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  38. Zacarías

Sinopsis del Antiguo Testamento es un estudio sintético de cada uno de los libros del Antiguo Testamento: Se examina el propósito de cada libro, quién fue el autor, cuándo y a quiénes se escribió.  Se identifica cuál es el mensaje de cada libro y cómo se relaciona este con los demás.  La meta de esta materia es darle al alumno un concepto panorámico de la Biblia. 

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ZACARIAS: VOLVEOS A MI Y YO

ME VOLVERE A VOSOTROS

por Ray C. Stedman

Al libro de Zacarías se le ha llamado el Apocalipsis del Antiguo Testamento. Al igual que el libro que lleva el mismo nombre, Zacarías es un libro de profecía. Su tema es exponer el programa de Dios, que es también el tema del libro de Apocalipsis. La diferencia consiste en que en Zacarías Israel ocupa el primer plano y las naciones gentiles el lugar secundario, mientras que en el libro de Apocalipsis las gentiles naciones ocupan el primer plano y el eslabón que las une es la nación de Israel.

El primer versículo de Zacarías revela de una manera muy interesante este punto central sobre la nación de Israel:

"En el mes octavo del segundo año de Darío, vino la palabra de JEHOVA al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Ido..."

Normalmente leemos estos primeros versículos sin pensar en ellos como si tuviesen alguna importancia, pero recordemos que los nombres hebreos significan algo. Posiblemente los ejemplos más destacados del significado de los nombres hebreos sea Matusalén, el hombre más anciano que jamás haya vivido. Su nombre significa "cuando él muera vendrá y cuando él falleció, vino la inundación, tal y como profetizaba su nombre.

Aquí tenemos tres nombres que son altamente significativos. Zacarías quiere decir "Dios recuerda y Berequías, el nombre de su padre, significa "Dios bendice y el nombre de su abuelo Ido quiere decir "el tiempo fijado. Ese es el tema del libro de Zacarías, que es un libro que sirve de estímulo al pueblo de Israel.

Zacarías era contemporáneo de Hageo, uno de los profetas que llevó a cabo su ministerio entre el remanente que había regresado después de haber estado cautivo en Babilonia. Aunque estaban de regreso en Jerusalén, reconstruyendo el templo y la ciudad, seguían siendo vasallos de Babilonia, sometidos aún a las naciones gentiles que les rodeaban, sin demasiada esperanza para el futuro. Era una época desalentadora, deprimente y un espíritu de amargo pesimismo se había apoderado de aquellas gentes y Zacarías viene a ellos en medio de su depresión, con este anuncio que se encuentra incluso oculto en su nombre y en los de sus antepasados: Jehová bendice, Jehová recuerda y el tiempo fijado. ¡Qué gran estímulo debieron producir estos nombres!

Al principio del primer capítulo hay una breve reseña acerca del libro. Esto sucede con frecuencia en la Biblia y si busca usted estas breves introducciones, con frecuencia podrá encontrar un breve resumen del mensaje del libro en sus primeras secciones. Aquí se divide de una manera dramática mediante el nombre de Dios, Jehová de los Ejércitos, que es uno de los nombres habituales de Dios. Jehová de los Ejércitos, es decir, el Dios de las masas, el Dios de todos los ejércitos, ya sean ejércitos de ángeles, de humanos o también ejércitos demoniacos, sin que haya diferencia alguna. También a las estrellas se las llama ejércitos o huestes. Este es el Dios que es soberano sobre todas las masas, sean las que sean y este nombre se repite tres veces (versículos 2 y 3):

"JEHOVA se enojó en gran manera contra vuestros padres. Pero diles que así ha dicho JEHOVA de los Ejércitos: Volveos a mi y yo me volveré a vosotros; ha dicho JEHOVA de los Ejércitos."

Ese nombre se repite tres veces. Lo que se dice antes de cada una de estas repeticiones marca las diferentes partes de este libro, que se divide en tres breves secciones. La primera de ella se incluye en:

"JEHOVA se enojó en gran manera contra vuestros padres."

Eso marca la primera división, que comprende solo los primeros seis versículos, que describen el enfado de Dios con su pueblo. Luego tenemos:

"Volveos a mi."

Y eso marca la segunda división, que abarca del capítulo 1, versículo 7, hasta el capítulo 6, versículo 15, hablando acerca de cómo Dios libera a su pueblo. Luego, en el capítulo 7 hasta el 14, encontramos la tercera división que es la exposición de estas palabras:

"y yo me volveré a vosotros."

Así es como hace Dios las cosas siempre. Si se da usted cuenta de que se está apartando de su presencia y, como resultado de ello, su fe se está debilitando, se siente usted desanimado, derrotado y expuesto a toda clase de tentaciones y se siente presa de toda clase de malos pensamientos, ¿qué debe hacer usted? "Volveos a mi dice el Señor, "y yo me volveré a vosotros. Si desea usted que Dios regrese a su vida, con toda la gloria de su presencia, entonces vuelva a él. Esa es siempre la fórmula.

Como ya he indicado, los primeros seis versículos no son más que un breve resumen de la pelea de Dios con su pueblo, con el hecho de que le han hecho sentirse disgustado, como hemos visto en todo el Antiguo Testamento, algo en lo que no necesitamos extendernos. Dios se siente siempre disgustado cuando su pueblo le da la espalda, tanto si se trata de Israel, el pueblo de Dios, como si se trata de su pueblo de la iglesia.

Y comenzando con el versículo siete, el profeta recibe una visión totalmente asombrosa. Una visión que se divide en una serie de ocho, que fueron dadas a Zacarías la misma noche, y también se dividen en varias partes principales. Estas tres divisiones son como tres actos en una gran obra teatral, que le fueron reveladas al profeta. Puede usted pensar en ellas como "El Programa de la Primera Noche de Dios porque todas las vio el profeta en una sola noche. Al leerlas, podemos imaginarnos que hemos sido invitados a asistir a esta obra teatral dramática que Dios le esta mostrando al profeta. Dios es el autor, Zacarías es el productor y nosotros somos el público.

La visión abarca el tiempo de los días de Zacarías hasta el presente, hasta la venida del Señor. El primer acto está compuesto por dos visiones. Una es una visión de un vigilante que está cuidando de la gente del valle. El que vigila cabalga sobre un caballo y con él están reunidos otros jinetes que cabalgan también sobre caballos. Y el ángel del Señor interpreta la visión para el profeta. El significado de esto es sencillamente que Israel era el pueblo que se encontraba en el valle, simbolizado para nosotros aquí como un arbusto de mirto, que se daban cuenta de que se encontraban en un lugar de sombras. Era un tiempo de desesperación y de días difíciles, pero ellos no se daban cuenta, de lo que el profeta les estaba revelando, del invisible que estaba contemplando todo el procedimiento y veía lo que estaba pasando y tenía consigo los grandes recursos para hacer frente a sus necesidades en aquella hora de desesperación.

La segunda visión en el primer acto nos habla acerca de cuatro mirtos u obreros, de hecho, carpinteros. Era una visión de cuatro cuernos y cuatro herreros. Esto también se lo interpretan al profeta. Ve que al igual que los jinetes de la visión anterior, que estos son agentes divinos, posiblemente ángeles, que han sido enviados para aterrorizar a las naciones. Así que vemos que esta es una imagen de la necesidad desesperada de Israel de volver a Dios. Israel se sentía desanimada ante el despliegue de los poderes y las fuerzas que se oponían a ella, pero lo que no podía ver era los recursos, pues no eran conscientes de los agentes divinos que estaban allí para actuar a su favor y eso fue lo que Dios les reveló.

Así que cae el telón al final del Primer Acto, y en el segundo capítulo se levanta de nuevo antes del Segundo Acto, que es una sola visión. Es la visión de un hombre que tiene una cuerda de medir en su mano y que salió con el propósito de medir la ciudad de Jerusalén y al hacerlo, el ángel que interpretaba le dijo al profeta (versículos 4-5):

"Jerusalén será habitada sin muros a causa de la multitud de la gente y del ganado que habrá en medio de ella. Y yo seré para ella un muro de fuego alrededor y estaré en medio de ella con su Gloria, dice Jehová."

A esto le sigue una preciosa descripción de los días de bendición que habrán de tener lugar en Israel y que se cumplirán literalmente al ser traída de nuevo Israel a una situación de bendición en la tierra de Israel.

Esa es un a imagen de la promesa de Dios para aquellos que vuelven, siendo siempre una imagen de bendición. Volved y las bendiciones fluirán por haber regresado, porque Dios es el centro de bendición y la bendición no puede venir de ningún otro lugar. Si su vida está vacía, si necesita usted a Dios, si es un cristiano y su vida sigue vacía, necesita usted volver a Dios porque es de sus recursos de donde vienen las bendiciones. El hombre con la cuerda de medir es sencillamente un símbolo muy descriptivo de la bendición ilimitada y sin medida que Dios está dispuesto a derramar sobre la vida de todo aquel que regresa a tener una relación con él.

El Tercer Acto comienza con cinco visiones más. Aquí tenemos el camino para poder regresar a Dios, representado para nosotros en cinco visiones. En la primera escena, aparece Josué el sumo sacerdote, ante la presencia de Dios. Oponiéndose a Josué está Satanás, el adversario y entonces el pueblo podía ver al adversario. Sabían que Satanás estaba en contra de ellos, pero lo que no podían ver era al defensor, a aquel que estaba junto a ellos para actuar a su favor, atendiendo a sus necesidades. Luego vemos, en esta visión maravillosa y conmovedora, cómo Josué es limpiado, quitándole sus vestiduras sucias y ataviándole con vestiduras nuevas y limpias y se hace la afirmación de que Dios haría esto sencillamente porque deseaba hacerlo. "He escogido a Jerusalén dice, de la misma manera que lo dice acerca de nosotros. ¿Por qué nos bendice? Porque así lo ha deseado.

Y en la última parte de este capítulo 3 hay una maravillosa visión futura acerca de la obra de Cristo en la cruz (versículo 8):

"Escucha, pues, oh Josué, sumo sacerdote; tú y tus amigos que se sientan delante de ti, puesto que son hombres de carácter simbólico: he aquí yo traigo a mi siervo, el Retoño. Porque he aquí que yo mismo grabaré aquella piedra que he puesto delante de Josué (sobre esta única piedra hay siete ojos), dice JEHOVA de los Ejércitos, y quitaré la iniquidad de la tierra en un solo día."

Esta es una maravillosa profecía de la venida de aquel que sería el siervo de Jehová, el Retoño. De aquel que tendría las marcas de la crucifixión y que sería el instrumento gracias al cual la culpa de la tierra sería eliminada en un solo día. Y en ese día fluiría la bendición como la manifestación del derecho que tiene Dios a limpiar al pecador sin acusarle, sin culparle y sin condenarle. La limpieza es el primer paso para regresar.

Luego, en la Segunda Escena, vemos lo que sigue a la limpieza de Dios, el poder del Espíritu Santo, en la visión del candelabro y el olivo, que representa la vida llena del Espíritu. El aceite se refiere siempre al Espíritu Santo y aquí había olivos de los que estaba continuamente goteando el aceite de sus ramas y cayendo en un candelabro y ardía con fuerza. ¡Qué maravilloso simbolismo del hecho de que el Señor, que mora en nuestro interior, está continuamente supliendo esa fortaleza interna que hace posible que nosotros brillemos con fuerza como luces en medio de una generación oscura.

La Tercera Escena empieza con un rollo, un rollo gigantesco con escritura a ambos lados y con maldiciones contra los ladrones y los que blasfeman entre el pueblo, que es una imagen del juicio de Israel, la proclamación de la ley en medio de la corrupción. En aquel entonces podían ver la corrupción, pero no la ley. De modo que en esos momentos Dios los anima en la hora de oscuridad, cuando todo cuanto podían ver era la corrupción y todo se viene abajo. Lo que no eran capaces de ver era la agencia de Dios obrando para traer una maldición sobre la anarquía para acabar con ella.

En la Cuarta Escena, Zacarías ve a una mujer con un efa. Un efa es como una gran cesta y mientras contemplaban el profeta y el ángel, le fueron dadas alas a la cesta y voló hacia la tierra de Babilonia. ¿Qué significa esto tan extraño? ¡Si tuviera usted una visión así se preguntaría qué había cenado la noche anterior! Pero el profeta sabe que le ha sido dado una visión que es importante. Al meditar acerca de ella, la entiende porque contiene términos que se usan en otros lugares de las Escrituras. Siempre que la mujer aparece en las Escrituras de manera simbólica, hay una referencia a algo que está mal en el ámbito de la religión. (Eso no es algo que yo haya inventado, sino las Escrituras.) Aquí tenemos, pues, la imagen del juicio de una fe falsa, de una iglesia falsa, de una manera muy parecida a como aparece en Apocalipsis, donde una mujer que representa a la falsa iglesia recibe el nombre de Babilonia la grande. Zacarías ve la misma cosa: la manera de juzgar Dios la religión falsa e hipócrita.

Y en la escena final, el profeta ve cuatro carros que cabalgaban sobre la tierra, de manera muy parecida a la visión de Apocalipsis de los cuatro jinetes que cabalgan y traen el juicio sobre el mundo. Baja, pues, el telón sobre este gran drama de la redención del futuro. Es la gran representación simbólica de Dios sobre el camino de regreso a él, primero la limpieza, luego el ser lleno del Espíritu Santo, el dejar de lado el mal en sus diversas formas y finalmente el juicio de toda la tierra al hacer Dios que el mal cometido por los hombres sea traído ante su trono de juicio.

El capítulo 7 marca una nueva división en el libro y en este capítulo encontramos a Dios hablando de una manera diferente. En lugar de usar visiones, habla al profeta de una manera directa. Lo más importante de esta sección es el anuncio del profeta en el capítulo 8, versículo 3:

"Así ha dicho JEHOVA: Yo he vuelto a Sion y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad de Verdad y el monte de JEHOVA de los Ejército, el Monte de Santidad."

Aquí tenemos una imagen de Dios habitando en medio de su pueblo, algo que un día se cumplirá en la tierra. En la tierra de Israel, está teniendo lugar lo que ha sido profetizado y tendrá lugar un acontecimiento sorprendente tras otro. El regreso a Jerusalén del control judío ha preparado el camino para la reconstrucción del templo en su antiguo emplazamiento. Hace ya muchísimo que las Escrituras vienen anunciando que esta será la primera señal de que Dios estaba a punto de moverse y restaurar de nuevo a Israel para que ocupe su lugar entre las naciones.

Así que podemos leer en esta sección con un gran interés porque es una imagen de algo histórico que está teniendo lugar, pero lo podemos leer incluso con más interés por lo que simboliza espiritualmente en nuestras vidas: Dios está en medio de nosotros. ¿Cuál será el resultado? Dios habitando en nosotros, renovando nuestro hombre interior y una fuente de bendiciones que se derramará en nuestra vidas, haciendo que demos fruto, que seamos efectivos y una bendición para todos aquellos con los que entramos en contacto. Esa es la imagen de estas últimas escenas.

Los capítulos 7 y 8 se unen en una súplica que le hace Dios al pueblo para que sean sinceros y se abran ante él. Es una vez más un ensayo de los fracasos a su vista y luego un recordatorio de que mientras él no falla en su misericordia y en su gracia, él no cambia en sus principios, supliendo siempre lo que es necesario, pero no baja nunca el nivel de sus principios. El pueblo reacciona como lo hacen las personas con frecuencia, de estas tres maneras; primero (capítulo 7, versículo 11):

"Pero no quisieron escuchar. Mas bien se encogieron de hombros rebeldemente y taparon sus oídos para no oír."

Ese es el primer paso, hicieron como si no oyesen y luego (versículo 12):

"Y endurecieron su corazón como un diamante para no oír la ley ni las palabras que JEHOVA de los Ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los antiguos profetas..."

Desobedecieron deliberadamente y finalmente, comenzaron a portarse como hipócritas. El capítulo empieza con una pregunta hecha por el pueblo: "¿Continuaremos con las fiestas que comenzamos en Babilonia? Y la palabra de Dios a ellos fue: "¿por qué estáis haciendo esto? ¿Estáis celebrando estas fiestas porque deseáis adorar o sencillamente como una representación religiosa?

Estas son algunas de las maneras que adoptamos para eludir la voluntad de Dios actualmente. Recuerdo que hace años mi esposa le dijo a una de mis hijas que se pusiese un vestido verde. Era interesante observarla. Al principio hizo como si no hubiera oído. Luego cuando su madre le repitió su petición varias veces, se rebeló abiertamente contra ella diciendo: "No, no quiero ponerme ese vestido. Y luego, cuando parecía como si se lo tuviese que poner, fue a su madre y le dijo: "mamá, quiero ponerme el vestido verde pero está demasiado sucio que no era verdad ni mucho menos. En otras palabras, siguió exactamente el mismo programa que se presenta aquí. Hizo como si no oyese, desobedeció deliberadamente y luego se hizo la hipócrita, haciendo como si estuviese perfectamente bien desobedecer de ese modo. ¡Con cuánta exactitud capta esto las tendencias inherentemente engañosas de nuestros corazones!

Pero ahora Dios deja claro que el resultado será la ceguera ante la verdad; y que finalmente, perderán su habilidad para ver y oír. Esto ha sido claramente explicado en los capítulos 9 y 10, en los que aparece la ceguera del pueblo y justo en medio de esto, encontramos la primera de varias visiones sorprendentemente exactas de la venida del Mesías (capítulo 9, versículo 9):

"¡Alégrate mucho, oh hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, oh hija de Jerusalén! He aquí, tu rey viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado sobre un asno, sobre un borriquillo, hijo de asna."

Y recordarán ustedes cómo esas palabras se cumplieron literalmente en el Nuevo Testamento cuando nuestro Señor mandó a sus discípulos a buscar al borriquillo y el asna y montó sobre el asna y lo cabalgó en triunfo en las calles de Jerusalén con el pueblo ante él gritando "¡Hosanna al Hijo de David! Bendito el que viene en el nombre del Señor! (Mat. 21:9) cumpliendo exacta e inconscientemente esta profecía de Zacarías. "He aquí tu rey viene a ti triunfante y glorioso y le conoceremos porque vendrá sobre un asna acompañada de un pollino.

Pero a pesar de ello, no le conocieron ni le reconocieron aunque vino de una manera tan extraordinaria y al acercarse a Jerusalén, lloró al contemplar aquella ciudad impenitente y dijo estas palabras asombrosas: "¡Oh, si conocieses tú también por lo menos en éste tu día, lo que conduce a tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos. (Lucas 19:42) Eso es lo que sucede cuando Dios actúa en nuestras vidas y no le escuchamos, perdiendo la habilidad de oír y estas cosas quedan ocultas a nuestros ojos, por lo que el juicio por la ceguera cayó sobre estas gentes.

En el capítulo 11, después de muchos desaires, el Mesías, hablando de nuevo por boca del profeta, pronuncia estas sorprendentes palabras (versículo 12):

"Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo., Y pesaron por salario treinta shekels (o piezas) de plata."

¿Qué precio había acordado Judas por traicionar a nuestro Señor? Treinta shekels de plata. Según la ley, si un esclavo era herido por un toro, el dueño del toro tenía que arreglar el asunto pagando a su vecino treinta shekels de plata. En este caso el Mesías le dice a estas gentes: "Está bien, si me queréis decidlo, y si no, dadme mi salario. ¿Cuánto creéis que valgo en vuestra opinión? Y pesaron su precio en treinta shekels de plata.

A continuación se habla del segundo resultado de un corazón y una vida en la que no hay arrepentimiento (capítulo 11, versículos 15 a 17):

"Entonces JEHOVA me dijo: Toma además la bolsa de un pastor insensato, porque he aquí que yo levanto en la tierra a un pastor que no atenderá a la descarriada, ni buscará a la perdida, ni curará a la perniquebrada. No mantendrá a la que está en pie, sino que se comerá la carne de la engordada y romperá sus pezuñas. ¡Ay del pastor inútil que abandona el rebaño! La espada hiera su brazo y su ojo derecho. Séquese del todo su brazo y oscurézcase por completo su ojo derecho."

En otras palabras, si rechazamos al verdadero pastor, Dios permitirá que tengamos un pastor falso. Una vez más fue el propio Jesús quien dijo a los fariseos, aquellos ciegos fariseos de su tiempo: "Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís. Si otro viene en su propio nombre, a aquel recibiréis.(Juan 5:43) Ese es el personaje acerca del cual nos habla Pablo en Tesalonicenses, llamado el hombre de iniquidad, que viene a Israel como su libertador y es recibido como el Mesías, pero resulta ser el antiMesías, lo que conocemos como el antiCristo, el falso pastor que viene cuando ellos rechazan y niegan la verdad (2ª Tes. 2:3ff)

Yo me he asombrado ante el gran número de personas que se dejan engañar por las sectas anticristianas que abundan en la actualidad. ¿A qué es debido? Me he encontrado una y otra vez con que lo han hecho debido a que han rechazado alguna oportunidad de escuchar a la verdad y el resultado es que caen en las garras de lo que suena como la verdad, pero que no es otra cosa que una mentira. Como dice Pablo: "Por esto, Dios les enviará una fuerza de engaño para que crean la mentira...a todos los que no creyeron a la verdad. (2ª Tes. 2:11)

Ahora llegamos a la última sección, de los capítulos 12 al 14, donde encontramos esta preciosa imagen de Dios hallando un camino de regreso a las vidas de su pueblo, que comienza con estas palabras (capítulo 12, versículos 2, 3):

"He aquí que yo haré de Jerusalén una copa de vértigo para todos los pueblos de alrededor. Pero también será contra Judá durante el asedio contra Jerusalén. Sucederá en aquel día que yo haré de Jerusalén una piedra pesada para todos los pueblos; todos los que la levanten de hecho quedarán lacerados. Y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella."

Según las Escrituras, los días más aciagos de Jerusalén se encuentran aún en el futuro. Se convertirá en una carga para las naciones, una gravosa piedra de tropiezo, dicen las Escrituras proféticas. Los pueblos de las naciones no permitirán que se haga caso omiso de él. Ha aseverado que llegará a la conciencia humana y sucederá de este modo (versículos 9, 10):

"En aquel día sucederá que buscaré destruir a todos los pueblos que vengan contra Jerusalén. Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica. Mirarán al que traspasaron y harán duelo por él con duelo como por hijo único, afligiéndose por él como quien se aflige por un primogénito."

¿No es eso asombroso? Israel rechazando en su ceguera al Mesías y negándose a reconocer al que Dios les envió, no dándose nunca cuenta de que Aquel al que traspasaron vuelve de nuevo y cuando lo haga, les dirá estas palabras (capítulo 13, versículo 6):

"Le preguntarán: ¿Qué heridas son éstas en tus manos?, [en otras versiones dice "en tu espalda] Y él responderá: Con ellas fui herido en la casa de mis amigos."

Esto enlaza perfectamente con la descriptiva y gráfica secuencia del capítulo 14 (versículos 1-4):

"He aquí que viene el día de JEHOVA, y tus despojos serán repartidos en medio de ti. Porque yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. La ciudad será tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de la ciudad irá en cautividad, pero el resto del pueblo no será eliminado de la ciudad. Entonces saldrá JEHOVA y combatirá contra aquellos pueblos, como combatió en el día de la batalla. En aquel día sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos... Recordarán ustedes que ese fue el lugar en el que Jesús estuvo en esta tierra cuando fue con sus discípulos al Monte de los Olivos y mientras ellos le contemplaban fue llevado de delante de sus ojos a los cielos y un ángel que estaba allí les dijo: "Este Jesús, quien fue tomado de vosotros arriba al cielo, vendrá de la misma manera como le habéis visto ir al cielo." (Hechos 1:11)

"En aquel día sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al lado oriental. El monte de los Olivos se partirá por la mitad, de este a oeste, formando un valle muy grande, pues la mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur. Y el valle de los montes llegará hasta Azal. Y huiréis como huisteis a causa del terremoto que hubo en los días de Uzías, rey de Judá. Así vendrá JEHOVA mi Dios, y todos sus santos con él."

Hace mucho que los geólogos saben que una de las mayores fallas de la superficie de la tierra pasa justo por el Monte de los Olivos. La montaña se partirá por la mitad ¿y luego qué? Cuando Israel haya visto a su Mesías y haya hecho duelo por Aquel al que traspasaron y hayan reconocido con un gran duelo que le dieron la espalda al que fue enviado por Dios, entonces leemos (capítulo 14, versículos 8, 9):

"Acontecerá también en aquel día que de Jerusalén saldrán aguas vivas. La mitad de ellas irán hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el mar occidental, tanto en verano como en invierno. Entonces JEHOVA será rey sobre toda la tierra. En aquel día JEHOVA será único, y Unico será su nombre."

Esta es una imagen de la gloria que llenará la tierra en los días en el que Dios reine por medio de su Hijo como rey.

El libro acaba con estas preciosas palabras (versículos 20, 21):

"En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: Consagrado a JEHOVA. Las ollas de la casa de JEHOVA serán como los tazones del altar. Toda olla en Jerusalén y en Judá estará consagrada a JEHOVA de los Ejércitos. Todos los que sacrifiquen vendrán, las tomarán y cocinarán en ellas. Y en aquel día no habrá más mercaderes en la casa de JEHOVA de los Ejércitos."

Oración

Padre nuestro, te damos gracias por la belleza de esta visión y por la verdad que nos presenta. Sabemos que tú nos estás siempre recordando que tu palabra es verdad. ¡Qué insensato que nosotros estemos siempre alejándonos de ella o mostrándonos indiferentes a ella o actuando como si no tuviese demasiada importancia! Señor enséñanos a examinarnos a nosotros mismos y a andar en seriedad y sinceridad ante ti y a ser conscientes de que todo esto ha sido diseñado para que podamos entender y experimentar un tiempo de gloria como jamás hemos conocido antes. Haz que estas palabras sean la experiencia de cada uno de nosotros mientras aprendemos a andar ante ti, nuestro Dios viviente, y a saber lo que significa tener la gloria de Dios en nuestro interior. Lo pedimos en el nombre de Cristo, amen.

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Nº de Catálogo 238

Zacarías

18 de Septiembre, 1966

Mensaje Treinta y ocho

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