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19. Dios el Espíritu: Su Plenitud Teología Sistemática 1 es el estudio de las doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original y su caída en pecado. 19. Dios el Espíritu: Su Plenitud por Lewis Sperry Chafer
A.
Definición de En
contraste con la obra del Espíritu Santo en la salvación tales
como la regeneración,
el morar, el sellado y el
bautismo,
la plenitud del Espíritu se relaciona a la experiencia cristiana, al
poder y al servicio. Las obras del Espíritu
en relación a la salvación son de una vez y para siempre, pero la
plenitud del Espíritu es una experiencia repetida
y se menciona frecuentemente en En una
escala limitada, se puede observar la plenitud del Espíritu en
ciertos individuos antes de Pentecostés. Ex. 28:3 3 Y tú hablarás a todos los sabios de corazón, a
quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan las
vestiduras de Aarón, para consagrarle para que sea mi sacerdote. Ex. 31:3 3 y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría
y en inteligencia, en ciencia y en todo arte Ex. 35:31 31
y
lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia,
en ciencia y en todo arte, Lc. 1:15, 41, 67 15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino
ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de
su madre. 41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la
salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet
fue llena del Espíritu Santo, 67 Y Zacarías su padre
fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Lc. 4:1 1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán,
y fue llevado por el Espíritu al desierto Sin
lugar a dudas, hay muchos otros ejemplos donde el Espíritu de Dios
vino sobre individuos y los capacitó en poder para el servicio. En
el total, sin embargo, unos pocos fueron llenos del Espíritu antes
del día de Pentecostés, y la obra del Espíritu parece estar
relacionada al soberano propósito de Dios de cumplir alguna obra
especial en los individuos. No hay indicación de que la plenitud
del Espíritu hubiera estado abierta a cada uno que rindiera su vida
al Señor antes de Pentecostés. Comenzando
con el día de Pentecostés, amaneció una nueva edad en la cual el
Espíritu Santo obraría en cada creyente. Entonces todos fueron
hechos morada del Espíritu y podrían ser llenos si El encontraba
las condiciones propicias. Esta conclusión está confirmada por
numerosas ilustraciones en el Nuevo Testamento. Hch. 2:4
4
Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en
otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Hch. 4:8,31 8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: 31 Cuando
hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos
fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra
de Dios. Hch. 6:3,5
3
Buscad,
pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio,
llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de
este trabajo. 5 Agradó la propuesta a toda la multitud;
y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a
Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás
prosélito de Antioquía; Hch. 7:55 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los
ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la
diestra de Dios, Hch. 9:17 17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo
sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se
te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que
recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Hch. 11:24 24 Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo
y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. Hch. 13:9, 52 9 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu
Santo, fijando en él los ojos, 52 Y los discípulos
estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo. La
plenitud del Espíritu puede definirse como un estado espiritual
donde el Espíritu Santo está cumpliendo todo lo que El vino a
hacer en el corazón y vida del creyente individual. No es un asunto
de adquirir más del Espíritu, sino más bien que el Espíritu de
Dios vaya tomando control del individuo. En lugar de ser una situación
anormal y poco frecuente, como lo era antes de Pentecostés, el ser
lleno por el Espíritu en la edad presente es normal, si bien no es
lo usual, en la experiencia del cristiano. A cada cristiano se le
ordena ser lleno del Espíritu y el no estar llenos del Espíritu es
estar en un estado de desobediencia. Ef. 5:18 8 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu, Hay una
diferencia apreciable en el carácter y calidad en la vida diaria de
los cristianos. Pocos pueden caracterizarse por estar llenos del Espíritu.
Esta falta, sin embargo, no se debe a una falla de parte de Dios en
su provisión, sino más bien es falla del individuo en apropiarse
de esta provisión y permitir al Espíritu Santo llenar su vida. El
estar lleno del Espíritu debería contrastarse con la madurez
espiritual. Un cristiano nuevo quien haya sido salvo recientemente
puede ser lleno con el Espíritu y manifestar el poder del Espíritu
Santo en su vida. Sin embargo, la madurez viene sólo a través de
experiencias espirituales, las cuales pueden extenderse toda una
vida y abarcan un crecimiento en el conocimiento, la continua
experiencia de ser lleno con el Espíritu, y una madurez en juicio
sobre cosas espirituales. Así como un niño recién nacido puede
ser vehemente, de la misma manera un cristiano puede ser lleno con
el Espíritu; pero, al igual que un recién nacido, sólo la vida y
la experiencia pueden sacar a relucir las cualidades espirituales
que pertenecen a la madurez. Este es el porqué de que numerosos
pasajes de Mt. 13:30 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la
siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la
cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en
mi granero. Dios
obra en su iglesia a través de hombres dotados con dones personales
para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio y para
edificar el cuerpo de Cristo de manera que los cristianos puedan
crecer en la fe y en estatura espiritual. Ef. 4:11-16 11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, Pedro
habla de los bebés espirituales, que necesitan la leche espiritual
para crecer, y exhorta «crecer
en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo» (2 P. 3:18). 1P. 2:2 2 desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,
Hay una
relación obvia entre la plenitud del Espíritu y la madurez
espiritual, y un cristiano lleno del Espíritu madurará más rápidamente
que uno que no lo está. La plenitud del Espíritu y, la madurez
espiritual como resultado, son los dos factores más importantes en
la ejecución de la voluntad de Dios en la vida de un cristiano y
también en el propósito de Dios de crearle para buenas obras. Ef. 2:10 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas. Por
consiguiente, la plenitud del Espíritu se cumple en cada creyente
cuando él está completamente rendido al Espíritu Santo, el cual
mora en él, resultando en una condición espiritual en la cual el
Espíritu Santo controla y dota de poder al individuo. Mientras
que puede haber varios grados en la manifestación de la plenitud
del Espíritu y grados en el poder divino, el pensamiento
central en la plenitud es que el Espíritu de Dios es capaz de
operar en y a través del individuo sin obstáculo, cumpliendo la
voluntad perfecta de Dios para aquella persona. El
concepto de la plenitud del Espíritu es sacado a luz en un número
de referencias en el Nuevo Testamento. Es ilustrado preeminentemente
en Jesucristo, quien, de acuerdo a Lucas, era continuamente «lleno
del Espíritu Santo». Lc. 4:1
1
Jesús,
lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el
Espíritu al desierto Juan
el Bautista tuvo la experiencia excepcional de ser lleno con el Espíritu
desde que estaba en la matriz de su madre y ambos, su madre Elizabet
y su padre Zacarías, fueron temporalmente llenos del Espíritu. Lc. 1:15
15
porque
será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será
lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Lc. 1:41, 67
41
Y
aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la
criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu
Santo 67 Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu
Santo, y profetizó, diciendo: Estos
ejemplos están aún dentro del molde del Antiguo Testamento, en el
cual la plenitud del Espíritu era una obra soberana de Dios que no
estaba al alcance de cada individuo. Comenzando
con el día de Pentecostés, sin embargo toda la multitud fue llena
con el Espíritu. En Hch. 4:8 8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: El
grupo de cristianos quienes oraban por valor y el poder de Dios. Hch. 4:31 31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban
congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y
hablaban con denuedo la palabra de Dios. Y Pablo
después de su conversión. Hch. 9:17 17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo
sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se
te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que
recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.
Algunos
se caracterizan por estar en un continuo estado de plenitud del Espíritu,
como se ilustra en los primeros diáconos. Hch. 6:3 3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete
varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría,
a quienes encarguemos de este trabajo. Y
Esteban el mártir. Hch. 7:55 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los
ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la
diestra de Dios, Y
Bernabé. Hch. 11:24 24 Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo
y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. Pablo
fue lleno con el Espíritu repetidas veces. Hch. 13:9
9
Entonces
Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en
él los ojos, Y así
lo fueron otros discípulos. Hch. 13:52 52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu
Santo. En cada
caso solamente los cristianos rendidos a Dios fueron llenos con el
Espíritu. A los creyentes del Antiguo Testamento nunca se les
ordenaba ser llenos con el Espíritu, aunque en algunas ocasiones
fueron amonestados, como Zorobabel, que la obra del Señor se cumple,
«no con ejército, ni con
fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos»
(Zac. 4:6). En la era presente a cada cristiano se le ordena ser
lleno con el Espíritu, como en Efesios 5:18: «No
os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed
llenos del Espíritu.» El ser llenos con el Espíritu, así
como el recibir la salvación por fe, no se cumple, sin embargo, por
esfuerzo humano, más bien es por permitir a Dios que cumpla su obra
en la vida del individuo. En El
hecho de que la plenitud del Espíritu es una experiencia repetida,
se hace notorio en el tiempo presente del mandamiento en Efesios
5:18: «sed llenos del Espíritu».
Traducido literalmente es «manteneos siendo llenados por el Espíritu». En el texto se compara
con un estado de intoxicación en el cual el vino afecta al cuerpo
entero, incluyendo a la actividad mental y a la actividad física
del cuerpo. La plenitud del Espíritu no es, por lo tanto, una
experiencia que sucede una vez y para siempre. No es correcto
llamarla una segunda obra de gracia, puesto que ocurre una y otra
vez. Indudablemente, la experiencia de ser lleno con el Espíritu
por primera vez es muy fuerte en la vida del cristiano y puede ser
un hito que eleve la experiencia cristiana a un nuevo nivel. Sin
embargo, el cristiano depende de Dios para la continua plenitud del
Espíritu, y ningún cristiano puede vivir en el poder espiritual de
ayer. De la
naturaleza de la plenitud del Espíritu puede concluirse que la
amplia diferencia en la experiencia espiritual observada en
cristianos y los varios grados de conformidad a la mente y voluntad
de Dios pueden ser atribuidos a la presencia o ausencia de la
plenitud del Espíritu. El que desea hacer la voluntad de Dios debe,
por consiguiente, entrar por completo en el privilegio que Dios le
ha dado al ser morada del Espíritu y tener la capacidad de rendir
completamente su vida al Espíritu de Dios. B.
Condiciones Para Frecuentemente
se han señalado tres sencillos mandamientos como la condición para
ser llenos con el Espíritu. En 1Ts. 5:19 se da el mandamiento: «No apaguéis al Espíritu.» En Efesios 4:30 se instruye a los
cristianos: «y no contristéis
al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día
de la redención.» Un tercero, como instrucción más positiva,
se da en Gálatas 5:16: «Digo,
pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la
carne.» Aunque otros pasajes arrojan luz sobre estas básicas
condiciones para ser llenos con el Espíritu, estos tres pasajes
resumen la idea principal. 1.
El mandamiento de «no apaguéis
el Espíritu»,
en 1Ts. 5: 19, aunque no se explique en su contexto, está usando en
forma obvia la figura del fuego como un símbolo del Espíritu
Santo. En la forma en que se hace mención de apagar el fuego en Mt.
12:20 y He. 11:34 se ilustra lo que se quiere decir. De
acuerdo a Ef. 6:16, «el
escudo de la fe» es capaz de «apagar
los dardos de fuego del maligno». Por consiguiente, apagar el
Espíritu es ahogar o reprimir al Espíritu y no permitirle que
cumpla su obra en el creyente. Puede definirse simplemente como el
decir «No», o de no
tener la voluntad de dejar al Espíritu conducirse a su manera. El
pecado original de Satanás fue la rebelión contra Dios. Is. 14:14 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré
semejante al Altísimo. Y
cuando un creyente dice «yo
quiero» en lugar de decir como Cristo dijo en Getsemaní: «No
se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc. 22:42), entonces está
apagando al Espíritu. Para
que pueda experimentarse la plenitud del Espíritu es necesario para
un cristiano que rinda su vida al Señor. Cristo observó que un
hombre no puede servir a dos señores. Mt. 6:24 24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o
aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Y a los
cristianos se les exhorta constantemente a que se rindan a sí
mismos a Dios. Al hablar de la rendición a la voluntad de Dios en
la vida de un cristiano, Pablo escribió en Ro. 6:13: «Ni
tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de
iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de
entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de
justicia.» Aquí se declara claramente la opción ante cada
cristiano: él puede rendirse a sí mismo tanto a Dios como al
pecado. Un
pasaje similar se encuentra en Ro. 12:1-2. Al presentar la obra de
salvación y santificación en la vida del creyente, Pablo encarece
a los romanos: «Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable
y perfecta.» En ambos pasajes -Romanos 6:13 y 12:1- se usa la
misma palabra griega. El tiempo del verbo está en aoristo,
lo cual significa «rendirse a Dios de una vez y para siempre».
De acuerdo a esto, la experiencia de ser lleno con el Espíritu sólo
puede ser llevada a cabo cuando un cristiano toma el paso inicial de
presentar su cuerpo en sacrificio vivo. El cristiano ha sido
preparado para esto por medio de la salvación, lo cual hace al
sacrificio santo y aceptable delante de Dios. Es razonable de parte
de Dios esperar esto habiendo muerto Cristo por este individuo. Al
presentar su cuerpo, el cristiano debe enfrentar el hecho de que no
debe de conformarse exteriormente al mundo, sino que interiormente
debe de ser transformado por el Espíritu Santo con el resultado de
que su mente sea renovada para reconocer los valores espirituales El es
capaz de distinguir lo que no es la voluntad de Dios, de lo que es
la «buena, agradable y perfecta voluntad de Dios» (Ro. 12: 2). La
rendición no se hace en referencia a algún punto en particular,
sino que más bien discierne la voluntad de Dios para la vida en
cada asunto particular. Es, por lo tanto, una actitud de estar
deseoso de hacer cualquier cosa que Dios quiera que el creyente haga.
Es el hacer la voluntad final de Dios en su vida y estar dispuesto a
hacer cualquier cosa cuando sea, donde sea y como Dios pueda
dirigirla. El hecho de que la exhortación «no apaguéis el Espíritu»
está en tiempo presente indica que ésta debería ser una
experiencia continua iniciada por el acto de la rendición. Un
cristiano que desea estar continuamente rendido a Dios encuentra que
esta rendición se relaciona con varios aspectos. Es, en primer
lugar, una rendición a La
rendición también se relaciona con la guía. En muchos casos Ro. 8:14 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de
Dios, éstos son hijos de Dios. En
algunos casos el Espíritu puede ordenar a un cristiano que haga
algo y en otras ocasiones puede prohibirle que siga el curso de una
acción. Una ilustración es la experiencia de Pablo, quien fue
impedido de predicar el evangelio en Asia y Bitinia en las primeras
etapas de su ministerio y más tarde se le instruyó que fuera a
estas mismas áreas a predicar. La plenitud del Espíritu incluye el
seguir la guía del Señor. Hch. 16:6-7 6 Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les
fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia;
7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el
Espíritu no se lo permitió. Hch. 19:10 10 Así continuó por espacio de dos años, de manera
que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la
palabra del Señor Jesús. Un
cristiano también debe de estar rendido a los hechos providenciales
de Dios, los cuales a menudo acarrean situaciones o experiencias que
no son deseadas por el individuo. De acuerdo a ello, un creyente
debe de entender lo que es ser sumiso a la voluntad de Dios aun
cuando ello implique el sufrimiento y sendas que en sí mismas no
son placenteras. La
suprema ilustración de lo que significa ser lleno con el Espíritu
y rendido a Dios es el Señor Jesucristo mismo. En Filipenses se
revela que Jesús, al venir a la tierra y morir por los pecados del
mundo, estaba deseando ser lo que Dios había escogido, deseando ir
donde Dios había elegido y deseando hacer lo que Dios había
decidido. Un creyente que desea ser lleno con el Espíritu debe
tener una actitud similar en cuanto a rendición y obediencia. Fil. 2:5-11 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también
en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no
estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le
exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de
los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para
gloria de Dios Padre. 2.
En conexión con la plenitud del Espíritu, se le exhorta también a
«no contristar al Espíritu»
(Ef. 4:30). Aquí se presume que el pecado ha entrado en la vida de
un cristiano y como un hecho de su experiencia ha sobrevenido la
falta de rendición. Para poder entrar en un estado en el que pueda
ser lleno con el Espíritu, o para volver a tal estado, se le
exhorta a que no continúe en su pecado, el cual contrista al Espíritu
Santo. Cuando en el creyente, el Espíritu de Dios es contristado,
la comunión, guía, instrucción y poder del Espíritu es estorbado;
el Espíritu Santo, aunque está morando, no está libre para
cumplir su obra en la vida del creyente. La experiencia de la
plenitud del Espíritu puede ser afectada por las condiciones físicas.
Un cristiano que físicamente está cansado, hambriento o enfermo
puede no experimentar el gozo normal y la paz, los cuales son frutos
del Espíritu. El mismo apóstol que exhorta a ser llenos con el Espíritu
confiesa en 2 Corintios 1: 8-9 que ellos estuvieron «abrumados
sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun
perdimos la esperanza de conservar la vida». De acuerdo a ello,
aun un cristiano lleno con el Espíritu puede experimentar algún
trastorno interior. Sin embargo, cuanto más grande sea la necesidad
en las circunstancias del creyente, mayor es la necesidad de la
plenitud del Espíritu y la rendición a la voluntad de Dios para
que el poder del Espíritu pueda ser manifestado en la vida
individual. Cuando un cristiano toma conciencia del hecho de que ha
contristado al Espíritu Santo, el remedio está en cesar de
contristar al Espíritu, como se expresa en Efesios traducido
literalmente. Ef. 4:30 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el
cual fuisteis sellados para el día de la redención. Esto
puede cumplirse obedeciendo 1Jn. 1:9, donde se instruye al hijo de
Dios: «Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.» Este pasaje se
refiere a un hijo de Dios que ha pecado contra su Padre Celestial.
La vía de restauración está abierta porque la muerte de Cristo es
suficiente, para todos sus pecados. 1Jn. 2:1-2 1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no
pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el
Padre, a Jesucristo el justo. 2 Y él es la propiciación
por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también
por los de todo el mundo. Así,
la manera de volver a la comunión con Dios para un, creyente es
confesar sus pecados a Dios, reconociendo nuevamente las bases para
el perdón en la muerte de Cristo y deseando la restauración a una
comunión íntima con Dios el Padre, así como también con el Espíritu
Santo. No es un es un asunto de justicia en una corte legal, sino más
bien una relación restaurada entre padre e hijo que se había
descarriado. El pasaje asegura que Dios es fiel y justo para
perdonar el pecado y quitarlo como una barrera que se interpone en
la comunión cuando un cristiano confiesa sinceramente su iniquidad
a Dios. Mientras que en algunas situaciones la confesión del pecado
puede requerir que se vaya a los individuos que han sido ofendidos y
corregir las dificultades, la idea principal es establecer una nueva
relación íntima con Dios mismo. Confesando sus pecados, el
cristiano debe de estar seguro de que del lado divino el perdón es
inmediato. Cristo, como el intercesor del creyente y como el que
murió en la cruz, ha hecho ya todos los ajustes necesarios del lado
celestial. La restauración a la comunión está sujeta, por lo
tanto, sólo a la actitud humana de confesión y rendición. He. 12:5-6 5
y
habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige,
diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
6
Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo. Al
cristiano se le advierte que, si él no se juzga a sí mismo, Dios
necesitará intervenir con la disciplina divina. 1Co. 11:31-32
31
Si,
pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
32 más siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para
que no seamos condenados con el mundo. En
cualquier caso, hay una pérdida inmediata cuando un cristiano está
caminando fuera de la comunión con Dios, y existe el constante
peligro del juicio severo de Dios como un padre fiel que trata con
su, hijo errado. 3.
El andar en el Espíritu es un mandamiento positivo, en contraste a
los mandamientos previos, los cuales son negativos.
Caminar en el Espíritu es un mandamiento para apropiarse del poder
y la bendición que es provista por el Espíritu que mora en el
creyente. El andar en el Espíritu es un mandamiento en el tiempo
presente, esto es, un cristiano debe de mantenerse andando por medio
del Espíritu. Ga. 5:16 16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis
los deseos de la carne.
El
nivel cristiano de la vida espiritual es alto, y él no es capaz de
cumplir la voluntad de Dios aparte del poder de Dios. De acuerdo a
ello, la provisión del Espíritu, que mora, hace posible para el
cristiano el estar andando por medio del poder y la guía del Espíritu
que vive en él. El
andar en el Espíritu es un acto de fe. Depende del Espíritu el
hacer lo que sólo el Espíritu puede hacer. Las altas normas de la
era presente, donde se nos ordena amar como Cristo ama. Jn.
13:34 Un
mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;
como yo os he amado, que
también os améis unos a otros. Jn.
15:12 Este
es mi mandamiento: Que os améis unos a otros,
como yo os he amado. Y donde
se ordena que cada pensamiento sea traído a la obediencia en Cristo,
son imposibles aparte del poder del Espíritu. 2Co. 10:5 derribando argumentos y
toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios,
y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, De igual manera, las otras manifestaciones de vida espiritual,
tales como el fruto del Espíritu Ga.
5:22-23 Mas el fruto del Espíritu
es amor, gozo,
paz, paciencia,
benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley. Y
mandamientos como «estad
siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque ésta
es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús»
(1Ts. 5:16-18), son imposibles a menos que uno esté andando en el
Espíritu. Obtener
una norma alta de vida espiritual es de lo más difícil porque el
cristiano está viviendo en un mundo pecador y está bajo constante
influencia maligna. Jn.
17:15 No ruego que los quites del mundo,
sino que los guardes del mal. Ro.
12:2 No os conforméis a este
siglo, sino transformaos
por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta. 2Co.
6:14 No
os unáis en yugo desigual con los incrédulos;
porque ¿qué
compañerismo tiene la justicia con la injusticia?
¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? Ga.
6:14 Pero lejos esté de mí
gloriarme, sino en la
cruz de nuestro Señor Jesucristo,
por quien el mundo me es crucificado a mí,
y yo al mundo. 1Jn.
2:15 No
améis al mundo, ni las
cosas que están en el mundo. Si
alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él. De
igual manera, el cristiano tiene oposición por el poder de Satanás
y está comprometido en una lucha incesante con este enemigo de Dios. 2Co. 4:4 en los cuales el dios de
este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos,
para que no les resplandezca la luz del evangelio de la
gloria de Cristo, el
cual es la imagen de Dios. 2Co. 11:14 Y
no es maravilla, porque
el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Ef.
6:12 Porque no tenemos lucha
contra sangre y carne, sino
contra principados, contra
potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes. Además
del conflicto con el sistema mundial y con Satanás, el cristiano
tiene un enemigo de dentro, su antigua naturaleza, la cual desea
conducirle de vuelta a la vida de obediencia a la carne pecaminosa. Ro.
5:21 para que así como el
pecado reinó para muerte, así
también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante
Jesucristo, Señor
nuestro. Ro.
6:6 sabiendo esto,
que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él,
para que el cuerpo del pecado sea destruido,
a fin de que no sirvamos más al pecado. 1Co.
5:5 el tal sea entregado a
Satanás para destrucción de la carne,
a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. 2Co.
7:1 Así que,
amados, puesto
que tenemos tales promesas, limpiémonos
de toda contaminación de carne y de espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios. 2Co.
10:2-3 ruego,
pues, que cuando
esté presente, no tenga
que usar de aquella osadía con que estoy dispuesto a proceder
resueltamente contra algunos que nos tienen como si anduviésemos
según la carne. Pues aunque andamos en la carne,
no militamos según la carne; Ga.
5:16-24 Digo,
pues: Andad en el Espíritu,
y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de
la carne es contra el Espíritu,
y el del Espíritu es contra la carne;
y éstos se oponen entre sí,
para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados
por el Espíritu, no estáis
bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne,
que son: adulterio,
fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos,
celos, iras,
contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías,
y cosas semejantes a estas;
acerca de las cuales os amonesto,
como ya os lo he dicho antes,
que los que practican tales cosas no heredarán el reino de
Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor,
gozo, paz,
paciencia, benignidad,
bondad, fe,
mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han
crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Ga. 6:8 Porque el que siembra para
su carne, de la carne
segará corrupción; mas
el que siembra para el Espíritu,
del Espíritu segará vida eterna. Ef.
2:3 entre los cuales también
todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra
carne, haciendo la
voluntad de la carne y de los pensamientos,
y éramos por naturaleza hijos de ira,
lo mismo que los demás. Por
estar la antigua naturaleza constantemente en guerra con la nueva
naturaleza en el cristiano, sólo la continua dependencia en el Espíritu
de Dios puede traer victoria. Así es que, aunque algunos han
llegado a la conclusión errónea de que un cristiano puede alcanzar
una perfección sin pecado, existe la necesidad de caminar
constantemente en el Espíritu para que este poder pueda llevar a
cabo la voluntad de Dios en la vida de un creyente. Al creyente le
espera la perfección final del cuerpo y el espíritu en el cielo,
pero la lucha espiritual continúa sin disminuir hasta la muerte o
el traslado espiritual. Todas
estas verdades enfatizan la importancia de apropiarse del Espíritu
andando en su poder y guía y dejando que el Espíritu tenga control
y dirección de una vida cristiana. C.
Los Resultados De Cuando
uno está rendido a Dios y lleno con el Espíritu vienen
imprevisibles resultados. 1.
Un cristiano que camina en el poder del Espíritu experimenta una
santificación progresiva, una santidad de vida en la cual el fruto
del Espíritu está cumplido. Esta es la suprema manifestación del poder del Espíritu y es la
preparación terrenal para el tiempo cuando el creyente, en los
cielos, será completamente transformado a la imagen de Cristo. Ga.
5:22-23 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley. 2.
Uno de los importantes ministerios del Espíritu es el de enseñar
al creyente las verdades espirituales. Sólo
mediante la guía e iluminación del Espíritu un creyente puede
comprender la infinita verdad de Jn.
16:7-11 Pero
yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;
porque si no me fuera, el
Consolador no vendría a vosotros;
mas si me fuere, os
lo enviaré. Y
cuando él venga, convencerá
al mundo de pecado, de
justicia y de juicio. De pecado,
por cuanto no creen en mí; de
justicia, por cuanto voy
al Padre, y no me veréis
más; y de juicio,
por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
Jn.
16:12-14 Aún
tengo muchas cosas que deciros,
pero ahora no las podéis sobrellevar.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad,
él os guiará a toda la verdad;
porque no hablará por su propia cuenta,
sino que hablará todo lo que oyere,
y os hará saber las cosas que habrán de venir. El
me glorificará; porque
tomará de lo mío, y os
lo hará saber. Las
cosas profundas de Dios, verdades que sólo pueden ser comprendidas
por un hombre enseñado por el Espíritu, son reveladas a uno que
está andando por el Espíritu. 1Co.
2:9 Antes bien,
como está escrito: Cosas
que ojo no vio, ni oído
oyó, Ni
han subido en corazón de hombre, Son
las que Dios ha preparado para los que le aman. 1Co.
3:2 Os di a beber leche,
y no vianda; porque
aún no erais capaces, ni
sois capaces todavía, 3.
El Espíritu Santo es capaz de guiar a un cristiano y aplicar las
verdades generales de Ro. 8:14 Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
éstos son hijos de Dios. Ga.
5:18 Pero si sois guiados por
el Espíritu, no estáis
bajo la ley. 4.
La seguridad de la salvación es otro resultado importante de la
comunión con el Espíritu.
De acuerdo a Ro. 8:16, «el
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos
hijos de Dios». Es normal para un cristiano el tener la
seguridad de su salvación, como lo es para un individuo el saber
que está físicamente vivo. Ga.
4:6
Y por cuanto sois hijos, Dios
envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama:
¡Abba, Padre! 1Jn.
3:24
Y el que guarda sus
mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él.
Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu
que nos ha dado. 1Jn.
4:13 En
esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que
nos ha dado de su Espíritu. 5.
Toda la adoración y el amor de Dios son posibles solamente cuando
uno está andando por el Espíritu. En el contexto de la
exhortación de Efesios 5: 18 los versículos siguientes describen
la vida normal de adoración y comunión con Dios. Una persona fuera
de la comunión no puede adorar verdaderamente a Dios aun cuando
asista a los servicios de la iglesia en bellas catedrales y cumpla
con el ritual de la adoración. La adoración es un asunto del corazón,
y como Cristo le dijo a la mujer samaritana: «Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren» (Jn. 4:24). Efe
5:18-21 No
os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed
llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos
y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros
corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el
nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos unos a otros en el
temor de Dios. 6.
Uno de los aspectos más importantes de la vida de un creyente es su
oración de comunión con el Señor. Aquí nuevamente el Espíritu de Dios debe
guiar y dirigir si la oración ha de ser inteligente. Aquí también
debe de comprenderse Ro. 8:26 Y de igual manera el Espíritu
nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué hemos de pedir como conviene,
no lo sabemos, pero
el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 7.
Además de todas las cualidades ya mencionadas, toda la vida de
servicio y el ejercicio de sus dones naturales y espirituales
dependen del poder del Espíritu.
Cristo se refirió a esto en Jn. 7:38-39, donde describió la obra
del Espíritu como un río de agua viva fluyendo del corazón del
hombre. De acuerdo a esto, un cristiano puede tener grandes dones
espirituales y no usarlos por no estar andando en el poder del Espíritu.
En contraste, otros con relativamente pocos dones espirituales
pueden ser usados grandemente por Dios porque están andando en el
poder del Espíritu. La enseñanza de Jn. 7:38-39 El que cree en mí, como dice Esto
dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él;
pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había
sido aún glorificado. PREGUNTAS. 1. ¿Qué
diferencia hay entre la plenitud del Espíritu y la obra del Espíritu
en la salvación? 2. ¿Qué
ejemplos de plenitud del Espíritu pueden observarse antes del día
de Pentecostés? 3. ¿Estaba
la plenitud del Espíritu al alcance de todo aquel que se rindiera a
Dios antes de Pentecostés? 4. ¿Cómo
la venida del Espíritu en el día de Pentecostés cambió la
posibilidad de ser llenos con el Espíritu? 5.
Definir la plenitud del Espíritu. 6.
Contrastar el ser llenado con el Espíritu con la madurez espiritual.
7. ¿Cualquier
cristiano puede ser lleno del Espíritu? 8. ¿Cuál
es la relación entre la plenitud del Espíritu y la madurez
espiritual? 9. ¿En
qué sentido hay tres grados de manifestación de la plenitud del
Espíritu? 10. ¿Qué
ilustraciones destacables de ser llenos con el Espíritu se
encuentran en el libro de los Hechos? 11. ¿A
qué, y porqué, compara Pablo el ser lleno con el Espíritu en
Efesios 5.18? 12. ¿Por
qué es inexacto referirse a la plenitud del Espíritu como una
segunda obra de gracia? 13. ¿Qué
significa el mandamiento de «no apaguéis el Espíritu»? 14. ¿Por
qué es necesario rendirse a Dios para ser lleno con el Espíritu? 15.
Contrastar el paso inicial de presentar el cuerpo como un sacrificio
vivo con la vida de continua rendición. 16.
Nombrar los varios aspectos de la rendición de un cristiano a Dios.
17. ¿Por
qué Cristo es el ejemplo supremo de la rendición a Dios? 18. ¿Cuál
es el significado del mandamiento «no contristéis al Espíritu»? 19. ¿Cómo
las circunstancias de un cristiano afectan su experiencia de ser
lleno con el Espíritu? 20. ¿Cuál es el remedio al haber contristado al Espíritu? 21. ¿Por
qué un cristiano confiesa su pecado confiando que será perdonado? 22. ¿Cuáles
son algunos de los serios resultados de continuar contristando al
Espíritu? 23.
Definir lo que significa andar en el Espíritu. 24. ¿Por
qué la elevada norma de vida espiritual en el cristiano hace que el
andar en el Espíritu sea necesario? 25. ¿Por
qué es necesario andar en el Espíritu a la luz del hecho de que
los cristianos viven en un mundo pecador? 26. ¿Por
qué el andar en el Espíritu es necesario en vista de la naturaleza
pecaminosa del cristiano? 27. ¿Por
qué la necesidad de andar en el Espíritu demuestra que es
imposible para un cristiano alcanzar la perfección sin pecado en
esta vida? 28.
Nombrar y definir brevemente siete resultados de la plenitud del Espíritu.
29. Nombrar las razones importantes para que un cristiano sea lleno del Espíritu.
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