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31. Santificación Teología Sistemática 2 es el estudio de las doctrinas bíblicas de la salvacion: expíación, sustitución, redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección, predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la unión mística del creyente con Cristo. Incluye el estudio de las doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto, organización y ordenanzas. Incluye el estudio de las profecías de la Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial, los juicios finales y el estado eterno.
31. Santificación por Lewis Sperry Chafer
A. La importancia de una interpretación
correcta. La doctrina de la santificación adolece de malos entendidos a pesar del
hecho de que 1. El entendimiento correcto de la doctrina de la
santificación depende de todo lo que Levítico 21:8 ilustra la similitud de significado entre las palabras «santo»
y «santificar» según el uso de 2. La doctrina de la santificación no puede
interpretarse por la experiencia. Solamente uno de los tres aspectos
de la santificación se relaciona con los problemas de la experiencia
humana en la vida diaria. Por lo tanto, la enseñanza de 3. La doctrina de la santificación debe encuadrarse en
el contexto de la doctrina bíblica. El dar un énfasis
desproporcionado a cierta doctrina, o el hábito de buscar toda la
verdad siguiendo solamente una línea de enseñanza bíblica, conduce
a serios errores. La doctrina de la santificación, al igual que
cualquier otra doctrina de las Escrituras, representa y define un
campo exacto dentro del propósito de Dios, y puesto que ella tiende a
fines bien determinados, sufre tanto cuando es exagerada como cuando
es presentada en forma incompleta. B. El significado de las palabras que se relacionan con
la santificación 1. «Santificar»,
en sus varias formas, es usada 106 veces en el Antiguo Testamento y 31
veces en el Nuevo Testamento y significa «poner
aparte», o el estado de separación. Tiene que ver con posición
y relación. La base de la clasificación es que la persona o cosa ha
sido puesta aparte, o separada de los demás en posición y relación
delante de Dios, de lo que no es santo. Este es el significado general
de la palabra. 2. «Santo»,
en sus varias formas, es usado alrededor de 400 veces en el Antiguo
Testamento y 12 veces en el Nuevo Testamento, con relación a los
creyentes y dando a entender el estado de separación o ser puesto
aparte, o ser separado de aquello que no es santo. Cristo fue «santo,
inocente, sin mancha, apartado de los pecadores». Por
consiguiente, Él estaba santificado. Pero hay también algunas cosas
que las palabras «santo» y
«santificar», en su uso bíblico, no implican. a) No implican necesariamente la impecabilidad, pues
leemos de «gente santa»,
«sacerdotes santos», «profetas
santos», «apóstoles santos», «hombres
santos», «mujeres santas»,
«hermanos santos», «monte santo» y «templo santo».
Ninguno de ellos estaba sin pecado delante de Dios. Eran santos de
acuerdo a alguna norma que constituya la base de su separación de
otros. Aun los cristianos de Corinto, quienes estaban cometiendo una
gran falta, fueron llamados santos. Muchas cosas inanimadas fueron
santificadas, y éstas no podían estar relacionadas con el problema
del pecado. b) La palabra «santo»
no implica necesariamente finalidad. Todas las personas que
mencionamos en el punto anterior fueron llamadas repetidamente a unos
niveles más altos de santidad. Ellas fueron apartadas una y otra vez.
Las personas o cosas llegaban a ser santas cuando eran apartadas para
un propósito santo. Así fueron ellas santificadas. 3. «Santo» se
usa con relación a Israel cerca de cincuenta veces y con relación a
los creyentes alrededor de sesenta y dos veces; se aplica solo a
personas y tiene que ver con su posición ante Dios. En este caso, la
palabra no se asocia con la clase de vida de los creyentes. Ellos son
santos porque han sido particularmente separados en el plan y propósito
de Dios. Son santos porque han sido santificados. En varias epístolas los creyentes son identificados como aquellos que son
«llamados a ser santos».
Esto es muy engañoso; las palabras «llamados
a ser» deberían omitirse. Los cristianos son santos mediante el
llamado de Dios. Los pasajes antes citados no están anticipando un
tiempo cuando los hijos de Dios llegarán a ser santos. Ellos ya están
santificados, apartados y, por consiguiente, ya son santos. Ro. 1:7
a todos los que estáis en Roma,
amados de Dios, llamados
a ser santos: Gracia y paz a vosotros,
de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 1Co. 1:2
a la iglesia de Dios que está en Corinto,
a los santificados en Cristo Jesús,
llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar
invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
Señor de ellos y nuestro: La santidad no es algo progresivo. Cada persona nacida de nuevo es tan santa
en el instante de su salvación como lo será en el tiempo futuro y en
la eternidad. La iglesia, la
cual es el cuerpo de Cristo ha sido llamada a apartarse, a formar un
pueblo separado; ellos son los santos de esta dispensación. De
acuerdo al uso de estas palabras, todos ellos están santificados.
Todos ellos son santos. Debido a que ignoran la posición que tienen
en Cristo, muchos cristianos no creen que ellos sean santos. Entre los
títulos que el Espíritu da a los hijos de Dios, solo hay uno que se
usa más que el de santos. Los creyentes son llamados «hermanos»
184 veces, «santos» 62
veces y «cristianos» solamente 3 veces. C. Los medios de
santificación. 1. Por causa de su infinita santidad Dios mismo —Padre,
Hijo y Espíritu—es eternamente santificado. Él está puesto aparte
y separado de todo pecado. Él es santo. El Espíritu es llamado Espíritu
Santo. Él es santificado. Lv. 21:8
Le santificarás, por
tanto, pues el pan de tu
Dios ofrece; santo será
para ti, porque santo soy
yo Jehová que os santifico. Jn. 17:19
Y por ellos yo me santifico a mí mismo,
para que también ellos sean santificados en la verdad. 2. Dios —Padre, Hijo y Espíritu— santifica a otras
personas. a) El Padre
santifica. 1Ts. 5:23
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo;
y todo vuestro ser, espíritu,
alma y cuerpo, sea
guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. b) El Hijo santifica. Ef. 5:26
para
santificarla, habiéndola
purificado en el lavamiento del agua por la palabra, He. 2:11
Porque el que santifica y los que son santificados,
de uno son todos; por
lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, He. 9:12, 14
y no por sangre de machos cabríos ni de becerros,
sino por su propia sangre,
entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo,
habiendo obtenido eterna redención. ¿Cuánto
más la sangre de Cristo, el
cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a
Dios, limpiará vuestras
conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? He. 13:12
Por lo cual también Jesús,
para santificar al pueblo mediante su propia sangre,
padeció fuera de la puerta. c) El Espíritu
santifica. Ro. 15:16
para ser ministro de Jesucristo a los gentiles,
ministrando el evangelio de Dios,
para que los gentiles le sean ofrenda agradable,
santificada por el Espíritu Santo. 2Ts. 2:13
Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios
respecto a vosotros, hermanos
amados por el Señor, de
que Dios os haya escogido desde el principio para salvación,
mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la
verdad, d) Dios el Padre santificó al Hijo. Jn. 10:36
¿al que el Padre santificó y envió al
mundo, vosotros decís: Tú
blasfemas, porque dije:
Hijo de Dios soy? e) Dios santifico a los sacerdotes y al pueblo de Israel. Ex. 29:44
Y santificaré el tabernáculo de reunión y el altar;
santificaré asimismo a Aarón y a sus hijos,
para que sean mis sacerdotes. Ex. 31:13
Tú hablarás a los hijos de Israel,
diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo;
porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones,
para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. f) La voluntad de Dios es nuestra santificación. 1Ts. 4:3
pues la voluntad de Dios es vuestra santificación;
que os apartéis de fornicación; g) Nuestra santificación de parte de
Dios se efectúa: por medio de nuestra unión con Cristo. 1Co. 1:2, 30
a la iglesia de Dios que está en Corinto,
a los santificados en Cristo Jesús,
llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar
invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
Señor de ellos y nuestro: Por Jn. 17:17
Santifícalos
en tu verdad; tu palabra
es verdad. 1Ti. 4:5
porque
por la palabra de Dios y por la oración es santificado. Por la sangre de
Cristo. He. 9:13
Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos,
y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos,
santifican para la purificación de la carne, He. 13:12
Por lo cual también Jesús,
para santificar al pueblo mediante su propia sangre,
padeció fuera de la puerta. Por el cuerpo de Cristo. He. 10:10
En
esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de
Jesucristo hecha una vez para siempre. Por el Espíritu. 1P. 1:2
elegidos según la presciencia de Dios Padre en
santificación del Espíritu, para
obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os
sean multiplicadas. Por nuestra propia elección. He. 12:14
Seguid la paz con todos,
y la santidad, sin
la cual nadie verá al Señor. 2Ti. 2:21-22
Así que, si
alguno se limpia de estas cosas, será
instrumento para honra, santificado,
útil al Señor, y
dispuesto para toda buena obra. Huye también de las pasiones
juveniles, y sigue la
justicia, la fe,
el amor y la paz, con
los que de corazón limpio invocan al Señor. Por la fe. Hch. 26:18
para que abras sus ojos,
para que se conviertan de las tinieblas a la luz,
y de la potestad de Satanás a Dios;
para que reciban, por
la fe que es en mí, perdón
de pecados y herencia entre los santificados. 3. Dios santifica días, lugares y cosas. Gn. 2:3
Y bendijo Dios al día séptimo,
y lo santificó, porque
en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. Ex. 29:43
Allí me reuniré con los hijos de Israel;
y el lugar será santificado con mi gloria. 4. El hombre puede santificar a Dios. Esto puede hacerlo
al poner a Dios aparte en el pensamiento como un Ser santo.
Santificado sea tu nombre. Mt. 6:9
Vosotros,
pues, oraréis así:
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones. 1P. 3:15
sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones,
y estad siempre preparados para presentar defensa con
mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la
esperanza que hay en vosotros; 5. El hombre puede santificarse a sí mismo. Muchas veces
Dios llamó a los israelitas a que se santificaran a sí mismos. Él
nos exhorta: «Sed santos porque
yo soy santo.» También: «Así
que, si alguno se limpia de estas cosas [vasos de deshonra e
iniquidad], será instrumento para honra, santificado, útil al Señor» (2 Ti.
2:21). El auto santificación se puede realizar solamente por los
medios divinamente provistos. Los cristianos son exhortados a
presentar sus cuerpos como un sacrificio vivo, santo y agradable a
Dios. Ro. 12:1
Así que, hermanos,
os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a
Dios, que es vuestro culto
racional. Se les exhorta a salir de en medio de los hombres y apartarse de ellos. 2Co. 6:17
Por
lo cual, Salid
de en medio de ellos, y
apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Teniendo estas promesas, ellos deben limpiarse «de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la
santidad en el temor de Dios» (2Co. 7:1). «Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la
carne» (Ga. 5:16). 6. El hombre puede santificar a personas y cosas. «Porque
el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula
en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serian inmundos,
mientras que ahora son santos (santificados)» (1Co. 7:14). Moisés
santificó al pueblo (Ex. 19:14). «Y
santificaron la casa de Jehová» (2Cr. 29:17). 7. Una cosa puede santificar a otra. «Porque
¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro?» «
¿Cuál es mayor, la ofrenda, o
el altar que santifica la ofrenda?» (Mt. 23:17, 19). En esta limitada consideración de las Escrituras sobre el tema de la
santificación y la santidad se hace evidente que el significado de la
palabra es separar con un propósito santo. Lo que es puesto aparte no
siempre es purificado. A veces, lo que es separado puede participar
del carácter de santidad, y en otras ocasiones esto es imposible,
como cuando se trata de cosas inanimadas. Sin embargo, una cosa que en
sí misma no puede ser santa ni tampoco no santa, es tan santificada
cuando Dios la separa como lo es una persona cuyo carácter moral
puede ser transformado. También es evidente que, cuando estas
cualidades morales existen, la limpieza y purificación son requeridas,
aunque no siempre (1 Co.7:14). D. Los tres aspectos principales de la santificación. Aunque el Antiguo Testamento contiene una extensa revelación de la doctrina
de la santificación, especialmente relacionada con la ley de Moisés
e Israel, el Nuevo Testamento proporciona una clara visión de los
principales aspectos de la santificación. El Nuevo Testamento
considera tres divisiones de la doctrina: 1) santificación posicional, 2) santificación experimental, 3) santificación final. 1. La santificación posicional es una santificación y
una santidad que se efectúa por Dios a través del cuerpo y la sangre
derramada de nuestro Señor Jesucristo. Los creyentes han sido
redimidos y purificados en su preciosa sangre; se nos han perdonado
todos nuestros pecados y hemos llegado a ser justos por medio de
nuestra identificación con Él; justificados y purificados. Ellos son
los hijos de Dios. Y todo esto indica una separación y clasificación
profunda y eterna, por medio de la gracia salvadora de Cristo. Está
basada sobre los hechos de una posición que son una verdad para cada
cristiano. De ahí que se dice que cada cristiano esta posicionalmente
santificado y es un santo delante de Dios. Esta posición no tiene
otra relación con la vida diaria del creyente que la de poder
inspirarle a vivir santamente. De acuerdo a las Escrituras, la posición
del cristiano en Cristo es el incentivo más poderoso para una vida de
santidad. Las grandes epístolas doctrinales observan este orden. Declaran primero las
maravillas de la gracia salvadora, y entonces concluyen con una
exhortación a los creyentes para que vivan de acuerdo a la nueva
posición que Dios les ha concedido. Ro. 12:1
Así que, hermanos,
os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a
Dios, que es vuestro culto
racional. Ef. 4:1
Yo pues, preso
en el Señor, os ruego que
andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, Col. 3:1
Si, pues,
habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. No hemos sido aceptos en nuestros propios méritos; somos aceptados en el
Amado. No somos justos en nosotros mismos: Él ha sido hecho nuestra
justicia. No somos redimidos en nosotros mismos, sino que Cristo ha
venido a ser nuestra redención. No somos santificados posicionalmente
por la clase de vida que diariamente estamos viviendo; sino que Él
nos ha sido hecho nuestra santificación. La santificación posicional
es tan perfecta como Él es perfecto. Del mismo modo como Él ha sido
puesto aparte, nosotros, los que estamos en Él, hemos sido puestos
aparte. La santificación posicional es tan completa para el más débil como para
el más fuerte de los santos. Depende solamente de su unión y posición
en Cristo. Todos los creyentes son considerados como « dos
santos». Y también como «los
santificados» Hch. 20:32
Y ahora, hermanos,
os encomiendo a Dios, y
a la palabra de su gracia, que
tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los
santificados. 1Co. 1:2
a la iglesia de Dios que está en Corinto,
a los santificados en Cristo Jesús,
llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar
invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
Señor de ellos y nuestro: 1Co. 6:11
Y esto erais algunos;
mas ya habéis sido lavados,
ya habéis sido santificados,
ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús,
y por el Espíritu de nuestro Dios. He. 10:10, 14 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de
Jesucristo hecha una vez para siempre. Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Jud. 1:1
Judas, siervo
de Jesucristo, y hermano
de Jacobo, a los llamados,
santificados en Dios Padre,
y guardados en Jesucristo: La prueba de que, a pesar de su imperfección, los creyentes están
santificados y son, como consecuencia, santos, se encuentra en 1
Corintios. Los cristianos de Corinto vivían una vida no santa. 1Co. 5:1-2; 1Co. 6:1-8 Y, sin embargo, dos veces se dice que ellos habían sido santificados. 1Co.1:2; 6:11 Por su posición, entonces, los cristianos son correctamente llamados «los
santos hermanos», y «santos».
Ellos han sido «santificados
por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez» (He.
10:10), y son «nuevos hombres» creados «conforme
a Dios en justicia y en santidad de verdad» (Ef. 4:24). La
santificación posicional y la santidad posicional son santificación
y santidad «verdaderas».
En su posición en Cristo, el cristiano es justo y acepto delante de
Dios para siempre. Comparado con esto, ningún otro aspecto de esta
verdad puede tener igual importancia. Sin embargo, no debe concluirse
que una persona es santa o santificada solo porque se diga que está
en una posición santa o de santificación. Aunque todos los creyentes están posicionalmente santificados, no hay
referencias en las Escrituras a su vida diaria. El aspecto de la
santificación y la santidad de la vida diaria se encuentran en un
conjunto muy diferente de porciones de 2. La santificación experimental es el segundo aspecto
de la doctrina en el Nuevo Testamento y tiene que ver con la
santificación como una experiencia para el creyente. Así como la
santificación posicional está absolutamente desligada de la vida
diaria, así la santificación experimental está absolutamente
desligada de la posición en Cristo. La santificación experimental
puede depender: a) del grado de rendición del creyente
a Dios, b) del grado de separación del pecado,
c) del grado del crecimiento espiritual. a) La santificación experimental es el resultado de la
rendición a Dios. La completa dedicación de nosotros mismos a Dios
es nuestro culto racional: «Así
que, hermanos, os ruego pon las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio viva, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional» (Ro. 12:1). Hacienda esto, el cristiano
es puesto aparte por su propia elección. Esta es una voluntaria
separación para Dios y es un aspecto importante de la santificación
experimental. «Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación» (Ro. 6:22). Lo mismo que en el caso de la justificación y del perdón, la santificación
no se puede experimentar como sentimiento o emoción. Una persona
puede disfrutar de paz y tener plenitud de gozo por creer que él está
puesto aparte para Dios. Así también, par el hecho de rendirse a
Dios, se hace posible una nueva plenitud del Espíritu, que produce
bendiciones antes no conocidas. Esto puede suceder gradual a súbitamente.
Peno en todo caso no es la santificación lo que se experimenta; es la
bendición del Espíritu realizada a través de la santificación o de
una separación para Dios. b) La santificación experimental es el resultado de la
liberación del pecado. Hay tres provisiones divinas para la prevención del pecado en el cristiano:
1) Sal. 119:11
En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti. 2) el ministerio actual de intercesión
que Cristo realiza desde el cielo. Ro. 8:34
¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más
aun, el que también
resucitó, el que además
está a la diestra de Dios, el
que también intercede por nosotros. He. 7:25
por lo cual puede también salvar perpetuamente a los
que por él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos. Lc. 22:31-32
Dijo también el Señor:
Simón,
Simón, he aquí
Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero
yo he rogado por ti, que
tu fe no falte; y tú,
una vez vuelto, confirma
a tus hermanos. Jn. 17:1-26
Estas cosas habló Jesús,
y levantando los ojos al cielo,
dijo: Padre,
la hora ha llegado; glorifica
a tu Hijo, para que también
tu Hijo te glorifique a ti;
(2) como le
has dado potestad sobre toda carne,
para que dé vida eterna a todos los que le diste.
(3) Y
esta es la vida eterna: que
te conozcan a ti, el único
Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has
enviado. (4) Yo te
he glorificado en la tierra; he
acabado la obra que me diste que hiciese.
(5) Ahora
pues, Padre,
glorifícame tú al lado tuyo,
con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
(6) He
manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste;
tuyos eran, y me
los diste, y han guardado
tu palabra. (7) Ahora
han conocido que todas las cosas que me has dado,
proceden de ti; (8) porque
las palabras que me diste, les
he dado; y ellos las
recibieron, y han conocido
verdaderamente que salí de ti, y
han creído que tú me enviaste.
(9) Yo
ruego por ellos; no ruego
por el mundo, sino por los
que me diste; porque tuyos
son, (10) y todo
lo mío es tuyo, y lo tuyo
mío; y he sido
glorificado en ellos. (11) Y ya no
estoy en el mundo; mas éstos
están en el mundo, y yo
voy a ti. Padre santo,
a los que me has dado, guárdalos
en tu nombre, para que
sean uno, así como
nosotros. (12) Cuando
estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que
me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo
de perdición, para que Y 3) el poder capacitador del Espíritu
que mora en el creyente. Ga. 5:16
Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán
los deseos de la naturaleza pecaminosa. Ro. 8:4
a fin de que las justas demandas de la ley se
cumplieran en nosotros, que
no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Sin embargo, si el cristiano cae en pecado, hay un remedio provisto por Dios,
y es el oficio de abogado defensor que Cristo realiza desde el cielo
en virtud de su muerte expiatoria. Solamente por este medio pueden ser
guardados con seguridad los imperfectos creyentes. Es imperativo que Dios prevenga el pecado en el caso de cada hijo suyo, por
cuanto mientras el creyente esté en el cuerpo, conservará su
naturaleza caída y será vulnerable al pecado. Ro. 7:21
Así
que descubro esta ley: que cuando quiero hacer el bien,
me acompaña el mal. 2Co. 4:7
Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que
se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. 1Jn. 1:8
Si
afirmamos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Las Escrituras no prometen la erradicación de esta naturaleza; en cambio,
promete una victoria permanente, momento a momento, por el poder del
Espíritu. Ga. 5:16-23
Así que les digo: Vivan por el Espíritu,
y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.
(17) Porque ésta
desea lo que es contrario al Espíritu,
y el Espíritu desea lo que es contrario a ella.
Los dos se oponen entre sí,
de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren.
(18) Pero si los guía el Espíritu,
no están bajo la ley. (19) Las obras de la naturaleza
pecaminosa se conocen bien: inmoralidad
sexual, impureza y
libertinaje; (20) idolatría y brujería;
odio, discordia,
celos, arrebatos de
ira, rivalidades,
disensiones, sectarismos
(21) y envidia;
borracheras, orgías,
y otras cosas parecidas. Les
advierto ahora, como antes
lo hice, que los que
practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
(22) En cambio,
el fruto del Espíritu es amor,
alegría, paz,
paciencia, amabilidad,
bondad, fidelidad,
(23) humildad y
dominio propio. No hay ley
que condene estas cosas. (24) Los que
son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa,
con sus pasiones y deseos.
(25) Si el Espíritu nos da vida,
andemos guiados por el Espíritu. Esta victoria será realizada cuando se la reclame por fe y se cumplan las
condiciones necesarias para una vida llena del Espíritu. Jamás se dice que la naturaleza pecaminosa misma haya muerto. Fue
crucificada, muerta y sepultada con Cristo; pero puesto que esto
sucedió hace dos mil años y aún la vemos en acción, la expresión
se refiere a un juicio divino contra la naturaleza pecaminosa que fue
ejecutado en Cristo cuando Él «murió
al pecado». No existe una enseñanza bíblica en el sentido de
que algunos cristianos han muerto al pecado y otros no. Los pasajes
incluyen a todos los que son salvos. Ga. 5:24
Los que son de Cristo Jesús han crucificado la
naturaleza pecaminosa, con
sus pasiones y deseos.
Col. 3:3
pues
ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. En la muerte de Cristo todos los creyentes han muerto al pecado; pero no
todos los creyentes han tomado posesión de las riquezas provistas en
aquella muerte. No se nos pide que muramos experimentalmente, o que
pongamos en práctica su muerte; se nos pide que nos «consideremos»
muertos al pecado. Esta es responsabilidad humana. Ro. 6:1-14 ¿Qué
concluiremos? ¿Qué vamos
a persistir en el pecado, para
que la gracia abunde? (2) ¡De
ninguna manera! Nosotros,
que hemos muerto al pecado,
¿cómo podemos seguir viviendo en él?
(3) ¿Acaso no saben ustedes que
todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús,
en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte?
(4) Por tanto,
mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte,
a fin de que, así
como Cristo resucitó por el poder del Padre,
también nosotros llevemos una vida nueva.
(5) En efecto,
si hemos estado unidos con él en su muerte,
sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección.
(6) Sabemos
que lo que antes éramos fue crucificado con él para que nuestro
cuerpo pecaminoso perdiera su poder,
de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado;
(7) porque el
que muere queda liberado del pecado.
(8) Ahora bien,
si hemos muerto con Cristo,
confiamos que también viviremos con él.
(9) Pues sabemos que Cristo,
por haber sido levantado de entre los muertos,
ya no puede volver a morir;
la muerte ya no tiene dominio sobre él.
(10) En cuanto
a su muerte, murió al
pecado una vez y para siempre; en
cuanto a su vida, vive
para Dios. (11) De la misma manera,
también ustedes considérense muertos al pecado,
pero vivos para Dios en Cristo Jesús.
(12) Por lo
tanto, no permitan ustedes
que el pecado reine en su cuerpo mortal,
ni obedezcan a sus malos deseos.
(13) No
ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de
injusticia; al contrario,
ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la
muerte a la vida, presentando
los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.
(14) Así el
pecado no tendrá dominio sobre ustedes,
porque ya no están bajo la ley sino bajo la gracia. Toda victoria sobre el pecado es en sí misma una separación hacia Dios y,
por lo tanto, es una santificación. Esa victoria debiera ir en
aumento a medida que el creyente se va dando cuenta de su incapacidad
y comienza a maravillarse en el poder divino. c) La experiencia de la santificación está relacionada
con el crecimiento cristiano. A los cristianos les falta madurez en la
sabiduría, el conocimiento, la experiencia y la gracia. Se les dice
que deben crecer en todas estas cosas, y ese crecimiento debe sea
manifiesto. Deben «crecer en la
gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo»
(2 P. 3:18). Al contemplan la gloria del Señor como en un espeja, «somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, coma par el Espíritu
del Señor» (2Co. 3:18). Esta transformación tendrá el efecto
de ponerlos cada vez más lejos del pecado. En ese sentido serán más
santificados. El cristiano puede ser «irreprensible»,
aunque no se puede decir que no tiene faltas. El niño que con mucho
trabajo hace sus primeras letras en un cuaderno es irreprensible en la
tarea realizada, pero su trabajo no es perfecto. Podemos caminar en la
medida completa de nuestro entendimiento actual; sin embargo, sabemos
que no vivimos a la altura de la mayor luz y experiencia que tendremos
mañana. Hay perfección dentro de la imperfección. Nosotros, siendo
tan imperfectos, tan faltos de madurez, tan dadas al pecada, podemos
«permanecen en Él» 3. Santificación definitiva es aquel aspecto relacionado
con nuestra perfección final, y la poseeremos en la gloria. Por su
gracia y par su poder transformador, Él nos habrá transformada de
tal modo —espíritu, alma y cuerpo— que seremos coma él es,
seremos «conformados a su
imagen» Entonces nos hará entrar «perfectos»
en la presencia de su gloria. Su esposa estará libre de toda «mancha
y arruga» Por lo tanto, es propia que nos «abstengamos
de toda apariencia de mal. Y el mismo Dios de paz os santifique por
completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo» 1Ts. 5:22-23 eviten toda clase de mal. Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser --espíritu, alma y cuerpo-- irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. PREGUNTAS 1. ¿Por qué es necesario tener una comprensión correcta de la doctrina de la santificación? 2. ¿Cuál es el sentido básico de la santificación en las Escrituras y qué palabras se usan para expresarla? 3. ¿Cuáles son los peligros de interpretar la doctrina de la santificación por la experiencia? 4. ¿Cómo se puede relacionar adecuadamente la doctrina de la santificación con otras doctrinas bíblicas? 5. ¿Hasta qué punto se menciona en la Biblia la santificación en sus diversas formas? 6. ¿Implica la santificación una perfección total en relación al pecado, a una decisión de llegar a la santidad? 7. ¿Hasta qué punto está relacionada la santificación con la calidad de nuestra vida cotidiana? 8. ¿Por qué la santidad no está sujeta a progresos? 9. ¿En qué sentido se dice que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo santifican a las personas? 10. ¿En qué sentido santifica Dios los días, lugares y cosas? 11. ¿En qué sentido puede un hombre santificar a Dios? 12. ¿En qué sentido puede un hombre santificarse a si misma? 13. ¿.Es posible que un hombre santifique personas y cosas? 14. ¿Cómo puede una cosa santificar a otra cosa? 15. ¿Cómo se relaciona la santificación a la purificación de un objeto, en sus diversos usos? 16. ¿Cuáles son los tres aspectos importantes de la santificación? 17. ¿Cómo se efectúa la santificación posicional? 18. ¿Cuál es la relación entre santificación posicional y vida santa en las epístolas doctrinales? 19. ¿Hasta qué punto está la santificación posicional inmediatamente completa para cada hijo de Dios? 20. ¿Cuál es la diferencia entre santificación experimental y santificación posicianal? 21. ¿De qué factores depende la santificación experimental? 22. ¿Qué relación han entre Ia rendición a Dios y la santificación experimental? 23. ¿Qué relación hay entre la santificación experimental y las emociones? 24. ¿Cuál es la relación entre la santificación experimental y la liberación del pecado? 25. ¿Cuales son las tres provisiones de Dios para que el cristiano pueda prevenir el pecado? 26. Hacer un contraste entre el método divino pana la liberación del pecado con el método sugerido de la erradicación de la naturaleza pecaminosa del hombre. 27. ¿Es verdadero afirmar que algunos cristianos han muerto al pecado y otras no? 28. ¿Que significa el mandamiento de que nos «consideremos» muertos al pecado? 29. ¿En qué forma está relacionada la santificación experimental con el crecimiento cristiano? 30. ¿Cuál es la diferencia entre afirmar que un cristiano es «irreprensible» y afirmar que es perfecto? 31. Hacer un contraste entre nuestra experiencia actual de santificación y nuestra santificación definitiva en los cielos. 32. Hacer un contraste entre la posición y estado espiritual actual del creyente y su posición y estado en el cielo.
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