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Seminario Reina Valera
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26. Velotorios![]() Ministerio Pastoral prepara líderes para pastorear al rebaño de Cristo, entrenados en los aspectos y responsabilidades del ministerio pastoral. Se busca que el futuro pastor sea un hombre de Dios íntegro. Da énfasis en quién es el pastor como persona. Incluye cómo organizar y administrar su tiempo en el pastorado e informa sobre la celebración de las ordenanzas, funerales y otros servicios especiales. Su profesor es el educador cristiano y rector del Seminario Reina Valera, Gilberto Abels. Velatorios
En los velatorios
el pastor se encuentra en las relaciones más tiernas e
influenciables con las familias de su congregación. También son
algunas de las relaciones más perplejas y difíciles. Hace falta
dirección y consuelo. Si no, es posible que él pierda su buena
enseñanza en el púlpito. En cuanto a esto tengo las siguientes
sugerencias. Por regla general,
es mejor evitar un sermón formal en los velatorios. Sin causa,
prolonga la reunión para la incomodidad de la gente. También sobre
carga el pastor en ambos, la preparación del mensaje y el
cumplimiento de su deber. En caso de la muerte de una persona bien
conocida en el vecindario o una con un puesto importante en la
iglesia puede ser que sería apropiado traer un mensaje al velatorio.
Aun en tal caso, es mejor predicar el mensaje el domingo siguiente
en la iglesia. También puede ser apropiado si el velatorio está en
un lugar público donde la gente raras veces tiene la oportunidad
escuchar la predicación. Por regla general, es mejor tener una
reunión breve en la casa con expresión de consuelo y caridad.
Normalmente incluida en la reunión será la lectura de Una alabanza del
fallecido debe ser con pocas palabras, y nunca debe ser la parte
eminente. A pesar de cuan bueno fuera, algunos van a recordar
algunas cosas que él hizo que no eran tan buenas. Además, si el
pastor dedica una buena parte de la reunión fúnebre a un
laudatorio, tal vez él sentirá la obligación de hacer lo mismo
por alguien que no era tan bueno. Si no, algunos van a estar
ofendidos. Un análisis del carácter del difunto en tal ocasión es
delicado y difícil, y no se debe intentar a menos que sea en los
casos raros cuando se trata de una persona que todos tenían en alta
estima. Siempre es
conveniente tener cuidado al expresar en el laudatorio o en la oración
una opinión en cuanto al carácter espiritual o destino del difunto.
En su gran anhelo de expresar consuelo es posible decir cosas que únicamente
el omnisciente es capaz de saber. De veras, es su deber en el
entierro de uno que tenía un buen testimonio cristiano asumir que
Dios ha cumplido con su promesa de atraer a sí a los que han puesto
su fe en el sacrificio de Cristo. Así él puede hablar de lo
dichoso que sería estar en la ciudad celestial. Aun así, él debe
hablar con confianza de la esperanza bienaventurada y no con
conocimiento absoluto. Las circunstancias
de la ocasión muchas veces sugieran el tema del discurso, Aparte de
ellas, las siguientes pueden servir. La abundancia del
poder en el evangelio para prepararnos para la muerte por su gracia
que vivifica, justifica y santifica. La bienaventuranza
del creyente más allá de la muerte en la presencia de Cristo y la
belleza y pureza del lugar sagrado donde mora. La resurrección
gloriosa de los muertos en Cristo que es el cumplimento de la
redención. La certeza de la
esperanza del creyente, basada en las promesas de un Dios inmutable
en contraste con la incertidumbre de las esperanzas mundanas. También se puede
anunciar grandes verdades y encontrar fuentes de consolación por el
desarrollo informal de algunas porciones de las Escrituras. Por
ejemplo: La compasión y ternura de Dios que se ve en el hecho de que él no
encuentra gozo en afligir a los suyos. El resultado
sublime y bendecido que Dios quiere tener a través de la aflicción. Lo pasajero que son
las tristezas terrenales en comparación con los gozos celestiales. De continuo temas
que pueden servir en consolar a los afligidos surgen mientras
llevamos a cabo nuestro ministerio. Nos conviene anotarlos y
guardarlos. Cuando nos toca conducir el servicio fúnebre de un
inconverso a veces es difícil elegir un tema. En semejante ocasión
el pastor tiene que ser un "hijo de consolación" y, a su
vez, predicar honestamente el evangelio. Él no puede decir nada que
daría los afligidos, razón para pensar que su ser querido perdido
está en los cielos. Tenemos que quedarnos fieles a nuestro juicio y
conocimiento de lo que La brevedad y
incertidumbre de la vida. El plan de la
salvación. La habilidad y
disponibilidad de Cristo a salvar La rectitud y
ternura de la providencia de Dios. El refugio que los
afligidos encuentran en la compasión y la salvación de Cristo. Los temas de arriba
nos dan ocasión de hablar de la naturaleza y urgencia de aceptar a
Cristo y son una fuente verdadera de la consolación sin mencionar
la relación que el difunto tenía con Cristo. De todos modos,
nuestra manera de ser debe ser el de manifestar simpatía genuina
por los afligidos y aprecio por lo de bueno del carácter y la vida
del difunto. Aun que no era creyente, puede ser que era un buen
ciudadano, generoso, un amigo no egoísta, un buen marido y padre
etc. Si hacemos observaciones podemos hablar de tales características
y honrar su memoria y decir que su fallecimiento constituye una pérdida
para el mundo. La reunión en el
entierro debe ser breve porque la gente va a quedar de pie. Algunos
pastores leen algo de un libro preparado para semejantes ocasiones,
otros leen una porción de Es aconsejable
visitar a la familia antes del velatorio para expresar su simpatía
y tener más conocimiento sobre el difunto y planificar el velatorio.
En esta ocasión el pastor sirve como consejero y amigo. Al
planificar el velatorio debemos conformarnos con las costumbres del
vecindario en tanto que son posibles. En tanto que él pastor tiene
influencia, puede animarles a hacerlo de una forma simple, no
costosa. Extravagancia y pompa en funerales es un mal que el
misterio debe tratar de frenar. A menudo aumenta la aflicción de la
familia por dejarlas con deudas y resentimientos. También es
importante visitar la familia poco después del velatorio para
administrar más consolación. Muchas veces esta es una buena
oportunidad para el pastor hablar de la necesidad de tomar una
decisión en cuanto a su relación para con Dios desde que sus
corazones son tiernos. Es en estos días oscuros que el evangelio
puede ser más fácilmente aceptado. El pastor debe obrar
cuidadosamente con la prudencia y aprovecharse de la oportunidad. PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN 1. ¿Qué precauciones se
deben tener en el mensaje en un velorio? 2. ¿Cómo debe ser un laudatorio? Harvey, Hezekiah, traduc. Russell George, El pastor y sus calificaciones, literaturabautista.com, Usado con permiso. |
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