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9. Relaciones
en la Oración![]() Vida Espiritual ilumina la manera práctica de incorporar la espiritualidad a la vida personal y el ministerio. Se estudia el poder de la oración ilustrada a través de las Escrituras como base de una vida verdaderamente victoriosa en comunión con la voluntad de Dios. RELACIONES EN
LA ORACIÓN por Ray C.
Stedman
Cuando el gran evangelista D.L. Moody,
estuvo en Edimburgo en los años1880, le pidieron en una mañana
para que hablara a un grupo en un salón lleno de niños. Para
llamar su atención, el comenzó con una pregunta. Le preguntó,
"¿Que es oración? De hecho él no esperaba una contestación
él iba a contestar la pregunta él mismo y para su asombro, se
levantaron manos por todo el salón. Él llamó a un joven para que
le diera la respuesta, y el joven se levantó y dijo a gran voz:
Oración es una ofrenda de nuestros deseos hacia Dios por las cosas
que están de acuerdo a su voluntad, en el nombre de Cristo,
confesando nuestros pecados y reconociendo en agradecimiento sus
misericordias, "¡Gracias mi niño, que naciste en Escocia! Eso
fué 100 años atrás. Me pregunto ¿cuántos adultos podrían dar
una definición de oración como esa hoy? Hemos estado estudiando la oración mirando
al Antiguo Testamento, de personas de valor que aprendieron a como
orar a través de muchas dificultades, problemas, presiones, y caídas,
pero aún así aprendieron a confiar en Dios en maneras maravillosas.
Esta mañana quiero tomar una oración de la experiencia de Job,
encontrada en el capítulo 42 del libro de Job. Job fué un hombre atormentado por una gran
aflicción física. Él fue atormentado por tres charlatanes viejos
molestos que le dijeron que la causa de sus problemas era su propio
pecado. Como resultado, el estuvo en gran angustia. Este libro está
lleno de oraciones de Job, pero lo que se hace notar es que Job es
el único que ora. No hay oraciones registradas de parte de sus
amigos, quienes no sintieron la necesidad de la oración en sus
propias vidas. Ahora, aunque Job estaba siempre orando,
sus oraciones no se veían ser contestadas. Uno de sus gran
problemas era el silencio de Dios. Aunque Job gemía angustiado en
gran manera, Dios parecía no decirle nada a él hasta lo último
que Dios le habló de el torbellino, y examinó la aptitud de Job
para tratar con él. Después, como saben ustedes, Job se arrepintió
en polvo y ceniza. Al final del tiempo, en el verso 7 del capítulo
42, leemos este recuento: Y aconteció que después que habló Jehová
estas palabras á Job, Jehová dijo á Eliphaz Temanita: Mi ira se
encendió contra ti y tus dos compañeros: porque no habéis hablado
por mí lo recto, como mi siervo Job. Ahora pues, tomaos siete
becerros y siete carneros, y andad á mi siervo Job, y ofreced
holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque
de cierto á él atenderé para no trataros afrentosamente, por
cuanto no habéis hablado por mí con rectitud, como mi siervo Job.
Fueron pues Eliphaz Temanita, y Bildad Suhita, y Sophar Naamatita,
é hicieron como Jehová les dijo: y Jehová atendió á Job. Y mudó
Jehová la aflicción de Job, orando él por sus amigos: y aumentó
al doble todas las cosas que habían sido de Job. {Job 42:710} Una cosa que sobresale de este pasaje es el
hecho de que es un ejemplo claro de un hombre intercediendo por sus
amigos. Este es un ejemplo excelente de lo que llamamos a menudo una
"oración intercesora"-- orando por otra persona y no por
nosotros. Hay mucho material en este pasaje para enseñarnos a como
orar por otros. Al yo estar meditando en esto, ha ministrado a mi
propio corazón, y veo tres cosas que por lo menos me hacen ver como
gran ayuda para entender el papel de un intercesor. Primero, este pasaje nos revela de que
tenemos una relación con otro; pertenecemos el uno a otro. Esto es
verdaderamente real en el cuerpo de Cristo. Somos instruidos en en
Nuevo Testamento de que somos miembros de unos a otros. Nuestras
vidas han sido unidas de alguna forma. Porque compartimos la vida en
Cristo, somos miembros de la misma familia; estamos compenetrados
los uno a otros. Pablo dice algo muy notable en 1 Corintios
del capítulo 12 , donde él señala que el cuerpo de Cristo esta
hecho en tal forma de que si un miembro sufre, todos los miembros
sufren. Cuando leemos versos como esos se puede decir uno así mismo,
como yo me he dicho a mí mismo, "¿Como puede ser eso? Yo ni
siquiera sé acerca de los sufrimientos de millones de miembros del
cuerpo de Cristo. ¿Cómo puede afectar el sufrimiento de otro a mí?
Aún aquí en esta congregación hay muchos de ustedes que podrían
pasar a través de pruebas, que puedan se honrosas o deshonrosas, y
yo no sé nada al respecto. ¿Entonces como puede eso afectarme?
Pero cuando un miembro es honrado todos son honrados, cuando uno es
deshonrado todos son deshonrados. Si piensas al respecto por un momento
puedes ver el porqué. Cuando un miembro de la comunidad cristiana
es honrado, ¿que piensan todos los que oyen acerca de los
cristianos? Bueno, piensan mejor de ellos, ¿no es así? Y piensan
así porque la gente tiende a pensar de un miembro de un grupo como
característica de todos los miembros. Lo mismo se aplica cuando uno
deshonra el nombre de Cristo. Todo el que oye se dice así mismo,
"Ya veo, de todas formas esto era lo que yo pensaba de estos
cristianos. Todos son así." Ahora, porque pertenecemos el uno al otro
en esta forma y lo que hacemos toca y penetra a otras personas,
estamos entonces supuestos a orar por otras personas. Tenemos una
relación el uno al otro que no podemos negar. Esto es verdad aún
si no fuésemos cristianos. Tenemos una relación con toda persona
en el mundo. John Donne, el filósofo inglés dijo; "Ningún
hombre es una isla." Eso es verdad. Uno de los primeros retos a
esa declaración aparece en el libro de Genesis, cuando Caín le
dijo a Dios, "¿Soy yo el guardián de mi hermano?" {Gen
4:9}. A través de toda la Biblia esa pregunta ha sido contestada
afirmativamente. Si, somos los guardianes de nuestros hermanos.
Somos responsables de lo que le pasa a otros. Porque somos miembros
de una raza no tenemos el derecho de aislarnos desconectados sin
importarnos por lo que otros están pasando. Estamos todos marcados
con la misma naturaleza de caídos en el pecado. Todos reaccionamos
de la misma forma. Todos contribuimos a las dificultades de otros en
muchas formas. Por lo tanto, somos responsables. Esto todo sirve
como fondo para la oración intercesora. Pero este recuento también indica que hay
una diferencia entre nosotros. En un sentido todos somos iguales,
pero en otro sentido todos somos diferentes. Noten que Dios envió
particularmente a los amigos de Job a él para que él orara por
ellos y no al revés. Estoy seguro de que esto debió haber sido un
choque para estos hombres, porque a través de todo el libro es
evidente que ellos se consideran ellos mismos superiores a Job
espiritualmente. Ellos han venido a señalar en gran escala y con
tremenda palabrerías toda la maldad que Job había hecho en su vida.
Ellos pensaron de si mismos como médicos de este hombre adolorido
espiritual y físicamente. Pero Dios no piensa de ellos en esa
forma. En sus ojos Job ha alcanzado un nivel de conocimiento y
entendimiento--y por lo tanto autoridad--que ellos no habían
alcanzado. Cuando el tiempo llega para corregirles, Dios envía a
los tres hombres para que Job orara por ellos. Esto refleja la verdad que enseña el Nuevo
Testamento que, en el cuerpo de Cristo, hay niveles de conocimiento
y crecimiento, y experiencia y autoridad. Primera de Juan dice,
"Yo les escribo, hijitos míos, porque ustedes conocen al
Padre. Yo les escribo a ustedes jóvenes, por que han superado el
enemigo. Yo les escribo a ustedes padres, porque le conocen a Él
desde el comienzo," {1 Juan 2:12-14}. Hay niveles de crecimiento, y de
espiritualidad verdadera que son reconocidas en las Escrituras.
Algunos son bebés, apenas comenzando su vida cristiana; otros han
crecido al nivel de jóvenes que están capacitados para batallar
con el enemigo y superar los asaltos y batallas de la vida; y después
hay padres que han estado en el camino por mucho tiempo. Su edad y
experiencia le han enseñado muchas lecciones profundas y
penetrantes que el hombre joven no ha aprendido todavía. Dios
reconoce estas diferencias. También nosotros debemos de
reconocerlas y aprender el uno del otro, de acuerdo al estado que
Dios nos ha puesto en esta área. Ahora, reconozco que esto tiene poco que
ver con la edad cronológica. Un hombre o mujer anciano puede ser un
bebé en Cristo. Por otro lugar, uno puede ser joven en años y ser
un padre, un gigante espiritual. Yo estaba en Fresno la semana pasada, en el
seminario de esa ciudad, hablando a acerca de 200 pastores de toda
la región oeste del país y de Canadá. Llevé conmigo a un joven
llamado Kenneth Lee, que está asociado con el ministerio de la
prisión en Vacaville. El fue enviado a prisión hace seis años más
o menos por asesinato, y se convirtió al cristianismo al faltarle
cuatro años para completar su sentencia. En el ministerio de la
prisión que es llevado allí, bajo la dirección de algunos de los
hombres que hemos conocido allí, él comenzó a crecer en su
conocimiento de las Escrituras y su caminar con el Señor. En cuatro
años de estudiar las Escrituras, a veces cuatro o cinco horas al día,
él ha crecido a un nivel espiritual que es evidente en todo aquel
que le conoce. Yo le dije a los jóvenes que están en el seminario
en Fresno, " ¡Yo le recomiendo grandemente que todos ustedes
pase un año en la prisión!" Una experiencia así ayuda a
madurar a un nivel que no es siempre posible a aquellos que son
educados solamente. Así que hay niveles de conocimiento; hay
niveles de autoridad. Todos somos iguales como hijos e hijas de Dios
en relación del uno al otro, pero no todos son iguales en
conocimiento y gracia. Dios escoge a Job, por lo tanto para orar por
estos hombres. Después este ministerio de intercesión
indica el privilegio que tenemos de compartir nuestra fuerza
espiritual con aquellos que están atravesando pruebas. A veces tu
eres el que estás fuerte y otros están débiles. Tu puedes orar
por aquellos que están luchando, que están bajo gran presión,
confundidos, quizás, engañados por el pecado que no pueden ni ver
aún sus propios problemas. "Aquellos que son espirituales,"
dice Pablo en el libro de Galatás, "deben de restaurar a
aquellos en espíritu de humildad, considerándose a ellos mismos no
sea que también ellos sean tentados." {Gal 6:1}. En otro
tiempo tu puedes ser el que está débil, deprimido, o descorazonado,
y uno que tal vez fué débil pero ahora es mas fuerte que tu puede
orar por tí. En mi propia vida han habido veces que he
estado bajo tremenda presión, quizás bajo depresiones de espíritu
y al punto de desear aún terminar de ser cristiano, y algunos han
orado por mí. Eso me ha estabilizado, fortalecido, levantado y
capacitado para cumplir con demandas que de otra forma no podía.
(El apóstol Pablo dice que el estaba consciente de que muchos
estaban orando por él y obtenía la libertad de la prisión a veces
como resultado de sus oraciones.) En otras ocasiones he tenido el
privilegio de orar por algunos que estaban sufriendo, pasando por
tentaciones seductivas por la cuál llamaban a su destrucción
propia, y Dios por su gracia le libró y le ayudó en ese momento de
problema. Ahora, hay veces que uno no puede hacer que
la gente pare de estar metiéndose en problemas. Jesús oró por
Pedro cuando él sabía que pronto lo iba a negar. Pedro, de todas
formas le negó. Pero Jesús dijo que el había orado porque cuando
Pedro le negó que su fe no decayera, y Pedro fué sostenido en ese
momento. Cuando todo terminó, nuestro Señor le restauró en esa
escena preciosa en el mar de Galilea, cuando le preguntó, "¿Pedro
me amas? {Juan 31:15-19}. Por lo tanto, intercesión tiene esa
cualidad maravillosa de dejar que compartamos nuestros momentos de
fortaleza con aquellos que están en momentos de debilidad, que
podamos ser sostenidos en nuestros periodos de debilidad por
aquellos que tienen fortaleza espiritual. Pero hay más que simplemente intercesión
aquí. Si miras a este recuento cuidadosamente, verás en el verso
10 algo registrado del efecto que tuvo también en Job: Y mudó Jehová la aflicción de Job,
orando él por sus amigos: y aumentó al doble todas las cosas que
habían sido de Job. {Job 42:10} En el libro de Job se nos ha dado evidencia
clara de cuando los problemas físicos de él comenzaron. Comenzaron,
como nos dicen los primeros capítulos después de haber sido
destruida la casa de Job y sus riquezas y sus hijos ser muertos,
Satanás obtuvo permiso de Dios para afligirle con un asedio
terrible de ansiedad de pies a cabeza. Una serie de dolores
terribles, el calor supurando que lo transformaron y lo hicieron
verse en una forma terrible. Esto de seguro que afectó su
autoestima y él se hizo pedazos. Después él se acostó en el montón
de cenizas. El libro completo es un recuento de como Job clama en
agonía y desespero semana tras semana por esto. Sus amigos vienen y
le atormentaban con acusaciones, echándole la culpa por todo, para
que así él fuera atormentado mentalmente y físicamente. Pero si
te preguntas a ti mismo, "¿Cuando se acabó el dolor de
Job?" este verso es el único que te da esa respuesta. Dios
reversó el destino de Job cuando él oró por sus amigos. Entonces
terminó su agonía. Aún durante el gran encuentro de Job con Dios,
registrado en los capítulos 40 y siguientes, no hay mención de que
su agonía cesó. Él fue cuestionado por Dios en todas sus
preguntas, pero aún sintiendo el dolor horrible en su cuerpo. Sin
embargo, cuando él ora por sus amigos, todo termina. Esto indica, que para que todo esto pase,
Job tenía que enfrentarse con su resentimiento en contra de estos
hombres. Si nos ponemos en el lugar de Job, podemos entender como él
se debió de haber sentido. Muy posible, que Job vería a estos
hombres como un trío de charlatanes haciéndose los buenos que solo
se estaban haciendo de alardes. En lo peor, Job los miraría como un
grupo de calumniadores que estaban por destruir su reputación
porque le acusaron de algo que él nunca hizo, de actitudes que no
tuvo, de acciones que nunca soñó haber hecho. Ellos decían que
estas fueron las razones de todos sus problemas. Lo agredieron, lo
insultaron, lo trataron con atrocidad. Él tenía todo el derecho
por normas naturales de estar enojado, disgustado y amargado en
contra de estos tres llamados amigos. Pero tú no puedes orar por
alguien cuando piensas de esa forma de él. En obediencia a Dios,
Job tenía que perdonar estos hombres. El tenía que dejar a un lado
la amargura, el resentimiento y el coraje que el pudo haber sentido
y enfrentarse a ellos como pecadores igual que él. Eso es lo
hermoso de este pasaje, porque en el momento que Job hizo eso empezó
su sanación propia. El coraje y el resentimiento siempre nos
afecta. El tener rencor en contra de alguien nos destruye. Jesús
dijo esto en varias de sus parábolas e historias en el Nuevo
Testamento. Él implicó claramente, que si no perdonamos a otros,
estamos sujetos a un tormento terrible interno que no cesará hasta
que no estemos dispuesto a perdonar. Pablo le dice a los efesios de
que "debemos ser tiernos de corazón, perdonándonos unos a
otros como Dios por causa de Cristo nos perdonó a nosotros," {Ef
4:32}. En la oración de él Padre Nuestro, Jesús nos enseñó que
debíamos perdonar: "Perdónanos nuestros pecados como así
nosotros también perdonamos a nuestros deudores," {Mat 6:12,
6:14}. En toda la escritura se encuentra este reconocimiento que la
sanidad no puede ocurrir en nuestra vida hasta que perdonemos a
aquellos que nos han ofendido, herido o hecho daño. Todo esto fue hecho más fácil para Jacob
debido a un segundo factor, y es que estos hombres fueron instruidos
por Dios para que tomaran siete toros y siete carneros y los
ofrecieran como sacrificio por ellos mismos. Ese es él lenguaje
simbólico de el Antiguo Testamento que nos dice lo que corría en
sus propios pensamientos y corazones cuando hicieran esto. En el
libro de Levíticos en las descripciones de las ofrendas de Israel,
encontramos que cada uno de estos animales tiene un significado
peculiar. Primero, estos eran animales
masculinos--toros y carneros. Los animales masculinos eran tratados
diferente a los femeninos en las ofrendas de el Antiguo Testamento.
Los masculinos siempre indican liderazgo, así que hay indicación
que estos hombres eran líderes espirituales en el pueblo. Pero como
líderes, ellos habían hecho algo malo, por lo tanto tenían que
ofrecer sacrificios. Una muerte tenía que ocurrir; tenían que
morir a aquello que habían hecho, cualquier cosa que fuere. Además,
los toros eran siempre el retrato de fuerza en el Antiguo Testamento;
pero los carneros eran el retrato de la pasión. Aún en el mundo
antiguo de Grecia, estos animales tenían este significado. Lo que
estos hombres estaban diciendo con esta ofrenda la cual Dios les
ordenaba a ellos a traer, era que como líderes reconocidos, habían
mal usado sus fuerzas en un ataque ingrato en contra de Job. Con
pasión excesiva, con coraje sin ser justificado, ellos le atacaron
y le insultaron. Ellos tenían que confesar que por la muerte de
estos animales como sus substitutos, hablaba de su propio juicio de
estas cosas malas. Ahora estoy seguro de que le ayudó a Job a orar
por ellos porque significaba que ellos se habían arrepentido. Pero hay otro factor que también ayudó a
Job, y ese fue el hecho de que él mismo se había arrepentido
delante de Dios. En este gran encuentro con Dios él aprendió algo
de él mismo que nunca había visto antes. Aunque, al principio del
libro, él es reconocido por Dios como un hombre justo, pero aún
había un espíritu de justificación propia en su corazón que el
no estaba al tanto. Tomó todo el dolor, toda la angustia, y todas
las semanas de tormento para traerle al lugar donde finalmente vio
lo que era él realmente delante de Dios. Él no vio eso al
principio. A través de todo el libro él discute con Dios, casi al
punto de echarle la culpa a Dios por todo. Él no lo dice así en
esa forma, pero al final cuando Dios se le aparece y comienza a
cuestionarlo acerca de su capacidad de manejar los problemas
profundos y complicados de la vida la serie de preguntas más
asombrosas en toda la Biblia Job al final se encara con él mismo
con estas palabras en el capítulo 42, verso 5: De oídas te había oído; Mas ahora mis
ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento En el polvo y
en la ceniza. {Job 42:5-6} Es fácil orar por alguien que os ha herido
cuando entendemos cuantas veces hemos herido a otros, cuando
nosotros, al igual que Job, ve que hemos estado insultando a Dios.
Hemos acusado a Dios de cosas erróneas; le hemos echado la culpa
por cosas que Él nos ha enviado como un regalo de amor. Nos hemos
quejado y murmurado y criticado y acusando falsamente a Dios, pero
Él nos perdonó; Él no lo tomó en contra nuestra. Él nos ayudó
a verlo y después lo borra. Job pudo hacer eso con estos hombres
porque él mismo había sido perdonado. El resultado fue sanidad
inmediata en su vida. Todo el veneno de rencor se terminó; todo su
coraje acabó. Job comenzó a ser limpiado, su enfermedad sanada, y
Dios comenzó a derramar bendición otra vez a su vida dos veces más
que lo que tenía antes." Quizás eso no signifique mucho para
nosotros porque se refiere a cosas materiales, pero en una época
cuando la prosperidad y el tener hijos eran símbolos de las
bendiciones de Dios, esto fue testimonio de Dios para el mundo que
observaba que Job había limpiado un error profundo arraigado en su
vida. Dios lo lavó y lo limpió y le perdonó; y Job simplemente
extendió el perdón a estos hombres quiénes le habían herido
severamente. Hace algunos años un amigo me dijo una
historia asombrosa acerca de una experiencia que él tuvo en una
conferencia cristiana en las Sierras. Él conoció a un hombre y su
esposa en una cena allí, y él notó que este hombre trató a su
esposa en una manera no muy caballerosa, hablándole en una forma
brusca cuando se dirigía a ella, ignorándola la mayor parte del
tiempo. Mi amigo dijo que al él irse hacia el valle, este hombre le
dijo, "¿Le molestaría si puedo ir con usted?" Mi esposa
puede irse con otra pareja. Yo quiero hablar con usted." Al irse juntos, este hombre le dijo, "¿Notó
cuando estábamos juntos esta noche que tuve problemas hablando con
mi esposa?" Mi amigo le dijo, "Si." "Bien, déjeme
decirle porque," dijo este hombre. "Nos casamos hace
acerca de diez años. Yo amaba a mi esposa mucho y tuvimos un par de
años maravillosos. Después me envolví en el trabajo de la granja.
Yo estaban tan ocupado que no pasábamos mucho tiempo junto. Al
prosperar la granja, alquilé a un hombre para que viniera y
trabajara para mí, y no pasó mucho tiempo cuando descubrí que él
estaba pasando tiempo con mi esposa en mi casa cuando yo estaba en
los campos. Cuando supe esto le dije al hombre que no podía ir a mi
casa más, y le advertí a mi esposa que no iba a tolerar este
comportamiento." "Poco después de eso mi esposa se
enfermó y tuvo que tener cirugía menor. Fui al hospital a verla
durante una hora que no era la usual de visitas. Para mi gran
asombro, caminé adentro del cuarto de el hospital y la encontré en
la cama con el empleado. Me puse tan enojado que me fui otra vez a
la granja. No fui a verla por un par de días porque no podía
soportar su presencia. Finalmente me llamaron del hospital y dijeron
que tenía que ir a buscarla para llevarla a la casa, y lo hice. Le
pregunté por qué ella había hecho eso. Ella lloró y dijo que sabía
que estaba mal hecho y me pidió que la perdonara. Pero no puedo.
Desde ese tiempo no hemos casi hablado el uno al otro. No puedo
soportar su presencia. Ella me hace sentir enojado todo el tiempo
que la miro. Estoy seguro que usted puede notar eso cuando estábamos
juntos hoy. ¿Qué haré? ¿Cómo puedo arreglar esto?" preguntó
él. Mi amigo que es cristiano le dijo, "¿No
ves lo que te estás haciendo tu mismo? Estás en tormento y agonía
constante, y se va a ir poniendo peor, no mejor. Y mira lo que estás
haciendo a tu esposa. La tienes en un callejón sin salida. Ella no
puede ir a ninguna parte. Ella ha hecho todo lo que ella puede hacer
acerca de esta situación. Ella admitió que lo que hizo estaba mal.
Ella te ha pedido que le perdones. Ella no puede cambiarlo; ella no
puede eliminarlo. ¿Así que, que vas a hacer en el futuro, solo
continuar culpándola para siempre? Ellos hablaron más acerca de
eso y oraron juntos. Después mi amigo se fue. Dos semanas más tarde el volvió otra vez
a las montañas y fue adonde esta pareja de nuevo. Era obvio a
primera vista que todo era diferente. Este hombre corrió hacia mi
amigo y le dijo, "Quiero darle las gracias por lo que usted me
dijo. Después de que hablamos fui a mi esposa y le dije yo estaba
incorrecto por no haberla perdonado. Entonces la perdoné, y le pedí
a ella que me perdonara a mí, por las cosas feas, malas y crueles
que le había dicho desde aquel entonces. Después nos arrodillamos
juntos y le pedimos al Señor que nos perdonara. Ahora es como una
segunda luna de miel. Las cosas son muy diferentes." Mucha gente mantiene rencor en contra de
otros por años. Su propia vida espiritual es envenenada como
resultado, y están envenenando otras relaciones en el hogar también.
Pero la gracia de Dios nos enseña que la oración intercesora nos
ayuda a perdonarnos los unos a los otros. Perdón siempre quiere decir tres cosas: Quiere decir primero que, yo no le diré nada acerca de
esto a la persona; él es perdonado. Esto es como Dios nos perdona:
"El hecha nuestros pecados en lo más profundo de el mar y no
se acuerda más de ellos," { Miq 7:19}. Segundo, quiere decir que no hablaré con nadie más
acerca de eso. No me quejaré con nadie; No lo volveré a traer otra
vez y repitiéndolo con nadie más. Tercero, quiere decir que no me hablaré a mi mismo
nunca más acerca de eso. No lo traeré en secreto todo el tiempo.
No pondré el proyector de película en mi mente y lo traeré a
relucir hasta que salga y me enfade y me haga enojar de nuevo. Ahora,
no podré hacer que pare de venir a mi mente en algunas ocasiones,
pero no lo entretendré; no lo escucharé, no lo encenderé otra vez. Esto es lo que perdonar
quiere decir. Eso lo que Dios nos dice que hagamos: "Se gentil,
de corazón tierno, perdonándose los unos a otros, así como Dios
por causa de Cristo te ha perdonado." {Ef 4:32}. Jesús nos
advierte, "Si tu no perdonas a otros, tampoco mi Padre que está
en los cielos te perdonará tus ofensas," {Mat 6:15}. No
podemos vivir en un espíritu de perdón si no estamos dispuestos a
extender el perdón a otros. Esto ha sido una buena preparación para
nosotros en esta mañana al prepararnos para celebrar juntos la cena
del Señor. En la noche que Jesús fue traicionado, se reunió con
sus discípulos y tomó una toalla y una vasija y fue alrededor y
les lavó sus pies, limpiándoles de la suciedad y el polvo que
ellos acumularon en su caminar por la ciudad aquel día. Esto fue un
acto simbólico de perdón. Muchos de nosotros necesitan limpieza
antes que vengamos a la cena de él Señor; necesitamos perdonarnos
los unos a otros. Jesús dijo, "Si tu vienes a traer tu ofrenda
al altar y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo en contra
tuya o tu en contra de él, deja tu ofrenda y ve a él [por lo menos
mentalmente, sino físicamente] y háblale. Se reconciliado con tu
hermano, y después ven y ofrece tu ofrenda," {Mat 5:23}.
Algunos de nosotros necesitan hacer eso. Debemos ser reconciliados,
por lo menos en el corazón, y después en persona. Oración Señor, te damos gracias de que tu eres el
Dios de verdad y realidad. Tu conoces nuestro interior, como también
nuestra vida exterior. No hay nada escondido de tí; todas las cosas
quedan al desnudo y abierta delante de aquel de quién debemos de
hacerlo. Así que porque no podemos escondernos de tí, Señor ayúdanos
a que ni lo intentemos. Ayúdanos para salir fuera de el dolor y la
agonía, y recordar de que somos tan culpables como los que sentimos
coraje por ellos; que hemos ofendido a otros y ofendido a tí en
muchas maneras y tu nos has perdonado. Porque somos perdonados,
danos la habilidad de extender un perdón completo y gratis a otros;
a nuestros compañeros; nuestros niños, nuestros padres, nuestros
maestros, nuestros jefes, cualquiera que fuera. Lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.
Título: Relaciones en la Oración Copyright © 1995 Discovery Publishing un ministerio de la Iglesia Peninsula Bible. Este archivo de datos es propiedad exclusiva de Discovery Publishing, un ministerio de la Iglesia Peninsula Bible. Solo puede copiarse en su totalidad con el fin de circularlo gratis. Todas las copias de este archivo de datos deben llevar la notificación de derechos de autor arriba mencionados. No se puede copiar en parte, editar, revisar ni copiar con el fin de vender o incorporar a ninguna publicación comercial, grabación, retransmisión, representaciones, muestras o ningún otro producto para la venta estos archivos de datos, sin el permiso escrito de Discovery Publishing. Para solicitar dicha autorización se deberá hacer por escrito dirigiéndose a Discovery Publishing, 3505 MiddlefiÉld Rd. Palo Alto, California 94306-3695.
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