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26. El Hombre: Su Caída![]() Teología Sistemática 1 es el estudio de las doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original y su caída en pecado. 26. El Hombre: Su Caída por Lewis Sperry Chafer
El
problema de cómo el pecado entró en el universo es un asunto en el
cual cada sistema encuentra obstáculos. Sin embargo, solamente La caída
del hombre en pecado puede considerarse desde tres aspectos: 1) Adán
antes de la caída, 2) Adán después de la caída, y 3) el efecto de
la caída de Adán sobre la raza humana. A.
Adán antes de la caída. En
palabras de peculiar sencillez, No es
posible hacer cálculos en cuanto a la extensión del período durante
el cual Adán y Eva permanecieron en su condición original; sin
embargo, es evidente que fue un tiempo suficiente como para que
pudieran acostumbrarse a la situación en que habían sido colocados,
para observar con cuidado y darle nombre a las criaturas vivientes y
experimentar la comunión con Dios. Semejante a todas las obras de
Dios, el hombre fue creado «bueno
en gran manera» (Gn. 1:31), que significa que él era agradable
al Creador. Esto implica más que Adán era inocente, siendo este último
término de carácter negativo y sugiriendo simplemente que el primer
hombre no había cometido pecado. La santidad, que es el principal
atributo de Dios, es un término positivo e indica que El es incapaz
de pecar. El
hombre, dado que fue hecho a la imagen de Dios, tenía una
personalidad completa y la capacidad moral de tomar decisiones. En
contraste con Dios quien no puede pecar, tanto los hombres como los ángeles
podían pecar. Como fue visto en el estudio anterior sobre los ángeles,
Satanás pecó, y tras él fueron otros ángeles, de quienes se ha
escrito que «no guardaron su original estado. Is.
14: 12-14 ¡Cómo
caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!
Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.
(13)
Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto,
junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del
testimonio me sentaré, a los lados del norte; (14)
sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Ez. 28:15 Perfecto
eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que
se halló en ti maldad. Jud.
1:6 Y a los ángeles que no
guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha
guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran
día; Debido
al hecho de que Satanás y los ángeles caídos pecaron primero, el
hombre no originó el pecado, pero se convirtió en un pecador debido
a la influencia satánica. Gn.
3:4-7 sino
que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros
ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
(6)
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría;
y tomó de su fruto, y
comió; y dio también a
su marido, el cual comió
así como ella. (7)
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que
estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron
delantales. El
relato de cómo pecaron Adán y Eva está revelado en Génesis. De
acuerdo a esto, Satanás apareció en la forma de una serpiente, una
criatura la cual en ese tiempo era un animal muy hermoso y atractivo.
Como lo registra Gn.
3:1-6 Pero
la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que
Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os
ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
(2)
Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles
del huerto podemos comer; (3)
pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No
comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
(4)
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; (5) sino que sabe Dios que el
día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como
Dios, sabiendo el bien y el mal. (6)
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría;
y tomó de su fruto, y
comió; y dio también a
su marido, el cual comió
así como ella. De
acuerdo a Gn. 2: 17, Dios dijo: «Mas
del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día
que de él comieres, ciertamente morirás.» Esta prohibición
relativamente simple era una prueba para ver si Adán y Eva obedecerían
a Dios. En su
conversación con Eva, Satanás introdujo esta prohibición diciéndole
a Eva: « ¿Conque Dios os ha
dicho: No comáis de todo árbol del huerto?» (Gn. 3:1). Lo que
quiso implicar era que Dios estaba escondiendo algo que era bueno y
que El estaba siendo muy severo innecesariamente en su prohibición.
Eva le contestó a la serpiente: «Del
fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol
que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le
tocaréis, para que no muráis» (Gn. 3: 2-3). En su
respuesta Eva cayó en la trampa de Satanás al dejar fuera la palabra
«libremente» en el permiso de Dios de comer de los árboles del
huerto, y también ella dejó fuera la palabra «seguramente» en la advertencia de Dios. La tendencia natural del
hombre de minimizar la bondad de Dios y de magnificar su severidad
son, desde entonces, características familiares de la experiencia
humana. Satanás inmediatamente se aferró de la omisión de la
palabra «seguramente» en cuanto al castigo y le dijo a la mujer: «No
moriréis: sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán
abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal»
(Gn. 3:4-5). En su
conversación con la mujer, Satanás se revela como el engañador. La
seguridad del castigo se desafía directamente y se niega así
expresamente El
hecho de que comiendo del fruto sus ojos serían abiertos al
conocimiento del bien y del mal era verdad, pero lo que Satanás no
reveló fue que ellos tendrían el poder de conocer el bien y el mal
sin el poder de hacer el bien. De
acuerdo a Génesis 3:6, la caída de Adán y Eva en el pecado está
registrada así: «y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a
los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de
su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así
como ella.» Si Satanás le sugirió esto a la mujer o si ella
llegó a estas conclusiones por sí misma no lo dice Sin
embargo, se nota aquí el modelo familiar de la tentación en tres líneas
indicadas en 1 Juan 2:16: el hecho de que el fruto era bueno para
comer apeló a la «concupiscencia
de la carne»; el hecho de que era «agradable a los ojos» apeló
a la «concupiscencia de los ojos»; y el poder del fruto del árbol de
hacerlos sabios apeló a la «vanagloria
de la vida». Un ejemplo similar de tentación fue seguido por
Satanás en la tentación de Cristo Mt.
4:1-11 Y
después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo
hambre. (3)
Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di
que estas piedras se conviertan en pan.
(4)
Él respondió y dijo: Escrito está:
No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios. (5) Entonces
el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo
del templo, (6) y le dijo: Si eres Hijo
de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A
sus ángeles mandará acerca de ti,
y,
En
sus manos te sostendrán, Para
que no tropieces con tu pie en piedra.
(7)
Jesús le dijo: Escrito está también:
No tentarás al Señor tu Dios.
(8)
Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró
todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, (9)
y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
(10)
Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás,
porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo
servirás. (11)
El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le
servían. Mr.
1:12-13
Y luego el Espíritu le impulsó
al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era
tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían. Lc.
4:1-13 por
cuarenta días, y era tentado por el diablo.
Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo
hambre. (3)
Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta
piedra que se convierta en pan. (4) Jesús, respondiéndole,
dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá
el hombre, sino de toda palabra de Dios.
(5)
Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un
momento todos los reinos de la tierra.
(6)
Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la
gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero
la doy. (7)
Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.
(8) Respondiendo Jesús, le
dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito
está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
(9) Y le llevó a Jerusalén,
y le puso sobre el pináculo del templo,
y le dijo: Si eres
Hijo de Dios, échate de
aquí abajo; (10)
porque escrito está: A
sus ángeles mandará acerca de ti,
que te guarden; (11)
y, En
las manos te sostendrán, Para
que no tropieces con tu pie en piedra.
(12)
Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está:
No tentarás al Señor tu Dios.
(13)
Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de
él por un tiempo. Eva fue
engañada en tomar del fruto, y Adán siguió su ejemplo aunque él no
fue engañado. 1Ti.
2:14
y Adán no fue engañado, sino
que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. B.
Adán después de la caída. Cuando
Adán y Eva pecaron perdieron su bendito estado en el cual ambos habían
sido creados y vinieron a ser objeto de varios cambios trascendentales. 1.
El hombre cayó bajo el dominio de la muerte espiritual y física.
Dios había dicho: «Porque el día
que de él comieres, ciertamente morirás» (Gn. 2:17); y esta
divina sentencia se cumplió. Adán y Eva sufrieron inmediatamente la
muerte espiritual, que significa separación de Dios. Y a su debido
tiempo sufrieron también el castigo de la muerte física, que
significa el acto por el cual el alma se separa del cuerpo. 2.
El juicio de Dios también cayó sobre Satanás, y la serpiente fue
condenada a arrastrarse en el suelo (Gn. 3:14) La lucha entre Dios y
Satanás se describe en Génesis 3:15 en lo que se relaciona con la
raza humana, y Dios dice: ¡; «y
pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la
simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
calcañar.» Esto se refiere al conflicto entre Cristo y Satanás,
en el cual Cristo murió en la cruz, pero no pudo ser retenido por la
muerte, como se anticipó en la expresión «Tú
le herirás en el calcañar». Sin
embargo, la última derrota de Satanás está indicada en el hecho de
que la simiente de la mujer le «herirá
en la cabeza», esto es, infringirle una herida mortal y
permanente. La simiente de la mujer se refiere a Jesucristo, quien en
su muerte y resurrección conquistó y venció a Satanás. 3.
Un juicio especial también cayó sobre Eva, la cual experimentaría
dolor al dar a luz sus hijos y se debería de someter a su esposo. El
hecho de que se produciría la muerte haría necesario que se
produjeran múltiples nacimientos. Gn.
3:16
A la mujer dijo: Multiplicaré
en gran manera los dolores en tus preñeces;
con dolor darás a luz los hijos;
y tu deseo será para tu marido,
y él se enseñoreará de ti. 4.
Una maldición especial cayó sobre Adán, al cual le fue asignada la
dura labor de trabajar la tierra, ahora maldita con espinos y cardos,
para obtener la comida necesaria para su continua existencia. De
acuerdo con esto, la misma creación sería cambiada por el pecado del
hombre. Ro.
8:22
Porque sabemos que toda la
creación gime a una, y a
una está con dolores de parto hasta ahora; Más
adelante C.
El efecto de la caída de Adán sobre todo el género humano. El
efecto inmediato del pecado sobre Adán y Eva fue que éstos murieron
espiritualmente y llegaron a estar sujetos a la muerte espiritual. Su
naturaleza se depravó y, por tanto, la raza humana experimentaría la
esclavitud del pecado. Además del cambio de la suerte del hombre y su
ambiente, Las
Escrituras mencionan tres grandes imputaciones: 1) El pecado de Adán es
imputado a su posteridad. Ro.
5:12-14 Y
otra vez dice Isaías: Estará
la raíz de Isaí, Y el que se levantará a regir los gentiles; Los
gentiles esperarán en él.
(13)
Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer,
para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
(14)
Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros
mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal
manera que podéis amonestaros los unos a los otros. 2) el pecado del hombre es
imputado a Cristo. 2Co.
5: 21 Al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él. 3) La justicia de Dios
imputada a los que creen en Cristo. Gn. 15:6 Y
creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Sal. 32:2 Bienaventurado el hombre a
quien Jehová no culpa de iniquidad, Y
en cuyo espíritu no hay engaño. Ro.
3:22
la justicia de Dios por medio de
la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.
Porque no hay diferencia, Ro.
4:3,8
Porque ¿qué dice Ro.
4:21-25
plenamente convencido de
que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; (22)
por lo cual también su fe le fue contada por justicia.
(23) Y no solamente con respecto
a él se escribió que le fue contada, (24)
sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada,
esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús,
Señor nuestro, (25)
el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para
nuestra justificación. 2Co.
5:21 Al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él. Flm.
1:17-18 Así
que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. Y si en
algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. Es
obvio que se efectuó un traspaso de carácter judicial del pecado del
hombre a Cristo, quien llevó sobre su cuerpo en el madero el pecado
del género humano. «Mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros» Is.
53:5 Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Jn.
1:29
El siguiente día vio Juan a Jesús
que venía a él, y dijo:
He aquí el Cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo. 1P.
2: 24 quien
llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,
para que nosotros, estando
muertos a los pecados, vivamos
a la justicia; y por cuya
herida fuisteis sanados. 1P.
3:18
Porque también Cristo padeció
una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para
llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero
vivificado en espíritu; De
igual manera hay un traspaso de carácter judicial de la justicia de
Dios al creyente, puesto que no podía haber otro fundamento de
justificación o aceptación delante de Dios. Esta imputación
pertenece a la nueva relación espiritual que el creyente disfruta con
Dios en la esfera de la nueva creación. 2Co.
5:21 Al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él. Estando
unidos al Señor por el bautismo del Espíritu. 1Co. 6:17 Pero
el que se une al Señor, un espíritu es con él. 1Co.
12:13
Porque por un solo Espíritu
fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean
esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. 2Co.
5:17 De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Ga. 3:27 porque
todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis
revestidos. Y
vitalmente relacionados con Cristo como un miembro de su cuerpo, se
sigue que cada virtud de Cristo es comunicada a los que han llegado a
ser una parte orgánica de Él. El
creyente está «en Cristo» y, por consiguiente, participa de todo lo que Cristo es. Ef. 5:30 porque
somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Así,
también los hechos de la antigua creación son traspasados de manera
real a aquellos que por generación natural están «en
Adán». Ellos poseen la misma naturaleza de Adán, y se dice,
además, que ellos han pecado en él. Esto es un hecho tan real que
llega a ser en sí mismo la base suficiente del juicio divino
decretado en contra del pecado; al igual que la imputación de la
justicia de Dios en Cristo es el fundamento satisfactorio para la
justificación. Y el resultado es el juicio de Dios sobre todos los
hombres, ya sea que ellos hayan pecado o no según la transgresión de
Adán. A pesar de que los hombres sostengan, como generalmente lo
hacen, que ellos no son responsables del pecado de Adán, la revelación
divina afirma que, debido a los efectos trascendentales de la relación
representativa que todos los seres humanos tienen con Adán, el pecado
original del primer hombre es inmediata y directamente imputado a
todos los miembros de la raza, con la invariable sentencia de muerte
descansando sobre todos ellos. Ro.
5:12-14 Por
tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el
pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron. (13)
Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no
hay ley, no se inculpa de pecado.
(14)
No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en
los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual
es figura del que había de venir. De
igual manera, el pecado original de Adán es transmitido en la forma
de naturaleza pecaminosa indirectamente, o sea, por herencia, de padre
a hijo, a través de todas las generaciones. El efecto de la caída es
universal; así también lo es la oferta de la divina gracia. La caída
de los hombres no se efectúa cuando cometen su primer pecado; ellos
han nacido ya en pecado, como criaturas caídas, procedentes de Adán.
Los hombres no se convierten en pecadores por medio de la práctica
del pecado, sino que ellos pecan debido a que por naturaleza son
pecadores. Ningún niño necesita que se le enseñe a pecar, pero cada
niño tiene que ser estimulado a realizar el bien. Debe
observarse que, no obstante que la caída de Adán pesa sobre toda Los
santos juicios de Dios tienen que caer sobre todos los pecadores no
redimidos: 1) por causa del pecado
imputado; 2) por causa de la
naturaleza pecaminosa que todos han heredado; 3) por causa de que todos
están bajo pecado; y 4) por causa de sus propios
pecados. Si bien
es cierto que estos juicios divinos no pueden atenuarse, el pecador
puede escapar de ellos por medio de Cristo. Estas son las buenas
nuevas del Evangelio. La pena
que descansa sobre la antigua creación es: 1)
Muerte física, por la cual el alma se separa del cuerpo; 2) Muerte espiritual, la
cual, semejante a la de Adán, es el estado presente de los perdidos y
la separación entre el alma y Dios. Ef. 2:1 Y
él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros
delitos y pecados, Ef.
4:18-19
teniendo el entendimiento
entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en
ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que
perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer
con avidez toda clase de impureza. 3) la segunda muerte, o sea,
la eterna separación entre el alma y Dios y la expulsión de los
perdidos de la presencia de Él para siempre. Ap.
2:11 El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte. Ap.
20:6,14
Bienaventurado y santo el que
tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene
potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo,
y reinarán con él mil años. Ap.
21:8 Pero los cobardes e incrédulos,
los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras
y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego
y azufre, que es la muerte segunda. Preguntas. 1. ¿Cómo
explica 2. ¿Cuál
era el estado del hombre antes que pecara? 3. ¿Cómo
tentó Satanás a Eva? 4. ¿Cómo
relató Eva falsamente la prohibición de Dios? 5. ¿Cómo
mintió Satanás a Eva y negó expresamente 6. ¿Cómo
Satanás disfrazó lo apetecible del poder del conocimiento del bien y
del mal? 7. ¿Cómo
indica 1 Juan 2:16 las tres líneas de la tentación? 8. ¿Cuál
fue el efecto sobre Adán y Eva después que ellos hubieron pecado? 9. ¿Cuál
fue el efecto sobre Satanás y la serpiente después que Adán y Eva
pecaron? 10. ¿Cuál
fue el efecto sobre los descendientes de Adán y Eva por el pecado de
Adán? 11.
Mencionar las tres imputaciones presentadas en las Escrituras. 12. ¿Por
qué es verdad que el hombre no se vuelve pecador pecando? 13. ¿Por
qué los santos juicios de Dios están sobre los hombres que están
fuera de Cristo? 14. ¿Cuál
es la pena que está sobre la vieja creación?
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