. Resulta bastante difícil explicarlo
mediante términos concretos. Hace algún tiempo recibí una invitación
para suscribirme a una revista nueva que resultaba, en mi opinión,
excesivamente mundana. Al leer el prospecto acerca de ella, me dio
la impresión de que sin duda era una revista que hablaría con toda
franqueza según la línea de la filosofía mundana. Me suscribí a
ella por ese motivo y lo que esperaba fue totalmente confirmado. (No
voy a darles el nombre de la revista ya que no quiero aumentar su
lista de suscriptores.) Al leerla descubrí que en ella había una
mundanalidad descarada, expresada abiertamente, ¡la mundanalidad
desenmascarada! De hecho, las filosofías reflejadas en esta
publicación son detectables prácticamente en cualquier revista
popular publicada en la actualidad. La misma idea se halla en la
mayoría de los programas de televisión, en las retransmisiones de
radio y en otros medios de comunicación, pero rara vez se expresan
con tal transparencia como lo hacía esta hoja en particular. Leí
dos temas y apunté algunas declaraciones para dar un ejemplo de lo
que quiero decir. Estas palabras han sido sacadas de uno de
esos artículos: Son los moralistas los que son los
responsables del actual nivel de crímenes sexuales y la presente
situación que ha revelado el Informe Kinsey. El mundo está harto
de moralidad. Ese es el problema: la moralidad y los
moralistas. Estas son palabras de otro artículo: Los problemas de la pobreza, la injusticia
racial, la corrupción política y todo lo demás son ramificaciones
de un mismo árbol de maldad y es el árbol de la autoridad. La
obediencia a la autoridad es el único principio que explica todos
los males de la historia humana. He aquí otro de ellos: Los conceptos freudianos de la motivación
sexual pueden explicar adecuadamente todos los fenómenos humanos. La religión organización es un duro gallo
de pelea, que ha sido tradicionalmente el primero en atacar a la
sociedad americana. La prensa puede meterse con el gobierno, el
gobierno puede atacar a la industria y ésta al trabajo y éste a
los tres, pero nadie puede picotear, por así decirlo, al gallo que
puede picotear a todo el mundo en cualquier momento con toda
impunidad. Dicen que el problema es la iglesia. He
reunido estos a fin de documentar lo que Jesús dice: que el mundo
odia a sus discípulos porque ellos no pertenecen al mundo. El mundo
en el que vivimos está dominado por la filosofía satánica, que se
opone diametralmente a todo lo que Dios representa. Cuando olvidamos
este hecho e intentamos amoldarnos a este mundo y sentirnos cómodos
en él, como si fuese el lugar apropiado, con su ambiente, su clima
en el que deberíamos sentirnos como en casa, cometemos un grave
error. Tal vez la propaganda más efectiva del
mundo es la mentira satánica que llamamos romanticismo y son miles
los que se dejan engañar por ella. Estoy seguro de que hay muchos
entre nosotros hoy que nos hemos dejado afectar por esto, a pesar de
que no es más que una mentira. No hay duda de que muchos de
nuestros jóvenes se ven profundamente influenciados por esta idea.
Es la ilusión de que el propósito de la vida es que sea toda luz
de luna y rosas, la aventura fanfarrona o los soberbios viajes a
lugares lejanos. Eche un vistazo a la revista que tenga más a mano
y verá usted lo que quiero decir. Casi todas las revistas llaman la
atención siguiendo las líneas del romance, la aventura de los
aparatos de musculatura, la aventura, la salud o hablan de los
viajes y la emoción. Ahí tenemos el mundo con todo su engaño más
atractivo, atrayendo, engatusándonos con su suave música, sus
luces suaves y sus nombres y lugares exóticos; ese es el mundo.
Resulta demasiado fácil perder la cabeza dejarnos arrastrar por
"la buena vida que, por desgracia, nunca descubrimos. Es la
amarga ironía de nuestros días, tal ver más que en ninguna otra
época, que entregándonos a nosotros mismos a todo lo que nuestros
sueños han imaginado, nos encontramos que nuestra vida sigue
estando vacía y sin propósito. Eso es debido a que todo eso no es
más que un sueño, una fantasía, una red de engaño que promete
mucho, pero no da nada. La respuesta cristiana al romanticismo la
hallamos en el versículo 13: "Pero ahora voy a ti y hablo esto en
el mundo, para que tengan mi gozo completo en sí mismos. (Juan
17:13). Es en esto en lo que hayamos el gozo, la
realización, el significado, el propósito y la bendición; no en
seguir las aventuras románticas que son sueños inalcanzables o en
buscar la satisfacción en las cosas materiales, sino en una vida y
un corazón que han sido entregados a Jesús el Mesías, que le
conoce y que tiene comunión con él. Todos los que lo han intentado
han descubierto que es así, efectivamente, y saben que existe un
gozo inexplicable que acompaña a esto que no puede sencillamente
compararse con ninguna otra cosa. Hace poco dijo un hombre: "Me lo he
pasado tan bien en mi vida que apenas puedo describirlo. La vida
para mí ha sido algo constantemente emocionante. ¿Quién era esa
persona? ¿Era acaso una persona que se había dedicado a la búsqueda
de la aventura? No, ese hombre era el Dr. Frank Laubach que, como
creyente, se había dedicado de lleno a la causa intentando enseñar
a las gentes de todo el mundo cómo aprender a leer a fin de que
pudiesen leer las palabras de vida y de verdad en las Escrituras. Su
propio testimonio es que ha sido la vida más emocionante que podría
haber deseado. Un hombre dijo en mi presencia no hace
mucho tiempo: "soy un radio físico, que trabaja en las
fronteras del emocionante mundo de la ciencia, explorando el
universo, pero debo decir que este emocionante campo de la ciencia
en el que trabajo parece un asunto aburrido de verdad en comparación
con lo emocionante que es conocer a Jesús, el Mesías. ¿De dónde procede este poder que hace que
nos mantengamos rectos cuando el mundo, con su atractivo y la presión
que nos rodea como un gran océano, hace que estemos sumidos en el
ambiente total del engaño? ¿Cómo podemos mantener nuestros
principios? ¿Cómo podemos ser guardados? La única respuesta
posible es la autoridad con la que cuenta aquí nuestro Señor. Aquí
enfatiza dos veces "Padre santo, guárdalos en mi nombre (Juan
17:11b) y más adelante: "cuando yo estaba con ellos, yo los
guardaba en tu nombre. (Juan 17:12a). Como ya hemos visto, el nombre de Dios
representa toda la autoridad y los recursos de Dios. Lo que está
diciendo Jesús aquí es que el proteger a un creyente de todas las
tentaciones y el engaño de este mundo es una tarea sobrenatural.
Ningún hombre es suficientemente listo como para hacerlo por sí
solo. Nada más es suficiente, solo el poder de Dios puede
guardarnos. Esto se refleja en todas las Epístolas del Nuevo
Testamento. Pablo dijo: "porque yo sé a quién he creído, y
estoy convencido de que él es poderoso. (2ª Tim. 1:12b) y no hace
ninguna diferencia si traducimos la próxima frase para guardar mi
depósito para aquel día o "lo que él me ha encomendado.
Cualquiera de estas dos traducciones es posible, pero, en cualquier
caso, Dios puede guardar. Pedro habla acerca de aquellos que
"son guardados diciendo "sois guardados por el poder de
Dios mediante la fe, para la salvación preparada para ser revelada
en el tiempo final (1ª Ped. 1:5) y casi la última promesa de las
Escrituras es la palabra de Judas: "Y aquel que es poderoso
para guardaros sin caída y para presentaros irreprensibles delante
de su gloria con grande alegría (Judas 1:24), nada mas puede ser
suficiente. A fin de enfatizar eso, Jesús nos muestra
con toda claridad una aparente excepción diciendo: "Y los cuide y ninguno de ellos se
perdió, excepto el hijo de perdición, para que se cumpliese la
Escritura. (Juan 17:12). ¡Qué posibilidad tan sobria y temible se
revela aquí en la persona de Judas! He aquí a un hombre que era
uno de los discípulos, llamado por Jesús el Mesías, incluido y
perteneciente al círculo intimo de los doce, un hombre
profundamente religioso, evidentemente, un hombre dedicado a la
causa de Dios tal y como la entendía. Era un hombre moral en muchos
sentidos, aunque no estaba por encima de robar un poco de la bolsa
de vez en cuando, un hombre sincero y formal, de fuertes
convicciones y de poderosos impulsos, pero había algo que estaba
mal en él, una sola cosa: ¡Estaba convencido de que podía
guardarse a sí mismo por medio de sus propios esfuerzos! Creía que
podía hacerlo solo. Pensaba que podía seguir al Mesías con su
propia fortaleza y utilizarle para sus propios fines. Nunca había
entregado su corazón ni reconocido su absoluta debilidad poniéndose
a los pies del Mesías. No había llegado nunca al punto de decir,
como cantamos en este antiguo himno: Nada en mi mano
traigo, No había llegado nunca a eso. No había
llegado nunca a ese momento en el que se colocase en su debilidad
impotente ante el Mesías como lo habían hecho los otros discípulos:
"Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
(Juan 6:68). Pedro dijo: "Eres un hombre inquietante con el que
vivir. Otros maestros pueden atraernos, pero Señor, ¿a quién
podemos ir? Ningún otro puede hacer las cosas que tú haces. Judas no se convirtió en el hijo de
perdición al traicionar a Jesús, lo había sido todo el tiempo y
nunca fue ninguna otra cosa. Nunca estuvo bajo el poder protector
del Padre, de modo que El no podía guardarle, pero aquellos que han
aprendido a no confiar en sí mismos, que, como dice Pablo: "no
confiamos en la carne (Fil. 3:3), aquellos que son guardados en el
nombre del Padre, y que nada, dice Jesús, nada, nada puede
separarles del amor del Padre. "Nadie las puede arrebatar de
las manos del Padre. (Juan 10:29), porque El les guarda. Tal vez algunos de ustedes estén diciendo:
"¿acaso no hay ninguna parte para nosotros? Sí, claro que la
hay, y es al mismo tiempo la cosa más sencilla y más difícil del
mundo que hacer. Fíjese en el programa que revela en los versículos
17 a 19: "Santifícalos en la verdad; tu
palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, también yo
los he enviado al mundo. Por ellos yo me santifico a mí mismo, para
que ellos también sean santificados [o
consagrados] en la verdad. (Juan 17:17-19). Aquí tenemos esa palabra tan inquietante:
"santificación, santifica. ¿Qué quiere decir? No conozco
ninguna otra palabra en las Escrituras que haya sido tan mal
interpretada como ésta y a la que la gente más le teme. Muchos
tienden a considerar la santificación como una especie de proceso
de eliminación de gusanos, una especie de inmersión religiosa de
ovejas, necesaria para que nos pueda usar. No, lo que quiere decir
es sencillamente "dedicar al uso indicado, eso es todo. En este
momento estoy santificando este micrófono usándolo para amplificar
mi voz. Estoy santificando el púlpito y hace un momento estaba
santificando la silla y ustedes están santificando las sillas sobre
las que están sentados. Sencillamente las están utilizando para su
uso adecuado, eso es todo. Cuando Jesús le dice al Padre:
"Padre, santifícalos lo que está diciendo es "Señor,
haz que estoy hombres y mujeres alcancen el ideal que tú tienes
para ellos. Haz que puedan hacer lo que es más indicado, haz que
descubran la razón por la que nacieron. Haz que lleguen al punto en
el que descubran tú programa para ellos, haz que realicen aquello
para lo cual tú los creaste. ¿Cómo? Por medio de la verdad
"tu palabra es verdad. Esto nos trae a nuestra parte. En todo este
poderoso programa de Dios, ¿qué papel representamos nosotros? Es
sencillamente creer en la verdad; eso es todo. Creer en la verdad.
Algunos de vosotros estáis suspirando y diciendo: "Ya, la
misma antigua historia de siempre. Es lo que dicen todo el tiempo. Y
eso es verdad, es lo que decimos todo el tiempo, pero es
evidentemente una de las cosas más difíciles de hacer para los
corazones humanos, creer sencillamente que lo que ha escrito Dios es
la verdad, sean cuales fueren nuestros sentimientos. Pero la dura
realidad es que preferimos creer a nuestros sentimientos que en la
Palabra y en eso radica nuestro problema. En más de una ocasión últimamente,
algunos creyentes me han dicho: "ya no puedo soportarlo mas, me
doy por vencido. Me da la impresión de que las Escrituras no
funcionan en mi caso. Intento cumplir las promesas, me esfuerzo por
depositar mi confianza en el Señor, me intento apropiar del Mesías,
intento hacer todas estas cosas, pero no me funciona. Puede que a
usted sí le funcione, pero a mí no. No puedo soportar las
presiones que siento. No puedo aguantar las pruebas a las que me veo
sometido. Y entonces les cito ese versículo de Primera de Corintios
en el que Pablo dice: "No os ha sobrevenido ninguna tentación
que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados
más de lo que podéis soportar... (1ª Cor. 10:13). Les digo:
"No se desanimen. No están ustedes pasando por algo por lo que
otros no hayan pasado ya. Y la reacción es casi inevitablemente:
"Esto no puede ser. ¡Nadie más ha pasado por lo que yo estoy
pasando! Sencillamente no puedo creer que lo que yo estoy pasando
sea una experiencia común. El problema es que usted no entiende lo
que estoy pasando ¡nadie me entiende, nadie! ¿Qué es esto? ¡Incredulidad disimulada!
Es negarse a aceptar como la verdad lo que Dios dice, he ahí el
problema. Decimos que creemos, pero no creemos, porque cuando se
trata de aplicarlo como es debido, decimos: "Dios es un
mentiroso. ¡Mis sentimientos son los que son verdad! El hecho es
como me siento. Supongamos que uno de ustedes le preguntase
a alguien: "¿Cómo se viaja en avión? No he volado nunca con
anterioridad, así que dígame cómo se hace. La persona responde:
"Bueno, es muy sencillo. Lo que se hace es llamar a las líneas
aéreas que vayan al destino que quiere ir y usted hacer la reserva.
Luego hace usted los arreglos necesarios para comprar el billete y
lo presenta, en el momento apropiado, en el aeropuerto y le admitirán
en el avión. ¡A continuación sube usted a bordo, se abrocha el
cinturón y el avión hace el resto! Puede que diga usted: "la
verdad es que no acabo de entender lo que quiere usted decir. Póngamelo
por escrito, por favor. --Haga una reserva, compre el billete,
presentelo en el momento apropiado y suba al avión, eso es todo. Un
par de días después vuelve usted y dice: "bueno, lo he
intentado, pero no funciona. He hecho la reserva, he comprado el
billete, he ido al aeropuerto y ¿sabe lo que me dijeron? ¡Me
dijeron que hacía dos horas que el avión había despegado! ¡No
funciona! Y la persona le contesta: "Espere un minuto. Recuerde
que le dije en las instrucciones, presente el billete en el momento
apropiado. ¿Hizo usted eso? "Oh, lo leí contesta usted,
"pero no creí que fuese importante. Después de todo,
cualquier momento es tan bueno como otro. Fui cuando estuve listo. Y
esa persona le dice: "pues ese es precisamente su problema. Si
va usted a actuar según lo que le han dicho, debe de hacer
absolutamente todo. No puede usted hacer caso omiso de una parte,
porque si falla en una de ellas cancela todo el programa. No fue
usted en el momento apropiado y, por lo tanto, no le funcionó. Ahora bien, esta sencilla analogía por
tosca que pueda ser, es un paralelismo muy exacto de lo que sucede
con frecuencia en nuestra experiencia como creyentes. Debemos de
creer que Dios nos ha dicho la verdad. La fe cristiana no tiene
valor alguno si no creemos esto. Si este libro no es más que otra
voz cualquiera entre los miles que nos chillan durante toda la
semana, aconsejándonos y diciéndonos lo que tenemos que hacer,
carece de todo valor, así que dejémosla a un lado. Pero aquí
tenemos la revelación de la verdad, de las cosas tal y como son,
sin importar como nos sintamos. No avanzaremos nunca en nuestras
vidas espirituales hasta que aceptemos el hecho de que lo que Dios
dice es verdad. Como dice Pablo: "sea Dios veraz,
aunque todo hombre sea mentiroso (Rom. 3:4). Cuando empezamos a
creer lo que él dice como la verdad, y a actuar conforme a ella,
descubrimos que todo lo que él dice queda gloriosa y
maravillosamente confirmado. Es verdad que Dios nos protege incluso
cuando nos falla la fe. Gracias a Dios por ello, porque él es el
Autor y Consumador de nuestra fe y nuestra fe descansa sobre el
fundamento de su fidelidad, pero también es verdad que nunca
llegaremos mas lejos de lo que nos lleve nuestra fe. Puede que Dios
despierte de nuevo la fe en nuestro interior, pero nunca podremos
realizar ningún progreso, no podremos nunca apropiarnos de ninguna
verdad, ni de ninguna bendición que no entre por la puerta de una
confianza tranquila y real en lo que dice Dios. Por lo tanto, la
oración de Jesús es: "santifícalos, úsalos para lo que sea
apropiado, permite que descubran de qué se trata la vida, por medio
de la verdad, tu palabra es verdad. "Basándome en esto dice Jesús, es
como yo mismo he actuado. De la misma manera que tú me has enviado
al mundo, para vivir mediante una apropiación continua del poder a
mi alcance porque creo en lo que tú has dicho, yo también les he
enviado a ellos al mundo. Yo les he dado ejemplo, me he santificado
ante sus ojos, mediante este mismo proceso de creer en la verdad, a
pesar de la conflictiva evidencia de mis sentidos. Me he
santificado, para que también ellos sean santificados, consagrado
en la verdad. Oración Padre nuestro, te pedimos que las palabras
que hemos estado leyendo aquí no sean sencillamente palabras
hermosas, sino que nos ayuden a entenderlas y a considerarlas como
palabras de consejo práctico, como la exposición mas práctica del
camino hacia la experiencia que anhelamos para obtener la victoria,
el poder y la bendición de Jesús el Mesías, nuestro Señor. Señor,
ayúdanos a hacer oídos sordos a las ruidosas voces del mundo que
quieren engañarnos, pero a que tengamos nuestro oídos bien
abiertos, del todo, para escuchar esa voz maravillosa, la de la
verdad, esa voz de la realidad de tu palabra que nos enseña cómo
es la vida en realidad. Y al actuar basándonos en ella te damos
gracias, Padre, porque la confirmación es un gozo increíble e
inexplicable. Por ello te damos gracias en el nombre del Mesías,
amen.
Título: El Mesías Ora por Usted Copyright © 1995 Discovery Publishing un
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