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22. La Visitación
Pastoral![]() Ministerio Pastoral prepara líderes para pastorear al rebaño de Cristo, entrenados en los aspectos y responsabilidades del ministerio pastoral. Se busca que el futuro pastor sea un hombre de Dios íntegro. Da énfasis en quién es el pastor como persona. Incluye cómo organizar y administrar su tiempo en el pastorado e informa sobre la celebración de las ordenanzas, funerales y otros servicios especiales. Su profesor es el educador cristiano y rector del Seminario Reina Valera, Gilberto Abels. La Visitación Pastoral
El cuidado de las
almas es la principal obra del pastor. El pastor es el encargado de
un rebaño. Es su deber guiar, apacentar y defender a su rebaño. El
mandato divino es; "Por tanto, mirad por vosotros, y por el
rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para
apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia
sangre." (Hechos 20:28) Es para que él, sea guía personal,
espiritual y un amigo cristiano digno de toda confianza. Nuestro señor
dijo, al describir al buen pastor, "Las ovejas oyen su voz; y a
sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera
todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen,
porque conocen su voz." (Juan 10:3-4) Cada miembro de su rebaño
es un alma encargada a su cuidado por el Señor y, si él es digno
de la confianza puesta en él, él será uno de los que velan por
las almas como quien ha de dar cuenta. (Heb. 13:17) Pablo, cuando
estaba en Éfeso, enseñaba públicamente y también casa por casa.
En su despedida final de los ancianos de Éfeso él les encargó
diciendo, "Por tanto, velad, acordándoos que por tres años,
de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada
uno." (Hechos 20:31) El Dr. Cuyler, uno
de los pastores más ocupados y más eficaces en Brooklyn, dice,
"Pastores jóvenes, tengan desde el principio la meta de ser
pastores en todo sentido. Vaya durante la semana a los que quieren
que vengan a usted en el día del Señor. Ocúpese cada mañana en
estudiar libros. Por la tarde estudie puertas de casas y la
naturaleza humana. La gente le dará material para sus mejores
sermones prácticos. Después de hacer lo mejor posible el domingo
vaya circulando entre su rebaño como Napoleón andaba a caballo
después de la batalla para saber donde pegaron en el blanco y
quienes fueron los lastimados." El Dr. Taylor, del
Tabernáculo Broadway en Nueva York, en una disertación a jóvenes
pastores dijo, "Ustedes van a ser un gran fracaso si son
negligentes en visitar a los de su congregación. El púlpito es su
trono pero ningún trono es estable que no apoya sobre el afecto de
la gente. Para tener su afecto tendrán que visitarles en sus casas.
Había un tiempo cuando, para mí, la visitación era un trabajo
penoso pero ha llegado a ser mi gozo. Cuando estoy inclinado a estar
deprimido me voy para visitar mi rebaño. Es mi anhelo salvarles a
ustedes de pasar como yo, por años de poco gozo. No quiero que
ustedes se equivoquen como yo." El Dr. Juan Hall,
en una disertación dada a un grupo parecido, dijo; "Debemos
asegurarnos de que nada nos impida la visitación pastoral. Es de
suma importancia que llegen a conocer la gente en sus hogares, y que
la gente le conoca a usted. Los niños y jóvenes deben conocerle.
Los hombres deben conocerle. Únicamente así se puede entender las
necesidades básicas de la gente y adaptar su predicación a ellas.
No rezongue el tiempo dedicado a la visitación. Al conversar
libremente con gente humilde usted va a ensanchar su concepto de la
naturaleza humana y escuchar testimonios que le harán un hombre más
útil en la obra de Dios." El difunto eminente
presidente Francisco Wayland, al concluir un discurso a pastores
sobre este tema dijo; "Puede ser que algunos piensan que no se
debe esperar que un hombre educado pase su tiempo visitando mecánico
en sus talleres o amas de casa ocupadas en sus quehaceres domésticos
para conversar con ellos sobre su relación para con Dios. A esta
protesta tengo esta respuesta. Que el que piensa así trate de
convencer a Jesús quien, en su viaje a Galilea, se sentó junto al
pozo y hablaba con una mujer samaritana." Entonces la
visitación pastoral – este cuidado de las almas – es una parte
esencial de la obra del pastor. Ningún pastor cumple con la
responsabilidad del cargo sagrado si es negligente en hacer
contactos personales con los miembros de su rebaño. Para cumplir
con este deber es obvio que no hay reglas universales que se puedan
aplicar. Cada hombre es distinto en sus características y manera de
ser. Cada pastor tendrá mejor éxito con su propio método. Las
iglesias también son distintas en sus circunstancias y estilo de
vida. Un método que sirve para una iglesia no sirve para otra. Lo
principal es que el pastor tiene que tener comunión personal con
los miembros de su congregación. Él debe tener un plan fijo para
hacerlo. Las sugerencias que doy entonces son generales y tienen que
ver únicamente con los límites de su deber y métodos de llevarlo
a cabo y las ventajas de hacerlo fielmente. I. Los límites En el horario del
pastor, ¿cuánto tiempo debe ser dedicado a la visitación? Sin
duda, el púlpito debe ser superior. Allá el pastor está rodeado
por su rebaño. Allá él esta puesto delante del mundo como el
embajador de Dios y el predicador de Sin embargo, el
pastor debe planear visitar a cada familia y aun cada persona en la
congregación. En la mayoría de las iglesias no hay ninguna razón
por la cual él no pueda hacerlo, por lo menos una vez cada año. En
algunas, sería posible hacerlo más a menudo. Por tener un plan y
por guardar tiempo en su horario es posible visitar una congregación
numerosa. Supongamos que, aparte de visitas de los enfermos y casos
de emergencia, el pastor hace 6 visitas cada semana. Parece ser
pocas pero en tan solo seis meses él puede visitar más de 150
familias. Por regla general, no hay tantas familias en una iglesia.
Debe ser posible cumplir con esto en dos o tres tardes por semana.
Así el pastor se pone en comunión personal con la gente de su
congregación y añade algo a su predicación que jamás puede añadir
por estudiar. El Dr. Juan Hall dice; "Creo que un ministro, en
buen estado de salud y obrando normalmente, debe hacer algunas
visitas por lo menos cinco días cada semana. Yo lo he hecho por
muchos meses. Pasando algunas horas cada día así nos da ejercicio
corporal, intelectual y moral Estudiamos mejor si lo hacemos." A la verdad, hay
puestos en la iglesia que, por la grandeza de la iglesia y las
exigencias de otros deberes, el pastor no puede hacer mucho más que
visitar a los enfermos u otros casos especiales. Es raro cuando es
así y tales iglesias deben emplear un pastor socio para que la
visitación no sea descuidada. Si no es posible emplear un socio,
debe ser que algunos miembros de la iglesia puedan asumir la
responsabilidad. Cuando el Tabernáculo
Bautista, en aquel entonces reuniéndose en la calle Mulberry,
consistía de más de mil miembros, esparcidos por todos lados en la
gran ciudad, el difunto diácono Guillermo Colgate organizó un plan
por el cual la congregación fue divida en zonas. Un hombre, digno
de confianza, fue encargado con el cumplimiento de la visitación en
su zona. Por muchos años este plan fue eficaz para atender las
necesidades espirituales de la gente. II. ¿Debe el
pastor asumir la responsabilidad de visitar a los que no son
miembros de la congregación? Al contestar la
pregunta, tenemos que tomar en cuenta la grandeza de su rebaño, sus
talentos y los límites de su fuerza. El Señor no pide más de lo
que podemos cumplir. Si tomamos en cuenta que, en zonas rurales del
estado de Nueva York, menos de la mitad asiste a una iglesia evangélica,
tenemos razones para preguntarnos ¿cómo todos ellos, que no se
preocupan por su alma, pueden ser alcanzados con el evangelio? Un
pastor que predica domingo tras domingo en una iglesia media llena
debe preguntarse si es prudente esperar que estas almas vengan a él
o si él debe salir en busca de ellos con el evangelio. Si él no
puede hacerlo, se debe enseñar y organizar obreros de su congregación
a enfrentarse con esta indiferencia en su alrededor. La inspiración
y organización de tal obra enérgica de visitar casa por casa está
entre los deberes más importantes del pastor. Ningún esfuerzo
cristiano es más fructífero y bendecido. Sirve para ayudar a los
hermanos de la iglesia a desarrollar sus talentos a despertar y
convertir a los perdidos. III. El método. No
se puede sugerir ningún método que sirva para cualquier ministerio.
Sin embargo los siguientes son dignos de consideración. El fin de las
visitas del pastor debe ser el bienestar espiritual de la gente. Hay
ocasiones para visitas que son por cortesía y amistad pero casi
siempre su fin debe ser el de ponerse en contacto con la gente para
saber de su experiencia cristiana y ayudarles en superar lo que les
impide de entregarse a Dios de todo corazón. El ministro que va de
casa en casa conversando únicamente sobre temas de interés mundial
es negligente en cumplir con su llamamiento y a los ojos del Maestro
él es un fracaso en cuidar las almas entregadas a él. La visita debe ser
espiritual pero, a su vez, debe ser informal. Una cara larga y un
estilo formal no son conducentes a la conversación sobre temas
espirituales. El pastor viene como un amigo cristiano con un interés
profundo en el bienestar espiritual de la familia. Al tratar con sus
almas él debe usar un estilo natural para tranquilizarlos y ganar
su confianza. Algunos pastores tienen algunas preguntas y
exhortaciones que repiten en cada visita. Un método tan rígido y
no natural es falta de poder moral. Es un estilo formal y
profesional. El hablar con la
gente sobre su relación para con Dios es siempre delicado y demanda
lo mejor del pastor. Tiene que tocar el tema del pecado con firmeza
pero en amor. El que sabe hacerlo bien cambiará la actitud de la
gente sin ofenderles. Debe hacerlo de tal forma que esté seguro de
tener una bienvenida cordial en su próxima visita. El pastor no debe
mirar por alto a ninguno en la casa. Empleados, niños y los mayores
deben compartir de su atención y sentir que les quiere. Debemos
visitar ricos y pobres, creyentes e inconversos. Por eso, es mejor
tener un plan para su visitación. Así todos sabrán que usted no
tiene favoritos y, que cuando les toca a ellos, recibirán la misma
atención que los demás reciben. Por regla general,
la visita debe ser breve. Muchas veces las circunstancias controlan
el tiempo que se puede quedar. Si pasamos demasiado tiempo es casi
seguro que quedaremos hablando de temas de este mundo. A veces los
desconsiderados piden que el pastor venga de visita para quedar por
medio día seguido para una comida grande. Tenga cuidado de ceder a
tales inoportunidades. Es dañino para su obra, quitar tiempo de su
estudio y no contribuye tanto al bienestar espiritual de la familia.
Normalmente una visita debe ser breve, simpática, y seguida por una
oración por la familia. Así nos alcanza tiempo para visitar a
todos sin quitar el tiempo que necesitamos para otros deberes. Una visita pastoral
debe ser confidencial. No tenemos derecho de animar a la gente a que
comparta con nosotros cosas privadas y después salir a compartir el
conocimiento nuevo con todo el barrio. Es violar una confianza
sagrada. De tal forma, muchos pastores han destruido su influencia y
cerrado la puerta a la confianza de la gente. Sobre todo, el
pastor debe recordar el interdicto; "Que instes a tiempo y
fuera de tiempo." (II Tim. 4:2) Debe aprovecharse de
oportunidades, en el negocio, la oficina, el taller, la estancia o
al lado de la ruta. Por todos lados debe ser su anhelo guiar a la
gente a Cristo. Si él es prudente, va a tomar en cuenta los límites
del tiempo y el ambiente pero no debe perder ninguna oportunidad
para hablar de Cristo. El cuidado del alma es la obra de su vida. La
salvación debe ser el tema, de continuo, de su conversación. Por
regla general, es mejor hablar con los inconversos cuando estamos a
solas con ellos porque de esa manera ellos estarán más propensos a
expresarse. La falta de dedicación en hablar de la salvación es
uno de los defectos más lamentables en la vida del ministro. Las ventajas El crecimiento
espiritual del pastor está relacionado a su fidelidad en quedarse
en contacto con las almas de su iglesia. Siempre existe el peligro
de que retroceda para ser un profesional. Es posible estudiar las
grandes verdades de El contacto
personal con las almas en la visitación pastoral trae el asunto de
vivir la vida cristiana delante de nosotros, no tanto como teoría
sino como realidad personal. En esto tenemos que tratar con la vida
cristiana en lo concreto y no en el abstracto. En esto somos
testigos del poder de Dios para consolar a los angustiados,
fortalecer a los tentados, guiar a los perplejos y triunfar sobre múltiples
tentaciones. Nuestra alma experimenta todo esto como un hecho vivo.
Al ministrar a los demás encontramos lo que nos hace falta para
levantar nuestro espíritu y acercarnos más a Dios. Esto desarrolla
en nosotros una caridad más amplia y como resultado somos creyentes
más nobles y genuinos. La visitación
también nos ofrece una oportunidad de estudiar a la gente en su
vida actual; sus caracteres, opiniones, tentaciones, aflicciones y
pecados. El pastor exitoso tiene que ser un estudiante de su
congregación. Un pastor recluso mal gasta una gran parte de su
esfuerzo porque no puede adaptar su predicación a la vida actual.
Puede ser que su sermón es casi perfecto en que es retórico, lógico,
lleno de aprendizaje y ortodoxo pero es impotente para mover a la
gente porque no se trata de su experiencia personal. No quita sus
perplejidades, no toca sus pecados en particular, no se trata de
preguntas vitales en su vida. El predicador no está sintonizado con
la vida actual de la congregación y el sermón, aunque está bien
preparado, no les mueve y no les bendice. Tenemos que estudiarla en
todas sus múltiples facetas debajo del poder del pecado y la gracia
de Dios. Un anciano antiguo dijo; "El predicador tiene que
estudiar tres libros, No quiero olvidar
decir que la visitación pastoral es un proceso que nos enriquece
mentalmente. En el estudio de la vida y la experiencia, como el
pastor las encuentra al pasar de casa en casa de continuo, él está
alcanzando perspectivas nuevas en carácter. En sus conversaciones,
vistas nuevas de la verdad se abren delante de él y de estas vistas
él regresa a su estudio con textos nuevos y nuevos temas para
sermones, juntos con ilustraciones nuevas de experiencia y doctrina. Además, estas
visitas forman una relación espiritual personal entre el pastor y
los de su congregación. Resulta que ellos son mucho más atentos a
su predicación. El hombre con el cual usted ha hablado, con sabiduría
y ternura, sobre verdades espirituales no puede tapar sus odios
cuando usted predica en el día del Señor. Tampoco le escucha únicamente
porque él admira su desempeño en el púlpito. Él tiene un
sentimiento más profundo. Él le presta, no únicamente su oído crítico
e intelectual sino también su odio espiritual y le escucha porque
es sincero en buscar lo que precisa para su bienestar espiritual.
Esto, sin duda, es el secreto del pastoreado exitoso, aun cuando no
hay gran elocuencia en el púlpito. Es que el pastor ha establecido
relaciones espirituales para con sus oyentes y, para ellos, aun sus
sermones mediocres están llenos de poder sagrado. La predicación
excelente puede atraer la popularidad pero únicamente el vínculo
personal entre el pastor y la congregación rinde fruto eterno. La visitación
pastoral lleva al pastor a la puerta de gente que él no puede
alcanzar a través del púlpito. En cada pueblo hay ancianos que
necesitan ayuda espiritual en su debilidad. Hay también enfermos y
angustiados que se encantan al escuchar palabras de consolación y
esperanza. Hay también quienes son indiferentes, los cuales deben
tener una invitación y advertencia. El pastor es el representante
de Dios, encargado de hablar con tales personas. Además, cuando el
pastor no es fiel a las almas de la gente en privado, ellos tienen
dudas de su sinceridad. En el día del Señor él se presenta y
proclama las verdades solemnes y los anima a tomar una decisión
pero durante la semana él habla con ellos sin ninguna exhortación
ni advertencia. En el púlpito él amenaza al incrédulo con el
juicio de Dios pero le encuentra en su hogar o en la calle sin
manifestar ninguna preocupación por su bienestar espiritual. Tal
inconsistencia perjudica la confianza que la gente debe tener en su
pastor y no hay un vínculo para unir pastor y pueblo. Pero la relación
entre pastor y pueblo, ordenado por Dios, es sagrada y duradera.
Siendo encargado con el cuidado de las almas, él debe circular
entre su rebaño como su guía espiritual y amigo. El confesionario,
cual malvado que es, al principio fue una perversión de la visitación
pastoral. Fue basado sobre una necesidad verdadera y universal. Era
la búsqueda, por parte de almas angustiadas, de dirección y ayuda
para volverse a Dios. El pastor debe llenar esta necesidad como un
consejero de confianza y ayudante de los miembros de su rebaño. Si
él es fiel a esta confianza sagrada sus recursos de poder de
continuo aumentan, y vínculos nuevos de amor les sostiene cada año
aun más unido a los corazones de los miembros de su iglesia. La visitación
de los enfermos Esta es una de las
responsabilidades más difíciles que caen sobre el pastor. A veces
le toca guiar a las almas que se encuentran en la frontera de la
eternidad. En tal caso, lo que se dice debe ser con franqueza y
urgencia. Por eso he reservado este tema para consideración
especial. Debemos educar a la
gente a avisar a su pastor cuando alguien está enfermo. A veces le
critican por no visitar a los enfermos cuando él ni aun sabía que
estaban enfermos. Cuando es posible,
debemos visitar a los enfermos después de descansar bien y después
de comer. Así no hay tanto peligro de contagiarse de las
enfermedades. Si se sabe que alguien tiene una enfermedad contagiosa,
sería prudente averiguar sobre las precauciones que se deben tomar.
Después de la visita debemos usar desinfectantes para no poner a
otros en peligro. Si es prudente visitar a alguien, sabiendo que
tiene una enfermedad contagiosa, es una decisión que el pastor
tiene que tomar. Sobre el tema, vale la pena considerar
cuidadosamente las palabras de Van Oosterzee en su libro Antes de cada
visita debemos prepararnos bien estudiando y orando. Debemos tener
un buen estado de ánimo espiritual. También debemos tener en mente
porciones de En cuanto a su
manera de ser, es importante ser natural, simpático y alegre.
Debemos ayudar al enfermo a relajarse y animarle a confiar. Nuestra
voz debe ser tierna y dulce, no demasiado fuerte. Excepto en
circunstancias anormales, la visita debe ser breve. La negligencia
en estas cosas destruirá el fruto de la visita y, en algunos casos
excluirá al pastor de visitar a los enfermos. En cuanto a la
conversación con los enfermos, es difícil dar reglas fijas. El
juicio y tacto del pastor sugerirán el mejor método en cada caso.
Lo principal es un buen entendimiento de la condición espiritual
del enfermo porque, aparte de él, el pastor no sabrá como dirigir
sus palabras y aún es posible llevarle a conclusiones erróneas. No
debemos tratar de consolar un corazón en rebelión a Dios. Lo que
hace falta es advertencia amable. Al charlar un poco con el enfermo
podemos ver una manifestación de su corazón y así podemos hablar
más directamente a su necesidad. Si el enfermo ya es creyente
debemos intentar saber si tiene paz para con Dios. Si no, debemos
averiguar sobre lo que le impide e intentar guiarle a Dios. Si él
no es creyente debemos averiguar sobre lo que le impide de
entregarse a Dios y, si es posible, ayudarle en ser salvo. Debemos
ser claros en nuestra explicación para evitar que él tenga una
experiencia religiosa, no más. No debemos usar palabras vagas como
"usted debe acudir a Cristo." Explíquele quien es Cristo,
lo que él ha hecho y que tenemos que arrepentirnos de nuestros
pecados para poder acudir a él para la salvación. En todo caso,
debemos hablar de Cristo y la amplitud de su gracia, poder y la
esperanza que él nos brinda. Debemos guiar los pensamientos del
enfermo a él como un Salvador vivo, personal y un amigo todo
poderoso. Siempre debemos
orar por los enfermos. En el caso de alguien que esté grave, es
probable que no podamos hacer nada más. Si el que sufre está
en la frontera de la eternidad debemos buscar y esperar la dirección
de Dios en cuanto a las palabras de nuestra petición, intentando
llevar el enfermo al trono de la gracia. Vinet apropiadamente dijo,
"Espera mucho de la oración, eso es no únicamente de su poder
con Dios sino también de su efecto sobre el enfermo. A través de
la oración podemos hacer muchas cosas aceptables. A través de ella
podemos abrir corazones cerrados. Hay algo encantador en la oración
y este encanto tiene su efecto sobre nosotros. Nos hace más
confiados, más gentiles, y más pacientes. A través de ella
podemos hacer que el enfermo sienta que está en la presencia de
Dios." Tiempos de
enfermedad brindan al pastor acceso a los hogares y corazones de su
rebaño y, si los aprovechamos bien, pueden añadir en gran manera a
su ministerio y fomentan un vínculo de amor entre él y los
corazones de su pueblo. Si él es negligente en atender a los
afligidos y enfermos es culpable de no cumplir con la obligación
sagrada de su oficio y sufre reproche de ambos, los religiosos e impíos.
Al fin, destruye también el poder de su ministerio en el púlpito.
Por eso, él debe esforzarse en estar al tanto con los que están
enfermos o afligidos y ser puntual en visitarles con el espíritu de
su Maestro y con la caridad tierna y genuina de un amigo cristiano. PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN 1. ¿Cuál es la obra principal del pastor? 2. Nombre una parte esencial en la obra del pastor. 3. ¿Qué se considera esencial y principal en la obra del pastor? 4. ¿Cuál es el esfuerzo cristiano mas fructífero y bendecido? 5. ¿Cuál es el propósito de las visitas? 6. Mencione algunos beneficios que le traen al pastor la visitación. Harvey, Hezekiah, traduc. Russell George, El pastor y sus calificaciones, literaturabautista.com, Usado con permiso. |
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