Consejería
Cristiana es una introducción a la
consejería bíblica que el pastor puede aplicar a las necesidades de las
personas que buscan su ayuda. Se estudia el comportamiento del
hombre y los factores que forjan su carácter para comprender mejor la
condición humana. Esta matería representa una investigación del
educador cristiano y rector del Seminario Reina Valera, Gilberto
Abels.
Estrés: la sal de la vida
Desde que el 4 de julio de 1936, en un artículo
publicado en la revista Nature el médico austríaco Hans Selye
introdujo el término de stress en el campo de la salud, se ha ido
popularizando y ha sido utilizado tan ampliamente, que ha ido
desdibujándose, y se ha transformado en un término que designa una
amplia gama de fenómenos.
Como la experiencia cotidiana nos indica, el stress
es una parte insustituible de la vida. Stress significa diferentes
cosas para diferentes personas: por ejemplo, todos disfrutamos al
exponernos a algunas fuentes de Stress. Pero al mismo tiempo, lo que
es una fuente de placer para algunos, es una fuente de displacer para
otros. Así podemos ver que hay quienes disfrutan de subir a una
montaña rusa, o practicar deportes riesgosos (rafting, paracaidismo,
montañismo, buceo, etc.), mientras que para otras personas esas mismas
actividades serían una fuente de displacer intenso. También es cierto
que resulta necesaria una cierta cantidad de stress para tener un buen
rendimiento en cualquier tarea, dado que de otro modo, el individuo no
encontraría motivación para su realización
Volviendo al título de esta nota, el stress le pone
sal a la vida, le da sabor. Si la vida no tiene sal, es sosa y
aburrida. Si en cambio salamos en exceso nuestra vida, allí empiezan
los problemas.
Qué es el Stress
El concepto de stress ha ido evolucionando a lo
largo de estas últimas décadas. Originalmente, Selye lo definió como
la Respuesta General de Adaptación del organismo frente a un estímulo
amenazante. Esa respuesta puede ser de dos tipos:
de afrontamiento de la situación
de huida,
o lo que en inglés se denomina fight or flight.
Frente a esta situación el organismo reacciona
preparándose para la lucha o la huida. Es así a que se produce un
aumento en el ritmo cardíaco, en el ritmo respiratorio, aumento de la
presión sanguínea, se dilatan las pupilas, se tensan los músculos, se
produce una vasoconstricción periférica, aumenta la glucemia, se
libera adrenalina, noradrenalina, glucocorticoides, etc.
Una vez desaparecida la amenaza, el organismo vuelve
a su funcionamiento habitual, reponiéndose del enorme gasto de
energías físicas y emocionales.
Cuando la amenaza persiste, el organismo se mantiene
en alerta permanente y se produce lo que Selye denominó el Síndrome
General de Adaptación, que es la cronificación del stress. En esta
condición, el organismo no cuenta con el tiempo necesario para su
recuperación, y comienzan a agotarse sus energías físicas y psíquicas.
Podemos definir el stress como los procesos
fisiológicos y psicológicos que se desarrollan cuando existe un exceso
percibido de demandas ambientales sobre las capacidades percibidas del
sujeto para poder satisfacerlas; y cuando el fracaso en lograrla tiene
consecuencias importantes percibidas por el sujeto.
Cuando hablamos de la percepción del sujeto, nos
estamos refiriendo a procesos complejos que engloban los procesos
cognitivos, las creencias, pensamientos, inferencias, interpretaciones,
predicciones, etc que el sujeto hace, de manera más o menos consciente
en el proceso antes definido.
El concepto moderno de stress, entonces, refleja la
interacción entre 3 factores:
El entorno
La manera como la persona percibe el
entorno (función de la personalidad, experiencias previas, etc.)
La percepción de los propios recursos de
la persona para enfrentar las demandas del entorno (o Autoeficacia
Percibida)
La sola consideración de estos factores, ya va
perfilando los modos de intervención de los que puede disponer el
clínico.
Como podemos apreciar, en la definición precedente
está puesto el acento principalmente en la percepción del individuo,
en el aspecto subjetivo. Y si bien, se han construido escalas de
eventos estresantes (a la cabeza de las cuales figuran hechos tales
como la muerte de un familiar, enfermedad crónica, divorcio,
casamiento, mudanza, pérdida del trabajo, etc.), éstas deben ser
tomadas como orientadoras, dado que, eventos que para una mayoría
serían considerados como inocuos, algunas personas pueden vivirlos
como catastróficos de acuerdo con su propia percepción, y viceversa.
También es importante destacar que el estímulo estresante puede
provenir del propio individuo, como en el caso de una enfermedad grave
o crónica, dolor crónico, etc. En otro sentido, y relativamente poco
considerado en la clínica, un niño puede sentir los efectos del stress
debido a mucha exigencia escolar, fracaso en los exámenes, sobrecarga
horaria, etc.
Se han estudiado distintas características de las
personas más predispuestas a sufrir el stress. Algunas de ellas son
las que están sintetizadas en las características de personalidad Tipo
A, por ejemplo:
Sentido de urgencia: la persona se siente
impulsada a hacer más y más en menos tiempo.
Impulso agresivo para hacer bien las cosas,
muchas veces a expensas de los demás.
Alto nivel de competitividad, y hostilidad: la
persona a menudo es o se torna recelosa de los otros.
En otro extremo del espectro, el sentido de control
personal, (es decir, la sensación del control que la persona siente
que tiene sobre lo que le sucede) influye notablemente: aquéllos que
sienten que tienen poco control sobre sus vidas, son más propensos a
sufrir el Stress.
Rol de la Red Social
Significativa:
La red social signifcativa aparece en muy diversas
investigaciones como importante a la hora de enfrentar agentes
estresantes, tanto en trabajos vinculados a diferentes estresantes
sociales (pérdida o cambio de condiciones de trabajo, divorcio, etc)
como aquéllos vinculados a enfermedades, particularmente las crónicas.
Los estudios realizados por el matrimonio Simonton.
por ejemplo, ponen de manifiesto la importancia del apoyo tanto de
grupos naturales (como la familia) como de grupos ad hoc, como los
mismos grupos Simonton de pacientes oncológicos u otro tipo de grupos
de autoayuda.
En el mismo sentido, podemos citar que la mortalidad
por todas las causas se incrementa dramáticamente para los viudos (en
algunos casos de 1 a 10). También, se encontró que el status marital y
los contactos con parientes y amigos fueron los predictores más
poderosos (los grupos más aislados presentaban un incremento del
riesgo de muerte de 2 a 3 para los hombres y de 2 a 8 para las mujeres)
Inclusive, se han realizado estudios en los que se
demuestra que aquellas personas que tienen mascotas, se recuperan más
rápidamente de intervenciones quirúrgicas.
Burnout
Cuando la persona es expuesta a
una situación particularmente estresante por un
largo período, o
a una serie de situaciones estresantes con poca o
ninguna posibilidad de recuperarse
esa persona puede desarrollar lo que se llama
Burnout
Burnout es una palabra de difícil equivalencia en
castellano, que indica un desgaste intenso, una "quemazón" emocional y
física. La persistencia de la situación estresante, y la imposibilidad
de recuperarse del organismo, lo llevan a esta condición severa.
Los síntomas de Burnout son
Agotamiento Emocional
Sentimiento de agotamiento
Aplanamiento Emocional
Sensación de imposibilidad de enfrentar la
situación
Despersonalización
Anestesiamiento emocional
Insensibilidad hacia los sentimientos y
necesidades de los otros
Reducido sentido de logro
Sentimiento de desvalorización
Sentimiento de incapacidad de logro
Tendencia al cinismo
Como se podrá apreciar, todos estos síntomas y
signos son muchas veces fácilmente confundibles con los que
caracterizan a una depresión, a la que muy probablemente se llegará si
el estresor persiste y el individuo se ve imposibilitado de
recuperarse. De esta manera puede llegar a instalarse un círculo
vicioso de stress- depresión-más stress. El individuo sometido al
stress desarrolla un burnout, que al no tratarse adecuadamente, lo
lleva a una depresión. Estando deprimido, cuenta con menos recursos
para enfrentar las situaciones por lo que su stress y burnout se
agravan, alimentando así la depresión. También se agregan
frecuentemente al cuadro, síndrome de fatiga crónica y síndrome de
irritabilidad latente, haciéndolo más complicado y difícil de tratar,
dado que las personas que brindan apoyo emocional al afectado
comienzan a alejarse, debido a sus explosiones de irritabilidad.
Algunas de las consecuencias médicas, sociales y
laborales del Stress y el Burnout son:
Deterioro de la salud física y mental: además de
los trastornos emocionales señalados más arriba, el stress y el
burnout pueden ser los disparadores de, o agravar enfermedades como,
coronariopatías, diabetes, asma, colon irritable, úlcera
gastroduodenal, depresión del sistema inmunitario, cáncer,
psoriasis, herpes, etc. En el plano de los trastornos mentales,
puede influir en el curso de la enfermedad bipolar, esquizofrenia,
descompensaciones psicóticas, tendencia a la auto y hétero agresión,
suicidio, etc.
Insatisfacción personal y laboral: el individuo
se ve imposibilitado de disfrutar las actividades que habitualmente
le brindan satisfacción.
Reducida productividad en el trabajo,
deteriorando sus relaciones laborales e instalando otro círculo
vicioso de mayor exigencia-imposibilidad de cumplir-mayor stress
Ausentismo, como consecuencia del agotamiento y
deterioro de su salud.
Deterioro de las relaciones familiares y
personales por los cambios en su conducta, en su carácter, en sus
actividades, etc.
Propensión al Burnout
Qué es lo que hace que algunas personas sometidas a
un alto nivel de stress desarrollen un burnout y otras no? Algunas de
las características de personalidad que se ha visto que pueden llevar
más fácilmente a la persona sometida a un exceso de stress a
desarrollar un burnout son
Sensibilidad a los sentimientos y necesidades de
los otros
Dedicación al trabajo
Idealismo
Personalidad ansiosa
Elevada autoexigencia
"Casualmente" éstas son las características de los
buenos empleados, especialmente en profesiones dedicadas al cuidado de
la salud. Una breve referencia en cuanto a este tema que merece un
artículo aparte: Los profesionales de la salud, no solamente están muy
expuestos al stress y al burnout, sino también, y como consecuencia de
ello y de las mismas características de la profesión, a lo que se ha
dado en llamar la Traumatización Secundaria, o Traumatización Vicaria.
El hecho de ser testigos y estar permanentemente en contacto con el
sufrimiento, la enfermedad y la muerte tiene consecuencias tanto
emocionales como fisiológicas, que producir una traumatización severa.
También es pertinente preguntarse qué nos protege
del burnout. En general, el apoyo emocional parece ser un buen
contrapeso del stress.
Aquéllos que tienen buenas relaciones personales
están menos propensos a sufrir de stress.
En el trabajo, el apoyo de los superiores es
particularmente valioso.
El apoyo no solamente debe estar disponible, sino
que la persona debe querer hacer uso del apoyo.
Cómo combatir el
Stress?
El primer paso para combatir el stress es ser
conciente de cuáles son los estresores específicos para ese individuo
y cuáles sus reacciones físicas y emocionales. Y para ello es
necesario
Percibir el stress, no negarlo.
Darse cuenta de qué cosas lo estresan.
Determinar cómo reacciona su cuerpo al stress.
En segundo lugar, reconocer qué se puede cambiar
Pueden ser eliminados o evitados los estresores?
Puede reducirse su intensidad?
Puede reducirse la exposición a ellos?
En este punto es importante recordar que uno sólo
puede pretender cambiarse a sí mismo, no a los demás.
En tercer lugar, reducir la intensidad de las
reacciones emocionales al stress. La reacción de stress es disparada
por la percepción de peligro (físico o emocional)
Está la persona percibiendo sus estresores de
manera exagerada?
Está tratando de complacer a alguien?
Está reaccionando exageradamente y viendo las
cosas como absolutamente críticas y urgentes?
Trabajar para adoptar puntos de vista más
moderados.
En cuarto lugar, aprender a moderar las reacciones
físicas al stress
Las técnicas de relajación (como la Relajación
Muscular Progresiva de Jacobson, el Entrenamiento Autógeno de
Schultz,
etc.) ayudan a reducir la tensión muscular
Aprender a respirar lenta y profundamente para
permitir volver a la normalidad el ritmo cardíaco y respiratorio
Hacer ejercicios aeróbicos no competitivos para
reducir la tensión en el momento agudo del stress
En quinto lugar, construir reservas físicas
Nadar, caminar, andar en bicicleta, etc.
regularmente
Estar preparado para algunas frustraciones, penas
y fallas, y permitirse no ser perfecto.
Por último, aunque parezca obvio, la consulta con un
profesional médico o psicólogo, especializado en el tema del Stress
ayudará a recuperarse más rápida y eficazmente de esta enfermedad
endémica de nuestra época.
El estrés en la mujer
Constantemente se nos advierte de los peligros potenciales del estrés.
Somos conscientes de que existe el estrés y de que se trata de algo
serio, pero no lo conocemos bastante. El conocimiento que tenemos del
estrés es insuficiente porque normalmente está centrado en los hombres
y en sus actividades. Pero no olvidemos que las mujeres viven en el
mismo mundo que los hombres. También ellas han de soportar los atascos,
las tensiones laborales y los desengaños amorosos. También a ellas les
preocupan los hijos, el porvenir y les desconcierta el presente.
Debido al estrés, las mujeres están deprimidas, insomnes, retraídas,
irritables, atemorizadas, ansiosas, abatidas y trastornadas. Debido al
estrés, las mujeres pierden a veces el interés por la comida, por las
relaciones sexuales o por los amigos, exactamente igual que los
hombres. Pero, además, las mujeres experimentan algunas formas de
estrés que les son totalmente propias.
Estrés derivados de su fisiología:desarrollo de los
senos, menstruación, embarazo y menopausia.
Estrés derivados de los cambios de vida: el matrimonio,
la maternidad, el divorcio, el pasar los cuarenta años en una cultura
que venera la juventud y la belleza, la viudez y la reorganización de
la vida cuando los hijos son mayores.
Estrés psíquico que a menudo siente la mujer soltera de
vida supuestamente divertida, que fue educada a la antigua, el ama de
casa a la que se presiona para que salga de casa y se realice, la
mujer que trabaja y a la que se presiona para que vuelva a casa a fin
de no perder a su familia y la eterna experta en inseguridad.
Estrés oculto que perturban, angustian y agotan como el
machismo, el sexismo sutil, el ser anfitriona, el hablar con niños de
dos años.
El estrés de las crisis vitales, que caen principalmente
sobre los hombros de la mujer: la atención a los padres enfermos, el
cuidado de un hijo disminuido, el asegurar que la vida continúe.
Causas y efectos del estrés
El estrés puede derivar de algo que ocurre a nuestro alrededor o de lo
que ocurre en nuestro interior. Puede derivar de un problema laboral,
de una crisis familiar o de un ataque de ansiedad o inseguridad. Puede
ser intermitente, pasajero o crónico. El efecto principal del estrés
es la movilización del sistema "lucha, huida o miedo" del cuerpo. Pero
supongamos que - como ocurre tan a menudo en la vida moderna - el
estrés que sufre una persona no requiere ningún tipo de acción.
Supongamos, por ejemplo, que una persona acude a una cita importante y
se ve atrapada en un embotellamiento. No hay movimiento, no hay
escapatoria, no hay acción. En esa situación, sería más útil la
relajación que los cambios bioquímicos y psíquicos a que da lugar el
sistema de lucha, huida o miedo.
Si el estrés es breve no suele haber problemas, porque después el
cuerpo tendrá tiempo de descansar. Esto es lo que ocurre cuando el
estrés forma parte de un juego, un deporte o incluso una relación
sentimental. La sensación de euforia que se experimenta en estos casos
es el "estrés positivo", es decir, el que nace de actividades
estimulantes que se pueden abandonar a voluntad. Pero si el estrés es
prolongado y escapa al control del sujeto, el cuerpo no podrá
descansar. Los efectos de este "estrés negativo" pueden empezar a
aparecer.
Algunos síntomas de estrés son:
Dolores de cabeza
Dificultad en la deglución (espasmos esofágicos)
Acidez
Náuseas
Mareos
Dolores en el pecho, en la espalda, en el cuello
Micciones frecuentes
Disminución de la memoria
Espasmos gástricos
Sudores fríos
Fatiga crónica
Crisis de angustia
Insomnio
Estreñimiento
Diarrea
Síntomas del estrés femenino
Los síntomas de estrés mencionados pueden afectar y afectan tanto al
hombre como a la mujer, pero las mujeres no padecen sólo estos
trastornos sino también otros, menos conocidos, que derivan de su
peculiar fisiología, de sus cambios vitales y de las exigencias
vitales y psíquicas de que son objeto. Y lo más importante de todo es
que la mayoría de estos son prolongados y están fuera de su control;
este es el tipo de estrés más peligroso que se puede sufrir. Entre los
síntomas relacionados con el estrés que son específicos de la mujer
están los siguientes:
·
Amenorrea (desaparición de la menstruación)
· Melancolía menopáusica
· Vaginismo (coito doloroso)
· Frigidez (inhibición de la excitación sexual)
· Tensión premenstrual / dolor de cabeza
· Depresión posparto
· Anorgasmia
· Infertilidad
Entre los trastornos que no son específicos de la mujer pero que les
afectan con mayor frecuencia que a los hombres están los siguientes:
Estos son los síntomas del estrés femenino, y cuanto antes
establezcamos la relación entre su aparición y la incidencia del
estrés en nuestra vida cotidiana, antes podremos ayudarnos a nosotras
mismas a estar más sanas.
Conocer y vencer al estrés
En los tiempos que vivimos,
quien más quien menos es víctima del estrés. Hoy por hoy es
prácticamente imposible librarse completamente de él, ya que
estamos bajo continuas presiones de diverso tipo: sociales,
laborales, familiares, profesionales y económicas. Ante todos
estos agobios, respondemos con un mecanismo de autodefensa que
tiene como objetivo conseguir adaptarse a estas complicadas
situaciones: el estrés
La actitud personal que conlleva
el estrés tiene a menudo una parte positiva, que consiste en la
predisposición a actuar sobre el problema para intentar encontrar
una nueva perspectiva con la que poder afrontarlo con éxito. No
obstante, la parte negativa es que esa actitud también va asociada
con desconfianza, impotencia, rechazo, mal humor, irritabilidad y
depresión que pueden traducirse en diferentes síntomas físicos,
como cansancio, tensiones musculares, dolores de cabeza,
trastornos del apetito, alteraciones del sueño, hipertensión
arterial, úlceras, etc.
En la vida existe un gran número
de factores potenciales desencadenantes del estrés, como iniciar
una relación de pareja, separarse, cambiar de domicilio,
nacimientos, fallecimientos, cambios profesionales, aumento de
responsabilidades, etc. En cualquier caso, lo que estresa es lo
que cada uno considera como "demasiado" o "excesivo", es decir,
aquello que nos hace pensar que supera nuestras posibilidades de
enfrentarnos con garantías de éxito a la situación creada.
Es típico que en el ámbito
profesional se produzcan niveles altos de estrés, comúnmente
asociados con el exceso de trabajo. En este caso, la angustia
aparece normalmente porque, al haber mucho trabajo, es más
probable que haya al menos una parte que no pueda ser completada a
tiempo. Así, por ejemplo, muchos trabajadores se encuentran a
menudo frente a situaciones del tipo: "tengo llamadas pendientes y
no me da tiempo a contestarlas", "está sin resolver la propuesta
que me hicieron en la última reunión", "debería estar haciendo el
presupuesto del año que viene", o "tendría que leer esos informes
que me dejaron sobre el escritorio": en resumen, "¡cuándo voy a
poder hacer todo esto!".
ESTRÉS POR MOTIVOS DE TRABAJO
El estrés es un hecho habitual
en nuestras vidas. No puede evitarse por completo, ya que
cualquier cambio al que debamos adaptarnos conlleva cierta carga
de estrés. Los sentimientos negativos, daño, enfermedad o muerte
de un ser querido, son hechos estresantes, así como algunos
sucesos positivos: ascender en el trabajo trae consigo el estrés
del nuevo puesto, de nuevas responsabilidades.
Nuestras experiencias
estresantes provienen de tres fuentes básicas: nuestro entorno,
nuestro cuerpo y nuestros pensamientos. El entorno se refiere a
las condiciones ambientales, como por ejemplo ruidos,
aglomeraciones, demandas de nuestra atención, etc. Las
fisiológicas se refieren a nuestro organismo: enfermedades,
accidentes, trastornos, etc. Por otro lado, las amenazas
exteriores producen en nuestro cuerpo ciertos cambios estresantes.
Así, nuestra forma de reaccionar ante los problemas, las demandas
y los peligros, viene determinada por una aptitud innata de lucha
o huida, cuando los estímulos que nos llegan son interpretados
como amenazantes.
Este proceso se traduce en una
serie de cambios físicos observables. Así, por ejemplo, las
pupilas se agrandan para mejorar la visión y el oído se agudiza,
los músculos se tensan para responder al desafío y la sangre es
bombeada al cerebro para aumentar la llegada de oxigeno a las
células y favorecer los procesos mentales. Las frecuencias
cardiaca y respiratoria aumentan, y como la sangre se desvía
preferentemente hacia la cabeza y el tronco, las extremidades,
manos y pies, se perciben fríos y sudorosos.
Si no se libera al organismo de
estos cambios ocurridos durante la fase de reconocimiento y
consideración de la amenaza, se entra en un estado de estrés
crónico. Cuando uno se siente estresado y añade aun más estrés,
los centros reguladores del cerebro tienden a hiperreaccionar
ocasionando desgaste físico, crisis del llanto, y potencialmente
depresión.
Condiciones Estresantes
-
Sobrecarga de trabajo.
-
Exceso o falta de trabajo.
-
Rapidez en realizar la tarea.
-
Necesidad de tomar
decisiones.
-
Fatiga por esfuerzo físico
importante.
-
Viajes largos y numerosos.
-
Excesivo número de horas de
trabajo.
-
Cambios frecuentes en el
entorno laboral.
-
En algunas
aldeas, han obligado a pintar de negro los cristales de las
ventanas de las casas donde viven mujeres para impedir que
puedan ser vistas desde fuera.
La sobrecarga de trabajo, tanto
en lo relativo a la complejidad de las tareas como en el excesivo
número de ellas, ha establecido una relación directa entre horas
de trabajo y muertes causadas por enfermedades coronarias. La
sobrecarga de trabajo también esta relacionada significativamente
con una serie de síntomas de estrés: búsqueda de formas de escape,
absentismo laboral, baja motivación en el trabajo, baja autoestima,
tensión, percepción de amenaza, desconcierto, alto nivel de
colesterol, incremento de la tasa cardiaca y aumento de consumo de
cigarrillos.
Estres asociado a las
Características del Puesto de Trabajo
Ambigüedad del rol.
Surge cuando no se dispone de una adecuada información laboral,
responsabilidad o falta de claridad en los objetivos asociados al
puesto. También puede suceder que exista una excesiva demanda de
responsabilidad por parte de los compañeros sin haberse facultado
para ello, o por el contrario que exista esa facultad y no se
desempeñe. Esta situación representa para el trabajador una menor
satisfacción en el trabajo, mayor tensión y baja autoestima.
La responsabilidad sobre
otras personas. Los trabajadores con
responsabilidad sobre otras personas tienen un mayor número de
interacciones estresantes, como es el caso de directivos que,
además, con cierta frecuencia tienen que asistir a reuniones o
deben cumplir demasiados compromisos de trabajo. Estas personas
suelen tener mayor presión diastólica y altos niveles de
colesterol. Pero existen otros factores causantes de estrés
relacionados con las funciones del trabajador, afectando
fundamentalmente a mandos intermedios, como son:
-
Individuo que cuenta con
insuficiente responsabilidad.
-
Falta de participación en la
toma de decisiones.
-
Falta de apoyo por parte de
la dirección.
-
Cambios tecnológicos a los
que hay que adaptarse.
Estrés producido por las
Relaciones Interpersonales
Cuando existen unas relaciones
pobres y hay poca confianza, se producen frecuentemente
comunicaciones insuficientes que originan tensiones psicológicas y
sentimientos de insatisfacción en el trabajo. En este sentido, al
considerar las relaciones con los superiores se pueden hallar
favoritismos por su parte que provocan tensión y presión añadidas.
Por el contrario, las relaciones
con los subordinados son con frecuencia fuentes de estrés para los
directivos, al tratar de conseguir mayor productividad y un
tratamiento considerado.
Las relaciones entre compañeros
también pueden ocasionar diversas situaciones estresantes, como
por ejemplo, rivalidad, falta de apoyo en situaciones difíciles,
culpabilización de los errores o problemas, e incluso una total
falta de relaciones.
Estrés relacionado con el
Desarrollo de la Carrera Profesional
Por lo general, el trabajador
espera ir ascendiendo en los diversos puestos que tiene la empresa
a la que pertenece, es decir, tiende a mejorar no sólo en el
aspecto económico, si no que también aspira a puestos de mayor
responsabilidad o cualificación, desarrollando lo que llamaríamos
su carrera profesional. Por eso, cuando las expectativas se
truncan, aparecen tensiones o factores estresantes, como por
ejemplo:
-
Falta de seguridad en el
trabajo.
-
Incongruencia o falta de
equidad en una promoción insuficiente o excesiva.
-
Conciencia de haber
alcanzado el propio techo.
Cuando un ejecutivo de mediana
edad observa una ralentización en los procesos de promoción, y
experimenta que va alcanzando su propio techo y puede ser
sustituido por otros compañeros más jóvenes y con mas preparación,
aparecen tensiones, conflictos, ansiedades, insatisfacciones y
temores en relación con su posición profesional.
Estrés producido por la
estructura organizativa
-
Falta de participación en
los procesos de toma de decisiones.
-
Falta de autonomía en el
trabajo.
-
Inadecuada política de
dirección.
-
Sentirse extraño en la
propia organización.
-
Estrecha supervisión del
trabajo.
El estrés producido por la
propia organización presenta los siguientes factores de riesgo
para la salud: ánimo deprimido, baja autoestima, poca satisfacción
en el trabajo, intención de abandonar el puesto y absentismo
laboral. Así mismo, en numerosos estudios realizados, la falta de
participación en el trabajo produce insatisfacción y un incremento
del riesgo de enfermedad física psíquica.
En el contexto laboral se
experimentan otros síntomas estresantes que no son de carácter
cuantitativo ni cualitativo, si no que ocurren más bien cuando las
habilidades de la persona son incongruentes con respecto a la
tarea o el entorno laboral. No obstante, hay que tener en cuenta
que ante situaciones similares las personas reaccionan de forma
diferente. Así, cuando se produce una tensión por sobrecarga de
trabajo, mientras que una persona puede reorganizar eficazmente la
tarea, aprender nuevas formas, buscar ayuda o absorber sólo
aquello que es cabalmente posible, otra, según sea la situación,
puede sentirse incapaz de superar tal tensión y puede responder a
largo plazo con enfermedades coronarias, depresivas, etc.
Para que el estrés laboral no
vaya carcomiendo nuestro interior debemos ser capaces de darnos
cuenta de que el trabajo es sólo uno de los aspectos de los que se
compone nuestra vida. Si dejamos que los problemas laborales nos
ocupen y preocupen más de lo necesario no sólo estaremos abonando
el terreno al estrés, si no que además corremos el peligro dejar
de lado otros aspectos individuales, familiares y sociales más
importantes incluso que el propio trabajo.
SÍNTOMAS PROPIOS DEL ESTRÉS
FEMENINO
Todos los síntomas de estrés
pueden afectar tanto al hombre como a la mujer. Sin embargo, las
mujeres, además, pueden padecer otros trastornos derivados y que
tienen que ver con su particular fisiología, con sus cambios
vitales y con las exigencias psíquicas de que son objeto. Entre
los síntomas relacionados con el estrés que son específicos de la
mujer están los siguientes:
-
Amenorrea (desaparición de
la menstruación).
-
Melancolía menopáusica.
-
Frigidez y vaginismo (coito
doloroso).
-
Tensión premenstrual y dolor
de cabeza.
-
Depresión postparto.
-
Anorgasmia (imposibilidad de
alcanzar el orgasmo).
-
Infertilidad.
Entre los trastornos que no son
específicos de la mujer pero que les afectan con mayor frecuencia
que a los hombres se encuentran los siguientes:
-
Anorexia.
-
Bulimia.
-
Neurosis de ansiedad.
-
Psicosis depresiva.
La mujer tiene que enfrentarse
demasiadas veces no sólo con toda la serie de factores estresantes
que atacan al sexo masculino, si no que a menudo es ella también
la que tiene que ocuparse en mayor medida de la crianza de los
hijos y los trabajos de la casa. Por eso, la colaboración de su
pareja en estas tareas para que la carga se reparta entre los dos
resulta trascendental para que la mujer no se vea más expuesta al
estrés. Aunque sólo fuera por propio interés, el hombre debería
darse cuenta que una mujer poco estresada representa también menos
estrés para él. El estrés, o las causas que lo producen,
compartido, es menos estrés para los dos.
EL ESTRÉS SIGUE AUMENTANDO EN
NUESTROS DÍAS
En la sociedad en la que vivimos,
se produce continuamente un incremento en el volumen de
información que recibimos, junto con una disminución en el tiempo
de que disponemos para procesarla. Veamos un ejemplo. En la
mayoría de países ya existe un gran número de canales de
televisión entre los que elegir, y por esta razón, a veces tenemos
la sensación de que al ver un canal determinado hay muchos otros
más que nos estamos perdiendo. Para contrarrestar esto, acudimos
al "zapping", y entonces ya ningún canal es suficiente como para
fijarnos en él, porque estamos pensando si en los otros que no
estamos viendo habrá un programa que sea mejor. Y así, se genera
un círculo vicioso donde probamos un poco de cada uno, lo que no
nos deja satisfechas, pero tampoco nos llena un canal concreto por
lo que nos pudiéramos estar perdiendo en los otros.
Obviamente, lo que acabamos de
exponer es sólo un mero ejemplo, pero es aplicable a muchos otros
ámbitos de nuestras vidas, por supuesto mucho más importantes que
ver un canal de televisión u otro.
CONSEJOS PARA COMBATIR EL ESTRÉS
La clave del éxito es saber
parar a tiempo en cada momento. Esto es algo que se dice muy fácil,
pero que es complicado llevar a cabo, aunque, desde luego, es
factible.
Empecemos por objetivos no muy
ambiciosos, que es la mejor forma de empezar. El mundo no va a
parar aunque queramos, pero lo que quizás sí podamos hacer sea
parar nosotras. Y esto significa revisar nuestras expectativas
acerca de las cosas. Para lograrlo hay muchos caminos, y todos
pueden conducir al éxito. No obstante, cada una de nosotras está
dispuesta a tomar uno y no otro en función de sus condicionantes.
El primer paso es hacer una
relación de las cosas que a cada una nos resultan estresantes.
Ante cada uno de los factores que nos producen estrés debiéramos
preguntarnos: "¿puede ese factor ser cambiado o simplemente debe
ser tolerado?". De este modo, aparecen dos técnicas en función de
la respuesta, aunque lo ideal suele ser una combinación de ambas,
según el caso:
a)
Centrarse en la
Resolución.
b)
Centrarse en la
Aceptación.
Técnicas de Resolución
1.
Para cambiar lo que se pueda
cambiar primero debes identificar las causas: qué te
produce mayor enojo y qué situación te hace sentir ansiedad,
nervios o miedo. Intenta prevenir esas situaciones antes de
que ocurran.
2.
Comparte tus pensamientos
y tus sentimientos. Generalmente,
hablar con otras personas ayuda bastante, quizás con un
miembro de tu familia, un amigo, un compañero de trabajo o
alguien que pueda ayudarte a ver tus problemas desde una
óptica diferente. Además, también ayuda ver que a los otros, a
veces, les pasan cosas similares.
3.
Intenta resolver tu
problema con quien lo tengas, si
ello es posible. Puede parecerte obvio, pero muchas veces se
está enfadada con alguien y se paga con otros sin darse cuenta.
4.
Aprende a expresar tus
enfados y otros sentimientos negativos sin herir a los demás.
A veces es inevitable estar enfadada, pero en ese caso trata
de decir "estoy enfadada" en lugar de "siempre haces que me
enfade". Agredir a otros con palabras sólo trae como resultado
que esas personas se sientan atacadas, lo cual, en lugar de
ayudar, dificulta la resolución del conflicto.
5.
Fíjate metas a corto
plazo. Las metas te ofrecen algo por
lo que trabajar y una satisfacción cuando las alcanzas. Los
plazos deben ser cortos y las metas posibles de cumplir,
porque fijarse objetivos imposibles sólo acarreará mayor
frustración cuando te des cuenta de que no hay forma de
lograrlos. Ten presente tus hobbies en tus planes. Lleva una
agenda donde apuntes cosas pendientes para ir resolviéndolas
poco a poco. Por ejemplo, esa bombilla que lleva tiempo
fundida y habría que cambiar... ¡cámbiala!.
6.
Reconoce que sólo tú
puedes cambiarte a ti misma, no a otras personas.
Muchas veces se gasta mucho tiempo y energías intentando
cambiar a la pareja, a los hijos, a los amigos, a los
familiares... Queremos que sean diferentes, o que actúen de
determinada manera. Cuando estos cambios no ocurren, una se
siente frustrada, tensa y triste. Debes ser consciente de que
nadie tiene el poder de cambiar a otro. Cuando la gente cambia
es, generalmente, porque ellos quieren hacerlo.
7.
Ten el coraje de ser
imperfecta. Deja de pretender ser la
mujer perfecta, la empleada modelo o la madre 10. Nadie es
perfecto. Tratar de serlo es positivo y admirable, pero
lograrlo es imposible.
Técnicas de Aceptación
Para tolerar lo que es inherente
a la vida:
1.
Incluye en tu vida algún
programa de actividad física (gimnasia,
paseos, bicicleta, etc.). "Mens sana in corpore sano".
2.
Practica técnicas de
relajación. Las técnicas de
relajación, sin ser la única solución, sí constituyen una
respuesta natural, fisiológica y específica para el problema
del estrés. Nuestro organismo cuenta, de forma innata, con la
posibilidad de responder anulando ciertos factores
desencadenantes del estrés. No obstante, esta respuesta no es
automática, si no que es algo que poseemos en potencia y que
debemos aprender a desarrollar, educar y ejercitar. Al
principio, esto es difícil de llevar a la práctica, por lo
cual es bueno acercarse a alguna institución o profesional que
te lo enseñe específicamente para luego poder practicarlo por
tu cuenta.
3.
Deténte durante unos
minutos al día. Poder parar 15
minutos diarios tiene un doble propósito:
a)
"Desenchufarse",
absorber el estrés y recuperar energías para poder seguir
adelante en mejores condiciones.
b)
Poder centrarse en los
objetivos más importantes: no permitir que los árboles no
nos dejen ver el bosque.
RELAJACIÓN CONTRA EL ESTRÉS
Para algunas personas el estrés
es sinónimo de continuos sobresaltos, para otros equivale a
malestar y para la mayoría significa tensión. En todos los casos
el estrés representa para nosotros algo inquietante y altamente
perjudicial. Sin embargo, hemos visto que el estrés surge como una
respuesta, tanto física como mental, a las adaptaciones y ajustes
del ser humano a los diversos acontecimientos vitales. Esa
respuesta, que en principio puede ser natural y que aparece para
ayudarnos a afrontar nuevas situaciones, cuando se transforma en
una reacción prolongada e intensa es muy posible que desencadene
serios problemas físicos y psíquicos. Actualmente, el estrés es
uno de los factores de más alto riesgo en las enfermedades
cardiovasculares, por lo que te recomendamos una serie de pautas,
no sólo para intentar controlarlo, sino también para prevenirlo.
1.
Localiza el origen del
problema. La mayoría de las personas
están más pendientes del estado del tiempo o el saldo de su
cuenta corriente que de la tensión de su propio cuerpo. Pero
no olvides que saber qué es el estrés, reconocerlo y, sobre
todo, averiguar qué lo está desencadenando y cómo está
afectando a nuestro organismo es el primer paso para su manejo
y control.
2.
Reserva tiempo para
divertirte. Participar en
actividades que te gusten es una gran manera de recuperar
energía. Tales actividades pueden ser simples pasatiempos
individuales o para realizar con tu familia o amistades. Lo
importante es que las disfrutes.
3.
Cuida tu alimentación.
Tabaco, café y alcohol potencian el estrés, por lo que es
necesario limitar su consumo todo lo posible. La dieta tiene
que ser equilibrada, rica en verduras, fruta y fibra y baja en
grasas y azúcares. Come despacio y de forma regular.
4.
Haz ejercicio.
La actividad física regular mejorará tu bienestar general y te
ayudará a prevenir el estrés y las enfermedades que conlleva.
5.
Aprende a contar lo que
te pasa. No guardes tus sentimientos:
son una bomba de relojería. No olvides que aquellos que
transmiten sus emociones padecen menos trastornos.
6.
Practica el optimismo.
Rechaza los pensamientos negativos y sustitúyelos por
pensamientos positivos. No es fácil hacerlo, pero no es
imposible. Las cosas no son en realidad tan horribles como las
vemos a través del estrés. Ser flexible y tener actitudes
positivas ante la vida aumenta las defensas.
7.
Aprende a decir NO.
Es importante no crearse más obligaciones de las necesarias.
Atrévete a expresar tu opinión con tranquilidad y no te
sobrecargues con responsabilidades excesivas.
8.
Desarrolla sistemas de
apoyo. Cuando estás bajo presión,
necesitas la ayuda de la gente que te rodea. Aprende a
extender la mano y pedirles su apoyo. Encuentra a algún
familiar o amigo de tu confianza para hablar sobre tus
problemas, y no olvides que tú también debes estar dispuesto a
ayudar a los demás. Sé un buen amigo. Escucha a los otros y
ofréceles tu apoyo cuando ellos lo necesiten.
9.
Mantén tu sentido del
humor. Un buen sentido del humor
resulta esencial para controlar el estrés y ayudar a otros a
hacerlo. Es importante no tomarse las cosas más en serio de lo
debido. Las personas que pueden reírse de situaciones
estresantes son capaces de manejarlas de forma más efectiva.
10.
Aprende a respirar
correctamente, es la llave maestra
de la relajación. Sentado o acostado, cierra los ojos. Inspira
profundamente por la nariz y exhala el aire por la boca.
Respira profundamente (siempre a partir del diafragma) y
afloja las mandíbulas dejando la boca entreabierta. Vuelve a
tomar aire profundamente y deja caer los hombros. Inspira
profundamente, retén el aire mientras cuentas hasta cinco y
vuelve a exhalar el aire por la boca. Repite este último paso
al menos cinco veces.
11.
Da a tu cuerpo y a tu
mente la oportunidad de relajarse.
El fin de la relajación es disminuir la ansiedad y la tensión
muscular, sobre todo en situaciones de presión. No se pueden
evitar las situaciones preocupantes, pero sí se pueden manejar
las respuestas y reacciones a ellas aprendiendo y practicando
la relajación.
12.
Es imposible estar
relajado físicamente y tenso emocionalmente al mismo tiempo,
ya que no pueden convivir en el mismo momento la sensación de
bienestar corporal y la de estrés mental. La respuesta del
organismo a la relajación es un efecto de recuperación casi
inmediato, y es una tregua para el cuerpo.
13.
La relajación progresiva
de los músculos reduce la frecuencia del pulso y la presión de
la sangre, así como el grado de
sudoración y la frecuencia respiratoria. Además, evita los
problemas orgánicos que el estrés produce.
14.
La distensión física
logra un importante relax muscular
que alivia la presión acumulada en nuestro cuerpo.
15.
La relajación mental
elimina la tensión psíquica.
De cualquier forma, si no
consigues quitarte el suficiente estrés de encima, el mejor
consejo que podemos darte, y el que mejor suele funcionar, es
acudir a la consulta de un psicólogo competente en el tema o de un
médico psiquiatra. Porque cada persona es un mundo, y los
profesionales en la materia son los que mejor nos pueden ayudar a
descubrir y resolver las causas del estrés, y de esa forma hacer
desaparecer sus efectos. No por ser algo cotidiano, debemos
resignarnos a vivir con una carga de estrés que llegue a
resultarnos insoportable.