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Seminario Reina Valera
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40. Alimenticio Consejería Cristiana es una introducción a la consejería bíblica que el pastor puede aplicar a las necesidades de las personas que buscan su ayuda. Se estudia el comportamiento del hombre y los factores que forjan su carácter para comprender mejor la condición humana. Esta matería representa una investigación del educador cristiano y rector del Seminario Reina Valera, Gilberto Abels. Anorexia Nerviosa
La anorexia mental o anorexia nerviosa es un síndrome psiquiátrico que se centra sobre la negativa del enfermo (generalmente mujeres) a comer, conllevando una alarmante pérdida de peso. Suele aparecer en mujeres jóvenes, solteras en edades entre la pubertad y la adolescencia. Hay casos tardíos y también alguna excepción masculina (hay un hombre por cada 10 mujeres). La frecuencia de la enfermedad va en aumento durante los últimos años (una adolescente de cada 200). Es un grave trastorno alimentario en el que la persona presenta un peso inferior al que sería de esperar por su edad, sexo y altura. En índice de mortalidad ronda el 6-10% de todas las pacientes afectadas. No está claro el origen de la anomalía. Los psicoanalistas lo atribuyen al rechazo inconsciente a la feminidad. Muchos casos se inician tras un período de obesidad y la preocupación de la paciente por recuperar la línea. El conflicto con la familia, especialmente con la madre, es uno de los elementos constantes que dominan el cuadro clínico. Aunque el aumento de esta enfermedad durante los últimos años también se atribuye a un cambio en el ideal de belleza dentro de los países desarrollados. En el mundo occidental aparece la delgadez como símbolo de belleza, salud y éxito social, y se condena la obesidad. Las personas que sufren anorexia nerviosa presentan ciertos rasgos característicos, son obsesivas, perfeccionistas, altamente competitivas, inteligentes, inmaduras emocionalmente, con una baja autoestima y muy dependientes de su familia. Su autoestima depende de su peso y su silueta. Otra de las características es la dificultad que tienen en sus relaciones sociales, distorsionan o devalúan su apariencia y no quieren ser observadas ni juzgadas, eso favorece una cierta fobia social. Aprenden a reducir la ansiedad evitando las situaciones que les angustian, como las reuniones sociales, ir a sitios públicos, etc. Son poco conscientes de su problema, y por ello es muy difícil que consulten a un especialista por la pérdida de peso. Generalmente acuden al médico por malestares somáticos causados por la falta de alimentación. Criterios para diagnosticar la anorexia nerviosa
Posteriormente aparecen más síntomas y se agravan los ya existentes. Se produce una alteración del estado de ánimo, las enfermas se muestran nerviosas, inquietas, tristes, coléricas, etc. Al final el comportamiento de las anoréxicas acaban siendo de tipo compulsivo, no pueden dejar de comer como lo hacen pues se angustian demasiado, hay una obsesión. Tipos de anorexia - Anorexia de tipo restrictiva: durante el episodio de anorexia, la persona no presenta episodios recurrentes de sobreingesta masiva o conductas purgativas (vómitos autoinducidos o mal uso de laxantes y diuréticos). Se da en un 70-80% de los casos y suelen ser personas que realizan mucho ejercicio físico. - Tipo bulímica o purgativa: en este tipo, durante el período de anorexia, la persona incurre regularmente en atracones o conductas purgativas. Es menos habitual que el anterior. Las familias de estas pacientes suelen ser sobreprotectoras (en especial las madres) y tienen expectativas muy altas con respecto a sus hijos que dificultan el desarrollo de su autonomía e independencia en la adolescencia. La anorexia aparece en este contexto como un esfuerzo para satisfacer a los padres, logrando de esta manera la configuración de una identidad débil a cuestas de una opresión familiar. Generalmente estas familias niegan la existencia del conflicto. Factores predisponentes: se han descrito factores genéticos, el sexo femenino, la edad (13-20 años), características de la personalidad (introversión, inestabilidad), obesidad, factores familiares, afectivos, emocionales, nivel social medio-alto y presiones socioculturales. Factores precipitantes: cambios corporales, críticas sobre el cuerpo, incremento rápido de peso, contactos sexuales y acontecimientos vitales potencialmente estresantes (separaciones, pérdidas). Factores de mantenimiento: factores cognitivos, afecto negativo, conductas purgativas, interacción familiar, aislamiento social y actividad física excesiva. Tratamiento Por la gravedad de la enfermedad y el mal pronóstico ambulatorio, el tratamiento suele ser hospitalario, para romper el círculo vicioso de hostilidad con la familia, y realizar la alimentación controlada y tratamientos psicoterapéuticos. Son pacientes que protestan de su ingreso, se consideran normales y creen injustificada cualquier terapéutica, que hacen todo lo posible por evitar. El primer paso del tratamiento es la recuperación del peso hasta valores normales. El segundo es el tratar de mantener el peso conseguido y prevenir las recaídas. Se hace hincapié en los aspectos nutricionales, aunque también es importante que rompan los círculos viciosos de conductas familiares que mantienen el trastorno alimenticio. El tratamiento farmacológico de la anorexia nerviosa tiene poco éxito, por lo que casi no se practica. En casos donde existe mucha ansiedad se administran neurolépticos y antidepresivos, sin embargo muchas veces la depresión en la anorexia aparece como consecuencia de la desnutrición, por lo que al recuperar la paciente el peso normal, ésta puede desaparecer. Bulimia Nerviosa La bulimia es un trastorno que se manifiesta por crisis de apetito voraz e incontrolado. Es frecuente que se combine con actitudes de anorexia, y la paciente después de cada ingestión desordenada intente vomitar, tome laxantes, diuréticos, etc. Excepto la crisis de bulimia, la conducta global es parecida a la de una anorexia nerviosa, con la preocupación obsesiva por no engordar. La lucha entre la atracción por la comida y el rechazo posterior se vive con ansiedad, sentimiento de culpa y autodesprecio. La vida de la paciente se centra en la comida, comer o expulsar lo comido por medio de vómitos y laxantes, domina su campo de interés. Criterios para diagnosticar la bulimia nerviosa: A) Episodios recurrentes de sobreingesta:
B) Conducta compensadora inadecuada y recurrente a fin de evitar el aumento de peso:
C) La sobreingesta y las conductas compensadoras se producen, como promedio, por lo menos dos veces por semana durante tres meses. D) La autoimagen está injustificadamente influida por la forma y el peso del cuerpo. E) El trastorno no se produce exclusivamente durante episodios de anorexia nerviosa. En la bulimia nerviosa no existe malnutrición como en el caso de la anorexia, y el peso de la paciente es normal. Tipos de bulimia - Tipo purgativo: la persona recurre al vómito, el uso de laxantes, diuréticos y enemas. Presentan una importante distorsión de la imagen corporal, mayor deseo de estar delgadas, más patrones anómalos alimentarios y psicopatología (sobretodo depresión y obsesiones) que las de tipo no purgativo. - Tipo no purgativo: la persona usa otras conductas compensatorias no purgativas como el ayuno o practica ejercicio intenso. Las personas bulímicas suelen ser emocionalmente inestables, con síntomas ansiosos, impulsivas y con tendencia a la automedicación. Se caracterizan por tener una baja autoestima y gran necesidad de aprobación externa. También tienen menos tolerancia a la frustración. Al igual que las anoréxicas demuestran una excesiva preocupación por su peso y silueta y tienen tendencia a la obesidad. Una diferencia llamativa entre las anoréxicas y las bulímicas es que las primeras, en principio, rechazan su feminidad y no manifiestan ningún interés erótico o sexual. En cambio las bulímicas, hacen los sacrificios de no comer para estar más atractivas y buscan el galanteo casi obsesivamente, manteniendo en secreto sus problemas de alimentación, que dominan su vida tanto como la de las anoréxicas. El trastorno bulímico suele aparecer en edades posteriores a la anorexia, entre los 16 y 20 años. Sobre un 1-2% de las bulimias pueden hacer también anorexia. La mortalidad también es menor, sobre el !5 o menos, y suele ser por suicidio debido a la depresión y ansiedad que sufren por su patología. Factores predisponentes: presencia de trastornos afectivos entre familiares, abuso de sustancias, obesidad, gran preocupación de los padres por el peso y la figura de su hija, presencia de trastorno afectivo, obesidad, abuso sexual y diabetis mellitus. Tratamiento El tratamiento de la bulimia es psicoterápico, difícil y prolongado. Responde mejor a la terapia de grupo que a la individual. El objetivo principal es la desaparición de los atracones y de las conductas compensadoras, para lo cual se puede hacer tratamientos psicoeducativos con resultados eficaces. También se hace terapia familiar para reducir el círculo vicioso de las conductas familiares precipitantes. En cuanto a la medicación, a corto plazo los tricíclicos son efectivos para la reducción de atracones y vómitos, pero no a largo plazo. Además producen efectos secundarios indeseables. Los IRSS (inhibidores de la recaptación de serotonina) han obtenido muy buenos resultados, con menores efectos secundarios que los anteriores. Una mirada a la obesidad
El atractivo físico Esta servidumbre hacia nuestra presencia física es en realidad permanente, aunque se acentúe en verano porque nos mostramos con menos ropa y porque playa y piscina delatan los kilos de más y lo poco apolíneo de nuestra figura. autoestima. Podemos hacer oídos sordos a tanta imposición proveniente de la publicidad, el cine, la TV. la moda...., vivir al margen de esta dictadura estética y sentirnos satisfechos con nuestro aspecto por poco agraciado que sea. Pero, ¿qué ocurre si nos gusta agradar y trasmitir una buena imagen pero, a la vez, no aceptamos participar de esa frustrante obsesión por alcanzar unas metas que no podemos conseguir? Lo que la mayoría de nosotros pretendemos es, simplemente, mostrar un físico que hable bien de nosotros, explotando al máximo nuestros propios recursos y, en definitiva, gustar a los demás, pero sin que ello signifique someternos a tiranía alguna o perjudicar nuestra salud. Una buena opción sería concebir el tema como un juego lúcido y creativo, en el que cada uno convierte a su cuerpo en un envoltorio lo más sugerente posible y a la vez coherente con la imagen que tiene de sí mismo. Todas las alternativas son posibles, pero las más compasivas con nuestro equilibrio emocional serán las que partiendo del ejercicio de nuestra libertad y sistema de valores, nos posibiliten una presencia física que consigue que nos sintamos a gusto en nuestro cuerpo. Y vivir sin obsesiones ni traumas al respecto. No olvidemos que una buena parte del atractivo que comunicamos depende de cómo nos vemos a nosotros mismos. Para los guapos, la vida es más fácil Las personas físicamente atractivas son consideradas más persuasivas y tienen más posibilidades de encontrar pareja. Son más apoyadas socialmente y normalmente funcionan mejor con el lenguaje no verbal. Además, es habitual que se encuentren mejor adaptadas al medio en que viven, que resulten más deseables para los demás, que produzcan una mejor impresión inicial y que sean percibidas como más competentes, más sanas e incluso menos propensas a desarrollar enfermedades mentales. Y, para rematar, se las ve como más dotadas en el ámbito de las relaciones sentimentales. Todo lo anterior (así de cruda es la realidad), se basa en la premisa "Todo lo bello es bueno", descrita por Dion, Berscheid y Walster en 1972. Según ese principio, se ha aprendido a catalogar a las personas como buenas según las pautas que han ido trasmitiendo los medios de comunicación, sobre todo, el cine, en el que se establecen predeterminadamente las caras que corresponden al bueno y al malo de la película. Un concepto esencial es la autoimagen corporal, o percepción de las cualidades y atributos físicos de uno mismo. La insatisfacción refleja la discrepancia entre los atributos físicos autopercibidos y los estándares sociales que el sujeto ha ido interiorizando. El atractivo físico es fuente de influencias sociales, que casi siempre operan a favor de la persona que cumple los cánones de belleza. Como demuestra P. Popovich, los jurados de EEUU son más benevolentes con los inculpados de acoso sexual cuando son hombres atractivos y la víctima es poco agraciada. El atractivo también favorece el acceso a diversos escenarios sociales y profesionales: la política, la TV y el cine, la moda y la publicidad, las relaciones públicas... En cuanto a liderazgo, una persona bella es normalmente considerada más exitosa y con mayores habilidades sociales, más ambiciosa y competente. Atractivo físico y autoimagen Compararse con ideales elevados puede ser devastador, al conducir a sentimientos de poca valía personal y al desarrollo de desórdenes alimenticios. Y la imagen que se tiene de uno mismo depende de las modas y las circunstancias sociales. No son iguales los cánones de belleza de los años 40 y los actuales. La influencia será mayor sobre personas más inseguras, o con gran sentido del ridículo, y sobre las más susceptibles a la presión cultural. Las mujeres que se acercan más a sus propios modelos de belleza presentan niveles de autoestima mayores y manifiestan sentimientos más positivos sobre sí mismas. La imagen saludable es un factor relacionado con el atractivo físico, pero no corresponde siempre con estados de salud correctos. Esto se ve en la percepción que se tiene del bronceado en la piel, tipificado como expresión de salud a pesar de que está asociado al envejecimiento prematuro de la piel e incluso a una mayor propensión al cáncer de piel. Atractivo físico y diferencias de género La mayoría de las mujeres desean ser más delgadas. Esta discrepancia en la autoimagen está detrás de trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia. Y muchos hombres quieren un peso diferente al que poseen; algunos están descontentos con su musculación y desean una constitución más atlética, otros simplemente sueñan con adelgazar. Cuando ellos aspiran a ganar peso, buscan aumentar su peso muscular. En cuanto al tamaño del busto femenino, aunque ellos prefieren en general uno más grande que ellas, un tamaño medio resulta atractivo para ambos sexos. El ideal sobre el color de ojos es bastante congruente con el color de ojos propio; sin embargo, la mayoría de las mujeres de nuestro país asumen que los hombres los prefieren azules en ellas. También se sabe que las mujeres presentan mayores discrepancias que los hombres entre su aspecto ideal y el real en lo que se refiere a musculatura, piel, peso... Ahora bien, hombres y mujeres descontentos se preocupan de igual manera en mejorar su apariencia física. La insatisfacción con el cuerpo aumentaría después de los veinte años en las mujeres y en los hombres aún no se ha determinado una edad en que comienza esta percepción. A las mujeres obesas se las ve menos atractivas y deseables como parejas, y se considera que poseen menos habilidades sexuales. Por ello, pueden ser percibidas con menores posibilidades de mantener una pareja sexual estable, e incluso de experimentar deseo sexual. A su vez, los obesos son considerados menos atractivos en el ámbito sexual y menos deseados como parejas. Concluyamos... De los artículos publicados por la revista Journal of Applied Social Psychology, se concluye que el atractivo físico es un montaje social determinado culturalmente y que varía según patrones de estética y tendencias que dicta la moda, que su vez influyen sobre el establecimiento de relaciones sociales, y los juicios sobre la propia imagen corporal. Por otro lado, las personas con más sentido del ridículo o menos criterio son más susceptibles a la comparación social y a la influencia de los estereotipos estéticos. Es conveniente que todos tengamos un ideal de belleza realista, conseguible. El bronceado, las posturas físicas que adoptamos, la manera de relacionarnos con los demás, la mirada, o mantener un peso adecuado son esenciales a la hora de determinar el nivel de belleza de las personas. El atractivo físico influye en las relaciones interpersonales y en la formación de la autoimagen. Por tanto, está en la base de la autoestima de las personas y el condicionamiento es tal que puede determinar la actitud ante la vida o poner en peligro la calidad de ésta.
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