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  30. Cuatro Aspectos De La Justicia

Teología Sistemática 2 es el estudio de las doctrinas bíblicas de la salvacion: expíación, sustitución, redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección, predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la unión mística del creyente con Cristo.  Incluye el estudio de las doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros,  propósito, comisión, culto, organización y ordenanzas.  Incluye el estudio de las profecías de la Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial, los juicios finales y el estado eterno.

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30. Cuatro Aspectos De La Justicia por Lewis Sperry Chafer

Una diferencia vital entre Dios y el hombre que la Escritura enfatiza es que Dios es justo.

1Jn. 1:5 Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.

Mientras que, según Romanos 3:10, el cargo fundamental hecho a los seres humanos es que <<no hay justo, ni aun uno>>. De la misma manera, una de las glorias de la gracia divina es el hecho de que una justicia perfecta, semejante a la blanca e inmaculada vestidura de una novia, ha sido provista en Cristo y es gratuitamente concedida a todos los que creen en Él

Ro. 3:22 Esta justicia de Dios llega,  mediante la fe en Jesucristo,  a todos los que creen.  De hecho,  no hay distinción,

Las Escrituras distinguen cuatro aspectos de la justicia.

A. Dios es justo.

Esta justicia de Dios es invariable e inmutable. Él es infinitamente justo en su propio Ser e infinitamente justo en todos sus caminos.

Ro. 3:25-26 Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación que se recibe por la fe en su sangre,  para así demostrar su justicia.  Anteriormente,  en su paciencia,  Dios había pasado por alto los pecados; pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia.  De este modo Dios es justo y,  a la vez,  el que justifica a los que tienen fe en Jesús.

Dios es justo en su Ser. Es imposible que Él se desvíe de su propia justicia, ni siquiera como por una <<sombra de variación>> (Stg. 1:17). Él no puede mirar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia. Por consiguiente, puesto que todos los hombres son pecadores, tanto por naturaleza como por práctica, el juicio divino ha venido sobre todos ellos para condenación. La aceptación de esta verdad es vital para llegar a un correcto entendimiento del evangelio de la gracia divina.

Dios es justo en sus caminos. Debe también reconocerse que Dios es incapaz de considerar con ligereza o con ánimo superficial el pecado, o de perdonarlo en un acto de laxitud o debilidad moral. El triunfo del evangelio no radica en que Dios haya tratado con lenidad o blandura el pecado; sino más bien en el hecho de que todos los juicios que la infinita justicia tenía necesariamente que imponer sobre el culpable, el Cordero de Dios los sufrió en nuestro lugar, y que este plan que procede de la mente del mismo Dios es, de acuerdo a las normas de su justicia, suficiente para la salvación de todo el que cree en Él. Por medio de este plan Dios puede satisfacer su amor salvando al pecador sin menoscabo de su justicia inmutable; y el pecador, que en sí mismo está sin ninguna esperanza, puede verse libre de toda condenación.

Jn. 3:18 El que cree en él no es condenado,  pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.

Jn. 5:24 Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió,  tiene vida eterna y no será juzgado,  sino que ha pasado de la muerte a la vida.

Ro. 8:1 Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús,

1Co. 11:32 pero si nos juzga el Señor, nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo.

No es raro que los hombres conceptúen a Dios como un Ser justo; pero donde falla a menudo es en reconocer que cuando Él efectúa la salvación del hombre pecador, la justicia de Dios no es ni puede ser atenuada.

B. La auto justicia del hombre.

En completa armonía con la revelación de que Dios es justo tenemos la correspondiente declaración de que ante la mirada de Dios la justicia del hombre es como <<trapo de inmundicia>>.

Ro. 10:3 No conociendo la justicia que proviene de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.

Is. 64:6 Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.

Aunque el estado pecaminoso del hombre se revela constantemente a través de las Escrituras, no hay descripción más completa y final que la que se encuentra en Romanos 3:9-18; y debe notarse que, como en el caso de otras evaluaciones bíblicas del pecado, tenemos aquí una descripción del pecado como Dios lo ve.

Ro. 3:9-18 ¿A qué conclusión llegamos?  ¿Acaso los judíos somos mejores?  ¡De ninguna manera!  Ya hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado.  (10)  Así está escrito: "No hay un solo justo, ni siquiera uno; (11) no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios.  (12)  Todos se han extraviado; por igual se han corrompido.  No hay nadie que haga lo bueno, no hay ni siquiera uno."  (13)  "Su garganta es un sepulcro abierto; su lengua practica el engaño."  "Hay veneno de víbora en sus labios."  (14)  "Su boca está llena de maldición y de amargura."  (15)  "Veloces son sus pies para ir a derramar sangre; (16) dejan ruina y miseria en su camino, (17) y no conocen el camino de paz."  (18)  "No hay temor de Dios delante de sus ojos."

Los hombres han establecido normas para la familia, la sociedad y el estado; pero ellas no son parte de la base sobre la cual él ha de ser juzgado delante de Dios. En su relación con Dios los hombres no son sabios comparándose consigo mismos.

2Co. 10:12 No nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a sí mismos.  Al medirse con su propia medida y compararse unos con otros, no saben lo que hacen.

Porque no están perdidos solamente aquellos que la sociedad condena, sino los que están condenados por la inalterable justicia de Dios.

Ro. 3:23 pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios,

Por lo tanto, no hay esperanza alguna fuera de la gracia divina; porque nadie puede entrar en la gloria del cielo si no es aceptado por Dios como lo es Cristo. Para esta necesidad del hombre Dios ha hecho una provisión abundante.

C. La justicia imputada de Dios.

Como se ha recalcado en las discusiones previas en cuanto a la doctrina de la imputación, la importante revelación de la imputación de la justicia de Dios es esencial que la comprendamos tanto sobre los principios sobre los cuales Dios condena al pecador como sobre los principios sobre los cuales Dios salva al cristiano.

Ro. 3:22 Esta justicia de Dios llega,  mediante la fe en Jesucristo,  a todos los que creen.  De hecho,  no hay distinción,

Aunque la doctrina es difícil de entender, es importante comprenderla como uno de los mayores aspectos de la revelación de Dios.

1. El hecho de la imputación es subrayado en la imputación del pecado de Adán a la raza humana con el efecto de que todos los hombres son considerados pecadores por Dios.

Ro. 5:12-21 Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo,  y por medio del pecado entró la muerte;  fue así como la muerte pasó a toda la humanidad,  porque todos pecaron.  (13)  Antes de promulgarse la ley,  ya existía el pecado en el mundo.  Es cierto que el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley;  (14)  sin embargo,  desde Adán hasta Moisés la muerte reinó,  incluso sobre los que no pecaron quebrantando un mandato,  como lo hizo Adán,  quien es figura de aquel que había de venir.  (15)  Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios.  Pues si por la transgresión de un solo hombre murieron todos,  ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre,  Jesucristo,  abundó para todos!  (16)  Tampoco se puede comparar la dádiva de Dios con las consecuencias del pecado de Adán.  El juicio que lleva a la condenación fue resultado de un solo pecado,  pero la dádiva que lleva a la justificación tiene que ver con una multitud de transgresiones.  (17)  Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte,  con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre,  Jesucristo.  (18)  Por tanto,  así como una sola transgresión causó la condenación de todos,  también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos.  (19)  Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores,  también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.  (20)  En lo que atañe a la ley,  ésta intervino para que aumentara la transgresión.  Pero allí donde abundó el pecado,  sobreabundó la gracia,  (21)  a fin de que,  así como reinó el pecado en la muerte,  reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Esto se desarrolla más aún en el hecho de que el pecado del hombre fue imputado a Cristo cuando Él se ofreció como ofrenda por el pecado del mundo.

2Co. 5:14, 21 El amor de Cristo nos obliga,  porque estamos convencidos de que uno murió por todos,  y por consiguiente todos murieron. Al que no cometió pecado alguno,  por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.  

He. 2:9  Sin embargo,  vemos a Jesús,  que fue hecho un poco inferior a los ángeles,  coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte.  Así,  por la gracia de Dios,  la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos.

1Jn. 2:2 Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados,  y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo.

Así también la justicia de Dios es imputada a todos los que creen, para que ellos puedan permanecer delante de Dios en toda la perfección de Cristo. Por causa de esta provisión se puede decir de todos los que son salvos en Cristo que ellos son hechos justicia de Dios en Él.

1Co. 1:30 Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús,  a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría --es decir,  nuestra justificación,  santificación y redención--

2Co. 5:21 Al que no conoció pecado,  por nosotros lo hizo pecado,  para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Siendo que esta justicia es de Dios y no del hombre y que, según lo afirma la Escritura , ella existe aparte de toda obra u observancia de algún precepto legal, es obvio que esta justicia imputada no es algo que el hombre pueda efectuar.

Ro. 3:21 Pero ahora,  aparte de la ley,  se ha manifestado la justicia de Dios,  testificada por la ley y por los profetas;

Siendo la justicia de Dios, ella no puede ser aumentada por la piedad de aquel a quien le es imputada, ni tampoco disminuir por causa de su maldad.

2. Los resultados de la imputación se ven en que la justicia de Dios es imputada al creyente sobre la base de que el creyente está en Cristo por medio del bautismo del Espíritu. A través de esa unión vital con Cristo por el Espíritu el creyente queda unido a Cristo como un miembro de su cuerpo.

1Co. 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo,  sean judíos o griegos,  sean esclavos o libres;  y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Y como un pámpano a la Vid verdadera.

Jn. 15:1, 5  Yo soy la vid verdadera,  y mi Padre es el labrador. (5)  Yo soy la vid,  vosotros los pámpanos;  el que permanece en mí,  y yo en él,  éste lleva mucho fruto;  porque separados de mí nada podéis hacer.

Por causa de la realidad de esta unión Dios ve al creyente como una parte viviente de su propio Hijo. Por lo tanto, Él ama al creyente como ama a su propio Hijo.

Ef. 1:6 para alabanza de la gloria de su gracia,  con la cual nos hizo aceptos en el Amado,

1P. 2:5 vosotros también,  como piedras vivas,  sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo,  para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Y considera que él es lo que su propio Hijo es: la justicia de Dios.

Ro. 3:22  la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él.  Porque no hay diferencia,

1Co. 1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús,  el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,  justificación,  santificación y redención;

2Co. 5:21 Al que no conoció pecado,  por nosotros lo hizo pecado,  para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Cristo es la justicia de Dios; por consiguiente, aquellos que son salvos son hechos justicia de Dios por estar en Él.

2Co. 5:21 Al que no conoció pecado,  por nosotros lo hizo pecado,  para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Ellos están completos en Él y perfeccionados en Él para siempre.

2Co. 2:10 Y al que vosotros perdonáis,  yo también;  porque también yo lo que he perdonado,  si algo he perdonado,  por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo,

He. 10:10, 14 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

3. En las Escrituras se nos dan muchas ilustraciones de la imputación. Dios proveyó túnicas de pieles para Adán y Eva y para obtenerlas fue necesario el derramar sangre.

Gn. 3:21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles,  y los vistió.

A Abraham le fue imputada justicia por haber creído a Dios.

Gn. 15:6 Y creyó a Jehová,  y le fue contado por justicia.

Ro. 4:9-22  ¿Es,  pues,  esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión,  o también para los de la incircuncisión?  Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia.  (10)  ¿Cómo,  pues,  le fue contada?  ¿Estando en la circuncisión,  o en la incircuncisión?  No en la circuncisión,  sino en la incircuncisión.  (11)  Y recibió la circuncisión como señal,  como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso;  para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados,  a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia;  (12)  y padre de la circuncisión,  para los que no solamente son de la circuncisión,  sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.  (13)  Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo,  sino por la justicia de la fe.  (14)  Porque si los que son de la ley son los herederos,  vana resulta la fe,  y anulada la promesa.  (15)  Pues la ley produce ira;  pero donde no hay ley,  tampoco hay transgresión.  (16)  Por tanto,  es por fe,  para que sea por gracia,  a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia;  no solamente para la que es de la ley,  sino también para la que es de la fe de Abraham,  el cual es padre de todos nosotros.  (17)  (como está escrito:  Te he puesto por padre de muchas gentes)  delante de Dios,  a quien creyó,  el cual da vida a los muertos,  y llama las cosas que no son,  como si fuesen.  (18)  El creyó en esperanza contra esperanza,  para llegar a ser padre de muchas gentes,  conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.  (19)  Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo,  que estaba ya como muerto  (siendo de casi cien años),  o la esterilidad de la matriz de Sara.  (20)  Tampoco dudó,  por incredulidad,  de la promesa de Dios,  sino que se fortaleció en fe,  dando gloria a Dios,  (21)  plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;  (22)  por lo cual también su fe le fue contada por justicia.

Stg. 2:23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios,  y le fue contado por justicia,  y fue llamado amigo de Dios.

Y como los sacerdotes del tiempo antiguo se vestían de justicia.

 

Sal. 132:9Tus sacerdotes se vistan de justicia,

 Y se regocijen tus santos.

Así el creyente es cubierto con el manto de la justicia de Dios y será con esa vestidura que estará en la gloria.

Ap. 19:8  Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino,  limpio y resplandeciente;  porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

La actitud del apóstol Pablo hacia Filemón es una ilustración tanto del mérito como del demérito imputado. Refiriéndose al esclavo Onésimo, dice el apóstol: <<Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo (imputación de mérito). Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta (la imputación de demérito)>>

Flm. 1:17-18 Así que,  si me tienes por compañero,  recíbele como a mí mismo. Y si en algo te dañó,  o te debe,  ponlo a mi cuenta.

Confrontar también con:

Job 29:14 Me vestía de justicia,  y ella me cubría;

 Como manto y diadema era mi rectitud.

Is. 11:5 Y será la justicia cinto de sus lomos,  y la fidelidad ceñidor de su cintura.

Is. 59:17 Pues de justicia se vistió como de una coraza,  con yelmo de salvación en su cabeza;  tomó ropas de venganza por vestidura,  y se cubrió de celo como de manto,

Is. 61:10 En gran manera me gozaré en Jehová,  mi alma se alegrará en mi Dios;  porque me vistió con vestiduras de salvación,  me rodeó de manto de justicia,  como a novio me atavió,  y como a novia adornada con sus joyas.

4. La imputación afecta la posición y no el estado. Existe, por lo tanto, una justicia de Dios, que nada tiene que ver con las obras humanas, que está en y sobre aquel que cree.

Ro. 3:22  la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él.  Porque no hay diferencia,

Esta es la posición eterna de todos los que son salvos. En su vida diaria, o estado, ellos se hallan muy lejos de ser perfectos, y es en este aspecto de su relación con Dios que deben <<crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo>>

2P. 3:18 Antes bien,  creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.  A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad.  Amén.

5. La justicia imputada es la base de la justificación. De acuerdo a su uso en el Nuevo Testamento, las palabras <<justicia>> y <<justificar>> vienen de la misma raíz. Dios declara justificado para siempre a aquel que Él ve en Cristo. Este es un decreto equitativo, ya que la persona justificada está vestida de la justicia de Dios. La justificación no es una ficción o un estado emotivo; sino más bien una consideración inmutable en la mente de Dios. Al igual que la justicia imputada, la justificación es por fe.

Ro. 5:1 Justificados,  pues,  por la fe,  tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;

Por medio de la gracia.

Tito 3:4-7  Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador,  y su amor para con los hombres,  (5)  nos salvó,  no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,  sino por su misericordia,  por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,  (6)  el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,  (7)  para que justificados por su gracia,  viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Y se hace posible a través de la muerte y resurrección de Cristo.

Ro. 3:24 siendo justificados gratuitamente por su gracia,  mediante la redención que es en Cristo Jesús,

Ro. 4:25 el cual fue entregado por nuestras transgresiones,  y resucitado para nuestra justificación.

Es permanente e inmutable, pues descansa solamente en los méritos del eterno Hijo de Dios. La justificación es más que el perdón, porque el perdón es la cancelación de la deuda del pecado, mientras que la justificación es la imputación de justicia. El perdón es negativo (supresión de la condenación), en tanto que la justificación es positiva (otorgamiento del mérito y posición de Cristo).

Al escribir de una justificación por medio de obras, Santiago se refería a la posición del creyente delante de los hombres.

Stg. 2:14-26 Hermanos míos,  ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe,  y no tiene obras?  ¿Podrá la fe salvarle?  (15)  Y si un hermano o una hermana están desnudos,  y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,  (16)  y alguno de vosotros les dice: Id en paz,  calentaos y saciaos,  pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo,  ¿de qué aprovecha?  (17)  Así también la fe,  si no tiene obras,  es muerta en sí misma.  (18)  Pero alguno dirá: Tú tienes fe,  y yo tengo obras.  Muéstrame tu fe sin tus obras,  y yo te mostraré mi fe por mis obras.  (19)  Tú crees que Dios es uno;  bien haces.  También los demonios creen,  y tiemblan.  (20)  ¿Mas quieres saber,  hombre vano,  que la fe sin obras es muerta?  (21)  ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre,  cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?  (22)  ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras,  y que la fe se perfeccionó por las obras?  (23)  Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios,  y le fue contado por justicia,  y fue llamado amigo de Dios.  (24)  Vosotros veis,  pues,  que el hombre es justificado por las obras,  y no solamente por la fe.  (25)  Asimismo también Rahab la ramera,  ¿no fue justificada por obras,  cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?  (26)  Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto,  así también la fe sin obras está muerta

Pablo, escribiendo de la justificación por la fe, tenía en mente la posición del creyente delante de Dios.

Ro. 5:1 Justificados,  pues,  por la fe,  tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;

Abraham fue justificado delante de los hombres demostrando su fe por medio de sus obras Stg. 2:21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre,  cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?

Asimismo, él fue justificado por fe delante de Dios por la justicia que le fue imputada.

Stg. 2:23 Y se cumplió la Escritura que dice:  Abraham creyó a Dios,  y le fue contado por justicia,  y fue llamado amigo de Dios.

D. La justicia impartida por el Espíritu.

Lleno del Espíritu, el hijo de Dios producirá las obras de justicia.

Ro. 8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros,  que no andamos conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu.

Del «fruto del Espíritu»

Ga. 5:22-23 Mas el fruto del Espíritu es amor,  gozo,  paz,  paciencia,  benignidad,  bondad,  fe, mansedumbre,  templanza;  contra tales cosas no hay ley.

Y manifestarán los dones para el servicio que le han sido dados pon el Espíritu.

1Co. 12:7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

Se establece claramente que estos resultados se deben a la obra que el Espíritu realiza en y a través del creyente. Se hace referencia, por tanto, a un modo de vida que en un sentido es producido por el creyente; mejor dicho, es un modo de vida producido a través de él por el Espíritu. Para aquellos que <<no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu>>, la justicia de la ley, la cual en este caso significa nada menos que la realización de toda la voluntad de Dios para el creyente, se cumple en ellos.

Esto nunca podría ser cumplido por ellos. Cuando es realizada por el Espíritu, ella no es otra cosa sino la vida que es la justicia impartida por Dios.

PREGUNTAS

1. Con relación a la justicia, ¿qué diferencia hay entre Dios y el hombre?

2. ¿Cuáles son los cuatro aspectos de la justicia revelados en las Escrituras?

3. ¿En qué sentidos Dios es completamente justo?

4. ¿Hasta qué punto llega el hombre en su auto justicia y por qué ésta es insuficiente?

5. ¿Por qué es necesaria para el hombre la justicia imputada de Dios?

6. ¿Cuáles son los resultados de la imputación de justicia en el hombre?

7. Proporcionar algunas ilustraciones bíblicas de la imputación.

8. ¿De qué manera afecta la imputación la posición y el estado ante Dios?

9. ¿Cómo se relaciona la justicia imputada con la justificación?

10. Contrastar la justificación y el perdón.

11. ¿Cuál es la diferencia entre la justificación por las obras y la justificación por la fe?

12. ¿Hasta qué punto se extiende la justicia impartida por el Espíritu?

 

 
27. Pecado/Universal
28. Pecado/Pena
29. Pecado/Poder
30. La Justicia
31. Santificación
32. Seguridad Presente
33. Seguridad Eterno
34. Elección Divina
35. Iglesia/Miembros
36. Iglesia/Comisión
37. Iglesia/Servicio
38. Iglesia/Su Culto
39. Iglesia/Org. y Ord.
40. Iglesia/Esposa
41. El Día Del Señor
42. Los Gentiles
43. Israel/Profecías
44. Arrebatamiento
45. Gran Tribulación
46. Segunda Venida
47. Las Resurrecciones
48. Juicio de Israel
49. Reino Milenial
50. Juicio de Satanás
51. Gran Trono Blanco
52. Cielo Nuevo
 

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