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Seminario Reina Valera
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10. Recursos
en la Oración Vida Espiritual ilumina la manera práctica de incorporar la espiritualidad a la vida personal y el ministerio. Se estudia el poder de la oración ilustrada a través de las Escrituras como base de una vida verdaderamente victoriosa en comunión con la voluntad de Dios. RECURSOS EN LA
ORACIÓN por Ray C.
Stedman
¿Qué es lo que esperamos que Dios haga
cuando estamos abrumados por nuestras circunstancias, cuando estamos
excedidos en números y aventajados? En nuestra serie de estudios de
la oración del Antiguo Testamento, en esta mañana vamos a aprender
a cómo usar la oración en las emergencias de la vida. Para eso
vamos a mirar la vida de Asa, el tercer rey de Judá, nieto de Salomón.
Cuando el rey Asa ascendió al trono, lo
primero que hizo fue de gran admiración. En el verso 2 del capítulo
14 de segunda de Crónicas se nos dice: E hizo Asa lo bueno y lo recto en los ojos
de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto ajeno, y los
altos; [eso es los altares levantados en las cimas
de las montañas] quebró las imágenes, y taló los bosques [los
ídolos obscenos para adorar por la gente]; Y mandó á Judá que
buscasen á Jehová el Dios de sus padres, y pusiesen por obra la
ley y sus mandamientos. Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá
los altos y las imágenes, y estuvo el reino quieto delante de él.
{2 Chr 14:2-5} En otras palabras cuando el rey Asa ascendió
al trono, lo primero que hizo fue dirigir a la nación a un
despertar moral. El hizo lo que mucha gente dice hoy que es
incorrecto hacer: El comenzó a legislar justicia. Para poner esto en términos de hoy día,
lo que el rey Asa hizo fue limpiar las librerías de adultos, cerrar
los salones de masajes, confiscar las películas pornográficas,
cerrar los teatros de películas de adultos, encarcelar a los
vendedores de drogas, y restaurar la lectura de la Biblia y la oración
pública en las escuelas y las cortes de el país. Ahora estas personas que dicen que
justificación no se puede legislar están perfectamente correctas.
Sin embargo, aunque el rey Asa no lo cumplió, fué un paso en la
dirección correcta. De acuerdo a este pasaje, la acción del rey
produjo una situación la cuál es descrita, "el reino obtuvo
descanso bajo él." Todas las cosas degradantes, perturbadoras,
sucias, fueron eliminadas. Y en verdad fueron eliminadas. Legislar
no cambia el corazón de las personas. Sí hace que se límite la
manifestación de el enemigo en criminalidad, y se manifieste la
vergüenza y desgracia en público. El reino, por lo tanto, entró
en un periodo de descanso, y se manifestó un respirar de moralidad
por causa de esta legislación. Luego el rey Asa hizo algo digno de notar y
relevante a nuestro día. Al recuento continúa diciéndonos, en un
tiempo de paz él aumentó a gran escala el presupuesto de la
defensa. Verso 6: Y edificó ciudades fuertes en Judá, por
cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en
aquellos tiempos; porque Jehová le había dado reposo. Dijo por
tanto á Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros
con torres, puertas, y barras, ya que la tierra es nuestra: porque
hemos buscado á Jehová nuestro Dios, hémosle buscado, y él nos
ha dado reposo de todas partes. Edificaron pues, y fueron
prosperados. Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas:
de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos y ochenta mil
que traían escudos y flechaban arcos; todos hombres diestros. { 2
Cro 14:6-8} Este reino sur de Judá estaba compuesto de
dos tribus, Judá y Benjamín. Cada tribu comprometió sus jóvenes
para entrenarse en el ejército--una tribu comprometió 300,000, y
la otra 280,000 para un total de 580,000 hombres. Ahora esto es un número
grande de hombres. Este era un país pequeño--menos de la mitad del
tamaño de California--pero su ejército activo en tiempos de paz
era casi del mismo tamaño que el de Estados Unidos mantiene en
tiempos de paz. (Yo investigué con el general Ray Miller de nuestra
congragación para verificar esto. Él me dijo que los números al
presente eran alrededor de 700,000 hombres para esta súper potencia
de nuestra época.) He aquí un país pequeño con 580,000 hombres
armados en un tiempo de paz. Pronto los iban a necesitar. Al otro lado
del Mar Rojo, en Etiopía, un jefe asesino llamado Zera había
comenzado a movilizarse para conquistar al mundo, con un ejército
de un millón de hombres. Verso 9: Y salió contra ellos Zera Etiope con un ejército
de mil millares, y trescientos carros; y vino hasta Maresa. Entonces
salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sephata
junto á Maresa. {2 Cró 14:9-10} Este ejército inmenso salió de África, a
través del desierto y la península de Sinaí. Ellos estaban a la
puerta de Jerusalén, y el rey Asa fue a encontrarse con ellos. (El
lugar mencionado aquí es al sur y oeste de Jerusalén, donde las
colinas colindan con los planos de la costa, cerca del lugar donde
David y Goliat tuvieron su encuentro famoso.) El ejército de Asa de
580,000 hombres debe de haberse visto muy impresionante cuando se
juntaron, pero ahora el mira hacia afuera a los llanos, el cual está
cubierto hasta adonde el ojo puede llegar con tiendas de soldados
que habían venido en su contra. Los exploradores reportan el tamaño
del ejército, y el hecho de que tienen 200 carrozas armadas
(similar a los tanques armados de nuestra época). Asa sabe ahora
que está excedido en número dos a uno, y totalmente aventajado por
esta banda de carrozas movibles. Al él ver el tremendo ejército
listo en su contra, él se siente dirigido a orar. Verso 11: Y clamó Asa á Jehová su Dios, y dijo:
Jehová, no tienes tú más con el grande que con el que ninguna
fuerza tiene, para dar ayuda. Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro,
porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército.
Oh Jehová, tú eres nuestro Dios: no prevalezca contra ti el
hombre. {2 Cró 14:11} ¿Se ha sentido alguna vez como Asa se
sintió? El Nuevo Testamento nos dice que la razón que estas
historias están en el Antiguo Testamento es porque están escritas
para nuestra instrucción los cuales el final de los tiempos ha
llegado," {1 Cor 10:11}. Ellas reflejan experiencias que todos
estamos llamados a enfrentarse en alguna ocasión. Ahora es cierto
que no somos reyes con grandes ejércitos enfrentándose a otros
grandes ejércitos, pero en el reino de nuestra propia vida nos
enfrentamos con esta misma cosa. Así que nuestros sentimientos
deben ser muy parecidos a los del Rey Asa. ¿Ha pensado en algún
momento que ha estado seguro, con mucho dinero en el banco, con
buena salud y un futuro que se ve brillante y color de rosa, y de
pronto, Van, llega el desastre? Usted realiza que está excedido en
números, aventajado en armas y categoría, enfrentándose a una
circunstancia muy grande para manejarla usted. Estoy seguro de que
hay algunos aquí en esta mañana están enfrentándose a esa clase
de situación. Ahora, la oración registrada aquí es
solamente un verso de extensión, pero estoy seguro que no
representa todo lo que el rey Asa dijo. (¡Uno ora más extenso que
eso cuando enfrenta un ejército de un millón de hombres!). Esto es
probablemente un breve resumen de los puntos cubiertos en su oración,
pero son de mucha ayuda. Recuerden, están registrados para nuestra
instrucción. Cuando estemos enfrentando situaciones como esta, esta
es la forma de orar. Noten que la primer cosa que Asa hace es
reconocer la habilidad única de Dios de ayudar--habilidad única--porque
nadie puede ayudar con Dios lo hace: "Oh Señor, no hay nadie
como tú para ayudar." La razón que no hay otro como Dios para
ayudar, es de hecho que Dios sabe mucho más de nosotros que nadie más.
Y hay muchas posibilidades de que Él puede manejarlas y librarnos. No sé si todo esto fue a través de la
mente de Asa, pero él debió de haber mirado atrás en la historia
y pensó de las muchas maneras que Dios usó para librar a su pueblo
en el pasado. ¡Dios tiene más formas de librar a la gente que las
hamburguesas que hay en McDonald! Por ejemplo: El pudo usar una tormenta y granizos gigantes como lo
hizo una vez con Josué. El pudo usar la quijada de un burro, como hizo con Sansón,
para vencer un gran ejército filisteo. El pudo usar antorchas escondidas en jarras, como hizo
con Gideón, cuando un gran ejército de Madianitas se enfrentó a
un pequeño grupo de trescientos hombres. El pudo usar el rumor de otro ejército que invadía,
como lo hizo en el caso de el rey Ezequía. En esa ocasión los ejércitos
sirios bajo Rabsake, rodearon a Jerusalén, pero el rumor se extendió
de que un ejército egipcio venía, y Rabsake cerró sus tiendas y
desapareció de una noche a otra. El pudo usar un sonido en la cima de árbol de moras,
como le sucedió una vez a David, cuando se enfrentó a un ejército
filisteo. Cuando los filisteos oyeron el ruido extraño como de pies
marchando, ellos también pensaron que un ejército venía y se
levantaron y corrieron. El pudo usar una mujer con una estaquilla de tiendas,
como lo hizo con Jael, quién mató a Sicero, el general sirio, en
los días de Debora y Barak. Hay una y mil cosas que Dios puede hacer para librarnos.
El puede dejarnos pelear la batalla, pero él puede decirnos, como
lo hizo con el hijo de Asa, Josafat, el próximo rey, "Ve con
tu ejército, pero no habrá ninguna batalla. Yo te libraré sin que
sea necesario que dé ni un golpe." El punto de esto es que la
primer cosa que el rey Asa reconoce es que no hay nadie como Dios
para ayudar. Dios tiene un millón y un recursos para escoger. ¿Quién
puede decir cuál de ellos puede Él usar? El rey Asa reconoce también que parte de
lo peculiar de Dios es que no importa la diferencia que seas
poderoso o débil. Esta frase, "entre lo poderoso y débil"
no es una buena traducción. Lo que en realidad quiere decir es,
"si eres poderoso o débil." La contribución humana es
insignificante ante los ojos de Dios. El puede usar ejércitos si Él
quiere, o puede usar a un individuo. Siempre me emociona el relato
de Jonatán, el amigo intimo de David, hijo de Saúl, que estaba con
su cargador de armas una mañana cuando los filisteos estaban
atacando a Israel. Al estos dos venir sobre la cumbre de una colina,
vieron una banda de alrededor de cien o más filisteos, Jonatán y
su cargador de armas comenzaron a decidir que hacer, y Jonatán dijo,
"No hace diferencia alguna para Dios; Él puede librar con
muchos o con pocos. Podemos escapar sin ser vistos, pero ¿porque no
les atacamos, si Dios es ese tipo de Dios? Ellos atacaron, y los dos
derrotaron a los filisteos. Esa fué una gran victoria en el campo
de Israel, porque Jonatán vio de que no hace diferencia ninguna el
que seres humanos tengan mucho que ofrecer o nada que ofrecer. La historia de la iglesia y los anales de
misiones están llenas de historias de un hombre o una mujer que se
enfrentaron a una situación difícil confiando en Dios. Y Dios hizo
grandes cosas a través de una persona que estaba armada con
confianza y fe en las promesas de Dios. Podemos pensar en madre
Teresa en Calcuta; de Lillian Dixon en la isla de Taiwán, con un
sin número de ministerios para los dolidos, los pobres, los ciegos
y los débiles; de Cameron Townsend, que ella sola comenzó a
traducir la Biblia a lenguajes indígenas, como resultado comenzando
el ministerio mundial de Traductores de Biblia Wycliffe. No hace
diferencia alguna si uno tiene todo o no tiene nada. Dios puede
obrar. Ese es el punto. Yo me siento bastante cansado de algunos de
los relatos que leo hoy día, los cuales dicen que hasta que
colectemos un billón de dólares no podremos nunca hacer nada en el
evangelio mundial. ¡Sin sentido! Dios puede obrar, con mucho o con
poco, con el poderoso y con el débil. No hace ninguna diferencia
para él. La segunda cosa que el rey Asa hizo fué el
de pedir ayuda específica para la emergencia presente. El oró,
"Ayúdanos, oh Señor, porque confiamos en tí, y en tu nombre
hemos venido en contra de esta multitud." Cuando te enfrentes a una situación como
esa, no tienes tiempo para orar "alrededor del mundo." Una
vez escuché de un hombre que fue invitado a orar por alguien que se
estaba muriendo en el hospital. Al estar parado al lado de la cama,
este hombre comenzó esta oración, "Bendice los misioneros en
China, India y África," etc. Él continuó en esa línea hasta
que alguien lo paró y le dijo, "Lo siento. Al estar en India
el paciente murió." Es importante venir al punto en nuestras
oraciones, para tratar con la situación específica, como lo hizo
el rey Asa aquí: "Ayúdanos, oh Señor." Cuando te metas
en problemas como este, pide ayuda a Dios. Ahora, no le digas a Dios como hacerlo. Ese
es el error que muchos de nosotros cometemos. Tenemos nuestra oración
ya lista, a veces por escrito. Decimos, "Dios, primero haz esto.
Después cuando eso suceda, haz esto." La respuesta más
frecuente de Dios para esa clase oración es marcar el encasillado
que dice, "ninguna de las de arriba." Él tiene su propia
forma de obrar. Él no nos da esa alternativa. Eso es lo que nos
hace que tengamos tanto coraje con Dios. Pero el rey Asa le deja eso a él Señor:
"Ayúdanos," dice él. Ahora Asa tiene un ejército allí--él
tiene la intención de pelear--pero él sabe que la forma que Dios
usa para ayudar puede ser una de mil y una formas, así que le deja
eso a Él. Entonces, tercero, el rey Asa le recuerda a
Dios de una relación establecida: "Oh Dios, tu eres nuestro
Dios." "No te hicimos nuestro Dios, " dice él en
efecto, "Tu nos escogiste. Tu cerastes está relación que
tenemos. Somos tu pueblo, por lo tanto, si esta batalla es perdida,
tu pierdes." Asa dice, "no dejes que él hombre prevalezca
en contra tuya." Ese es exactamente el terreno donde estamos
parados en relación a nuestras oraciones delante de Dios. "¿Si
Dios es por nosotros, quién podrá en contra de nosotros?" es
el clamor de Pablo en Romanos 8:31. El libro de Hebreos nos dice que
no debemos amar al dinero o ir detrás de esas cosas, porque Dios
dice, "Yo he dicho que nunca, nunca, nunca, nunca te dejaré ni
te abandonaré" {Heb 13:5b}. Si decimos, "Si Dios es
nuestro ayudador," ¿que puede el hombre hacernos? Esto es lo que el rey Asa está diciendo.
Cualquier derrota sería la derrota de Dios. Asa está basándose en
esa relación. Esa relación nos da osadía también. Estamos
invitados para venir delante de Dios y pedir ayuda porque somos sus
hijos. Otra vez nos dice el libro de Hebreos, "Vengamos con
osadía al trono de la gracia, para que obtengamos misericordia, y
encontremos gracia en tiempos de necesidad, "{Heb 4:16}. Somos
invitados a venir con osadía no están solo una posibilidad; Dios
mismo promete que recibiremos misericordia y encontraremos gracia.
Es ya de nuestra ayuda y somos exhortados a venir con osadía. Ahora veamos el resultado de esta oración.
Verso 12: Y Jehová deshizo los etíopes delante de
Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes. {2 Cro 14:12} Todo es puesto en esa breve oración, pero
que batalla debe de haber sido. Hubo una victoria inmediata y
abrumadora; una derrota completa y rotunda. Se nos dice en los
siguientes versos: Y Asa, y el pueblo que con él estaba, lo
siguió hasta Gerar: y cayeron los Etiopes hasta no quedar en ellos
aliento; porque fueron deshechos delante de Jehová y de su ejército.
Y les tomaron muy grande despojo. Batieron también todas las
ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de Jehová fue sobre
ellos: y saquearon todas las ciudades, porque había en ellas gran
despojo. Asimismo dieron sobre las cabañas de los ganados, y
trajeron muchas ovejas y camellos, y volvérnosle á Jerusalén. {2
Cro 14:13-15} Los etíopes estaban acompañados de
grandes manadas de animales, junto con materiales que Asa capturó. Dejaríamos la historia allí al no ser por
una consecuencia fascinante que es trazada en los capítulos 15 y 16
de segunda de Crónicas. En ambos capítulos, rey Asa se encontró
con un profeta de Dios (un profeta diferente en cada capítulo), el
cual cada uno tiene un gran contraste en el mensaje dado a él: Primero, inmediatamente seguido después de
la batalla con los etíopes, Asa se encontró con el profeta Azarías,
quién enfatizaba la responsabilidad humana en la oración y caminar
cerca de Dios. Capítulo 15: Y FUÉ el espíritu de Dios sobre Azarías
hijo de Obed; Y salió al encuentro á Asa, y díjole: Oídme, Asa,
y todo Judá y Benjamín: Jehová es con vosotros, si vosotros
fueres con él: y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si
le dejareis, él también os dejará. {2 Cro 15:1-2} Eso suena como una contradicción de lo
mismo que citamos de Hebreos, "Yo nunca, nunca, nunca, jamás
te de dejaré ni te abandonaré." Pero tenemos que entender que
este es el lenguaje de la experiencia aquí. La realidad es que Dios
nunca nos abandona, pero si parece. En nuestra experiencia sentimos
que estamos solos. No escuchamos su voz; no sentimos ningún testigo
interno o respuesta, y tal parece que Él nos ha abandonado. Pero
esta es la forma en que Dios nos recuerda que en un sentido nosotros
le hemos abandonado a Él. Por lo tanto, el recordatorio es,
"El Señor está contigo cuando tu estas con Él." Ahora debemos siempre recordar de que nada
de esto es posible sin la gracia de el Espíritu de Dios obrando en
nuestros corazones. ( No nos daremos vuelta hacia él a menos que Él
esté obrando en nosotros.) Pero el punto es que la elección de
andar en el poder de el Espíritu disponible para nosotros es
nuestra. Podemos escoger estar con Él y buscar su rostro, y cuando
lo hacemos Él promete que va a ser hallado por nosotros. Por otro
lado, si no hacemos esto él nos dejará, aparentemente; nos
sentiremos abandonado y dejados solos. Ahora Dios no nos ha
abandonado por completo, pero se siente de esa manera. Esto incluye
más que la oración. Incluye también meditación, buscar su rostro,
confesar nuestros pecados, lo que fuera. Pero esta frase, "Si
lo buscares," se refiere a la oración. Aquí hay una cita que ayuda en el
ministerio de la oración de los escritos de Reginald E.O. White,
que quisiera compartir con ustedes: La oración descansa en el corazón de toda
la experiencia de Dios. En la oración Dios es conocido y tocado. En
la oración todo nuestro conocimiento de Dios se prenden a la
realidad. Nuestro entendimiento de las Escrituras adquiere iluminación
personal y poder. Nuestra conducta completa y carrera pasa bajo el
juicio divino. En la oración el alma está amoldada y en armonía a
la obediencia y confrontada con una nueva conducta. Nuestra relación
con otros es vista en una nueva perspectiva, y la conciencia se hace
tierna otra vez. En la oración la visión es aclarada, los
horizontes son expandidos, las metas se hacen mejor definidas y los
recursos internos por los cuales el alma vive son rellenados con
resortes de poder, esperanza y paz. Religión sin oración es
meramente teoría. Ahora miremos a los resultados de la profecía
de Azariá. Verso 8: Y como oyó Asa las palabras y profecía de
Obed profeta, fué confortado, y quitó las abominaciones de toda la
tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había
tomado en el monte de Ephraim; y reparó el altar de Jehová que
estaba delante del pórtico de Jehová. {2 Cro 15:8} El resto del capítulo relata cómo Asa
reunió a las tribus juntas y tuvieron un gran tiempo de limpieza y
renovación espiritual delante de Dios, de un corazón cambiado como
también el comportamiento exterior siendo ajustado. Un periodo de
algunos treinta años de paz le fueron dados a ellos porque pusieron
su corazón el querer caminar con Dios, obedecerle lo que Él había
dicho que hicieran. Dios respondió llevándoles un lugar de
renovación, limpieza y bendición. En el capítulo 16 la historia es diferente.
Alrededor de treinta años después, el reino de Judá es amenazado
por Baasa, el rey de Israel (las tribus del norte). Baasa viene y
comienza a poner sus defensas en un pueblo en la costa, que lo hace
obvio que va a atacar al rey de Judá. Pero en esta ocasión Asa no
busca al Señor. Aquí hay un retrato de lo que pasa cuando
Asa confía en su propio raciocinio. El comenzó a jugar con la política
e hizo algo extraño: Robó el tesoro de el templo de Dios y envió
el dinero a el rey de Siria, en la parte norte de Israel. Usando el
dinero de el templo; Asa sobornó a el rey de Siria, eso es, compró
su lealtad, y le animó a que rompiera el tratado de paz entre Siria
e Israel y lanzó un ataque a Israel desde el norte. Y trabajó. El
rey de Siria vino en contra de el rey de Israel y tomó algunas de
sus ciudades. Asa creyó que él era muy listo. Él lo preparó todo
él mismo. En aquel tiempo vino Hanani vidente á Asa
rey de Judá, y díjole: Por cuanto te has apoyado en el rey de
Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del
rey de Siria ha escapado de tus manos. {2 Cro 16:7} Esa es una revelación asombrosa. Dice que
si Asa hubiese caminado con Dios en esta circunstancia (como lo hizo
cuando los etíopes vinieron en su contra) Dios no tan solo hubiese
quitado la amenaza en contra de Israel, pero también le hubiera
dejado al rey de Siria y su ejército en sus manos. Asa perdió esta
gran oportunidad porque él escogió caminar en su propia audacia y
su propio raciocinio, Hanani le dice a continuación (verso 8), Los Etíopes y los Libios, ¿no eran un ejército
numerosísimo, con carros y muy mucha gente de á caballo? con todo,
porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. {2 Cro
16:8} Siguiente sigue un gran verso, que yo les
motivo a que se lo memoricen: Porque los ojos de Jehová contemplan toda
la tierra, para corroborar á los que tienen corazón perfecto para
con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí adelante habrá
guerra contra ti. {2 Cro 16:9} Hay una referencia adicional al rey Asa en
el verso 12: Y el año treinta y nueve de su reinado
enfermó Asa de los pies para arriba, y en su enfermedad no buscó
á Jehová, sino á los médicos. {2 Cro 16:12} Esa enfermedad lo llevó
eventualmente a su muerte. Dios envió al profeta a señalarle a Asa
que su confianza en su propia sabiduría y audacia fue muy
destructiva. Quiere decir primero, una oportunidad pérdida de una
gran victoria que él pudo haber tenido. Segundo, quiere decir que
tendrá un futuro de mucho problema: "Tu vas a tener guerras de
ahora en adelante." También quiere decir que tendrá un
recordatorio en su propio cuerpo de que algo había marchado mal en
su caminar sus pies se enfermaron. Dios habla en estos términos
simbólicos a nosotros a través de toda las Escrituras. Esto fue un
símbolo para Asa de que algo había fallado en su caminar. Cuando Jesús se reunió con sus discípulos
en el aposento alto, el tomó la vasija pero no les lavó sus
cuerpos enteros. (Eso había ya sucedido, dijo Él cuando creyeron
en la palabra del Señor.) Él le lavó sus pies. Era ahí adonde
ellos habían fallado. Así que las Escrituras nos recuerdan que
esta era el área problemática. Este es el peligro sutil de
descansar en nuestros recursos propios, y no en Dios para que obre y
use esos recursos. Nuestra confianza debe de ser en Dios mismo. La gran pregunta que nos enfrentamos en
nuestra vida espiritual es esta: ¿En quién o que contamos para
prosperar? ¿Es en el hombre, o en Dios, en dinero, o en el Espíritu
de Dios, en la carne, o en el Espíritu? Esa es la forma que podemos saber si
nuestras soluciones son las soluciones de Dios o no. ¿Qué sucede
si fracasa? ¿Se pondrá a Dios a la prueba y avergonzado, o somos
nosotros y otros en quién acreditamos la vergüenza? Obra de acuerdo a las promesas de Dios. Es ahí donde la vida de fe comienza.
Título: Recursos en la Oración Copyright © 1995 Discovery Publishing un
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