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4. Posibilidades
en la Oración Vida Espiritual ilumina la manera práctica de incorporar la espiritualidad a la vida personal y el ministerio. Se estudia el poder de la oración ilustrada a través de las Escrituras como base de una vida verdaderamente victoriosa en comunión con la voluntad de Dios. POSIBILIDADES
EN LA ORACIÓN por Ray C.
Stedman
En esta serie de estudios hemos
buscado explorar los misterios de la oración y de corregir algunos
de los mitos que abundan acerca de este tema.
Esta es una descripción beneficial acerca
de la oración, de la pluma de C. S. Lewis. En su libro Mera
Cristiandad (Mere Christianity), habla de la Trinidad, la
naturaleza trinitaria de Dios y dice: Se preguntarán, "¿Si no pueden
imaginarse a un Ser tri-personal, que de bueno hay el de hablar de
Él?" Bueno, no hay nada bueno entonces para hablar de Él. Lo
importante es ser atraído ante una vida tri-personal, y esa puede
comenzar en cualquier tiempo--esta noche, si quieres. Lo que quiero
decir es esto. Un cristiano ordinario se arrodilla a orar. Él trata
de conectarse con Dios. Pero si él es cristiano, él sabe que lo
que lo mueve a él a orar es también Dios: Dios, en lo interior de
la persona. Pero él también sabe que todo el conocimiento de Dios
viene a través de Cristo, el Hombre que fue Dios--que Cristo está
a su lado, ayudándole a orar, orando por él. Se ve lo que está
pasando. Dios es el objeto por el cual él ora- -la meta que está
tratando de alcanzar. Dios es también el objeto dentro de él moviéndole
a continuar--el poder del motivo. Dios es también el camino o
puente a lo largo por el cual él es impulsado hacia la meta. Así
que la vida tri-personal completa del Ser está actualmente actuando
en esa pequeña habitación donde una persona ordinaria está
expresando sus oraciones. El hombre en un nivel más alto de su vida--la
cual llamo "Zoe" o vida espiritual: él está siendo atraído
hacia Dios, por Dios, y a la misma vez siendo a sí mismo. Ahora, para nuestra lección bíblica en
ese tema vamos a mirar el capítulo once de Números, comenzando con
el verso 4. Esta historia de la vida de Moisés ocurrió durante los
cuarenta años que anduvieron los Israelitas por el desierto, en su
largo viaje de Egipto a Canaán. El recuento tiene que ver con las
quejas de la gente sobre las condiciones que se encontraron en el
desierto. Verso 4: Y el vulgo que había en medio tuvo un vivo
deseo, y volvieron, y aun lloraron los hijos de Israel, y dijeron:
¡Quién nos diera á comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos
en Egipto de balde, de los cohombros, y de los melones, y de los
puerros, y de las cebollas, y de los ajos: Y ahora nuestra alma se
seca; que nada sino maná ven nuestros ojos. {Num 11:4-6} Maná, como ustedes saben, quiere decir,
"¿Que es eso?" ¿Se imaginan comiendo "¿Que es eso?"
tres veces al día por cuarenta años? Versos del 7 al 9 describe el
maná, pero pasemos al verso 10, donde leemos: Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por
sus familias, cada uno á la puerta de su tienda: y el furor de
Jehová se encendió en gran manera; también pareció mal á Moisés.
Y dijo Moisés á Jehová: ¿Por qué has hecho mal á tu siervo? ¿y
por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga
de todo este pueblo sobre mi? ¿Concebí yo á todo este pueblo? ¿engendrélo
yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría
al que mama, á la tierra de la cual juraste á sus padres? ¿De dónde
tengo yo carne para dar á todo este pueblo? porque lloran á mí,
diciendo: Danos carne que comamos. No puedo yo solo soportar á todo
este pueblo, que me es pesado en demasía. Y si así lo haces tú
conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus
ojos; y que yo no vea mi mal. {Num 11:10-15} Es obvio que esta oración está llena de
un sentido de compasión por si mismo, reproche, y petulancia. Es
claramente la expresión de un hombre que se siente que ha sido
puesto con una gran carga. Aquí Moisés está muy cerca de
reprender y regañar a Dios por haberle dado la responsabilidad de
cuidar esta gente ingrata. Escogí esta oración porque creo es una
de las oraciones más pobres en la Biblia, por lo tanto es una oración
muy similar a las nuestras. Actualmente Moisés tenía una vida de
oración extremadamente saludable. Yo podría dedicarle un año
entero de mensajes acerca de sus oraciones. Algunas de ellas son
magníficas. Son expresadas con una ingenuidad que reúne
pensamientos majestuosos acerca de la grandeza de Dios, que reflejan
la fe de el hombre y el poder de Dios para actuar, pero esta
seguramente no es una de ellas. Esta es una oración muy pobre,
expresada en un tiempo donde Moisés estaba fuera de su clase,
cuando el creyó que se le tomó ventaja. El quiso terminar--estaba
dispuesto a morir para salir de sus responsabilidades--así que se
lo trae todo a Dios y dice, "¿Por qué me distes un trabajo
como este? ¿Adónde puedo yo conseguir carne para darle a toda esta
gente? ¿Por qué tengo yo que cargar esto en mi corazón? Yo no los
traje a existencia." Escogí esta oración porque no tenemos esa
parte de la vida de Moisés a menudo. Moisés fue una figura
fundamental en el Antiguo Testamento, un profeta poderoso y líder
de la gente. Su gran posición como representante del pueblo ha
afectado las leyes de naciones por miles de años, por lo tanto
tendemos a pensar de él como alguien que está por encima de todos
nosotros en su relación con Dios. Moisés estuvo cuarenta días y
noches en el Monte Sinaí, solo en la presencia de Dios. El monte
fue lleno de humo, todos temblaron tan siquiera al acercarse a esta
temerosa y grandiosa escena, pero este hombre fue solo a la cima del
monte por cuarenta días y oró y habló con Dios cara a cara. No
una vez, pero dos veces Moisés hizo eso, por la cual la Ley fue
quebrantada y fue necesario ser renovada. El fue de nuevo al monte y
regresó con un semblante en su rostro de la luz de comunión que él
tuvo con Dios, reflejándose en él. Estamos familiarizados con las historias de
Moisés ejercitando el poder grandioso de Dios--estirando su vara a
las aguas del Mar Rojo para que el pueblo de Israel pudiera pasar a
través de tierra seca, dándole a la roca y el agua saliendo hacia
afuera en el medio de un desierto agullador para calmar la sed de el
pueblo, y levantando su vara en victoria sobre los enemigos de
Israel, cambiando el resultado de la batalla. Es claro, en muchas de
estas historias de la Biblia de que él fue un poderoso hombre de
Dios, y generalmente pensamos de él en esos términos. Pero en está oración vemos el otro lado
de Moisés. Vemos a Moisés el hombre, como realmente era. En este y
otros recuentos como este obtenemos vistazos de vez en cuando de cómo
era Moisés en su vida diaria, y lo asombroso es que, cuando le
vemos de cerca, vemos que es una figura sorpresivamente que no
impresiona en sí mismo. No podemos leer esta oración sin ver que
Moisés no es Charlton Heston. Aquí está un hombre enojado y
disgustado sintiendo lástima por si mismo. No hay nada de heroico
en eso. Ustedes recuerdan cuando Moisés comenzó
su carrera. Creció como un príncipe en la casa del Faraón, y
aprendió de su madre algo de su herencia como líder de Israel y la
predicción de que él sería el libertador de su gente. Cuando tenía
cuarenta años de edad el comenzó a hacer esto en sus propias
fuerzas, pero fracasó malamente. Él perdió su temperamento, mató
a un egipcio y tuvo que esconderse en la arena y huir de la ira del
Faraón. Evidentemente Moisés tenía tanto miedo por esa
experiencia que se mantuvo en el desierto por cuarenta años,
trabajando como encargado de rebaños de ovejas con su suegro. Él
no hizo ningún esfuerzo por regresar a Egipto, para recuperar sus pérdidas
o restaurar su liderazgo. Un fracaso fatal y ya estaba acabado;
estaba listo para terminar. Este es el espíritu que vemos aquí, así
que en si mismo Moisés no fue muy impresionante. Luego estuvo el incidente del arbusto
ardiente, cuando Dios le llamó finalmente y le comisionó a ir a
Egipto, pero Moisés estaba muy renuente a ir. El tenía lo que
llamaríamos hoy una imagen muy pobre de sí mismo. Él le dijo a
Dios, "Yo no puedo hacer esto. Porque tan siquiera ni puedo
hablar; yo tartamudeo. No tengo habilidad para pararme ante reyes."
Él se había olvidado de que el fue también miembro de la casa del
Faraón y era muy reconocido como el hijo del Faraón. Pero todo eso
ya se olvidó ahora. Él tiene tanto miedo de su propia imagen de sí
mismo que está renuente en ir. Finalmente, el recuento nos dice que
el coraje de Dios se incendió sobre él porque fue muy testarudo de
que no iría y no cedería. Ustedes recuerdan cuando los israelitas
iban a través del desierto, la autoridad de Moisés fue retada por
su propio hermano y hermana, Aarón y Miriam. Ellos le preguntaron,
"¿Por qué estás con esos aires de esa manera? ¿Quién te
hizo líder? Dios habla a través de nosotros como también lo hace
a través de tí. ¿Por qué tienes tú que hablar?" Solamente
la intervención de Dios mismo fue lo que restauró la autoridad de
Moisés en aquel momento, porque Moisés no se defendió él mismo. Poco después Cora y Datán y sus
confederados retaron su autoridad y Dios tuvo que intervenir otra
vez. Si ustedes ponen estos dos recuentos juntos, podrán ver que
Moisés es por naturaleza temperamental, indeciso, una personalidad
contraída, sin confianza de si mismo, fácil de intimidarse, listo
a renunciar y aún morir cuando la presión es pesada. Este es el
instrumento usado poderosamente por Dios en sus días de vejez. Al mirar este recuento, quiero que noten
algunas cosas. Noten, por ejemplo, que no todo el mundo en Israel
murmuró acerca de las condiciones. Esto comenzó, como siempre con
un grupito de descontentos que dejaron saber cómo se sintieron y
siguieron influenciando a los otros. Verso 4: "La chusma que había entre
ellos desarrolló un deseo ansioso." Esta es la forma en que
siempre pasa. Todo pastor está familiarizado con esto. Un mero
grupo de personas criticando en la congregación, diciendo como se
sienten y murmurando en contra de sus condiciones, pueden comenzar a
expandir un descontento en un grupo completo de personas. Eso es lo
que está pasando aquí. Siempre me maravillo de este recuento
porque no me identifico con el deseo desmedido de esta gente por
esta clase de comida. Pescado puedo entenderlo, pero pepinos--doce
pulgadas de indigestión. Melones si me gustan pero ¿puerros y
cebollas y ajo? ¡Esa fragancia en esos vegetales que se quedan en
la memoria de uno! ¿Por qué los querrían? Bueno, no lo sé, con
excepción de mencionar que la descripción del maná--se puede ver
en vez como la comida de desayuno que llamamos "Nueces de
Uvas"--parecía indicar que uno se cansaría terriblemente de
comer eso y nada más por cuarenta años, así desearía uno comer
cualquier otra cosa. Evidentemente eso es lo que esta gente estaba
sintiendo aquí cuando murmuraban en el desierto. Pero es un grupo
pequeño de descontentos quienes causaron el problema. Ellos
influenciaron a la gente que pidieran a Moisés lo imposible. No envidio el trabajo de Moisés. Tuvo que
guiar casi dos millones de personas a través de un desierto
desolado, ser responsable de establecer todas sus disputas,
contestar todas sus quejas, resolver todas sus dificultades, y
suplir todas sus necesidades, y llevar toda la carga de esto
constantemente sobre él por cuarenta años. Este es un trabajo que yo no tendría ningún
deseo, pero Moisés lo hizo. En esta ocasión, sin embargo, se hizo
muy pesado para él. Él viene a Dios con esta petición, y en su
quisquilloso quejido dice, "¿Señor, como puedo yo suplir
carne para toda esta gente?" Estoy seguro que sus mentes corren
de inmediato, como la mía, al Nuevo Testamento, cuando los discípulos
vinieron a Jesús y dijeron, "hay cinco mil personas aquí y no
tenemos alimentos para ellos. ¿Qué podemos hacer? {cf Mat
14:15-21}. Moisés estaba pasando por una situación similar. Bien, Dios le contestó, y es maravilloso
ver su gracia y profundidad en la respuesta. Él primero le contesta
librándolo de la presión de Moisés, dividiendo la labor. Verso
16: Entonces Jehová dijo á Moisés: Júntame
setenta varones de los ancianos de Israel, que tu sabes que son
ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos á la puerta del
tabernáculo del testimonio, y esperen allí contigo. Y yo descenderé
y hablaré allí contigo; y tomaré del espíritu que está en ti, y
pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la
llevarás tú solo. {Num 11:16-17} Es maravilloso que Dios escogió en ambos
el Antiguo y Nuevo Testamentos al usar ancianos como solución al
problema de un ministerio sobrecargado. Encontramos lo mismo en el
libro de Hechos. Cuando los apóstoles fueron asignados con la tarea
de guiar una iglesia que en rápido crecimiento, que crecía a pasos
agigantados--dos mil en un día, tres mil en otro, cinco mil poco
después--la solución de el Espíritu fue la de asignar ancianos
para dividir la carga entre ellos. A través del Nuevo Testamento
encontramos que la forma en que Dios asignó responsabilidades fue
el de tomar hombres dignos de confianza, hombres de respeto y honor,
y poner el espíritu de liderazgo en ellos y dejar que se
distribuyera la carga, descubriendo la mente de Dios para la gente.
Siempre me impresiona el hecho de que Dios escogió hacerlo de esta
manera y que él entiende la presión que puede venir en un solo
individuo que está a cargo de muchas responsabilidades. Yo creo que este es uno de los conceptos
mas malentendidos de la iglesia hoy día. Encuentro que la mayoría
de las iglesias no piensan de los ancianos como los vemos aquí
funcionando y en el Nuevo Testamento. La mayoría de las iglesias
piensan de los ancianos como miembros ejecutivos de la junta que están
simplemente encargados de tomar decisiones--la gente viene a ellos
con problemas y los ancianos deciden que hacer de acuerdo a lo que
ellos crean mejor, igual que haría una junta corporativa de
ejecutivos. Pero los ancianos en la Biblia eran hombres que entendía
a la gente y entendía sus problemas. Ellos se relacionaban con la
gente y se envolvían con ellos, le ministraban a ellos, y traían
el conocimiento íntimo de ese envolvimiento con personas y
problemas al grupo en general, asi que juntos, los ancianos podían
buscar la mente de Dios para saber cual debía ser la decisión. Y
la decisión venía de Dios, no de los hombres. Ese es el trabajo de
el anciano, y eso es lo que Dios propone hacer aquí con Moisés. Es interesante ver dos de las funciones de
los ancianos, ya que se nos dice un poco más tarde, en el verso 26:
Y habían quedado en el campo dos varones,
llamado el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también
reposó el espíritu: estaban estos entre los escritos, mas no habían
salido al tabernáculo; y profetizaron en el campo. Y corrió un
mozo, y dio aviso á Moisés, y dijo: Eldad y Medad profetizan en el
campo. {Num 11:26-27} Este joven está alarmado por esto. El cree
que Moisés se va a poner enojado de que cualquiera tendría el
atrevimiento de profetizar. Entonces respondió Josué hijo de Nun,
ministro de Moisés, uno de sus mancebos, y dijo: Señor mío Moisés,
impídelos. {Num 11:28} "No podemos dejar que esto suceda.
Tenemos que mantener la jerarquía aquí." Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos
por mí? más ojalá que todo el pueblo de Jehová fuesen profetas,
que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos. {Num 11:29} ¡Qué respuesta gentil, y que claro Moisés
entendió el proceso de Dios! En el Nuevo Testamento esto viene a
dejarse ver por completo en la iglesia cuando aprendemos que todo el
pueblo de Dios está equipado con los dones del Espíritu, ya que el
Espíritu está sobre toda la congregación. Se espera de todos
nosotros el ministrar de acuerdo a el regalo que Dios nos ha dado.
Este incidente en el desierto es una anticipación de esto, cuando
Dios comenzó a enseñar cual era su método prescrito para
ministrar. ¡Qué lección es esta para nosotros! Como
le habrá ayudado a Moisés a saber de que el podía compartir la
responsabilidad y la carga con hombres de fe similar que también
tenían regalos del Espíritu y que estaban llenos de el Espíritu
para que así pudieran funcionar en esta manera. Esa fue la división de la labor, pero
ahora Dios continua contestándole la oración a Moisés con una
provisión milagrosa de abastecimiento. Miren al verso 18: Empero dirás al pueblo: Santificaos para
mañana, y comeréis carne: pues que habéis llorado en oídos de
Jehová, diciendo: ¡Quién nos diera á comer carne! ¡cierto mejor
nos iba en Egipto! Jehová, pues, os dará carne, y comeréis. No
comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni
veinte días; Sino hasta un mes de tiempo, hasta que os salga por
las narices, y os sea en aborrecimiento: por cuanto menospreciasteis
á Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de
él, diciendo: ¿Para qué salimos acá de Egipto? {Num 11:18-20} ¡Qué clase de comentario en espíritu de
criticar y dar quejas! Todo esto termina siendo un insulto a la
presencia y poder de Dios, ¿no es así? Cuando nos quejamos de lo
que Dios nos ha traído y las condiciones que el ha puesto en
nosotros, hacemos exactamente lo mismo que hicieron los que
murmuraron en el pueblo de Israel. Eso despierta el coraje de Dios
de que seamos tan desagradecidos, ignorantes de quién es él, incrédulos
de que él está en medio nuestro y que puede solucionar los
problemas. Seguramente que podemos al menos darle una oportunidad a
él para que demuestre su sabiduría, y su poder entre nosotros. Leemos después como Dios hizo esta provisión
milagrosa. Verso 31: Y salió un viento de Jehová, y trajo
codornices de la mar, y dejólas sobre el real, un día de camino de
la una parte, y un día de camino de la otra, en derredor del campo,
y casi dos codos sobre la haz de la tierra. {Num 11:31} Esto no quiere decir que las codornices se
amontonaron a esa altitud. Lo que quiere decir es que volaron a ese
nivel, dos cúbicos (alrededor de tres o cuatro pies) por encima de
la tierra, para que los israelitas pudiera ir con garrotes y los
golpearan al suelo y asi tomar la carne que estaban hambrientos de
comer. Y eso hicieron. Se nos dice: Entonces el pueblo estuvo levantado todo
aquel día, y toda la noche, y todo el día siguiente, y recogiéronse
codornices: el que menos, recogió diez montones; y las tendieron
para sí á lo largo en derredor del campo. {Num 11:32} Ellos comenzaron a comerlos, y como Dios
dijo, tuvieron tanto de comer codornices que empezaron a disgustarse
de ellos. Ahora entiendo que es imposible comer codornices por más
de algunos días porque la carne de codorniz es muy rica. Después
de algunas comidas de codornices no puedes ver ninguna más, pero
esta gente comió hasta que se le salieron por las narices, Dios de
verdad que le suplió su necesidad. Uno de los gran principios que se ven a
través de las Escrituras es que Dios con frecuencia enseña a su
pueblo. ¿Ha realizado usted que peligroso puede ser, a veces, tener
sus peticiones contestadas? Dios puede darle lo que usted pida como
lo hizo con esta gente, pero no durará mucho tiempo antes de que
usted no querrá lo que él le ha dado. Hace algunos años que un joven de escuela
superior me dijo, "Hace algunas semanas conocí a la muchacha más
hermosa. Oré al Señor, Si tu me dejaras conocer a esta muchacha, y
poder conocerla más, y salir con ella, yo sería la persona más
contenta de la tierra.”, Dios contestó mi oración. La conocí y
comencé a salir con ella, pero ahora estoy orando, ¡Señor, si
pudieras ayudarme a salir de esta joven, yo sería la persona más
feliz de la tierra" Eso es lo que sucede a veces. Esa es la
forma en que Dios nos enseña cómo y por qué orar. De su
ingratitud, y su falta de entendimiento, y falta de confianza, esta
gente aquí en el desierto oró un tipo de oración errónea pero
Dios la contestó para que aprendieran de esa experiencia. Esto es
reflejado a menudo en nuestra experiencia en el presente. Ahora, no fue tan solo la división de la
labor, y la provisión de abastecimiento, pero también hubo un
juicio discriminado que Dios hizo, en el verso 33 se nos dice: Aun estaba la carne entre los dientes de
ellos, antes que fuese mascada, cuando el furor de Jehová se
encendió en el pueblo, é hirío Jehová al pueblo con una muy
grande plaga. {Num 11:33} Se piensa que la carne se dañó sin que
los israelitas lo supieran. Algún tipo de botulismo, quizás es la
razón por la cual esta plaga se manifestó entre ellos. Se nos
dice: Y llamó el nombre de aquel lugar
Kibroth-hattaavah [que
quiere decir "las sepulturas de las codicias], por cuanto
allí sepultaron al pueblo codicioso. {Num 11:34} Ahora noten algo, no todos murieron, o todo
el que murmuró y se quejó murió. Dios solamente identificó a los
autores de este descontento, ya que antes en el verso 4 se nos dice,
"el canalla que estaba entre ellos tenía una gran codicia",
y aquí al terminar el pasaje leemos, "cuanto allí sepultaron
al pueblo codicioso." Así que Dios castigó a los instigadores
que había entre ellos y contestó la oración de Moisés. Dios libró
a Moisés del terrible sentir de la carga, enseñó una gran lección
de la queja y su capacidad para suplir a la gente, y al mismo tiempo,
juzgó a aquellos que causaron los problemas en el campamento. Lo notable de esto es que aún la petición
de Moisés, siendo de una manera quejosa y reprochable fue sin
embargo contestada. Es la oración más pobre que jamás haya orado,
es una de las oraciones más débiles de la Biblia, lejos de ser una
oración modelo, pero cualquiera que fuese, esta oración fue un
atento de recibir recursos divinos. Reconoció la propia
insuficiencia de Moisés, y hacía conciencia de los recursos increíbles
de Dios, su sabiduría, y la posibilidad de resolver este problema;
por lo tanto Dios lo honró y le contestó. Eso es la oración, una
confianza no en nosotros, pero en Dios, que trae más adelante
grandes posibilidades. La diferencia clara entre Moisés el hombre
y Moisés el motivador de los eventos mundiales fue la diferencia en
el poder de la oración, porque fue la confianza que Moisés tuvo de
que Dios iba a hacer y resolver a través de él hizo posible lo que
él alcanzó. En el Nuevo Testamento vemos la figura asombrosa de
Moisés y lo que fue en la historia. Él enseñó al pueblo de
Israel a entender algo más de la grandeza de su Dios que ellos
nunca habían tenido. Él reveló a Dios como el Soberano de toda la
historia, el Creador de los cielos y la tierra, Señor de Señores,
Rey de Reyes, el Suplidor de su pueblo, el Entendedor de las
necesidades de la gente. A través de todo este recuento tenemos un
retrato maravilloso de como Dios poderosamente usó a este
instrumento humano para enseñar a la gente de su grandeza y poder. En el capítulo once de Hebreos se dice de
Moisés "él soportó el verle a él quién es
invisible."{Heb 11:27}. Eso es lo que la oración hace. Oración
es la actualización de nuestra conciencia de que Dios está allí.
No podemos verle, pero él está con nosotros en los eventos de
nuestras vidas, las ocurrencias diarias y comunes de nuestra
existencia. Eso es de lo que trata la oración. Ha sido para mi un privilegio en mi vida de
haber conocido algunos de los gigantes espirituales de nuestro día.
He tenido el privilegio de acercarme a algunos de estos hombres, aún
vivir con algunos, y he encontrado invariablemente el mismo patrón--hombres
que eran insignificantes en sus alcances personales pero que habían
alcanzado grandes logros espirituales por el poder de Dios a través
de su actualización en la oración. Siempre he encontrado hombres
ordinarios que sin embargo tenían un Dios extraordinario. Eso es lo
que trata la oración, ¿no es así? Es ahí donde también estamos nosotros. No
somos peores que Moisés, ni mejores tampoco. Muchos de nosotros se
sienten muy de cerca a lo que él hizo: ·
"¿Cómo puedo hacer estas cosas que
me estás pidiendo?" ·
"¿Cómo puedo vivir esta situación?"
·
"¿Cómo puedo continuar en los días
que siguen?" ·
"¿Por qué me trajiste a este lugar?"
·
"¿Cómo puedo suplir estas
necesidades?" Nuestro grito quisquilloso es a menudo
expresado, o sin expresar, a lo largo de estos mismos términos. Que
lección es esta que Dios en su gracia, no obstante, contesta y
resuelve nuestros problemas, no para que vayamos en oración en una
forma reprochable, pero que podamos aprender a como orar y como
confiar y crecer en nuestra vida de oración--y entender que, débil
e inadecuado como seamos a menudo, nuestro Dios es la clase de Dios
que puede escoger vasos débiles como nosotros y usarnos en
realizaciones poderosas. Quizás nunca se sepan aquí en la tierra,
pero se sabrá ampliamente en el cielo. "Dios ha escogido las
cosas débiles de la tierra" dice Pablo, "lo obscuro, lo
marginado, lo pobre, para que así avergonzar a los fuertes,"
{1 Cor 1:27}. Esa es la forma en que Dios obra. Es una
forma muy contraria a la forma que el mundo usa para motivar a las
personas para que funcione, o aún a la iglesia mundana que
glorifica a los hombres y mujeres y los exalta como estrellas
glamorosas que pueden funcionar mas allá de las habilidades
ordinarias de las personas. Esa no es la forma que Dios usa. Dios
ama a gente ordinaria como usted y como yo, y él está dispuesto a
usarnos adonde estamos. Eso es lo que trata la oración. Oracion Señor, te damos gracias por las verdades
que hemos estado mirando. Confesamos que a menudo nos sentimos como
Moisés. Sentimos que los problemas son muy grandes para nosotros,
nuestra vida demanda mucho, nuestras presiones son muy grandes,
nuestras circunstancias son muy complejas, y resentimos que se nos
pregunte hacerlas. Perdónanos Señor. Danos eso que en la oración
de Moisés y de las experiencias de nuestras propias vidas también
aprendamos de que tu eres un Dios de recursos infinitos, de sabiduría
increíble, de paciencia infinita y entendimiento, y que tu haces
estas cosas si confiamos. Ayúdanos en nuestra incredulidad. Oramos
en el nombre de Jesús, Amén.
Título: Posibilidades de la Oración Copyright © 1995 Discovery Publishing un ministerio de la Iglesia Peninsula Bible. Este archivo de datos es propiedad exclusiva de Discovery Publishing, un ministerio de la Iglesia Peninsula Bible. Solo puede copiarse en su totalidad con Él fin de circularlo gratis. Todas las copias de este archivo de datos deben llevar la notificación de derechos de autor arriba mencionados. No se puede copiar en parte, editar, revisar ni copiar con Él fin de vender o incorporar a ninguna publicación comercial, grabación, retransmisión, representaciones, muestras o ningún otro producto para la venta estos archivos de datos, sin Él permiso escrito de Discovery Publishing. Para solicitar dicha autorización se deberá hacer por escrito dirigiéndose a Discovery Publishing, 3505 MiddlefiÉld Rd. Palo Alto, California 94306-3695.
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