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36. Sofonías![]() Sinopsis del Antiguo Testamento es un estudio sintético de cada uno de los libros del Antiguo Testamento: Se examina el propósito de cada libro, quién fue el autor, cuándo y a quiénes se escribió. Se identifica cuál es el mensaje de cada libro y cómo se relaciona este con los demás. La meta de esta materia es darle al alumno un concepto panorámico de la Biblia. SOFONIAS: EL DIA DE LA IRA DEL SEÑOR por Ray C. Stedman
A Sofonías le tocó hablar acerca del tema más desagradable de la Biblia: el juicio de Dios. Como es natural, no es el único lugar donde aparece el tema, pero es el trato más concentrado que se da al juicio de Dios, ya que todo el libro se dedica a este tema. Son muchas las personas a las que les gustaría hacer desaparecer por completo de la Biblia todo el tema del juicio de Dios. Hay aquellos que nos dicen que el Dios del Nuevo Testamento, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, es la clase de Dios que nunca juzgaría porque tiene un corazón tierno, su amor es una manifestación de su gracia y su paciencia es tan infinita que no habrá nunca un momento en que Dios actúe con venganza. Es asombroso, sin embargo, que en el Nuevo Testamento el Señor Jesús hablase con bastante frecuencia acerca del juicio de Dios. En el cuarto capítulo de Lucas, el Señor regresó a su ciudad natal, después de haber estado predicando durante muchos meses en Judea. Había realizado muchos milagros y la fama acerca de sus milagros le había precedido, por lo que todos sus parientes en Nazaret estaban ansiosos por verle. No se había comportado de ese modo mientras era niño y estaba creciendo y ardían en deseos de ver si al volver a su hogar realizaría alguna obra poderosa. Lucas nos dice que Jesús entró en la sinagoga en Sábado y le fue dado a leer el libro de la profecía de Isaías. Abriendo el pergamino halló el lugar (que casualmente era el capítulo sesenta y uno de nuestra versión de Isaías) donde dice: "El Espíritu del Señor está sobre mi porque me ha ungido Jehová. Me ha enviado para anunciar buenas nuevas a los pobres... (Isa. 61:1) Ese pasaje predice el ministerio del Mesías. Entonces se detuve a mitad de la frase, justo al llegar a la coma, y su última palabra fue que había venido a proclamar el año aceptable del Señor, pero Isaías continua diciendo "y el día de la venganza de nuestro Dios. (Isa. 61:2) Pero el Señor no leyó eso porque no era el momento apropiado para proclamar el día de la venganza de Dios, pero ha de llegar dicho día y fue el Señor mismo el que describió el día del Señor (de lo cual ha quedado constancia en Mateo, Marcos y Lucas) y es precisamente acerca de este día de lo que habla Sofonías. Sofonías significa "oculto en el Señor y el profeta está hablando como si fuese un representante del remanente de la fe, de aquel grupo relativamente pequeño de personas que permanecerá fiel a Dios y a su palabra en los tiempos de prueba y dificultad que han de venir sobre la tierra. Serán ocultados, por así decirlo, por Dios mismo entre las naciones de la tierra y Dios cuidará de ellos para mantenerlos en la fe durante este tiempo. Y es acerca de este pueblo sobre el cual escribe Sofonías y especialmente sobre ese día que ha de venir, el día del Señor, que describe gráficamente el profeta. En el capítulo 1, Sofonías nos habla acerca del carácter de la venganza de Dios y no es un pasaje agradable. Comienza después de que el profeta se ha identificado a sí mismo como el biznieto de uno de los reyes de Judá (versículos 2-6):
Y Sofonías dice (versículo 7):
Hay una gran diferencia entre el día del Señor y el día que se le dedica al Señor. El domingo es el día del Señor, el día de la resurrección, pero el día del Señor es algo diferente y no debemos nunca confundir estos términos. (Es como la diferencia entre un caballo color castaño y un cofre como un caballo.) El día del Señor era el día en el que el Señor resucitó de los muertos y por eso es por lo que celebramos el domingo. Pero el día del Señor es el día en que se manifestará la mano de Dios directamente en los asuntos de los hombres. Fíjese en el proverbio personal en todo el pasaje: "yo acabaré por completo con todo. Acabaré con los hombres y con los animales. "Eliminaré a la humanidad. Dios está obrando por medio de los acontecimientos de la historia, por medio de las naciones, de los ejércitos y de las diversas calamidades que acontecen. Su mano está oculta, envuelto en el guante de la historia, pero todos los escritores de la Biblia concuerdan en que vendrá ese día en el que Dios intervendrá directamente de nuevo en los asuntos de los hombres. Encontramos una referencia a ese tiempo, en palabras del mismo Jesús, en Mateo cuando nuestro Señor habla acerca de la gran tribulación.
Y el Señor describe este tiempo, pero no es este el día del Señor al que se refiere Sofonías, porque este es un tiempo en el que las naciones seguirán aún luchando y haciéndose la guerra. Entonces Jesús dice (Mat. 24:21, 22):
Esto concuerda exactamente con la profecía de Sofonías. Dios dice que acabará con todo lo que hay sobre la faz de la tierra, "...pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Y Jesús continua diciendo en Mateo 24:24:
Y dice claramente (versículo 25):
En otras palabras, no os pongáis nerviosos por esto. Luego nos encontramos con la descripción del día del Señor (Mat. 24:29-31):
El Apóstol Pablo habla de una manera un tanto parecida y usa el mismo término "el día del Señor. En Iª de Tesalonicenses encontrará usted una de varias referencias que hace Pablo a este gran acontecimiento. En el capítulo 5, versículos 1-6 dice:
Hay también muchos otros pasajes que se refieren al día del Señor y todos concuerdan en que el momento en que los hombres proclamen paz, se estarán en realidad preparando para la guerra; en un tiempo en el que se estarán aferrando a una forma de santidad, estarán negando los poderes de dicha santidad y en un tiempo en el que estén declarando que los problemas de la vida se están resolviendo, será exactamente cuando se encontrarán en mayor peligro que nunca y entonces vendrá el día del Señor. Volvamos ahora a Sofonías y veamos lo que dice al respecto (capítulo 1, versículo 7-9):
¿Qué es esta fiesta y quiénes son estos invitados que han sido invitados al día del Señor? Es la gran cena de Dios que también se describe en Apocalipsis 19, versículos 17 a 20, donde Juan dice:
Este es el gran banquete de Dios. Son los pájaros y los buitres los que son invitados a festejar comiéndose los cuerpos de los hombres. Hay otra descripción de esto en Ezequiel 39. Los invitados son los gallinazos, los buitres, y las águilas que son llamadas a alimentarse de los muertos, los millones que perecerán en ese día espantoso cuando Dios intervendrá de nuevo directamente en los asuntos de los hombres. "Pero bueno dirá usted, "¿cómo puede ser esto? ¿Cómo puede un Dios de amor, el Dios del Nuevo Testamento, hacer algo así? ¿Cómo puede Dios, que ama la misericordia y es lento para la irá, llegar a semejante situación? Y hay muchos que nos dicen que debiéramos eliminar estos pasajes de la Biblia, alegando que debiéramos de leer nuestras Biblias de manera muy parecida a como leemos literatura. Por ejemplo, leemos en la novela de Robert Louis Stevenson "La Isla del Tesoro acerca de un personaje que se llama Long John Silver. Leemos que era un hombre cruel, rapaz, un individuo que no era digno de confianza. Pero si después de haber leído eso, viniese alguien y nos dijese que en realidad Long John Silver es una gran persona, que es amable con su madre y que una vez que se le conoce es un hombre muy agradable, no lo creeríamos porque conocemos a Long John Silver y sabemos que no es esa clase de hombre. Por lo tanto, si alguien nos dice eso, no le creeremos. Una persona con una actitud así podrá decirnos además: "He conocido a Dios como un Dios de amor, de gracia y, por lo tanto, cuando leo en la Biblia algo que dice que es un Dios de venganza y que va a destruir a la gente, sencillamente no me lo creo. Lo que hago es eliminarlo y digo que ha sido otro el que lo ha insinuado, porque no es ese la clase de Dios al que yo conozco. Es esta clase de razonamiento lo que sugiere que deberíamos leer nuestras Biblia y arrancar aquellas partes que no concuerdan con nuestras ideas acerca de Dios, pero lo que nos queda, como es natural, no es otra cosa que lo que nos agrada y lo que pensamos con respecto a cómo debería de ser Dios. Como es natural, eso demuestra de qué modo nuestro argumento cae por su propio peso porque el libro que nos dice que Dios es un Dios de amor también nos dice que es un Dios de venganza. Y cualquiera que medite en serio acerca de sí mismo y sobre el amor entenderá por qué un Dios de amor tiene que ser además un Dios de venganza. Porque si amamos a alguien, odiaremos todo aquello que pueda perjudicar a la persona amada y nosotros estamos en contra de cualquier cosa que sea una amenaza o destruya lo que nosotros amamos. Y el mismo amor que ha movido el corazón de Dios a ser derramado durante siglos, en un esfuerzo incesante por conseguir que el hombre despierte a su necesidad y para que escuche el llamamiento a la gracia, es el mismo amor que por fin le incita a eliminar a aquellos que niegan todo lo relacionado con su gracia y se identifican con lo que se opone a su voluntad y su obra entre los hombres. Entonces no le queda otra cosa que hacer que destruirlos y por eso es por lo que el profeta habla tan claramente sobre esto. Continuando con Sofonías y Dios dice con franqueza (capítulo 1, versículos 14-18):
A Dios no le resulta fácil hablar de este modo. El mismo dice que no se deleita en la muerte de los hombres ni en el juicio. El juicio, nos dice el profeta, es una obra que le es ajena porque su corazón se deleita en la misericordia, pero al final, si no se hace su voluntad, si la tierra ha de disfrutar algún día de la gloriosa libertad de las promesas transmitidas por los profetas con respecto al hombre, si los sueños que se encuentran en el fondo de los corazones de los hombres con respecto a un mundo en el que no haya guerra, sino un tiempo de prosperidad, un tiempo en el que el gozo inunde la tierra, en el cual los hombres puedan vivir juntos en una gloriosa armonía, cuando hasta los animales perderán su enemistad los unos hacia los otros y la paz cubra la tierra como las aguas cubren la mar, si eso ha de convertirse en una realidad, entonces es preciso que Dios resuelva la maldad enraizada de los hombres. Por eso es por lo que es absolutamente segura la venida del día de la venganza de nuestro Dios. Los profetas advierten acerca de ello y la palabra habla con toda claridad. También en todo el Nuevo Testamento nos dice que cuando la gracia de Dios quede a un lado, nos esperará su juicio. El capítulo 2 expone el plan de la venganza de Dios, mencionando a ciertas naciones (versículos 8, 9):
Se menciona a los etíopes en el versículo 12 y a los asirios en el 13. Lo interesante es que a pesar de que estas naciones se han perdido envueltas por el polvo de la historia, la promesa de este día del Señor sigue siendo algo futuro. ¿Cómo puede ser esto? ¿Por qué se menciona aquí a estas naciones cuando llevan ya tantísimo tiempo enterradas en la antigüedad? ¿Cómo pueden ser destruidas en un día venidero? Como es lógico, la respuesta es que las naciones se mencionan de modo simbólico a lo largo de las Escrituras además de literalmente porque fueron literalmente destruidas en el curso de la historia, pero se usan de modo simbólico con referencia a su total y definitivo significado en relación con el día del Señor. Moab, por ejemplo, es siempre una imagen de la carnalidad del hombre, de su dependencia de sus propios recursos y los amonitas son una imagen de lo mismo. Etiopia es una imagen de la obstinación y la intransigencia del hombre. Las Escrituras preguntan "¿puede el etíope cambiar su color? Y Asiria representa al hombre en su arrogancia y su orgullo. Dios dice que está en contra de todas estas cosas y al actuar por fin juzgando a la raza humana, estas cosas tienen que ser eliminadas. En el capítulo 3 vemos lo extenso de la ira de Dios (versículos 1-2):
Esto es algo que se podría decir de casi todas las ciudades de la tierra. Al seguir con la lectura verá que este es un tema a escala mundial (versículo 8):
¿Para qué? ¿Qué es lo que pretende Dios? ¿Está sencillamente interesado en ajustar las cuentas, en vengarse por fin de la obstinación y voluntariedad de los hombres? ¿Va a visitar la tierra con este terrible huracán de destrucción con el fin de convertirla en una ruina humeante, desierta, desolada y sin habitantes? No, porque eso sería lo que conseguirían los hombres si hubiese otra guerra mundial. Dejaríamos la tierra despoblada, pero Dios no la dejará nunca así. Una vez que haya leído usted la descripción de toda la oscuridad, la lobreguez y la matanza, después de la ruina y la destrucción, ¿cuál es la próxima palabra? Versículo 14:
¿Por qué? Pues porque ese será el nuevo orden que se establecerá. Por eso es por lo que Dios se está ocupando de los hombres, para que pueda traer canción en lugar de tristeza, servicio en lugar de egoísmo, seguridad en lugar de esclavitud. Esta será la consecuencia del juicio de Dios y se nos dice que el Señor Dios se encuentra en medio de su pueblo, no para juzgarlo, como lo hace en el capítulo 3, versículo 5:
Pero aquí dice en el versículo 17:
Además el Señor dice (versículos 18-20):
¡Qué maravillosa imagen! Esto tiene que ver, como es natural, con el remanente de Israel, pero es una imagen del amor y el cuidado de Dios durante cualquier época de desesperación y oscuridad. Estoy personalmente convencido de que esto es algo de lo que la iglesia no es consciente. La iglesia será llevada antes de que ocurran estos acontecimientos, pero en el tiempo que viene a continuación, Dios vuelve a llamar al remanente de Israel a sí mismo y por fin lo redimidos prorrumpirán en un cántico. El cántico acerca del que leemos aquí lo dirige el Señor mismo en una maravillosa y gloriosa melodía de gozo. Esto me recuerda el precioso pasaje del Cantar de los Cantares:
De eso es de lo que nos habla Sofonías. Aunque es una escena dolorosa, que comienza con oscuridad y tristeza, el final es uno de gozo, alegría y cántico. Oración
Nº de Catálogo 236 Sofonías 4 de Septiembre, 1966 Mensaje Treinta y seis Copyright © 1995 Discovery Publishing un ministerio de la Iglesia Peninsula Bible. Este archivo de datos es propiedad exclusiva de Discovery Publishing, un ministerio de la Iglesia Peninsula Bible. Solo puede copiarse en su totalidad con el fin de circularlo gratis. Todas las copias de este archivo de datos deben llevar la notificación de derechos de autor arriba mencionados. No se puede copiar en parte, editar, revisar ni copiar con el fin de vender o incorporar a ninguna publicación comercial, grabación, retransmisión, representaciones, muestras o ningún otro producto para la venta estos archivos de datos, sin el permiso escrito de Discovery Publishing. Para solicitar dicha autorización se deberá hacer por escrito dirigiéndose a Discovery Publishing, 3505 Middlefield Rd. Palo Alto, California 94306-3695.
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