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8. Sicosocial Educación Cristiana presenta cómo organizar y dirigir el ministerio de la educación en la iglesia local; cómo indentificar las características, necesidades y estilos de aprendizaje de diversos grupos de edades; el arte de instruir usando diferentes métodos y técnicas; y cómo entrenar a otros para ser maestros bíblicos. Enfoque
de desarrollo integral de la educación Cristiana
Orientación Esta lección es la continuación de los conceptos del
desarrollo integral de la lección anterior. Hoy seguiremos con la
discusión de del desarrollo humano al sicosocial, moral y
espiritual. Objetivos de aprendizaje Al final de esta lección, los participantes podrán • Identificar las ocho etapas de desarrollo
sicosocial. • Comparar y contrastar las etapas de desarrollo
sicosocial con las etapas de desarrollo moral. • Mencionar y describir cuatro etapas de crecimiento
vocacional. Tipos
de crecimiento En la última sesión discutimos dos tipos de
crecimiento: físico e intelectual. Continuaremos hoy con otros
tipos de crecimiento. Crecimiento sicosocial La personalidad se compone de dos partes: • Temperamento. El temperamento influye sobre
la forma en que actuamos o sentimos. Describimos a una persona como
tímida, extrovertida, introvertida, dependiendo de su temperamento. • Identidad. La identidad contesta la pregunta
muy dentro de nosotros: “¿Quién soy en realidad?” Cuando nos
sentimos bien acerca de nuestra identidad, nos invade un sentir de
salud emocional. Cuando nos sentimos mal por nuestra identidad
desarrollamos muy baja autoestima. Ocho
etapas de desarrollo sicosocial Eric Erikson estudió el desarrollo de la personalidad
en toda la vida. Combinó las ideas del yo y nuestra interacción
con el mundo para estudiar la personalidad. Estableció en su teoría
que hay ocho etapas de la vida en que se desarrollan ciertas
características de la personalidad. Cada etapa se basa en la
anterior. Al avanzar en la vida, vamos formando nuestra identidad de
acuerdo con estos desafíos que enfrentamos en cada nivel. 1. Infancia: Confianza. En la infancia el desafío es el desarrollo de la
confianza. El recién nacido depende de los demás para todo. De
acuerdo a como se le suplan esas necesidades el bebé desarrolla un
sentido de confianza o de no ser capaz de confiar en los demás. Por
ello es muy importante en las primeras etapas de la vida que
mostremos amor o afecto a los niños. 2. Párvulo: Autonomía. El segundo nivel comienza a la edad de dos años. Aquí
el desafío es el desarrollo de un sentido de autonomía, el deseo
de decir: “Quiero hacer esto”. Es el desarrollo de un sentido de
voluntad. Si desarrollan ese sentir, pueden pasar a la etapa tres. 3.
Preescolar: Iniciativa. Esta etapa ocurre justo antes de entrar en la escuela.
El desafío en esta etapa es el desarrollo de iniciativa o un sentir
de propósito. El niño comienza a planear sus actividades, por
ejemplo, jugar. Puede usted comenzar a ver esto en los niños justo
antes de la edad escolar. Quieren seleccionar su ropa, comer ellos
solos, y arreglar sus juguetes de la forma que desean. Desarrollan
un sentido de propósito e iniciativa. 4. Edad escolar: Competencia. En la edad escolar el niño quiere desarrollar
competencia. Esta es la edad de la respuesta correcta, de ser capaz
de decir: “Lo hice. Llené todos los blancos. Memoricé todos los
versículos”. Es el desarrollo de confianza. “Puedo, lo haré”.
Lo mejor de esta etapa es desarrollar esa confianza porque la
siguiente presenta un gran desafío. 5. Adolescencia: Identidad. En la adolescencia tiene uno que desarrollar su propia
identidad y contestar la pregunta: “¿Quién soy?” No sólo soy
el hijo de mis padres. Soy especial. ¿Quién soy? Erikson pasó
mucho tiempo estudiando la adolescencia. Este es un tiempo crucial
para las decisiones religiosas, porque la respuesta a la pregunta de
identidad tiene que ver con las creencias personales. Los
adolescentes pueden tratar con conceptos abstractos, por lo que
comienzan a hacer preguntas sobre la fe. ¿Qué creo? Por esa razón
en campamentos de adolescentes se registran muchas decisiones de
aceptar a Cristo, incluso por jovencitos criados en hogares
cristianos. Tienen una nueva habilidad de hacer un compromiso con
algo. Eirkson habla de comprometerse a ser fieles a algo o alguien.
Esto forma parte de la formación de identidad. Los adolescentes
deben comprometerse a alguien o algo mucho mayor que ellos.
Tristemente, muchos adolescentes deciden comprometerse con alguien más
aparte de Jesucristo o de la fe cristiana. Los adolescentes están en busca de algo que abrazar y
tienen la habilidad de hacer ese compromiso. La mayoría de los que
aceptan a Cristo desde niños pasan por otro encuentro con Dios en
su adolescencia que realmente los define como cristianos. Si esa entrega no ocurre de forma saludable, se
experimenta confusión de identidad. No sé quién soy y trato de
encontrarme a mí mismo buscando mi identidad en la ropa. Tenemos en
esta etapa la gran oportunidad de evangelizar a los adolescentes. Es
quizá la etapa más fácil para conducir a una persona a los pies
de Jesucristo. Cuanto más espere uno, más difícil se vuelve esa
decisión. 6. Joven adulto: Intimidad. El siguiente nivel es el de joven adulto. El desafío
en esta etapa es el desarrollo de relaciones significativas con
otras personas, ahora que la persona ha desarrollado su identidad e
invertirla en relaciones con los demás. Con frecuencia una de estas
relaciones conduce al matrimonio, pero incluso si la persona no se
casa, este es el tiempo de desarrollar relaciones con los demás.
Las amistades no son las mismas que cuando se era adolescente. Son más
sólidas y significan compromisos reales de unos con otros o con
grupos de personas. También desarrollamos la oportunidad de relaciones más
cercanas con los demás (no sólo en lo físico, sino en lo
espiritual). Piense en la iglesia y nuestra habilidad de ser
honestos los unos con los otros. La confianza tiene sus riesgos y
requiere un fuerte sentido de ser uno mismo. Piense en las amistades
cercanas que desarrolló cuando era joven adulto; éstas tienen la
tendencia de durar por toda la vida. Como niños, no éramos capaces
de ese tipo de intimidad. Como adolescentes estábamos muy ocupados
en busca de nuestra identidad. Pero en la etapa de joven adulto las
relaciones cobraron tanta importancia que perduran para toda la vida.
En esta etapa aprendemos a amar y a darnos a otra persona. Con frecuencia en esta etapa de la vida es más fácil
para las mujeres relacionarse unas con otras porque tienen un mayor
sentir de salud. No hay competencia entre ellas (a menos que deseen
al mismo hombre), pero tienen la habilidad de desarrollar amistades
más profundas. Los varones, más competitivos, con frecuencia temen
establecer relaciones con otros hombres y compartir su espíritu,
porque temen al rechazo y a no ser suficientemente buenos. El
movimiento de Hombres de Valor (Promise Keepers) da la oportunidad a
los varones de pasar dos días juntos en alabanza, oyendo
conferencias. Es un fenómeno interesante. Los hombres se abrazan,
lloran juntos. Regresan con mayor interés de establecer lazos más
sólidos con otros amigos varones. Se reúnen a orar y a leer la
Biblia juntos. Se confiesan y se comprometen unos a otros. Es como
si alguien les hubiera dado permiso para estar en relación más
estrecha con otros hombres, cuando antes ni lo pensaban. Pensaban
que para ser hombres de verdad no podían hacer esto. ¿Cuáles elementos de su cultura le ayudan o le
estorban para establecer relaciones más estrechas? Al comenzar a crecer la iglesia, es importante que
comiencen a surgir relaciones más estrechas y sólidas, de modo que
se experimente un sentir de pertenencia, de familiaridad, de que
pueden confiarse unos a otros. Es importante que la iglesia propicie
oportunidades de este tipo. En algunas partes del mundo hay iglesias
muy grandes, por ejemplo, de 3 o 4 mil personas. Es muy difícil
establecer relaciones estrechas en grupos como esos. En esas
iglesias grandes, entonces, se desarrollan grupos pequeños para
permitir esa intimidad. A través del grupo pequeño sentimos que
pertenecemos al grupo grande total. En particular si cuenta con jóvenes
adultos en su iglesia, es importante proveer oportunidades para esas
relaciones. Aunque la oportunidad no tiene que ser necesariamente
espiritual. Puede relacionarse con recreación o de comer juntos. El
propósito es ayudar a la gente a desarrollar un sentido de
pertenencia en forma tangible. 7. Adulto maduro: Inversión en el futuro. El desafío aquí es escoger entre dos opciones: Me
doy a mí mismo en inversión para el futuro, es decir,
mis energías para desarrollar la siguiente generación
que viene detrás de mí, o protegeré todo lo
realizado y me enfocaré en su conservación y a no
permitir cambios. En la segunda opción, mi valor se
centra en lo realizado en lugar de lo que he dado para
un futuro mejor. En iglesias más antiguas algunas personas desean que
la iglesia siga como siempre. Eso es proteger el pasado en lugar de
invertir en el futuro. Esta es la etapa de la vida en la que el
adulto maduro debe hacer la decisión de invertir en el futuro o
proteger el pasado… Cuando hago la decisión de invertir en el
futuro, comienzo a compartir mi conocimiento y sabiduría con otros
más jóvenes, de modo que desarrolle mi lugar de liderazgo entre
ellos. Comienzo a cederles el lugar de liderazgo de la iglesia u
organización a ellos más y más, de manera que en las últimas
etapas de mis años de joven adulto, soy más mentor que líder. Un ejemplo: Cuando entré a enseñar en el seminario,
el decano era mi antiguo maestro. Era mi jefe. Después de unos años,
comenzó a enseñarme a hacer su trabajo. Comenzó a mostrarme cómo
ser decano académico. Me preparó para el trabajo que hoy tengo. Y
luego dejó su empleo para que alguien más lo tomara, aun cuando
seguía como empleado del seminario. Cuando tomé el empleo de
decano académico que tengo hasta el presente, yo sabía que se lo
debía a él. Él invirtió para el futuro y yo también me he
comprometido a hacer lo mismo. No voy a ser decano académico hasta
que me jubile. En otros siete u ocho años le daré el puesto a
alguien más. Pasaré los últimos días de mi carrera en el aula.
Eso significa invertir para el futuro. --Ed Robinson Esta es la aplicación que me gustaría que usted
hiciera. Me gustaría que comenzara a pensar cómo va a desarrollar
líderes en la iglesia para el futuro, cómo va a invertir para la
generación que viene detrás de usted. Tiene que decidir si
conservar el pasado y protegerlo o invertir para el futuro. ¿Cuál
escogerá? 8. Tercera edad: Integridad. La etapa final es la tercera edad. Aquí el desafío es
la integridad o la realización total, decir: “Sí, he vivido bien.
Ha sido bueno lo que he hecho. He llegado al final de mi carrera y
estoy en paz, sin remordimientos”. Es un sentir de integridad
sencillamente. Integridad significa totalidad o estar completo, sin
nada significativo que falte. Es más que ser honesto, es ser todo
lo que se esperaba que fuera. En las últimas etapas de la vida con
frecuencia las personas reflexionan sobre lo que han hecho en la
vida y muchos se lamentan porque se dieron a cosas sin verdadera
importancia. Es más bien un sentir de realización total en la que
se dieron a una buena causa e hicieron lo mejor que pudieron. En las últimas etapas de la vida esto es lo que
necesitamos que comprenda la gente. La comunidad de fe ayuda a la
gente a comprender cuánto han contribuido y cuánto valen en verdad.
Con frecuencia los de la tercera edad en nuestra sociedad sienten
que ya no tienen nada que ofrecer. Tenemos que hacerles ver que
necesitamos su sabiduría, oraciones y ejemplo. En ocasiones, sin embargo, muchos llegan al final de su
vida y se dan cuenta que la han dado a causas no muy nobles. Sienten
que han malgastado su vida. Tenemos el privilegio de ofrecerles la
gracia de Dios de modo que puedan pedirle perdón y reciban su
salvación. Dios toma lo que ellos creen que malgastaron y lo usa
para bien. Incluso al final de la vida cualquiera puede comenzar de
nuevo. No pase por alto a los ancianos que necesitan la conversión.
La tercera edad es la etapa crítica para un sentir de realización
propia e identidad. En ocasiones nos ocupamos tanto en la edificación de
la iglesia para el futuro que olvidamos a estas personas que ya no
estarán con nosotros en el futuro, pero que siguen necesitando la
gracia de Dios en su vida. Aplicación
de las etapas del crecimiento de la personalidad Deseo ahora retroceder y hacer aplicaciones a algunas
de estas etapas. Confío en que ustedes podrán hacerlas, pero aquí
les damos una ayudadita: 1. Trate a los bebés con cariño y afecto. Si asocian
el afecto con la iglesia, lo asociarán con Dios también. 2. Los niños de edad escolar están desarrollando
competencia. Algunos ya saben leer o tienen aptitudes musicales. No
tema usarlos en el culto de adoración para leer la Biblia y la música
especial. Recuerde que no están sólo practicando; están
dirigiendo. Pídales que hagan cosas que pueden hacer. Deles la
oportunidad de saborear el éxito. Deles los pasajes bíblicos desde
una semana antes y ayúdeles a practicar. Trate su contribución en
serio orando con ellos antes del culto. Así se desarrollarán en
liderazgo y mostrará a la congregación lo que usted cree acerca de
ellos. Si tiene coro de niños, pídales que canten. Entonces
exprese el valor de su contribución. Comente el mensaje que han
proclamado. 3. Para los jóvenes adultos, provea oportunidades de
compañerismo y relaciones significativas. Desarrollo
social Cuando éramos niños, nuestro mundo era muy pequeño.
Todo giraba en torno de nosotros mismos. Al comenzar a
desarrollarnos, nuestro mundo creció y nos dimos cuenta de la
presencia de otras personas. En realidad no sabemos mucho acerca de
ellos, pero por lo menos sabemos que allí están. Comenzamos a ir a
la escuela y nos ubican en un aula con un grupo de 15 a 30 niños y
nos sentimos como en una gran familia. A la edad de seis o siete años
los estudiantes aprenden acerca de su comunidad, de su país y luego
del mundo. Los círculos comienzan a crecer al estudiar en la
escuela. Entonces entramos en otro mundo más grande. Para
muchos fue la secundaria, preparatoria o escuela media. Nuestras
relaciones se ampliaron. Nuestro
mundo aumentó. Con el tiempo comprendimos que somos sólo
una infinitésima parte de un enorme universo. ¿Qué tiene que ver todo esto con la educación
cristiana? En parte, con nuestra habilidad de hacer decisiones
morales. Si sigo en las esferas de la infancia toda mi vida, ¿Cómo
podré hacer decisiones morales? Todas serían egoístas, si me
recompensan. Voy a hacer todo bien si me recompensan, todo tiene que
ver conmigo. Al ir creciendo mi mundo, voy creando conciencia de los
que me rodean. Comienzo a entender que mis decisiones afectan a
otras personas también. En esta edad comenzamos a aprender buenas
costumbres. Comienzo a hacer una decisión basado en la forma en que
afecta a los demás tanto como a mí mismo. Al ir adelante, comienzo
a ver cómo mis decisiones afectan a personas que ni conocía.
Comienzo a decidir qué haré lo bueno por el principio mismo en
lugar de las consecuencias. A través de la historia muchas personas
han estados dispuestas a morir por el principio porque sabían que
afectaría a todo el mundo. Es importante comprender cómo crecen
estas relaciones. Algunas personas pasan toda la vida en el círculo de
la infancia y hacen sus decisiones en base a ese círculo. ¿Cómo se ocupa en la educación misionera en esta
etapa? ¿Cómo hacer entender a la gente que forman parte de una
gran iglesia en todo el mundo? En Estados Unidos muchos creen que
los cristianos tendrán mucho dinero porque Dios les bendice. Creen
que si son cristianos nunca sufrirán por nada. Esa es una idea muy
americana, pero no es bíblica. Por ser su mundo tan pequeño, eso
es todo lo que entienden acerca de ser cristianos. Están atrapados
en medio del camino. Interpretan la fe cristiana desde su propia
perspectiva mediocre. ¿Cómo salvaguardará su comprensión de caer en el círculo
de su cultura? ¿Cómo enseñamos a la gente a ver el mundo de la
forma que lo ve Dios? Necesitamos ofrecer educación misionera en nuestras
iglesias y ayudar a la gente a obtener una perspectiva global,
mundial. No ofrecemos educación misionera para sentir compasión de
los demás, sino para obtener aprecio y visión de lo que Dios está
haciendo en todo el mundo. Desarrollo
moral ¿Dónde está nuestro centro de autoridad? Esto es
importante en la madurez espiritual. Cuando comenzamos a hacer
decisiones en la vida, el centro de autoridad está dentro de
nosotros. Hacemos decisiones basados en la forma en que afecta
nuestra vida. ¿Me recompensarán o me castigarán? Es muy egoísta. Al ir desarrollando mi capacidad de hacer decisiones
morales, el centro de autoridad pasa a un lugar fuera de mí mismo.
Llego al momento en que quiero agradar a mis padres o a la iglesia.
Quiero ser una buena persona. El centro de autoridad ya no está
dentro de mí. Hago mis decisiones basado en lo que otras personas
piensan de mí. Muchas personas hacen sus decisiones basados en esta
etapa. Hacen decisiones morales de modo que otros piensen bien o no
se desilusionen. Hasta quizá deseen hacer las decisiones correctas
para que Dios se agrade de ellos. La motivación ya es puramente
externa. Al seguir desarrollándose, descubren que existe una
autoridad moral básica en la vida. Puede referirse a las reglas de
la iglesia o las leyes de la nación. Todo eso nos ayuda a vivir
ordenadamente los unos con los otros. Hago decisiones morales porque
deseo que todos vivamos en forma ordenada. El centro de autoridad
sigue estando fuera de mí. Guardo la ley, incluso la religiosa. Allí
estaban muchos judíos en tiempos del Antiguo Testamento. Pero existe otro nivel de desarrollo en términos de
las decisiones morales. Ocurre cuando aplicamos los principios
morales a nuestra vida. Hacemos decisiones basados en principios
internos. Haré lo bueno aunque todos hagan lo malo. Haré lo bueno
incluso si tengo que sufrir por ello. Haré lo bueno simplemente
porque es bueno. ¿Qué sucedería si todos los días tuviéramos que
consultar lo que podemos hacer o no? Si quiero apostar y luego lo
busco y descubro que no debo hacerlo y hago esa decisión porque
deseo agradar a los líderes de la iglesia, hago lo correcto por una
razón inmadura. Si los buenos principios están arraigados dentro
de mí, no tendré el deseo de apostar. Para mí no es importante.
No necesito hacerlo. Tengo otras cosas mejores que hacer con mi vida. En el Antiguo Testamento cuando Jeremías estaba
hablando del nuevo pacto, dijo que una persona no tenía que decirle
a su prójimo “haz esto o aquello”, sino que la ley estaría
escrita en los corazones. Esa es la ética del amor. Vivo de esa
manera porque el principio del bien del amor de Dios está en mi
corazón. No tengo que vivir por los principios de un libro de
reglas porque los principios de las reglas forman parte de mi vida.
No puedo comenzar allí, pero allí quiero llegar en el desarrollo
moral. Necesitamos ayudarnos mutuamente a vivir por principios y no
por reglas. El comportamiento quizá sea el mismo, pero la motivación
es muy diferente. Una motivación puede ser que no quiero desagradar
a Dios. No quiero que se enoje conmigo. Esa no es la manera de vivir.
La motivación correcta es vivir bien porque amo a Dios y quiero ser
un buen representante de Él en el mundo. Muchos no son capaces de
actuar por esta motivación. Siguen tratando de agradar a los que
les rodean. Buscan aprobación o afirmación. Cuando crecemos,
tenemos la capacidad de pensar en diversas formas. Podemos vivir por principios en lugar de reglas. Es
mucho más difícil vivir por principios que por reglas. Si desea
reglas uno, la gente nos dice lo que debemos hacer. Si vive uno por
principios, debe pensar por sí mismo. Quizá no pueda hacer ciertas
cosas porque aun cuando no sean malas, no son lo mejor. Todo aquello
que nos aparte de las cosas más importantes puede convertirse en ídolo.
Al procurar edificar en la gracia a la gente, gran parte de ello
consiste en ayudarles a hacer decisiones morales basados en
principios. Es lo que todos deseamos para nuestros hijos, y es lo
que también deseamos para nuestros hijos espirituales. Una de las formas en que podemos hacerlo es compartir
con los demás el proceso por el que pasamos al hacer nuestras
decisiones morales. Mi esposa y yo tenemos principios sobre la
selección de diversiones. Rechazamos ciertos programas de televisión
o leer ciertos libros y revistas. Les decimos a nuestros hijos por
qué hacemos esas decisiones. Cuando eran más pequeños les dábamos
reglas sobre lo que podían ver o leer, pero oramos para que ahora
ellos mismos hagan esas buenas decisiones. La razón de esos
rechazos no es que nuestra iglesia nos lo prohíbe, sino por lo que
pueden influir sobre nuestra mente y relación. La Biblia que
debemos pensar en “todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,
todo lo amable”. Al crecer, nuestro centro de autoridad cambia de
nuestro interior egoísta, hacia fuera, y luego de nuevo dentro
nosotros, pero con otra calidad diferente. ¿Recuerdan cuando dije
que nuestro desarrollo debe entenderse holísticamente y que la
espiritualidad debe estar en el centro de nuestro desarrollo total? ¿Comienza a ver que todas estas áreas de crecimiento
están interrelacionadas? Aunque las hemos estudiado en forma
separada, hemos comenzado a comprender que no las podemos aislar.
Están interrelacionadas y la eficaz relación entre las mismas
ocurre cuando hablamos sobre el desarrollo espiritual. La Biblia nos
habla de todas ellas —el cuerpo como sacrificio vivo, la mente de
Cristo, los que están en Cristo obtienen nueva identidad, etc. Todos los dominios de nuestra vida se unen por el
desarrollo espiritual. Ustedes que son líderes de congregaciones,
comiencen a pensar en lo que significa para una persona ser
espiritualmente maduro. Piensen en la jornada en que se hallan y los
diversos componentes de su vida. ¿Qué significa para un niño de
12 años de edad ser maduro? Ser lo que debe ser un niño de 12 años.
¿Qué significa para un adolescente ser maduro? Ser todo lo que
Dios lo llamó a ser en la edad en que se encuentra. ¿Puede acaso toda la relación de la vida ser lo que
debe ser si no es cristiano uno? No, no como Dios nos ha llamado a
ser. ¿Acaso todas las decisiones morales de su vida pueden ser
motivadas de la forma correcta si no es cristiano? ¿Puede tener la
mente de Cristo si no es cristiano? Observe que no le he preguntado
si es inteligente o no, sino si es cristiano o no. Por supuesto que
puede serlo, pero no puede pensar como Cristo piensa. Es importante
ver a una persona como un todo, con el espíritu como el centro que
afecta todo lo que hace. Crecimiento
vocacional Todos hemos sido llamados a servir a Dios. Efesios 2:10
dice: “Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos
en ellas”. Somos “llamados” (vactio) a servir a Dios en
todo lo que hacemos, en cada área de nuestra vida. Al pensar en
preparar a otros para servir en la iglesia y al mundo fuera de ella,
hemos de recordar dos criterios: habilidad y disposición. Nivel 1: Incapaces y no dispuestos La gente no es competente ni confía en la habilidad o
tarea. No están seguros de lo que se espera de ellos. Quizá duden
de que puedan crecer efectivamente en esta área. Nivel 2: No capaces pero dispuestos La gente confía, pero no cuenta con la capacitación
específica en las habilidades requeridas. Nivel 3: Capaces pero no dispuestos La gente puede estar insegura acerca de algunos
aspectos de la habilidad o tarea. Vacilan por varias razones,
incluyendo la falta de dedicación. Nivel 4: Capaces y dispuestos La gente está lista y capacitada para servir.
Probablemente requieran menos supervisión y mayor cantidad de
aliento. Crecimiento espiritual Sustento la convicción de que existe un área separada
de espiritualidad. Nuestra espiritualidad consiste de la totalidad
de nuestra humanidad plenamente viva (total) por Cristo. Somos
complejos. No podemos ser divididos en partecitas no relacionadas
entre sí. Entonces, nuestra espiritualidad se manifiesta en nuestro
cuerpo, pensamiento, identidad, relaciones, moralidad y propósito
en la vida. Dios nos ha llamado a ser santos y realizados plenamente.
Podemos ser eso sólo si tenemos su vida y cumplimos su plan para
cada área. “Que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio
vivo. . . Haya pues en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús… Si alguno está en Cristo, nueva criatura es. . .
Amaos los unos a los otros… Amad a vuestros enemigos. . . Si me amáis,
guardad mis mandamientos. . . Sed santos, porque yo soy santo”. Repaso A manera de repaso, busque los objetivos de aprendizaje
que incluimos al principio de esta lección. ¿Puede usted ahora... • Identificar las ocho etapas de desarrollo
sicosocial? • Comparar y contrastar las etapas de desarrollo
sicosocial con las etapas de desarrollo moral? • Mencionar y describir cuatro etapas de crecimiento
vocacional? Hacia adelante En la siguiente lección comenzaremos a estructurar los
conceptos sobre la forma en que aprende la gente y cómo los
desarrollamos en una filosofía de educación cristiana. Asignación de tarea Trabajen en el material sobre desarrollo integral que
se aplica a un grupo de edad. Discutan las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los problemas principales de esta edad en
cada área de desarrollo: físico, personalidad, social, mental,
etc.? ¿Cuáles son los elementos claves que debe recordar
usted? ¿Cómo cambia esto su estrategia presente con este grupo de
edad? ¿Medio ambiente físico actual? ¿Tipo de enseñanza actual? Escriba un resumen de los descubrimientos del grupo que
podrían ser distribuidos a nuevos obreros en ese grupo de edad. Resumen final Al hacer las cosas en la forma apropiada y en el orden
correcto podemos eficazmente expandir la capacidad de nuestros
estudiantes para aprender y desarrollarse. Departamento de Desarrollo Ministerial de la Iglesia del Nazareno, Kansas City, MO USA. Todos los derechos reservados., Usado con permiso. |
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