Bienvenido | Inscripciones | Orientación | Donar al seminario - su ofrenda hace este ministerio posible | |
![]() |
Seminario Reina Valera
|
|
![]() |
![]() |
10. Dios el Hijo: Su Resurrección![]() Teología Sistemática 1 es el estudio de las doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original y su caída en pecado. 10. Dios el Hijo: Su Resurrección por Lewis Sperry Chafer
A. La resurrección
en el antiguo testamento. La
doctrina de la resurrección de todos los hombres, así como la
resurrección de Cristo, se enseña en el Antiguo Testamento. La
doctrina aparece tan tempranamente como en el tiempo de Job,
probablemente un contemporáneo de Abraham, y se expresa en su
declaración de fe en Job 19:25-27: «Yo
sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y
después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al
cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi
corazón desfallece dentro de mí.» Aquí Job afirma no
solamente su propia resurrección personal, sino la verdad de que su
Redentor ya vive y más tarde estará sobre la tierra. Que todos los
hombres serán al fin resucitados se enseña en Juan y en
Apocalipsis. Jn. 5:28-29 28
No os maravilléis de esto; porque
vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su
voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a
resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección
de condenación. Ap. 20:4-6 4
Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos
los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los
decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de
Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que
no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y
reinaron con Cristo mil años. 5 Pero los otros muertos
no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la
primera resurrección. 6 Bienaventurado y santo el que
tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene
potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de
Cristo, y reinarán con él mil años. Ap. 20:12-13 12
Y vi a los muertos, grandes y pequeños,
de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue
abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los
muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus
obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él;
y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y
fueron juzgados cada uno según sus obras. Profecías
específicas en el Antiguo Testamento anticipan la resurrección del
cuerpo humano. Job
14:13-15 13
¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol, Que
me encubrieses hasta apaciguarse tu ira, Que
me pusieses plazo, y de mí te acordaras!
14 Si el hombre
muriere, ¿volverá a vivir? Todos
los días de mí edad esperaré, Hasta
que venga mi liberación.
15 Entonces llamarás,
y yo te responderé;
Tendrás afecto a la hechura de tus manos. Sal.
16:9-10 9
Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi
carne también reposará confiadamente;
10 Porque no dejarás
mi alma en el Seol,
Ni permitirás que tu santo vea corrupción. Sal.
17:15 15
En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;
Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza. Sal.
49:15 15
Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol,
Porque él me tomará consigo. Is. 26:19 19
Tus muertos vivirán; sus cadáveres
resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu
rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. Dn. 12:2 2
Y muchos de los que duermen en el polvo
de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para
vergüenza y confusión perpetua. Os. 13:14 14
De la mano del Seol los redimiré, los
libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu
destrucción, oh Seol; la compasión será escondida de mi vista. He. 11:17-19 17
Por la fe Abraham, cuando fue probado,
ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su
unigénito, 18 habiéndosele dicho: En Isaac te será
llamada descendencia; 19 pensando que Dios es poderoso
para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido
figurado, también le volvió a recibir. La
resurrección de Cristo se enseña específicamente en el Salmo
16:9-10, donde el salmista David declara: «Se
alegró, por tanto, mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también
reposará confiadamente; porque no dejarás mi alma en el Seol, ni
permitirás que tu santo vea corrupción.» Aquí David no solo
afirma que él espera personalmente la resurrección, sino también
que Jesucristo, a quien se describe como el «Único
Santo», no vería la corrupción, esto es, no estaría en la
tumba el tiempo suficiente para que su cuerpo se corrompiera. Este
pasaje esta citado por Pedro en Hechos 2:24-31 y por Pablo en Hechos
13:34-37 señalando la resurrección de Cristo. Hch.
2:24-31 24
al cual Dios levantó, sueltos los
dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido
por ella. 25 Porque David dice de él: Veía
al Señor siempre delante de mí; Porque
está a mi diestra, no seré conmovido.
26 Por lo cual mi
corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y
aun mi carne descansará en esperanza;
27 Porque no dejarás
mi alma en el Hades, Ni
permitirás que tu Santo vea corrupción.
28 Me hiciste
conocer los caminos de la vida; Me
llenarás de gozo con tu presencia. 29 Varones
hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió
y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de
hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento
Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne,
levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo
antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue
dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. Hch.
13:34-37 34
Y en cuanto a que le levantó de los
muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré
las misericordias fieles de David. 35 Por eso dice también
en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. 36 Porque
a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según
la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio
corrupción. 37 Mas aquel a quien Dios levantó, no vio
corrupción. La
resurrección de Cristo se menciona también en el Salmo 22:22,
donde seguidamente a su muerte Cristo declara que El anunciará su
nombre a sus «hermanos».
Sal.
22:22 22
Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
En medio de la congregación te alabaré. En
el Salmo 118:22-24 la exaltación de Cristo de convertirse en la
piedra angular se define en Hechos 4:10-11 significando la
resurrección de Cristo. Sal.
118:22-24 22
La piedra que desecharon los edificadores
Ha venido a ser cabeza del ángulo. Hch. 4:10-11 10
sea notorio a todos vosotros, y a todo
el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a
quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los
muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los
edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. La
resurrección de Cristo parece también estar anticipada en la
tipología del Antiguo Testamento en el sacerdocio de Melquisedec. Gn. 14:18 8
Entonces Melquisedec, rey de Salem y
sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino He. 7:15-17 15
Y esto es aun más manifiesto, si a
semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, 16 no
constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la
descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.
17 Pues se da testimonio de él: Tú
eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec. He. 7:23-25 23
Y los otros sacerdotes llegaron a ser
muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24 mas
éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; 25 por lo cual puede también salvar
perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre
para interceder por ellos. En
forma similar, la tipología de las dos aves, donde el ave viva es
soltada, la fiesta de las primicias indicando que Cristo es las
primicias de la cosecha de resurrección, y la vara de Aarón que
floreció habla de la resurrección. Lv. 14:4-7 4
el sacerdote mandará luego que se
tomen para el que se purifica dos avecillas vivas, limpias, y madera
de cedro, grana e hisopo. 5 Y mandará el sacerdote matar
una avecilla en un vaso de barro sobre aguas corrientes. 6 Después
tomará la avecilla viva, el cedro, la grana y el hisopo, y los
mojará con la avecilla viva en la sangre de la avecilla muerta
sobre las aguas corrientes; 7 y rociará siete veces
sobre el que se purifica de la lepra, y le declarará limpio; y
soltará la avecilla viva en el campo. Lv. 23:10-11 10
Habla a los hijos de Israel y diles:
Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su
mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los
primeros frutos de vuestra siega. 11 Y el sacerdote mecerá
la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día
siguiente del día de reposo la mecerá. Nm. 17:8 8
Y aconteció que el día siguiente vino
Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de
Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y
arrojado renuevos, y producido almendras. La
doctrina de la resurrección de todos los hombres, tanto como la
resurrección de Cristo, se establece así en el Antiguo Testamento.
B. Las predicciones
de Cristo de su propia resurrección. Frecuentemente,
en los Evangelios, Cristo predice ambas cosas, su propia muerte y su
resurrección. Mt. 16:21 21
Desde entonces comenzó Jesús a
declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y
padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de
los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Mt. 17:23 23
y le matarán; mas al tercer día
resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera. Mt. 20:17-19 17
Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a
sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: 18 He
aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a
los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a
muerte; 19 y le entregarán a los gentiles para que le
escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día
resucitará. Mt. 26:12 12
Porque al derramar este perfume sobre
mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. Mt. 26:28-29 28
porque esto es mi sangre del nuevo
pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de
la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el
reino de mi Padre. Mt. 26:31-32 31
Entonces Jesús les dijo: Todos
vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está:
Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.
32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros
a Galilea. Mr. 9:30-32 30
Habiendo salido de allí, caminaron por
Galilea; y no quería que nadie lo supiese. 31 Porque
enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo del Hombre será
entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de
muerto, resucitará al tercer día. 32 Pero ellos no
entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle. Mr. 14:28 28
Pero después que haya resucitado, iré
delante de vosotros a Galilea. Lc. 9:22 22
y diciendo: Es necesario que el Hijo
del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos,
por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto,
y resucite al tercer día. Lc. 18:31-34 31
Tomando Jesús a los doce, les dijo: He
aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas
por los profetas acerca del Hijo del Hombre. 32 Pues será
entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y
escupido. 33 Y después que le hayan azotado, le matarán;
mas al tercer día resucitará. 34 Pero ellos nada
comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y
no entendían lo que se les decía. Jn. 2:19-22 19
Respondió Jesús y les dijo: Destruid
este templo, y en tres días lo levantaré. 20 Dijeron
luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este
templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? 21 Mas él
hablaba del templo de su cuerpo. 22 Por tanto, cuando
resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había
dicho esto; y creyeron Jn. 10:17-18 17
Por eso me ama el Padre, porque yo
pongo mi vida, para volverla a tomar. 18 Nadie me la
quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla,
y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi
Padre. Las
predicciones son tan frecuentes, tan explícitas y dadas en tan
numerosos y diferentes contextos que no puede haber duda alguna de
que Cristo predijo su propia muerte y resurrección, y el
cumplimiento de estas predicciones verifica la exactitud de la
profecía. C. Pruebas de la
resurrección de Cristo. El
Nuevo Testamento presenta una prueba avasallante de la resurrección
de Cristo. Al menos diecisiete apariciones de Cristo ocurrieron
después de su resurrección. Estas
son las siguientes: 1)
Aparición a María Magdalena. Jn. 20:11-17 11
Pero María estaba fuera llorando junto
al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del
sepulcro; 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas,
que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies,
donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. 13 Y le
dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a
mi Señor, y no sé dónde le han puesto. 14 Cuando había
dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía
que era Jesús. 15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué
lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le
dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo
lo llevaré. 16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose
ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). 17 Jesús
le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a
mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios
y a vuestro Dios. Mr. 16:9-11 9
Habiendo, pues, resucitado Jesús por
la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a
María Magdalena, de quien había echado siete demonios. 10 Yendo
ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban
tristes y llorando. 11 Ellos, cuando oyeron que vivía, y
que había sido visto por ella, no lo creyeron. 2)
Aparición a las mujeres. Mt. 28:9-10 9
he aquí, Jesús les salió al
encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus
pies, y le adoraron. 10 Entonces Jesús les dijo: No temáis;
id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí
me verán. 3)
Aparición a Pedro. Lc. 24:34 34
que decían: Ha resucitado el Señor
verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 1Co. 15:5 5
y que apareció a Cefas, y después a
los doce. 4)
Aparición de Cristo a los diez discípulos, que se refiere
colectivamente como «los once»,
estando Tomás ausente. Mr. 16:14 14
Finalmente se apareció a los once
mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su
incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los
que le habían visto resucitado. Lc. 24:36-43 36
Mientras ellos aún hablaban de estas
cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían
espíritu. 38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis
turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? 39 Mirad
mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu
no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40 Y
diciendo esto, les mostró las manos y los pies. 41 Y
como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados,
les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? 42 Entonces le
dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. 43 Y él
lo tomó, y comió delante de ellos. Jn.
20:19-24 19
Cuando llegó la noche de aquel mismo día,
el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar
donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos,
vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20 Y
cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y
los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21 Entonces
Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre,
así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto,
sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 5)
Aparición a los once discípulos una semana después de su
resurrección. Jn. 20:26-29 26
Ocho días después, estaban otra vez
sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando
las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y
acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino
creyente. 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor
mío, y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto,
Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. 6)
Aparición a siete de los discípulos en el Mar de Galilea. Jn.
21:1-23 1
Después de esto, Jesús se manifestó
otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó
de esta manera: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás
llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de
Zebedeo, y otros dos de sus discípulos. 3 Simón Pedro
les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también
contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no
pescaron nada. 4 Cuando ya iba amaneciendo, se
presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era
Jesús. 5 Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer?
Le respondieron: No. 6 El les dijo: Echad la red a la
derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la
podían sacar, por la gran cantidad de peces. 7 Entonces
aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor!
Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque
se había despojado de ella), y se echó al mar. 8 Y los
otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces,
pues no distaban de tierra sino como doscientos codos. 9 Al
descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas,
y pan. 10 Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis
de pescar. 11 Subió Simón Pedro, y sacó la red a
tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun
siendo tantos, la red no se rompió. 12 Les dijo Jesús:
Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle:
¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor. 13 Vino,
pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado.
14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus
discípulos, después de haber resucitado de los muertos. 15 Cuando
hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás,
¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que
te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. 16 Volvió a
decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le
respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis
ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás,
¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me
amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te
amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. 18 De cierto,
de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a
donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y
te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. 19 Esto
dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios.
Y dicho esto, añadió: Sígueme. 20 Volviéndose
Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el
mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había
dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? 21 Cuando
Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste? 22 Jesús
le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme
tú. 23 Este dicho se extendió entonces entre los
hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo
que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga,
¿qué a ti? 7)
Aparición a los quinientos. 1 Co. 15:6 6
Después apareció a más de quinientos
hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya
duermen. 8)
Aparición a Santiago el hermano del Señor. 1Co. 15:7 7
Después apareció a Jacobo; después a
todos los apóstoles; 9)
Aparición a los once discípulos en la montaña en Galilea. Mt. 28:16-20 16
Pero los once discípulos se fueron a
Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17 Y
cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18 Y
Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en
el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos
a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. 10) Aparición a sus discípulos
con ocasión de su ascensión desde el Monte de los Olivos. Lc.
24:44-53 44
Y les dijo: Estas son las palabras que
os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se
cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en
los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el
entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; 46 y
les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y
que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de
pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Y
vosotros sois testigos de estas cosas. 49 He aquí, yo
enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos
vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de
poder desde lo alto. 50 Y los sacó fuera hasta Betania,
y alzando sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que
bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.
52 Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén
con gran gozo; 53 y estaban siempre en el templo,
alabando y bendiciendo a Dios. Amén. Hch.
1:3-9 11)
Aparición del Cristo resucitado a Esteban momentos antes de su
martirio. Hch. 7:55-56 55
Pero Esteban, lleno del Espíritu
Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús
que estaba a la diestra de Dios, 56 y dijo: He aquí, veo
los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de
Dios. 12)
Aparición a Pablo en el camino a Damasco. Hch. 9:3-6 3
Mas yendo por el camino, aconteció que
al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor
de luz del cielo; 4 y cayendo en tierra, oyó una voz que
le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5 El
dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú
persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6 El,
temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el
Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo
que debes hacer. Hch. 22:6-11 6
Pero aconteció que yendo yo, al llegar
cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz
del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía:
Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces
respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de
Nazaret, a quien tú persigues. 9 Y los que estaban
conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no
entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué
haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y
allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y
como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano
por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. Hch.
26:13-18 13
vino a mí, y acercándose, me dijo:
Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré
la vista y lo miré. 14 Y él dijo: El Dios de nuestros
padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo,
y oigas la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo
a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora,
pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus
pecados, invocando su nombre. 17 Y me aconteció, vuelto
a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis.
18 Y le vi que me decía: Date
prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu
testimonio acerca de mí. 1Co. 15:8
8 y
al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. 13)
Aparición a Pablo en Arabia. Hch. 20:24 24
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi
vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el
ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del
evangelio de la gracia de Dios. Hch. 26:12-18 12
Ocupado en esto, iba yo a Damasco con
poderes y en comisión de los principales sacerdotes, 13 cuando
a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que
sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los
que iban conmigo. 14 Y habiendo caído todos nosotros en
tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo,
Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el
aguijón. 15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y
el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 16 Pero
levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a
ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto,
y de aquellas en que me apareceré a ti, 17 librándote
de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, 18 para
que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz,
y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que
es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. Ga. 1:12, 17 12
pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de
hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. 17 ni
subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que
fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. 14)
Aparición de Cristo a Pablo en el templo. Hch. 22:17-21 17
Y me aconteció, vuelto a Jerusalén,
que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. 18 Y le
vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén;
porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. 19 Yo
dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las
sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se
derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba
presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que
le mataban. 21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré
lejos a los gentiles. Hch. 9:26-30 26
Cuando llegó a Jerusalén, trataba de
juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no
creyendo que fuese discípulo. 27 Entonces Bernabé, tomándole,
lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en
el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco
había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. 28 Y
estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, 29 y
hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los
griegos; pero éstos procuraban matarle. 30 Cuando
supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron
a Tarso. Ga. 1:18 18
Después, pasados tres años, subí a
Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días;
15)
Aparición de Cristo a Pablo en la prisión en Cesarea. Hch. 23:11 16)
Aparición de Cristo al apóstol Juan. Ap.
1:12-20
12
Y me volví para ver la voz que hablaba
conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, 13 y en
medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre,
vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el
pecho con un cinto de oro. 14 Su cabeza y sus cabellos
eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de
fuego; 15 y sus pies semejantes al bronce bruñido,
refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.
16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una
espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando
resplandece en su fuerza. 17 Cuando le vi, caí como
muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No
temas; yo soy el primero y el último; 18 y el que vivo,
y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos,
amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 19 Escribe
las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después
de estas. 20 El misterio de las siete estrellas que has
visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete
estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete
candeleros que has visto, son las siete iglesias. El
número de estas apariciones, la gran variedad de circunstancias y
las evidencias que confirman todo lo que rodea a estas apariciones,
constituyen la más poderosa calidad de evidencia histórica de que
Cristo se levantó de los muertos. En
adición a las pruebas que nos dan sus apariciones, puede aún
citarse más evidencia que sostiene este hecho. La tumba estaba vacía
después de su resurrección. Mt. 28:6 6
No está aquí, pues ha resucitado,
como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. Mr. 16:6 6
Más él les dijo: No os asustéis;
buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado,
no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron. Lc. 24:3, 6,12 3
y entrando, no hallaron el cuerpo del
Señor Jesús. 6 No está aquí, sino que ha resucitado.
Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, 12
Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró
dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo
que había sucedido. Jn. 20:2,5-8 2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. 5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. 6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, 7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. Es
evidente que los testigos de la resurrección de Cristo no eran
gente tonta ni fácil de engañar. De hecho, ellos eran lentos para
comprender la evidencia. Jn. 20:9 9
Porque aún no habían entendido Jn. 20:11-15, 25 11
Pero María estaba fuera llorando junto
al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del
sepulcro; 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas,
que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies,
donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. 13 Y le
dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a
mi Señor, y no sé dónde le han puesto. 14 Cuando había
dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía
que era Jesús. 15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué
lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le
dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo
lo llevaré. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos:
Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal
de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y
metiere mi mano en su costado, no creeré. Una
vez convencidos de la realidad de su resurrección, deseaban morir
por su fe en Cristo. Es también evidente que hubo un gran cambio en
los discípulos después de la resurrección. Su pena fue
reemplazada con gozo y fe. Más adelante, el libro de los Hechos
testifica del poder divino del Espíritu Santo en los discípulos
después de la resurrección de Cristo, el poder del Evangelio el
cual ellos proclamaron, y las evidencias que sostienen los milagros.
El día de Pentecostés es otra prueba importante, ya que hubiera
sido imposible haber convencido a tres mil personas de la resurrección
de Cristo, quienes habían tenido oportunidad de examinar la
evidencia si hubiera sido una mera ficción. La
costumbre de Hch. 20:7 7
El primer día de la semana, reunidos
los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de
salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. 1Co. 16:2 2
Cada primer día de la semana cada uno
de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo,
para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. El
mismo hecho de que D. Razones para la
resurrección de Cristo. Por lo
menos pueden citarse siete razones importantes para la resurrección
de Cristo. 1. Cristo resucitó debido
a quien es Él. Hch. 2:24 24
al cual
Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era
imposible que fuese retenido por ella.
2.
Cristo resucitó para cumplir con el pacto davídico. 2S. 7:12-16 12
Y cuando
tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré
después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas,
y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre,
y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. 14 Yo
le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere
mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de
hombres; 15 pero mi misericordia no se apartará de él
como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16 Y
será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro,
y tu trono será estable eternamente. Sal.
89:20-37 20
Hallé a David mi siervo; Lo
ungí con mi santa unción.
21 Mi mano estará
siempre con él, Mi
brazo también lo fortalecerá.
22 No lo
sorprenderá el enemigo, Ni
hijo de iniquidad lo quebrantará;
23 Sino que
quebrantaré delante de él a sus enemigos, Y
heriré a los que le aborrecen.
24 Mi verdad y mi
misericordia estarán con él, Y
en mi nombre será exaltado su poder.
25 Asimismo pondré
su mano sobre el mar, Y
sobre los ríos su diestra.
26 El me clamará:
Mi padre eres tú, Mi
Dios, y la roca de mi salvación.
27 Yo también le
pondré por primogénito, El
más excelso de los reyes de la tierra.
28 Para siempre le
conservaré mi misericordia, Y
mi pacto será firme con él.
29 Pondré su
descendencia para siempre, Y
su trono como los días de los cielos.
30 Si dejaren sus
hijos mi ley, Y
no anduvieren en mis juicios,
31 Si profanaren
mis estatutos,
32
Entonces castigaré con vara su rebelión, Y
con azotes sus iniquidades.
33 Más no quitaré
de él mi misericordia, Ni
falsearé mi verdad.
34 No olvidaré mi
pacto, Ni
mudaré lo que ha salido de mis labios.
35 Una vez he
jurado por mi santidad, Y
no mentiré a David.
36 Su descendencia
será para siempre, Y
su trono como el sol delante de mí.
37 Como la luna
será firme para siempre,
Y como un testigo fiel en el cielo. Is. 9:6-7 6
Porque un niño nos es
nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se
llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno,
Príncipe de Paz. 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no
tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo
y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre.
El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. Lc. 1:31-33 31
Y ahora, concebirás en tu
vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.
32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el
Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y
reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá
fin. Hch. 2:25-31
25
Porque David dice de él: Veía
al Señor siempre delante de mí; Porque
está a mi diestra, no seré conmovido.
26 Por lo cual mi
corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y
aun mi carne descansará en esperanza;
27 Porque no dejarás
mi alma en el Hades, Ni
permitirás que tu Santo vea corrupción.
28 Me hiciste
conocer los caminos de la vida; Me
llenarás de gozo con tu presencia. 29 Varones
hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió
y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de
hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento
Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne,
levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo
antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue
dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 3. Cristo resucitó para
ser el dador de
la vida resucitada. Jn.
10:10-11 10
El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11 Yo
soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Jn.
11:25-26 25
Le
dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí,
aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y
cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Ef.
2:6 6
y
juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los
lugares celestiales con Cristo Jesús, Col.
3:1-4 1
Si,
pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned
la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque
habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces
vosotros también seréis manifestados con él en gloria. 1Jn.
5:11-12 11
Y
este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida
está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida;
el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. 4.
Cristo resucitó de modo que Él sea la fuente del poder de la
resurrección. Mt.
28:18 18
Y
Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en
el cielo y en la tierra. Ef.
1:19-21 19
y
cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los
que creemos, según la operación del poder de su fuerza, 20 la
cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a
su diestra en los lugares celestiales, 21 sobre todo
principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que
se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;
Fil.
4:13 13
Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece. 5.
Cristo resucitó para ser Ef. 1:20-23 20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, 21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; 22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo 6.
Cristo resucitó para que nuestra justificación sea cumplida. Ro.
4:25 25
el
cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para
nuestra justificación. 7.
Cristo resucitó para ser las primicias de la resurrección. 1Co.
15:20-23 20
Mas
ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que
durmieron es hecho. 21 Porque por cuanto la muerte entró
por un hombre, también por un hombre la resurrección de los
muertos. 22 Porque así como en Adán todos mueren, también
en Cristo todos serán vivificados. 23 Pero cada uno en
su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo,
en su venida. E.
El significado de la resurrección de Cristo. La
resurrección de Cristo, a causa de su carácter histórico,
constituye la prueba más importante de la deidad de Jesucristo.
Porque fue una gran victoria sobre el pecado y la muerte, es también
una prueba de la validez del poder divino, como esta declarado en: Ef.
1: 19-21
19 y
cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los
que creemos, según la operación del poder de su fuerza, 20 la
cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a
su diestra en los lugares celestiales, 21 sobre todo
principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que
se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; Dado que la resurrección es una doctrina tan sobresaliente, el primer día de la semana en esta dispensación ha sido apartado para la conmemoración de la resurrección de Jesucristo, y, de acuerdo a ello, toma el lugar en la ley del sábado, la cual ponía aparte el séptimo día para Israel. La resurrección es, por lo tanto, la piedra angular de nuestra fe cristiana, y como Pablo lo expresa en 1 Corintios 15:17: «Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.» Por haber resucitado Cristo, nuestra fe cristiana está segura, la victoria final de Cristo es cierta y nuestra fe cristiana esta completamente justificada. PREGUNTAS 1.
¿Enseña la Biblia que todos los hombres que mueren serán
resucitados? 2.
Hacer un sumario de las enseñanzas del Antiguo Testamento acerca de
la resurrección del cuerpo humano. 3.
¿Anticipa el Antiguo Testamento la resurrección de Jesucristo? 4.
¿En que grado Cristo predijo su propia resurrección? 5.
¿Cuántas apariciones de Cristo ocurrieron entre su resurrección y
ascensión? 6.
¿Qué apariciones de Cristo ocurrieron después de su ascensión? 7.
¿Por qué son una poderosa confirmación del hecho de su resurrección
las apariciones de Cristo y las circunstancias que las rodearon? 8.
¿Cómo contribuyen la tumba vacía, el carácter de los testigos de
su resurrección y el grado de sus convicciones a la doctrina de su
resurrección? 9.
¿Qué cambios tuvieron lugar en los discípulos después de la
resurrección de Cristo, y como fueron usados como testigos de la
resurrección? 10.
¿Qué evidencia puede encontrarse en el día de Pentecostés para
la resurrección de Cristo? 11.
¿Cómo la costumbre de la Iglesia primitiva en observar el primer día
de la semana y su continua existencia a pesar de la persecución
sostienen la teoría de la resurrección? 12.
Nombrar por lo menos siete razones por las cuales Cristo se levantó
de los muertos. 13.
¿Por qué es importante para la fe cristiana la resurrección de
Cristo? 14.
¿Cómo se relaciona la resurrección de Cristo con la validez del
poder divino?
|
![]() |
|||
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
Bienvenido | Inscripciones | Orientación | Donar al seminario - su ofrenda hace este ministerio posible |