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  29. Salvación Del Poder Del Pecado

Teología Sistemática 2 es el estudio de las doctrinas bíblicas de la salvacion: expíación, sustitución, redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección, predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la unión mística del creyente con Cristo.  Incluye el estudio de las doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros,  propósito, comisión, culto, organización y ordenanzas.  Incluye el estudio de las profecías de la Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial, los juicios finales y el estado eterno.

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29. Salvación Del Poder Del Pecado por Lewis Sperry Chafer

A. Liberación del pecado únicamente para los cristianos.

Puesto que la salvación del poder del pecado es una provisión de la gracia de Dios para los que ya son salvos de la culpa y de la pena del pecado, la doctrina que en este capítulo consideramos se limita en su aplicación solamente a los regenerados. Aunque ya están salvos y seguros en Cristo, los cristianos tienen todavía la disposición a pecar y cometer pecados. De esto tenemos pruebas abundantes en las Escrituras y en la experiencia humana. Basándose en el hecho de que los cristianos pecan, el Nuevo Testamento procede a explicar cuál es el camino divinamente trazado para que el hijo de Dios se libere del poder del pecado.

Por suponer que el cristiano no debiera pecar ni tener la inclinación al pecado, muchos creyentes que no han alcanzado la madurez espiritual se alarman y confunden —y aun dudan de su salvación— cuando descubren en su vida el poder dominante del pecado. Es una actitud positiva que se preocupen del pecado, debido a la ofensa que éste ocasiona a la santidad de Dios; pero en lugar de poner en duda su salvación o entregarse a la práctica del pecado, debieran escudriñar lo que Dios en su gracia ha provisto para que los suyos puedan liberarse del dominio del pecado.

Con excepción del plan de salvación no hay otro tema más importante que demande un conocimiento cabal por la mente humana que el plan divino por el cual un cristiano puede vivir para la gloria de Dios. La ignorancia y el error pueden resultar en un trágico error espiritual. En la predicación del evangelio existe una gran necesidad de claridad en la exposición de la doctrina bíblica de la salvación del poder del pecado.

B. El problema del pecado en la vida de un cristiano.

Habiendo recibido la naturaleza divina, pero reteniendo todavía la naturaleza antigua, cada hijo de Dios posee dos naturalezas; la una es incapaz de pecar, y la otra es incapaz de practicar la santidad.

2P. 1:4 4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;

La antigua naturaleza, algunas veces llamada «pecado» (significando la fuente del pecado) y «viejo hombre», es una parte de la carne; porque, según el uso de la Escritura , el término carne, cuando se usa en su sentido moral, se refiere al espíritu y al alma, como también al cuerpo, especialmente en el caso del hombre no regenerado. Por esto es que el apóstol declara: «Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien» (Ro. 7:18). Por otra parte, teniendo en vista la naturaleza divina que es impartida al creyente, el apóstol Juan dice: «Todo aquel que es nacido de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios» (1Jn. 3:9). Este versículo enseña que todo cristiano que ha nacido de Dios no practica el pecado (el verbo en el tiempo presente implica una acción continua). Sin embargo, debe observarse que es en esta misma epístola donde se advierte a cada hijo de Dios que no pretenda no poseer una naturaleza pecaminosa (1:8) o que no ha cometido pecado (1:10).

1Jn. 3:8-10 8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Estas dos Fuentes de actividad que el cristiano tiene en sí mismo se consideran también en Gálatas 5:17, donde tanto el Espíritu Santo y la carne están activos en incesante y mutuo conflicto: «Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen el uno al otro.» El apóstol no se está refiriendo en estas palabras al cristiano carnal, sino al que es más espiritual, y aun al que no está satisfaciendo la concupiscencia de la carne.

Ga. 5:16 16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

Este conflicto existe ciertamente en el cristiano espiritual, y si él se ve libre de los efectos y concupiscencias de la carne, es porque está caminando bajo la dirección del Espíritu.

C. La ley como una norma de vida.

Para comprender el programa de Dios para la liberación del poder del pecado, es importante distinguir entre la ley y la gracia como reglas de vida. La palabra «ley» se usa en la Escritura con muchos sentidos diferentes. Algunas veces se usa como regla de vida. Cuando se usa en este sentido, la palabra tiene varios significados.

1. Los Diez Mandamientos; escritos por el dedo de Dios sobre tablas de piedra.

Ex. 31:18 18 Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.

2. Todo el sistema de gobierno de Israel que incluía los mandamientos.

Ex. 20:1-26 1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.

4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tú Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

13 No matarás.

14 No cometerás adulterio.

15 No hurtarás.

16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. 19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. 20 Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis. 21 Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios. 22 Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. 23 No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis. 24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. 25 Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás. 26 No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.

Las leyes.

Ex. 21:1 1 Estas son las leyes que les propondrás.

Ex. 24:11 11 Más no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron.

Y las ordenanzas.

Ex. 24:12 12 Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles.

Ex. 31:18 18 Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.

3. Los principios de gobierno del aun futuro reino del Mesías sobre la tierra, los cuales están contenidos en la Ley y los profetas.

Mt. 5:1 1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.

Mt. 7:29 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Mt. 5:17-18 17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

Mt. 7:12 12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

4. Algunos aspectos de la voluntad revelada de Dios a los hombres.

Ro. 7:22, 25 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

Ro. 8:4 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

5. Algunas reglas de conducta establecidas por los hombres para su propio gobierno.

Mt. 20:15 15¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?

Lc. 20:22 ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?

2Ti. 2:5 5 Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.

La palabra «ley» es usada también algunas veces como una fuerza en operación.

Ro. 7:21 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.

Ro. 8:2 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

6. En el Antiguo Testamento especialmente, la ley es presentada también como un pacto de obras. Bajo este concepto de ley, su alcance se extiende más allá de los escritos del sistema mosaico, e incluye toda acción humana intentada (en conformidad a la enseñanza de la Escritura o no) con el objeto de conseguir el favor de Dios. La fórmula de la ley es: «Si hacéis el bien, yo os bendeciré.» Así, el ideal supremo de una buena conducta —si se emprende con el propósito de conseguir el favor de Dios en lugar de ser una manifestación de la seguridad del favor por medio de Cristo— se convierte en algo puramente legal en su carácter.

7. La ley se presenta también como un principio de dependencia sobre la carne. La ley no provee capacidad para su observancia. No se esperaba más de sus mandamientos de lo que el hombre natural podía hacer. Sin embargo, todo lo que es acometido en la carne, es legal en su naturaleza: los mandamientos contenidos en la ley, las exhortaciones de la gracia, o cualquier actividad espiritual.

D. La gracia como regla de vida.

Para el hijo de Dios bajo la gracia, cada aspecto de la ley ha sido eliminado.

Jn. 1:16-17 16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

Ro. 6:14 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Ro. 7:1-6 1¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? 2 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. 4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.

2Co. 3:1-18 1¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? 2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. 4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. 7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, 8¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? 9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. 10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. 11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece. 12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; 13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. 14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Ga. 3:19-25 19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. 20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. 21¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. 23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. 24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. 25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,

Ef. 2:15 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,

Col. 2:14 14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,

1. Las ordenanzas legales del sistema mosaico y los mandamientos instituidos para el gobierno del reino no son ahora las guías principales del cristiano. Han sido reemplazados por una regla de conducta nueva y de gracia que incluye en sí misma todo lo que es vital en la ley, aunque la reafirma bajo el orden y el carácter de la gracia.

2. El hijo de Dios bajo la gracia ha sido liberado del peso de un pacto de obras. Ahora él no lucha para ser aceptado, sino que es libre como uno que es aceptado en Cristo.

Ef. 1:6 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado

3. El hijo de Dios no está llamado ahora a vivir por la energía de su propia carne. El ha sido liberado de este rasgo de la ley y puede vivir en el poder del Espíritu. Desde que la ley escrita fue dada a Israel, ella pudo liberarse de los mandamientos escritos de Moisés solamente por la muerte de Cristo. Sin embargo, tanto el judío como el gentil fueron liberados por esa muerte del desesperado principio del mérito humano y del vano esfuerzo de la carne.

4. En contraste con la ley, la palabra «gracia» se refiere al favor inmerecido que representa el método divino de tratamiento con el hombre que fue introducido con Adán. Bajo la gracia, Dios no trata a los hombres como ellos se lo merecen, sino que con una misericordia y gracia infinitas, sin hacer referencia a lo que realmente merecen. Esto es libre de hacerlo sobre la base de que el justo castigo por el pecado, que de otro modo su santidad podría imponer sobre los pecadores como retribución a sus hechos, fue satisfecho por el Hijo de Dios.

Aunque el pueblo de Israel experimentó la gracia de muchas maneras, como regla de vida ellos pasaron de una relación de gracia con Dios a una relación legal con Dios. Cuando aceptaron la ley, como se aprecia en Éxodo, ellos neciamente presumieron que podrían guardar la ley de Dios completamente ignorando su necesidad de la gracia como la única base posible de ser aceptado delante de Dios. La experiencia de Israel bajo la ley, por consiguiente, demuestra a todos los hombres la imposibilidad de ser liberado del poder del pecado por medio de la ley como principio.

Ex. 19:3-25 3 Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: 4 Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. 7 Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado. 8 Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo. 9 Entonces Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre. Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová.10 Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos, 11 y estén preparados para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo sobre el monte de Sinaí. 12 Y señalarás término al pueblo en derredor, diciendo: Guardaos, no subáis al monte, ni toquéis sus límites; cualquiera que tocare el monte, de seguro morirá. 13 No lo tocará mano, porque será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá. Cuando suene largamente la bocina, subirán al monte. 14 Y descendió Moisés del monte al pueblo, y santificó al pueblo; y lavaron sus vestidos. 15 Y dijo al pueblo: Estad preparados para el tercer día; no toquéis mujer. 16 Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento. 17 Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. 18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. 19 El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante. 20 Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. 21 Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. 22 Y también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos estrago. 23 Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo. 24 Y Jehová le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en ellos estrago. 25 Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo.

5. En contraste con la ley, la gracia es revelada en tres aspectos diferentes:

a) Salvación por gracia,

b) Seguridad por medio de la gracia, y

c) La gracia como una regla de vida para el salvado.

a) Dios salva a los pecadores por gracia, y no hay otro camino de salvación ofrecido a los hombres.

Hch. 4:12 12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

La gracia salvadora es el amor sin límites y libre de Dios por el perdido en conformidad con las exactas e invariables demandas de su propia justicia a través del sacrificio sustitutorio de Cristo. La gracia es más que el amor; es amor que libera y hace al cristiano triunfante sobre el justo juicio de Dios contra el pecador.

Cuando El salva a un pecador por gracia, es necesario que Dios termine con cada pecado, porque de otro modo éstos demandarían un juicio y así dificultarían su gracia. Esto es lo que El ha hecho en la muerte de su Hijo. También es necesario que cada obligación sea satisfecha, con este objeto la salvación ha sido efectuada como un absoluto regalo de Dios.

Jn. 10:28 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Ro. 6:23 23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Ef. 2:8 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

Además, es necesario que todo mérito humano sea eliminado, para que ninguna cosa que Dios realice esté basada en ningún modo en los méritos de los hombres y no en su gracia soberana solamente.

Ro. 3:9 9¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.

Ro. 11:32 32 Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

Ga. 3:22 22 Más la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

Ya que todo elemento humano está excluido, el evangelio de la gracia es la proclamación de la gracia poderosa, redentora y transformadora de Dios, la cual ofrece vida y gloria eternas a todo aquel que cree.

b) El programa divino de la seguridad por medio de la gracia demuestra que únicamente por medio de la gracia Dios guarda a aquellos que son salvos. Habiendo provisto un camino por el cual El puede actuar libre de sus propias demandas de justicia contra el pecado; habiendo dispuesto la retribución de cada acción humana, y habiendo puesto a un lado eternamente todo mérito humano, Dios ha de continuar el ejercicio de su gracia hacia el salvado para darle la seguridad de su protección eterna. Esto es lo que El hace y al hijo de Dios se le dice que está en la gracia.

Ro. 5:2 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

1P. 5:12 12 Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente, amonestándoos, y testificando que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis.

c) Dios también provee una regla de vida para el salvado basada únicamente en el principio de la gracia. Dios enseña a aquellos que están salvados y seguros la manera cómo deben vivir en la gracia y cómo vivir para su eterna gloria. Del mismo modo como la ley ha provisto una completa regla de conducta para Israel, así Dios ha provisto una completa regla de conducta para el cristiano. Puesto que todas las reglas de vida que están presentadas en la Biblia son completas en sí mismas, no es necesaria que sean combinadas. Por lo tanto, el hijo de Dios no está bajo la ley como una regla de vida, sino bajo los consejos de la gracia. Lo que él hace bajo la gracia no tiene como objetivo conseguir el favor de Dios, sino porque él ya ha sido aceptado en el Amado. El no está confiando en la energía de la carne, sino en la manifestación del poder del Espíritu. Es una vida que se vive sobre el principio de fe: «Mas el justo por su fe vivirá.» Estos principios están declarados en los evangelios y en las epístolas.

E. El único camino de victoria.

Se han sugerido varias enseñanzas que pretender señalar el camino por el cual el cristiano puede liberarse del poder del pecado.

1. Se ha dicho que el cristiano será impulsado a vivir para la gloria de Dios si observa suficientes reglas de conducta. Este principio legalista está condenado al fracaso porque hace que la victoria dependa de la misma carne de la cual se busca la liberación.

Ro. 6:14 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

2. Se ha afirmado muchas veces que el cristiano debe buscar la erradicación de la vieja naturaleza, para así quedar permanentemente libre del poder del pecado. Pero esta teoría tiene sus objeciones:

a) No hay base bíblica para la enseñanza de que la naturaleza adámica pueda erradicarse.
b) La vieja naturaleza es una parte de la carne, y es claro que ella debe tratarse en la misma forma en que Dios trata a la carne. La carne es uno de los tres poderosos enemigos del cristiano: el mundo, la carne y el Diablo. Dios no erradica el mundo, o la carne, o el Diablo; pero provee la victoria sobre estos enemigos, por medio del Espíritu.

Ga. 5:16 16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

1Jn. 4:4 4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.

1Jn. 5:4 4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.

De manera semejante, El da la victoria sobre la vieja naturaleza, por medio del Espíritu.

Ro. 6:14 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Ro. 8:2 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

c) Ninguna experiencia humana actual confirma la teoría de la erradicación, y si esta teoría fuera verdadera, los padres en este estado engendrarían hijos no afectados por la caída


d) Cuando se acepta la teoría de la erradicación no hay lugar ni significado alguno para el ministerio del Espíritu que mora en cada hijo de Dios. Muy por el contrario, los cristianos más espirituales son advertidos de la necesidad de andar en el Espíritu, rindiéndose a la voluntad de Dios, impidiendo que el pecado reine en sus cuerpos mortales, mortificando las obras de la carne y permaneciendo en el Señor.

3. Algunos cristianos suponen que, aparte del Espíritu y simplemente por el hecho de que ya son salvos, podrán vivir para la gloria de Dios. En Romanos 7:15 - 8:4 el apóstol testifica de su propia experiencia con esta teoría.

Ro. 7:15-8:4 15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. 17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. 18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

8 1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

El afirma que conocía lo que era el bien, pero él no sabía cómo llevar a cabo lo que conocía.

Ro. 7:18 18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.

Por lo tanto, llegó a las siguientes conclusiones:

a) Que aun cuando él procuraba hacer lo mejor, era siempre derrotado por una ley que aún estaba presente en sus miembros, rebelándose contra la ley de su espíritu;

Ro. 7:23 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

b) que su estado era espiritualmente miserable;

Ro. 7:24 24¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

c) que, aun cuando ya era salvo, lo que le dio la libertad fue la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, y no sus propias obras;

Ro. 8:2 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

d) que la completa voluntad de Dios se cumple en el creyente, pero nunca por el creyente. Ro. 8:4 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

En Romanos 7:25 (25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado) se declara que la libertad del poder del pecado viene por medio de Jesucristo nuestro Señor. Puesto que se trata de un problema que atañe a la santidad de Dios, la liberación del poder del pecado puede venir solamente por medio de Jesucristo. El Espíritu Santo no podría ejercer dominio sobre una naturaleza caída que todavía no estuviese juzgada; pero en Romanos 6:1-10 se afirma que la naturaleza caída del creyente fue ya juzgada al ser crucificada, muerta y sepultada con Cristo, lo que hizo posible para el Espíritu dar la victoria.

Ro. 6:1-10 1¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive.

Debido a esta provisión de la gracia de Dios, el creyente puede caminar en el poder de un nuevo principio de vida que consiste en dependen solamente del Espíritu, reconociéndose a sí mismo muerto en verdad al pecado (6:4, 11). Por lo tanto, la liberación del poder del pecado es por el Espíritu y por medio de Cristo.

Ro. 6:4, 11 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

F. Victoria por el Espíritu Santo.

Como se ha dicho en los estudios anteriores sobre la doctrina del Espíritu Santo, un creyente puede ser liberado del poder del pecado por el Espíritu Santo. «Si estáis caminando por medio del Espíritu, no satisfaréis los deseos de la carne» (Ga. 5:16). La salvación del poder del pecado, al igual que la salvación de la pena del pecado, es de Dios y, desde un punto de vista humano, depende de una actitud de fe, así como la salvación de la pena del pecado depende de un acto de fe. El que ha sido justificado vivirá por fe —fe que depende del poder de otro— y la persona justificada no conocerá una época en esta vida cuando necesite depender menos del Espíritu.

Existen tres razones para una vida de dependencia del Espíritu.

1. Bajo las enseñanzas de la gracia el creyente se encuentra ante una norma de vida que humanamente es imposible alcanzar. Siendo un ciudadano de los cielos.

Fil. 3:20 20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

Un miembro del cuerpo de Cristo.

Ef. 5:30 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

Y un miembro de la familia de Dios, el cristiano es llamado a vivir de acuerdo a su elevada posición celestial.

Ef. 2:19 19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,

Ef. 3:15 15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,

Puesto que este modo de vida es sobrehumano.

Jn. 13:34 34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.

2Co. 10:5 5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

Ef. 4:1-3 1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

Ef. 4:30 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

Ef. 5:20 20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

1Ts. 5:16-17 16 Estad siempre gozosos. 17 Orad sin cesar.

1P. 2:9 9 Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

El hijo de Dios debe depender completamente del Espíritu que mora en su corazón.

Ro. 8:4 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

2. El cristiano se enfrenta a Satanás, el príncipe de este mundo. A causa de esto, debe fortalecerse en «el Señor y en el poder de su fuerza».

Ef. 6:10-12 10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

1Jn. 4:4 4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.

Jud. 1:9 9 Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.

3. El cristiano posee la vieja naturaleza, la cual le es incapaz de controlar.

La Escritura revela que no solamente Dios nos salva de la culpa del pecado, sino que también nos libera del poder del pecado. Finalmente, cuando el cristiano se encuentre en el cielo, será liberado de la presencia del pecado.

PREGUNTAS

1. ¿Por qué la liberación del pecado es para los cristianos únicamente?

2. ¿Hasta qué punto el pecado es un problema para los cristianos?

3. ¿Qué evidencia se da en la Escritura de que el cristiano tiene dos naturalezas?

4. ¿De qué manera se relaciona el Espíritu Santo con la vieja naturaleza?

5. ¿Cuáles son algunos de los sentidos en que la palabra «ley» es usada en la Biblia?

6. ¿Hasta qué punto falla la ley en proporcionar capacidad para su observancia?

7. ¿Por qué el cristiano no está bajo el sistema de la ley mosaica?

8. ¿Por qué un cristiano no lucha para ser aceptado por Dios?

9. ¿Por qué un hijo de Dios no debe intentar vivir por medio de la energía de su propia carne?

10. Comparar las relaciones de Israel con la gracia como regla de vida con la relación de la iglesia con la gracia como regla de vida.

11. ¿Hasta qué punto se revela la gracia en la «salvación por gracia», y cuál es la parte de Dios?

12. ¿Cómo se relaciona la gracia con la seguridad de un creyente?

13. ¿De qué manera es la gracia una regla completa de vida?

14. ¿Por qué es la ley un principio destinado al fracaso?

15. ¿Qué objeciones pueden hacerse ante la teoría de que la antigua naturaleza puede ser erradicada?

16. ¿Por qué es erróneo el planteamiento de que solamente porque uno es salvo puede llevar una vida cristiana fácil?

17. ¿A través de qué medios es posible la liberación del poder del pecado y cómo está relacionada a Jesucristo y al Espíritu Santo?

18. ¿De qué manera la salvación del poder del pecado depende de la fe?

19. ¿De qué forma las inalcanzables normas de vida para un creyente hacen necesaria una vida de dependencia del Espíritu que mora en el creyente?

20. ¿De qué forma el poder de Satanás se relaciona con la liberación del creyente?

21. ¿Por qué se necesita la liberación del poder de la antigua naturaleza?

22. Contrastar el alcance presente de la liberación del pecado con el que existirá en el cielo.

 

 
27. Pecado/Universal
28. Pecado/Pena
29. Pecado/Poder
30. La Justicia
31. Santificación
32. Seguridad Presente
33. Seguridad Eterno
34. Elección Divina
35. Iglesia/Miembros
36. Iglesia/Comisión
37. Iglesia/Servicio
38. Iglesia/Su Culto
39. Iglesia/Org. y Ord.
40. Iglesia/Esposa
41. El Día Del Señor
42. Los Gentiles
43. Israel/Profecías
44. Arrebatamiento
45. Gran Tribulación
46. Segunda Venida
47. Las Resurrecciones
48. Juicio de Israel
49. Reino Milenial
50. Juicio de Satanás
51. Gran Trono Blanco
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