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Seminario Reina Valera
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11. Demoras
en la Oración Vida Espiritual ilumina la manera práctica de incorporar la espiritualidad a la vida personal y el ministerio. Se estudia el poder de la oración ilustrada a través de las Escrituras como base de una vida verdaderamente victoriosa en comunión con la voluntad de Dios. DEMORAS
EN LA ORACIÓN por Ray C.
Stedman
El profeta Habacuc fue contemporáneo de
Jeremías, quién es conocido como el profeta llorón, porque
ministró en el reino sur de Judá en los días más obscuros de su
historia nacional, poco antes de que los babilonios saquearan a
Jerusalén y se llevaran a la gente en cautiverio. Habacuc (su
nombre quiere decir el abarcador) también estaba en Jerusalén en
aquel tiempo, así que él también vio todo lo que estaba pasando. Yo pienso de Habacuc en esta semana al ver
las noticias de El Salvador, un pequeño país en América Central
que está pasando por tiempos muy difíciles ahora mismo. Este
reportaje habla de una banda de soldados del gobierno que, por
alguna razón todavía no muy clara y sin definir, sacaba a la gente
de sus casas y mataron rudamente a cerca de veintitrés personas,
incluyendo a niños. Al pasar la cámara enseñando el resultado del
evento, yo me asombré en gran manera al ver a un padre que
evidentemente vino al cuerpo de su hijo al buscar entre un grupo de
cuerpos. Abrazando el cuerpo muerto, lágrimas salieron de sus ojos,
el padre levantó su rostro y cerró su puño. Aunque no hubo sonido
en el reporte, uno casi podía oír el lloro de protesta y el
llamado de venganza en su corazón. Esta escena de Habacuc comienza con esa
misma escena. Habacuc, el abarcador, está abarcando al pueblo de
Judá, quién está sufriendo las injusticias bajo el gobierno de
aquellos días. El está clamando en protesta la inactividad
aparente de parte de Dios. Estas son sus primeras palabras: La carga que vio Habacuc profeta. ¿Hasta
cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces á ti á
causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver
iniquidad, y haces que mire molestia, y saco y violencia delante de
mí, habiendo además quien levante pleito y contienda? Por lo cual
la ley es debilitada, y el juicio no sale verdadero: por cuanto el
impío asedia al justo, por eso sale torcido el juicio. {Hab 1:1-4} Muchos de nosotros se ha sentido de esa
forma en ocasiones cuando hemos escuchado de algún acto brutal que
parece ser visto sin venganza, como alguna injusticia terrible que
fue ignorada por las autoridades, o algún desastre personal que
haya pasado. Clamamos a Dios y decimos, "¿Por qué dejaste que
esto me sucediera?" En esta misma forma, comienza esta oración
de Habacuc con una protesta que le parece ser la indiferencia de
Dios al sufrimiento humano. Pensé también en este pequeño libro la
pasada semana en conexión con las crisis de Polonia. Los cristianos
allá (algunos de ellos son mis amigos personales) están clamando
en contra de las injusticias, esperando abatidos para ver lo que
Rusia va a hacer. Este espíritu se puede ver en todo el mundo hoy día.
La profecía de Habacuc es por lo tanto muy relevante en nuestros
tiempos. Ahora Dios le contesta al profeta
inmediatamente. Él no lo dejó confundido y descarriado. Versos
5-6: Mirad en las gentes, y ved, y maravillaos
pasmosamente; porque obra será hecha en vuestros días, que aun
cuando se os contare, no la creeréis. Porque he aquí, yo levanto
los Caldeos, gente amarga y presurosa, que camina por la anchura de
la tierra para poseer las habitaciones ajenas. {Hab 1:5-6} Luego Dios continua de describir en
lenguaje vivo exactamente que son los Caldeos son en realidad. Dios
le contestó a Habacuc, pero no en la forma que el profeta esperaba
que fuese. No estoy seguro de lo que esperaba él. Probablemente el
esperaba un cambio de corazón en los poderes del gobierno de su
tierra, o algún gran sentido de inquietud que trataría
compasionadamente con el problema que se estaban enfrentando. Sin
embargo la respuesta de Dios fue totalmente inesperada. Dios trata a veces con nosotros de esa
manera. Nosotros clamamos, oramos acerca de algo que nos molesta, y
hemos preparado ya exactamente la forma en que Dios podía hacer
para cambiar la situación, pero Él ignora nuestra petición. En
algunas formas esto es uno de los problemas más comunes y a la
misma vez difíciles que enfrentamos como creyentes--que hacer
cuando Dios está aparentemente inactivo y parece ignorar
situaciones que merecen atenderse con emergencia. Cuando el profeta es informado de lo que
Dios está haciendo, casi no lo puede creer. Dios dijo, "Yo
estoy levantando una nación para juzgar a esta nación. Los Caldeos,
con su ejército inmenso están esperando en el borde." Dios
dice de ellos, Espantosa es y terrible: de ella misma
saldrá su derecho y su grandeza. Y serán sus caballos más ligeros
que tigres, y más agudos que lobos de tarde; {Hab 1:7-8a} Él continúa describiéndoles como
arrogantes, feroces y crueles e irresistibles. Nadie ha podido
hacerle frente. Hay una nota interesante en el verso 10, Y escarnecerá de los reyes, y de los príncipes
hará burla: reiráse de toda fortaleza, y amontonará polvo, y la
tomará. {Hab 1:10} Aquellos de ustedes que vieron la película
Masada, la semana pasada recuerdan como los romanos tomaron ese
fuerte temible, que se veía inexpugnable, haciendo pilas de tierra
para construir una rampa hasta la ciudad. Eso es lo que los Caldeos
hicieron cuando asaltaron las grandes ciudades amuralladas. Dios
entiende como ellos actúan, y Él se lo describe al profeta. Verso
11: Luego mudará espíritu, y pasará adelante,
y ofenderá atribuyendo esta su potencia á su dios. {Hab 1:11} Que descriptivo es el de algunos de los
poderes ateos de la tierra en nuestros días, que se ven aumentando
en fuerza, pasando a través del mundo con palabras atrevidas y
arrogantes, dominando a la gente y continuando rudamente. Pero lo
que asombra a Habacuc es lo que Dios dijo, "Yo estoy haciendo
esto. Yo estoy estimulando a los Caldeos. Estas son mi gente, y esta
es mi contestación a tu oración." Eso fue muy duro para
Habacuc de tratar. El probablemente hubiese preferido de que esa
oración no fuese contestada y no haber oído la contestación que
Dios tenía en mente. Como el hombre que se le dijo, "¡Anímate!
Las cosas podría ser peor!" le dijo, "Lo he tratado. He
sido animado y de seguro, todo fué peor!" Eso es lo que ha
pasado aquí. La próxima oración del profeta es una de
perplejidad a la inconsistencia de Dios. Versos 12-13: ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová,
Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo
pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar. Muy limpio eres
de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio: ¿por qué ves
los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más
justo que él. {Hab 1:12-13} Ahora si Habacuc tiene un problema. Y esta
vez no es con la inactividad de Dios, pero con la inconsistencia de
Dios. Como un Dios santo deja que esto suceda? Habacuc se asombra,
"¿Como Dios usa a gente atrevida y degradada moralmente para
castigar a una gente más justa?" En el resto del capítulo 1, el profeta
continua comparando a los Caldeos con un pescador codicioso que
arrasa en el mar y recoge una red llena de pescados. El ha cogido
todo lo que necesita, pero no está satisfecho. El tira la red vez
tras vez y recoge mas y mas pescado y lo amontona en el banco hasta
que se pudren en el sol. Esa es la forma en que Habacuc vé a los
Caldeos actuando. Ellos conquistan gente tras gente, pueblo tras
pueblo. Nada se pone en su camino. Su pregunta final al Señor se encuentra en
el verso 17: ¿Vaciará por eso su red, ó tendrá
piedad de matar gentes continuamente? {Hab 1:17} ¿Que haces tu cuando Dios no actúa en la
forma que tu piensas que debe de hacerlo? Ese es uno de los
problemas mas duros que nos enfrentamos como cristianos. ¿Y
especialmente, que haces tú cuando Él usa a alguien para
corregirte que a ti no te gusta? Hace algunos años que encontré con estas
palabras de Oswald Chambers, donde el habla de creyentes como uvas
que son pisoteadas para hacer vino fino: Dios nunca podrá hacernos vino si nos
oponemos a los dedos que el usa para pisotearnos. ¡Si Dios usara
solo sus dedos y me hiciera pan partido y vino derramado en una
manera especial! Pero cuando Él usa a alguien que no nos gusta, o
alguna serie de circunstancias que decimos que nunca nos someteríamos,
lo objetamos. No debemos escoger nunca la escena de nuestro propio
martirio. Si alguna vez vamos a ser vino para tomar, vamos a tener
que ser pisoteados. Tu no puedes tomar uvas. Las uvas se convierten
en vino solamente cuando han sido exprimidas. Habacuc tiene que enfrentarse al hecho de
que Dios sabes más acerca de el problema que lo que él sabe. Para
él se ve como un problema simple de injusticia gubernamental, pero
Dios dice, "No, es mucho más complicado que eso. "Dios
dijo que él ha tenido que traer una nación amarga y apresurada, un
grupo muy cruel y despiadado que iba a traer destrucción por todo
lo ancho, porque iba a tomar esa acción para que se resolviera lo
que Habacuc miraba como un problema sencillo. Pero ahora Habacuc hace algo muy sabio. Capítulo
2 verso 1: SOBRE mi guarda estaré, y sobre la
fortaleza afirmaré el pie, y atalayaré para ver qué hablará en mí,
y qué tengo de responder á mi pregunta. {Hab 2:1} Cuando te enfrentas a un problema en tu
vida, que no entiendes lo que Dios está haciendo, no hagas lo que
hacen muchos y digas, "O he tratado la fe y no funciona,“ o
"He tratado con Dios pero no funciona", o, "He
tratado con oración y no funciona." La gente que dice esas
cosas no entiende realmente lo que están diciendo, porque lo que
actualmente están diciendo es que "Dios es un mentiroso. No
hay un Dios real." Lo que están diciendo es que Dios no es
fiel a sus propias promesas. Pero Dios nunca puede ser infiel a su
palabra. El problemas no es Dios--aunque muchas veces le echamos la
culpa--el problema es nosotros. Somos tan ignorantes, vemos tan poco,
entendemos una fracción minuta de lo que cubre el problema. Debemos
hacer lo que Habacuc hizo--salir al la torre de vela y esperar lo
que Dios va a decir. Si le preguntamos, Dios nos va a ayudar a
entender algo de lo que estamos atravesando. Eso es lo que Habacuc
hizo, porque el esperó una respuesta. Jesús nos anima en esta manera. Enseñando
acerca de la oración, el dijo que habían tres niveles en la oración:
Pide y se te dará. Dios te concede las cosas
inmediatamente, y siempre lo hace cuando puede. Pero hay veces que
no. Después, busca y hallarás. Busca las respuestas.
Ellas vendrán. Y si la respuesta se retrasa, toca. Esta es una oración
repetitiva. Regresa vez tras vez y pide a Dios que te explique lo
que está haciendo. Espera, eso es lo que Habacuc
dice que va a hacer. Ahora Dios contesta usualmente en una de
tres maneras: Lo más común, Él contesta a través de
su palabra. Esto es el porqué es de tanto valor el leer la palabra
de Dios, especialmente cuando estas confundido o atribulado de la
forma que Él está actuando. A menudo una luz viene de pronto en un
verso que no se veía claro; ves un aspecto nuevo de lo que te estás
enfrentando. Quizás viene una respuesta cuando estás oyendo un
mensaje, o un verso viene a tu mente (uno que has memorizado en la
escuela dominical), y que tratará con tu situación. Dios nos ha
dado su palabra para que podamos entender como Él actúa. A veces Dios contesta directamente a
nuestro espíritu. Sentimos una presión interna que nos lleva en
cierta dirección, alguna convicción llega y se queda y no podemos
deshacernos de ella. Tenemos que tener cuidado aquí, porque en este
punto el enemigo puede falsificar la voz y la mente de Dios. Pero la
voz de el enemigo es siempre regañando (para hacerte sentir
culpable) y la voz de Dios habla suavemente pero persistentemente.
Si la indicación está en acuerdo con lo que dice la palabra de
Dios, entonces es el Espíritu de Dios guiándonos. En Romanos 8,
Pablo dice que "aquellos que son dirigidos por el Espíritu de
Dios son hijos de Dios," {Rom 8:14}. Por lo tanto, podemos ser
dirigidos basado en esa línea. Otras veces Dios habla a través de
nuestras circunstancias. Puertas se cierran, y no la podemos abrir,
no importa lo mucho que tratemos. Ese es Dios obrando, cerrando unas
puertas y abriendo otras, empujándonos en una dirección. A menudo
esa es la forma que Dios contesta. Pero Él promete que Él va a
contestar. Él no nos dejará huérfanos, ni nos abandonará en la
ignorancia. Santiago dice, "Si a uno de ustedes le falta
sabiduría, deje que le pida a Dios, quien da a todos los hombres
generosamente y sin reproches, y se le dará a él," (Sant
1:5). Eso es lo que hizo Habacuc. Ahora en el verso 2 del capítulo 2 él
dice, Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la
visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en
ella. {Hab 2:2} En otras palabras, Dios mismo se le iba a
revelar a Habacuc en una visión asombrosa (registrada en el capítulo
3). Él le dice a Habacuc que lo escriba para que sea claro, para
que todo aquel que lo lea corra a obedecerla. Entonces le dice Dios, en verso 3: Aunque la visión tardará aún por tiempo,
más al fin hablará, y no mentirá: aunque se tardare, espéralo,
que sin duda vendrá; no tardará. {Hab 2:3} Ahora esa es la promesa de Dios: Espera.
Esto es una de las palabras más difíciles de aceptar en toda la
Biblia. ¡Nuestros espíritus impacientes quieren respuestas ahora,
o ayer! ¡Estamos entrenados a pensar de Dios como un tipo de
servicio de cuarto que, cuando uno le ordena en el teléfono en
oración, envía una contestación a la media hora--por lo menos! Él
está obrando propósitos asombrosos, mucho más lejos de lo que
nosotros sabemos. Nosotros no vemos la complejidad de nuestras vidas.
Nosotros no vemos que lo que hacemos afecta a otros, y a otros, y a
otros, y a otros. Todo tiene que resolverse, y toma tiempo. Pero Él
está obrando; Él así lo dice. Él nunca se disculpa por ello. Él
solamente dice, "Espera." La primer cosa que el profeta
aprende como parte de la respuesta que Dios dio es que retrasos no
son negaciones. Dios no está diciendo "No", Él está
diciendo, "Espera." Hay mucho que aprender en el proceso
de esperar. Aquí hay una cita de Dr. F. B. Myer: Muy a menudo erramos a Dios e interpretamos
sus retrasos como negaciones. ¡Qué capítulo podría ser escrito
de los retrasos de Dios! Es el misterio del arte de educar espíritus
humanos al temperamento más fino del cual son capaces. !Que búsqueda
del corazón, que análisis de motivos, que pruebas de la palabra de
Dios, que levantamiento de el alma, buscando que o qué manera el
tiempo significa a el Espíritu de Dios! Todo esto asociado con
aquellos preocupados por esperar, los cuales son, grandes con
destinos espirituales; pero esos retrasos no es la respuesta final a
el alma que confía en Él. Eso fue la primer cosa que el profeta
aprendió. Pero la segunda cosa que aprendió fue aún
mayor. Dios le dijo a él, verso 4, He aquí se enorgullece aquel cuya alma no
es derecha en él: mas el justo en su fe vivirá. {Hab 2:4} Ahora ese verso es uno de los versos mas
importantes en toda la Biblia. Es citado en el nuevo Testamento en
Romanos, en Gálatas, y en Hebreos como el verso clave de la vida
cristiana--especialmente la última parte, "el justo por fe
vivirá." Esas palabras tomaron un significado
profundo en el alma de Martín Lutero. Siendo él un sacerdote y
monje, Lutero estuvo en sus rodillas, haciendo su camino a las
escaleras santas en Roma (la cual estaba supuesto ser las escaleras
por la cual el cuerpo de el Señor fue bajado de la cruz) cuando
este verso le vino intermitiendo a su mente. Ahora lo reverso de esto es cierto también:
El hombre que vive por fe es justo. Más que nada en la vida, Lutero
estaba hambriento de la justicia. El trató con todo su corazón de
obtenerla por buen comportamiento, por penitencias, maltratándose
él mismo. Cuando estas palabras vinieron a su mente, el se levantó
y bajó las escaleras, regresó a Alemania, y allí comenzó la
Reforma Protestante--basada en este verso: "El justo por la fé
vivirá." Después
la palabra, "vivirá," es interpretada en el capítulo 5
de Gálatas, el gran capítulo de la vida en el Espíritu. ¿Qué
quiere decir vivir? Quiere decir caminar en amor, y alegría, y paz,
y controlado en el sufrimiento, gentileza, fé, humildad y control
propio. Es interesante que en Romanos, Gálatas, y
Hebreos hay un tipo de comentario divino en este verso: Romanos enfatiza lo que quiere decir "justo."
Allí se nos dice que la justicia de Cristo es impartida a nosotros
por el regalo de Dios. Justicia es dada a nosotros. No la ganamos;
la tenemos en el minuto que creemos. Después la palabra, "vivirá," es
interpretada en el capítulo 5 de Gálatas, el gran capítulo de la
vida en el Espíritu. ¿Qué quiere decir vivir? Quiere decir
caminar en amor, y alegría, y paz, y controlado en el sufrimiento,
gentileza, fé, humildad y control propio. Luego las palabras, "por fé," son
interpretadas en Hebreos, la gran carta de fe. ¿Qué quiere decir
tener fe? Quiere decir confiar que el Dios invisible está obrando,
a pesar de las apariencias presentes. Eso, por lo tanto es uno de
los versos grandiosos en la Biblia, y se le dio a Habacuc. En contraste, se le dijo a Habacuc, "aquel
que su alma no es recta caerá." La palabra para "no
recta" es, "inflado." El hombre que piensa que él
tiene lo que se necesita para vivir por sus habilidades propias, su
ingenio, su educación, su propia fuerza, etc., es aquel que parece
ser próspero, pero somos recordados que él caerá. El tiene las
semillas de su propia destrucción dentro de el mismo. El resto del capítulo 2 es un retrato de
como cinco formas diferentes de orgullo los cuales los hombres
buscan para vivir y son destructivos para si mismo: El hombre ambicioso (versos 7-8) será destruido por su
propia ambición; El hombre codicioso que sobre alcanza (versos 9-11)
tratará de alcanzar muy lejos y perderá todo; El hombre violento (versos 12-14) no logrará nada; su
propia violencia llevará a la gente en su contra; El hombre insolente (versos 15-17) se hace saciado con
su propio contentamiento por otros y pierde todo; y El idólatra (verso 18-19) comienza a confiar en su
propia creación, y en la hora de la desesperación, no tiene
redentor, ni ayudador. Así que el hombre de orgullo se destrozará, pero el
hombre de fe tiene poder actual para vivir. No tan solo él saldrá
victorioso, pero ahora en el presente vivirá por su fe. Esa es la
gran lección de este libro. Eso nos lleva a la tercer oración de el
profeta, la oración de fe, en el capítulo 3. Habacuc clama, Oh Jehová, oído he tu palabra, y temí:
Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los
tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia. {Hab
3:2} En efecto él está diciendo, "Señor,
Yo veo lo que tu vas a hacer y lo que tienes que hacer. No voy a
disputarlo más. Pero ayúdame en el proceso. En ira acuérdate de
tu misericordia." Esto es un clamo humilde de el corazón, que
está diciendo, "Señor, cualquier cosa que se vaya a
presentar, aunque sea duro, yo sé que tu vas a ir a través junto
conmigo." Después continua esta descripción
magnifica de la grandeza de Dios, es este poema hermoso. Versos
3-15: Dios vendrá de Temán, Y el Santo del
monte de Parán, (Selah.) Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra
se llenó de su alabanza. Y el resplandor fué como la luz; Rayos
brillantes salían de su mano; Y allí estaba escondida su
fortaleza. Delante de su rostro iba mortandad, Y á sus pies salían
carbones encendidos. Paróse, y midió la tierra: Miró, é hizo
temblar las gentes; Y los montes antiguos fueron desmenuzados, Los
collados antiguos se humillaron á él. Sus caminos son eternos. He
visto las tiendas de Cushán en aflicción; Las tiendas de la tierra
de Madián temblaron. ¿Airóse Jehová contra los ríos? ¿Contra
los ríos fue tu enojo? ¿Tu ira contra la mar, Cuando subiste sobre
tus caballos, Y sobre tus carros de salud? Descubrióse enteramente
tu arco, Los juramentos á las tribus, palabra segura. (Selah.)
Hendiste la tierra con ríos. Viéronte, y tuvieron temor los
montes: Pasó la inundación de las aguas: El abismo dió su voz, La
hondura alzó sus manos. El sol y la luna se pararon en su estancia:
A la luz de tus saetas anduvieron, Y al resplandor de tu fulgente
lanza. Con ira hollaste la tierra, Con furor trillaste las gentes. Saliste para salvar tu pueblo, Para salvar
con tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío,
Desnudando el cimiento hasta el cuello. (Selah.) Horadaste con sus báculos
las cabezas de sus villas, Que como tempestad acometieron para
derramarme: Su orgullo era como para devorar al pobre
encubiertamente. Hiciste camino en la mar á tus caballos, Por montón
de grandes aguas. {Hab 3:3-15} Finalmente, la reacción de Habacuc es dada
en el verso 16: Oí, y tembló mi vientre; A la voz se
batieron mis labios; Pudrición se entró en mis huesos, y en mi
asiento me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la
angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.
{Hab 3:16} Yo pienso que eso es lo más cerca que
puede uno ver en el Antiguo Testamento a la oración de agonía la
cual nuestro Señor expresó en el Jardín de Getsemaní. Celebramos
este Domingo de Ramos que la semana anterior cuando Jesús comenzó
lo que llamamos la "entrada triunfal," cuando el fue
camino abajo del Monte Olivo montado en un asno, y la gente fue
delante de Él, tirando los ramos de palmas y clamando, "¡Hosanna
es aquel que viene en el nombre de el Señor!" {Marcos 11:9}.
Lo asombroso de esa historia sin embargo, no es lo que la gente
hizo, pero lo que le estaba sucediendo a Jesús. Los escritores de
los evangelios registran que al él ir bajando por el monte el cuál
llamamos la entrada triunfal, su corazón estaba partido; él estaba
llorando al ir pasando. Él casi acababa de expresar esas palabras,
"O Jerusalén, Jerusalén! Como quise reunirlos como una
gallina reúne a sus polluelos bajos sus alas, pero tú no
quisiste," {Mat 23:37, Luc 13:34}. El fue hacia el templo y
poniendo un paro a las ofrendas que habían sido dada, dijo él,
"Contempla, tu casa ha sido desolada. No me verás otra vez
hasta que digas, Bendito él que viene en el nombre de el Señor."
{Luc 13:35}. Luego en esa semana, en la oración de agonía en
Getsemaní, enfrentándose al desastre de la cruz, "el tuvo que
orar, como Habacuc oró, "Pudrición entra a mis huesos, mis
pasos bambolean, pero yo esperaré calladamente por el día de la
aflicción" ö "Señor, si fuese posible, dejas que esta
copa pase de mi. No obstante, no se haga mi voluntad sino la tuya
sea hecha," {Mat 26:39}. Eso es donde Habacuc está ahora. El
ve que el juicio de Dios es inevitable--Dios debe de hacer su
trabajo--pero Habacuc está contento de que Dios le sostendrá a
través de la situación, afirmándolo, llevándole seguro a través,
y trayéndolo hacia el otro lado. La resolución final de el corazón del
profeta es por lo tanto (versos 17-19a): Aunque la higuera no florecerá, Ni en las
vides habrá frutos; Mentirá la obra de la oliva, Y los labrados no
darán mantenimiento. Y las ovejas serán quitadas de la majada, Y
no habrá vacas en los corrales; Con todo yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salud. Jehová el Señor es mi
fortaleza, {Hab 3:17-19a} Yo no sé de algo que sea más expresivo de
verdadera madurez espiritual que cuando venimos a ese lugar en
nuestras oraciones que podemos decir, "Señor, Yo veo que este
problema no puede ser evitado. Tú lo has escogido para mí, y yo
tengo que pasar a través de eso. Pero Señor, gracias que no
importa lo que pase, yo sé que va a ser dentro de los límites que
tu has escogido para mí. Viene de tu corazón amoroso, y completará
algo bueno para mí, de acuerdo a tu palabra. Tú serás mi
fortaleza a través de todo el camino. Yo iré a través como un
ciervo sube a la montaña, saltando con fuerza y poder." El cual pondrá mis pies como de ciervas, Y
me hará andar sobre mis alturas. {Hab 3:19b} Esa es una de las expresiones más hermosas
de fe encontrada en el Antiguo Testamento. Seguramente que hay es donde Dios nos traerá
algún día, a ese lugar cuando todo lo demás es quitado, pero Dios
mismo permanece. Por eso, nuestros corazones están fortalecidos,
nuestra fe es vital, y podemos mantenernos.
Título: Demoras en la Oración Copyright © 1995 Discovery Publishing un
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